(Este es mi último insight sobre el significado de la madurez... y lo que duele... y el luto y de por qué soy una creep y una weirdo.)
El lunes fui a hablar con el asesor. En realidad fui a entregarle una carta que mandó la coordinación y a llevarle dos libritos recién recibidos de Alemania. Están en alemán. Apenas le entendí al índice. Con todo, aquello me pareció absolutamente teológico –y cuando le dije eso se rió... sí, sí... ya me lo había advertido–. Pero hasta él se fue de espaldas al ver el contenido de los dos tomos: del titipuchal de páginas que contiene, acaso veinte tratan del texto en cuestión: De forma resultante in speculo.
De forma resultante in speculo es decir, de la imagen que se refleja en el espejo. Esa tragedia comenzó cuando, leyendo con cuidado la última parte de De partibus aprehensivae de intus, Alberto dice que la Imaginatio es como un speculum animato. ¿Por qué carajos me metí en eso? Fue cuando la tesis comenzó a padecer de columna bífida. Yo, presta, le pedí el De visu del De homine. Asesor, en un día, me mandó no sólo el primer capítulo corregido, sino el De visu escaneado junto con los otros cuatro sentidos. ¡Horror! ¡el De visu era un tratado larguísimo y rarísimo! Una larga parte para defender la teoría intramisiva de la luz y hacerla concordar con la perspectiva de Euclides (bueno, la de David de Dinato y un montón de Pseudo-Euclides... tantos, que hasta Anzulewicz se avienta un 'chistesito' en el aparato crítico cuando, al fin, Alberto sí cita al Euclides de a deveras). Por eso queríamos el De forma resultante...
¿Primera persona del plural? <- he ahí el punto (lo de la tesis bífida no viene a cuento ahorita. Me encuentro en el doloroso proceso ortopédico de hacer parecer que se trata de una sola tesis).
Yo babeé (como está ampliamente documentado en este bloguesito) cuando me hablaron de intencionalidad, lobos y ovejas. Yo quería hacer eso a lo que se dedicaba el Asesor, que es lo que en verdad le gustaba y sobre lo que sabía barbaridades. Y agarré la actitud de "pues enséñame". Dos propuestas: Alberto o Robert Kilwardby. Como el segundo no lo podía ni pronunciar y al primero ya lo conocía por el curso del Intelecto Agente, pues ése: Alberto Magno. Bueno, ok, entonces entrégame un índice. Ok, ¡¿Cómo voy a entregarte un índice de un autor y un tema del que no sé ni madres?! Bueno, te mando kilos, megas, gigas de textos. Bueno, leo el primero: Apis Nigra (Deborah Black). Hasta la fecha no entiendo por qué agarré de modelo a la Apis: Avicena, Averroes, Alberto... no recuerdo siquiera si comenzar con Avicena (nótese, no con Aristóteles) fue sugerencia asesoril o se me botó la canica... no ha de haber sido mi pura caniquita loca porque a Avicena lo leí en un PDF pasado por el asesor... o bueno, porque los lobos y las ovejas y el término intentio eran 'invento' de Avicena/Gundisalvo/Avendauth. O bueno, porque en uno de sus artículos, el asesor anotaba que la intentio de Avicena mucho tenía que ver con la intentio de Alberto. O porque en un articulito donde hasta McDowell cabía se subrayaba la relación. O... o... ¡o porque Avicena SÓLO estaba en LATÍN y no podía hacerme tarada haciendo como que leía latín pero leyendo el Liber de anima en otro idioma! Y porque ¡NO SABÍA SUFICIENTE LATÍN! Y pasé un día entero tratando de traducir a la paloma que subaudit en el silencio al halcón... y... y no entendía ni madres... pero... pero...
Yo me sentía en ese momento con la capacidad de comerme el mundo a mordidas. Y ¿cómo iba a resultar que Avicena se me complicaba demasiado? ¡¿A ver?! ¿Con qué cara iba yo a decirle: "oyes, no le entiendo al pinche latín"? Si yo era la chingona, la que sabia latín, la discutidora, la... la... la capaz de provocar admiración...
