20 septiembre 2012

Más varia...ciones

Píquele para poder leerla.
Muy a propósito de la productividá, el Oxxo y los Cheetos.


En la oficina las cosas, espero, van bien. Me ausento mucho y llego tarde, pero logro tener todo el trabajo a tiempo. Hoy me dijeron que "produzco en serie", demasiado; y es que cuando llego, hago un chingo. Como sea, eso me ha dado mucho tiempo para la tesis... "mucho", sí, entre comillas. Pero cuando tenía todo el tiempo del mundo estaba simplemente deprimida, así que era nulo. 

Ahora traen una política de poner relojes checadores y demás mediciones de tiempo. Se me hace tonto: la productividad de la gente no va a aumentar por eso. Todos traen la lógica a destajo. Quizás sea por regulaciones laborales, o para evitar que, efectivamente, la gente quiera cobrar a destajo. De hecho, la gente es tremendamente productiva. Muchos de mis compañeros toman mucho rato para comer: desayunan y comen largamente en la cocinita de la oficina. Pero se quedan ahí hasta terminar el trabajo. Están contentos, digo yo. 

Lo que si me cayó el veinte es que debo ser de quienes menos ganan. Cuando platicaba con el compañerito filósofo sobre las becas de maestría y doctorado, se le hizo una miseria. Yo gano lo mismo que una beca de doctorado. Y se me hace más que suficiente: estoy logrando ahorrar para lo que se viene... pero ¿qué se viene?

Acabo de ver los dead-line para Oxford y Toronto. Me daría tiempo de aplicar a las dos si no fuera porque veo los 600 puntos del TOEFL leeejos de mis posibilidades y, para colmo, Toronto pide el famoso GRE. Mis amigos me animan a aplicar. Tan caro no es: el salario me alcanza perfectamente para pagar los exámenes al menos. Pero ¿alcanzaré el puntaje de Inglés a tiempo? En realidad tengo muy poquitito tiempo: no sólo tengo que acabar la tesis (la asintótica tesis), sino mantener la "productividá" en el trabajo al ritmo que tenga a todos contentos. 

Pero me hice la ilusión. Como me diría Jojo: Toronto está cerquita de NY. Y si consiguiera, lograra, alcanzara, se diera, el viaje a Oxford, conocería la añorada y vieja Europa. Así que no me queda otra que chambear en todo. Y por todo aúno las mareas de neurotransmisores. Porque sí, me niego todavía a tragarme los antidepresivos. Pero tengo mis propios métodos, que no sé qué tan útiles sean. 

Por ejemplo: las bajas y altas más o menos son cíclicas. Digo, igual que mi regla, carecen de orden alguno, es decir, no sé cuando llegarán. Pero sí sé cuánto durarán: tres días (la depre, sí, también la depre). Y sé que andaré como idiota ese lapso, que fumar mucho no funciona, pero sí el café expreso. Que la anorexia no ayuda mucho, pero sí caminar del trabajo a la casa (6 kilómetros). Y que ante una depresión mayor sólo queda una película, y dormir 10 horas. Y que en esos casos es bueno irse a dormir temprano. 

Así de fácil. 

Eso, eso me anima. Me ilusiona irme a estudiar fuera. Me ilusiona irme a Canadá: quizás podría ver Auroras Boreales. Conocer la nieve. Ser alumna (y he aquí parte de la ilusión) de la bellísima Apis Nigra: Deborah Black. O irme a las Uropas. Bueno: eso sí está a mi alcance. Y si ya reconocí a mis monstruos, hay que domarlos, nada más. 

En la oficina las cosas van, creo, bien. Es un trabajo que no es horrible. Y que no quema la esperanza. Sobre todo eso. Esa es su gran virtud. Es como un fuerte invierno: no hay que dejarse adormecer. Es todo. Entonces, uno saldrá mucho más fuerte. 


Just do it!

Esponjita.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ánimo mujer el mundo está ahí tu solo apunta el dedo y no temas aplicar a donde quieras.

¡¡Tu puedes!!

Vous pouvez le faire

M.