Lo que necesita Alberto es un signo si, acaso es verdad, que su teoría de la sensibilidad depende de la noción de representación (así, ingenua e ignorante, la llamo yo) de la teoría del lenguaje mental de Abelardo. Y ¿qué funge de tales signos que, por si mismos no refieren, sino que son los stoicheia de las estructuras de la representación? La intentio que es la especie principio cognitionis.
Esta noche toca escribir eso. Ya tengo tres cuartillitas con muchas, muchas notas a pie –cuyos contenidos son los textos que lo prueban y sus respectivas traducciones– donde muestro cómo el esse intentionis es un signo capaz de representar. Como es arché cognitionis... Y mientras mi hermano me llevaba a la Prepa –generoso regalo que me permite llevar a cabo el trayecto en 30 minutos en vez de hora y media– pienso: ps. Alfarabí (immo Averroes)... lo que tengo es que explicar, en menos de una cuartilla –incluídas, si acaso caben, los textos latinos y sus respectivas traducciones– es cómo el esse spirituale que el andalusí utiliza para resolver el sorabjiano problema de los contrarios, es utilizado por Alberto para resolver la gran paradoja del De anima de Aristóteles ¿cuál es la diferencia entre padecer simplemente por una cualidad, y padecer por ella cognitivamente?
Quizás esta noche no. No he dormido bien y tengo gripa. Mi mamá me invitó a comer al restorán pseudo japonés (immo sushimexicano) y me tragué cantidades industriales de gengibre, lo que desinflamó por siempre mis vías respiratorias. Quizás esta noche no, que se me cierran los párpados. Y más váleme irme a soñar con ese extraño duelo por un amor platónico que nunca encarnó, y no perder la cordura poca que me sobra.
Ps. Esponjita (immo Paloma).
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