Pero pos nomás no avanzaba. Y pues apliqué la técnica O'Reilly (cuando él contó que eso mismo había hecho, me sentí ¡tan comprendida!): traducir. Ya lo dijo Pedro Tapia: si no entienden traduzcan literal. Y pues así... palabra x palabra y capítulo x capítulo. Y pues así: ¿qué más tenía que decir la Apis Nigra sobre la Estimativa y la Intencionalidad! y ¡Zaz! ¡Que doy con el artículo de Wahm! y ¡Zaz! ¡que comprendo que Hasse trae pleito con Black! ¡y RECONTRAZAZ! que ¿a ver? ¿quién de los dos tiene razón? ¡¡pos ninguno!! y que doy con Hari Kaukua, y... y... un año. Un año en Avicena. Y el famoso ¿lo dejamos ahí, o...? Los famosos puntos suspensivos. Y yo que quería seguir provocando admiración... la niñita que quería que el portento la siguiera admirando, que la viera como su heredera intelectual, que... la niñita...
Toda hipótesis sobre la influencia de la intentio de Avicena en Alberto se viene abajo porque, ultimadamente, nadie puede decir qué carajos es la intentio en Avicena. Ni Black, ni Hasse, ni Kaukua, ni el Asesor, ni el Píu, ni Algazali, ni... ni Alberto. Ni Alberto. Pero entonces esponjita tiene que aprender a "leer a Alberto". No es el clarísimo y esquemático Tomás. No. Pero es un filósofo "completo". No está lleno de agujeros como Aristóteles y Avicena. Sólo que hay que agarrarle el modo. Es "alegórico". Si pueden encontrárseles sentido a las oscurísimas palabras de la Escritura, y vencer cualquier contradicción entre el primer y el segundo relato del Génesis ¡puede resolverse cualquier oscuridad y contradicción en y entre Aristóteles y Avicena! Al final es más fácil que con la Escritura: ultimadamente Aristóteles y Avicena sí se pueden equivocar. Y hay suficiente hueco como para armar una nueva teoría.
Como buen alemán (<-prejuicio) Alberto no deja cabo suelto. Es más, de eso se trata: de atar todos los cabos, a los deshilachados Avicena, Averroes y Aristóteles. Obra mayúscula de ingeniería exegética. Me enamoro definitivamente de Alberto: por primera vez no se trata de reconstruir sistemas, como si se tratara de recrear un dinosaurio con pedacitos de ADN del mosquito en el ámbar y genes de rana (<- Jurassic Park). Más bien explicar cómo Alberto lo hizo. Eso: por eso está en la estantería del Dr. Frankenstein según Mary Shelly. La diferencia entre el antigüista y el medievalista es esa: se las ve con Doctores Frankenstein que trajeron a la vida a los antiguos. O eso creí yo. O eso creo yo.
Pero pasa el tiempo. Una depresión idiota termina no sólo con mi relación (o ¿la relación finiquitada solamente expulsó toda la pus contenida?) sino con toda la seguridad en mi misma. El ritmo de trabajo se detiene. Me hago pato. Voy a ver al asesor sin haber trabajado ni madres. Se da cuenta... SE DA CUENTA... pero, con todo, logro al fin exponer una duda, confusamente. Sus dotes asesoriles dan con la solución: NUCHELMANS. Leo al holandés mientras estoy dopada por la Paroxetina. Pero funciona: la idea toma forma. De interpretatione... apófasis kai katáfasis... affirmatio vel negatio. Aparece en toda su dimensión la relación entre la intentio aviceniana y la de Alberto: intentio veri et falsi. ¡Ya! ¡Saquemos, por el amor de Dios, el De anima y el De animalibus! ¡Sólo el De homine! ¡Por favor!
