07 julio 2012

Guía de la tesista intergaláctica...



Como consecuencia de la desvelada de ayer, además del sueño mafufo, me deprimí. Pero reconocido el estado psíquico, hice lo que todo buen deprimido debe hacer: me puse a leer Guía del autoestopista intergaláctico. "Autoestopista", al fin entendí, es un tremendo barbarismo (que encima de todo viene del francés, no del inglés) pero traduce mejor que "viajero" el término "hitchhiker": algo así como "pedidor de aventones"... que en el norte de México sería como "pedidor de rais" porque "aventón" se dice" raid o rais o rait –según sea su relación con las dentales– y es un pochismo pachucoso que viene de "ride". Y como consecuencia de ello, he decidido buscar una toalla –que en México pronunciamos [tua-lla]– para mis próximos viajes intergalácticos. Porque yo sí sé dónde está mi toalla.

En realidad leí muy poquito (aunque sí llegué a lo de la toalla) porque el estado depresivo es un estado desfuerzado. Y gracias a ello me dormí "a tiempo" y me pude levantar relativamente "temprano" (a lo que ayudó el hambre de Qualia y sus métodos, cada vez más sofisticados, para hacerme despertar, como morderme el pie derecho, quedito pero constante, o lamerme la nariz, o bailar danzón sobre mi). Así que no recuerdo en absoluto qué soñé, pero sí que fue un sueño que tenía que ver con programación de computadoras, viajes interestelares, androides con conflictos existenciales y Averroes. 

Bueno, Averroes. Ya voy en la página 6 y sigo sin comenzar a decir lo que quiero. Suele ocurrir. Pero al fin logré tamizar las citas donde habla de lo spiritualis y distinguirlas de aquellas donde habla de las intentiones, lo cual es gracioso, porque ambos términos pertenecen, muchas veces, al mismo párrafo. Y de nuevo, mi postura es tibia –¡y que Dios me vomite!– pues ni Tweedale ni Black tiene razón, o razón tienen ambos: yo creo que al menos en el Epítome a los Parva Naturalia y en el CMA, nunca es del todo clara la relación entre ambos términos. 

Para empezar, las cualidades táctiles no tiene un modo de ser spiritual sino material, y, para colmo, hay unos pasajes rarísimos donde Averroes explica que las cualidades táctiles caen bajo la categoría de acción y pasión mientras que las visuales y las sonoras bajo la de relación: esa diferencia categorial está íntimamente relacionada con los modos de ser. Y, sin embargo, todas las cualidades son percibidas por el alma gracias a que ésta puede aprehender (comprehendere) las intentiones.   

Luego viene el problema Tweedaleano-Blackesco: ¿las intentiones tiene existencia extramental o no? Pues el CMA, al comentar Averroes el De anima 242a15-25 es tremendamente ambiguo. Como Averroes toma intentio en el lugar donde nosotros leemos lógos, pues sí, deberían tener realidad extramental aunque sea en potencia. El despiporre viene después, por lo que les conté en este otro post.  Yo me limitaré a decir que, a partir de esos pasajes, pues quién sabe: son requete-ambiguos; pero que la lectura de Black es sumamente persuasiva: tanto, que es la misma de Alberto. 

Sin embargo, hay que notar un detallito: para Averroes spiritualis es un adjetivo e intentio un sustantivo, lo cual es relevante porque Alberto adjetiviza a la intentio: la hace esse intentionale. ¿Por qué? Según yo, en Averroes la espiritualidad no es una propiedad de las intenciones sino de ciertos vehículos de ellas (recuerden: las cualidades táctiles alteran al tacto materialmente y, sin embargo, el alma siente las intenciones de lo frío y lo caliente). Sin embargo, Averroes –como hace ver Black– en el Epítome parece sugerir que, lo que les otorga carácter cognitivo a las cualidades visuales, por ejemplo, es su ser espiritual. Es ambiguo, pues. Y tomando en cuenta que Alberto lee simultáneamente a Aristóteles y a Averroes, y que la interpretación del CMA permite leer a las intenciones como algo en potencia en las cualidades materiales, una manera de resolver la ambigüedad es identificar el ser espiritual con el ser intencional


Por último: aquello que parece romperle la cabeza a Tweedale sobre las intenciones extramentales en Tomás (por lo poco que alcanzo a entender), es algo, me parece, que está muy claro en Alberto: los espejos no sienten las intenciones sensibles que andan pululando extramentalmente porque las recibe según disposición y no según hábito. En esa diferencia se encuentra la clave. ¡Ok! Tampoco me queda clara la diferencia según Alberto (desde hace más de un año que no me queda clara), pero al menos la enuncia. Y por ahora, baste con lo dicho.

Me iré a desayunar, buscaré en el Mixup la ópera ésta de Wagner que se llama Tannhäuser y la escucharé felizmente. Porque Roy Batty dice que, además de los Rayos C (C-beams) que vio brillar en Orión, estuvo en la Puerta de Tannhäuser... y hasta la fecha todo mundo se pregunta qué carajos tenían en la cabeza Rutger Hauer cuando alteró el guión de Blade Runner para colar a Wagner en las célebres líneas de despedida del más guapo Replicante de la historia del cine. 


Esponjita, reportándose.




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