04 septiembre 2013

Ave Fénix

Debe ser todo un espectáculo mirarme enamorada. No son sólo mis ojos: soy toda yo una pecera traslúcida y conflagrada. Basta que me mires, te me acerques, roces un poquito mi mano y ¡tarán! verás el espectáculo: minúsculos pecesitos estallando en llamas, provocando reacción en cadena, vaporizando la estructura básica de mi pose. El incendio que miras desde fuera debe ser algo así como mantequilla entre el paladar y la lengua. 

(Si tan sólo un día pusieras, en vez de los ojos, la yema de tu dedo en mi garganta) 

Y tú –que eres puros ojos– ya hace tiempo que conoces mi maquinaria. Jalas una palanquita, encuentras el botón escondido, conoces la combinación y la pones en marcha. Abres las claraboyas de mi sonrisa idiota… y te solazas, divinidad y soberbia y acto, de ser causa… y te solazas contemplando la llama que tus pupilas causan. 

(Si tan sólo llevaras el dedo a través y más abajo de las clavículas) 

Ando luego con mucho cuidado de no acercarme demasiado. Un instinto de supervivencia me hace rebotar de tu presencia y quiere mantenerse muy lejos, porque adivina la combustión y el resultante remolino de cenizas, de hollín, que te ensuciará una vez que haya estallado en llamas. ¡Pero yo quiero ser remolino, y cenizas, y hollín! Y hacerme luego un huevo, brillante y duro… y mitológico. 

 (Si tan sólo llegara el dedo al ombligo y, luego, más abajo, más abajo)

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3 comentarios:

Anónimo dijo...

Mi comentario esta vez no tiene nada que ver con su tema.

Shanah Tovah Umetuka!

M.

Esponjita dijo...

Shaná tová, Michael.

Esponjita dijo...

¡Miel y manzanas!