Pero ¿a quién iban dirigidas mis súplicas? Llevábamos dos años trabajando y aún no existía el índice. Yo había asumido que el proyecto estaba prefigurado en los gigas enviados a mi bandeja de entrada. ¡Craso error! Error de inmadurez. Yo quería saber cuál era su proyecto. ¿Por qué? Nunca se me ocurrió que el proyecto era mío o, mejor dicho, que yo tenía que diseñar el proyecto. Por eso, para el segundo año no había indice... eso, eso primero con lo que él siempre empieza...
¿Qué carajos entiende él (<- el Asesor) por "intencionalidad"? ¿Basta leer a Searle para averiguarlo? ¿a Perler? ¿la varita mágica de Putnam (<- de Perler, digo)? ¿Y BERMÚDEZ qué pitos tocaba acá? Y ¿cómo acabé tratando de entenderle a Evans? Claro: por culpa de un librito cuyo objetivo era 'introducirme' al tema de los contenidos no-conceptuales. Se atraviesa, ya no sé su por culpa de Axel o por algún artículo encontrado accidentalmente, el asunto de la imagen. No, el problema de los contenidos no conceptuales no es el mismo que el de cómo procesamos imágenes y de qué son las 'imágenes' mentales. Me doy cuenta de que algo no jala con el asunto de los contenidos no conceptuales. (Vaya... esto sirve para lo que tengo que redactar al rato). Para hablar de contenidos no conceptuales primero hay que saber qué son los que sí son conceptuales. Y... bueno... irracional para los post-fregueanos es no ser capaz de utilizar el lenguaje. Para lo aristotélicos es no tener contacto con el Intelecto. Desde ahí algo no funciona. ¿Qué pitos tocaba BERMÚDEZ? Fácil: era parte de su proyecto. Pero yo no sabía cuál era ese... ¡claro! ¡algo tenía que ver con que en el primer bloque de libros que me mandó hubiera estado el De animalibus, y el que, para divertir a la audiencia, yo les hablara de los micos entimemáticos y los pigmeos irracionales parlantes. Pero primero había que resolver el problema de la varita mágica de Putnam: ¿cómo se da el contacto entre el mundo y el alma? Y, nótese, que desde el principio estaba mal planteado el asunto. La "varita mágica" se refería al origen del contenido semántico. Lo otro, lo de Alberto, aún no.
Durante algunos meses, me dediqué a interpretar, simultáneamente, a Avicena, Alberto y al Asesor. De los tres el más oscuro era el último.
Entonces viene la oportunidad de estudiar al Asesor: el curso de intencionalidad y consciencia. Ok. No, no averigüé qué es intencionalidad para JAT, sino para Brentano, Searle y, sobre todo, Dennett (y amé a Dennett). Y ¿y Chalmers? Bueno, había que pasar primero por Kripke ¿no? Y ¿y Austin y lo público y lo privado y Wittgenstein y...? ¿hay traducción posible entre Alberto y el siglo XX? (<- ése proyecto sí se lo compré deliberadamente al Asesor: traducir a contemporáneo a Alberto. Pero ahí fue cuando lo que quedaba de seguridad en mi misma se vino abajo: mi formación analítica era nula).
I GOT LOST
No sé en qué momento todo quedó roto en el piso. Entonces vino el 'Aquinas'. Hice lo único que sabía hacer: analizar a Alberto. Así, desnudamente. Sin tratar de traducirlo a nada. Pero con el alma rota... with broken soul. Abandonando justo lo que me había atraído de aquella clase magistral sobre intencionalidad, ovejas y lobos: hacer filosofía de la mente a costillas del Doctor Universalis. Y no sólo eso. Recortando el proyecto al De homine nada más. Adiós De anima y De animalibus. Adiós al momento magistral de explicar porqué Alberto concedía el lenguaje a los irracionales. Adiós al proyecto de entender qué es la intencionalidad. Adiós a hacer filosofía...
