05 septiembre 2013

Ave Fénix (versión después de la calentura).

AVE FÉNIX

Debe ser todo un espectáculo mirarme enamorada. 

No son sólo mis ojos: 
toda yo soy una pecera traslúcida 
–y conflagrada–.
Basta que me mires, te me acerques, 
roces sin querer la mano y 
¡tarán, servido el espectáculo! 
minúsculos pecesitos estallando en llamas, 
vórtices ígneos, reacciones en cadena 
vaporizando la estructura básica de mi pose. 

El incendio que miras desde fuera 
debe ser algo así como mantequilla 
derritiéndose entre el paladar y la lengua. 

(Si tan sólo un día posaras en vez de los ojos la yema de tu dedo en mi garganta...) 

Y tú 
–que eres puros ojos– 
ya hace tiempo que conoces mi maquinaria. 
Jalas la palanquita ésa, das con el botón aquél,
y abres las claraboyas de mi sonrisa idiota. 
Te solazas, divinidad, soberbia y acto puro, 
de ser causa de las llamas que, contemplando,
 provocas.

(Si tan sólo llevaras ese dedo a través y más abajo de las clavículas...) 

Ando luego con mucho cuidado de no acercarme demasiado. 
Un instinto de supervivencia me hace rebotar de tu presencia.
me mantiene lejos porque adivina la combustión
y el resultante remolino de cenizas, 
de hollín, 
de tizne negro
que ensuciará tu pulcrísima camisa 
luego que estalle y arda en llamas. 

¡Pero quiero ser remolino! 
¡y cenizas y tizne y hollín! 

Y hacerme luego un huevo, 
brillante y duro.
Mitológico. 

 (Si tan sólo llegara el dedo al ombligo y,
luego,
más abajo,
y luego,
más abajo,
y luego...)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Escarba, escarba, escarba en los ojales de su camisa, hasta que topes con su alma

Esponjita dijo...

Pos más bien me dan ganas de desabotonarlo todo, jajaja... :)
Nah... es un alma gentil, y dulce y se deja querer aunque sea de lejitos.