Eso fue lo que me quebró. Eso.
BUT I'M A CREEP, I'M A WEIRDO, WHAT THE HELL I'M DOING HERE, I DON'T BELONG HERE...
Como asesor, el mío es intachable. La que falló fui yo. ¿Falta de madurez? No entendí a tiempo que él me estaba mostrando los caminos y ofreciendo las herramientas para que yo construyera mi proyecto. No entendí el significado de "enséñame". No entendí que era MI proyecto. Que, cuando me veía perdida, él me señalaba, con sus puntos suspensivos, caminos.
Pero lo agarré de Imago Dei...
YOU'RE SO FUCKIN' SPECIAL
Dice M. E., al tratar de explicar en qué consiste el "Efecto T" que, cuando da clases, "como que te envuelve".
***
Justo después del curso sobre intencionalidad y conciencia, por fin agarré por mi propio camino. Si Alberto decía que la Imaginación era como un espejo animado, y si aquello remitía a la Quaestio de Visu, pues había que ir por allá. Y eso hice. Sí, ahora veo claramente que fue un error que me costó un año más de tardanza. La tesis debió limitarse a la parte de las intentio veri et falsi y, en todo caso, debí atacar el problema central: la teoría de la acción en los animales privados de intelecto. Pero ni modo, me fui por el otro lado: por reconstruir la cadenita del término intentio, desde la intentio del color hasta la intentio veri et falsi. O quizás no fue un error. O no sé. El hecho es que al fin quedó el índice y eso es lo que dice mi handout: qué quiere decir intentio en Alberto, desde los colores hasta la intentio que da cuenta de los estados de cosas en el mundo. Y accidentalmente resultó que Alberto es un 'naturalizante': que quiere explicarlo todo en términos de la física sublunar... o algo así.
***
WHATEVER YOU WANT...
El lunes fui a ver al Asesor. Me dijo que ya no va a leer nada, hasta que le entregue la tesis completa. Y yo me llené de ira. Quise decirle:
"¡Padre! ¿por qué me has abandonado? Fue en tu nombre que abracé TÚ proyecto. Y Tu imagen en el Starbuks de Pilares diciendo "esto es lo que me gusta" vuelve una y otra vez a mi sensus communis y me hace ver que estos tres años sólo quise agradarte. Que todo era incienso y mirra para Tu deleite. Y que ese "esto es lo que me gusta" fue lo que me impidió tomar la decisión OBVIA de dejar la tesis en la traducción del Liber de anima y la discusión con Hasse y Black. Que no quería defraudar a tus puntos suspensivos. ¡Padre! ¡Por qué me abandonas! ¡Anduve en valle de muerte pero me sostuvieron la vara y el cayado de "esto es lo que me gusta" ¡Yo quería estar a tu Diestra!, ¡Ser Tu favorita! ¡Ser Tu heredera!"
Pero mi ira se transformó en vergüenza... porque, es verdad y de eso no me arrepiento, yo quería (y quiero) ser como él. Pero erré en el 'como él'. No se trataba de ser el espejo anihilado donde su mirada se contemplara a él mismo, ¡sino ser los ojos mismos! ¡Volverme toda OJO divino y ser la mensura! No querer ser admirada, sino admirar. Mirar como él mira y lo que mira.
El lunes me dijo que ha visto a muchos, por querer ser perfectos, no obtener ni siquiera los grados, con tal de hacer una obra digna de su genio. ¡Qué curioso!, pensaba yo mientras andaba entre las Jacarandas de la UAM: mi medida para saber que yo era una genia era provocar en tí admiración absoluta. Ya no... ya no... ya entendí de qué va todo esto... es que me faltaba dar el último estirón. Ya no soy la niñita.
***
Es que se me murió Dios. Por eso andaba de luto. Y comprendí, al fin, que ando sola, sin alas, sobre el abismo. Como andamos siempre todos, démonos cuenta o no... y que eso es bueno.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario