Cuando me muera, pongan ésta.
Consideré mucho tiempo hacer el examen a puerta cerrada y sin que nadie se diera cuenta... pero a la hora de la hora acabé haciendo todo un evento –y LX se burló de mi y decía que ya estaban revendiendo las entradas en el Auditorio Nacional–. Mi mamá y mi papá me regalaron el brindis, mi hermano corrió a mil por hora desde su trabajo en "Donde da la Vuelta el Aire" y su novia llegó temprano. Llegaron muchos amigos que no me esperaba y ¡sorpresa! hasta regalos me trajeron (los regalos comestibles ya están en mi estómago, obviamente). Vino C. T. al examen, lo que nos dio una especie de tranquilidad extraña durante los 15 minutos en que el último sinodal tardó en llegar. Y mis tres sinodales...
Y todo ocurrió exactamente como debía.... todo, todo... y, sin embargo...
Cada que R. me preguntaba si no estaba contenta por terminar (digo, "cada vez", porque estuve a punto de terminar la tesis dos o tres veces durante más de un año), yo no podía contestarle que sí. De hecho me sorprendía a mi misma dándome cuenta de lo poco que me ilusionaba el asunto. Pienso que, en determinado momento, sentí que el proyecto se me murió en los brazos. Así que el examen, el brindis, todos los "eventos" mínimos que hice con cada uno de ellos, eran eventos de un funeral. Pero no un funeral por la tesis, no.
La tesis no quedó tan mal ¿ven? Tiene partes que amé mucho, a pesar de que en el examen no pude defender una de las más amadas (mi pleito con Apis Nigra). Tiene esa parte que amé tanto sobre el sensus communis y que Houser dijo que era clara. Tiene todas esas partes que escribí y no integré, las que no escribí pero investigué, las que están en proyecto. Es lo que sigue en el doctorado...
Si la tesis no quedó tan, tan mal. Pero no era lo que yo quería. Así como tampoco quería mi vida. De golpe y porrazo cambiaron las cosas: ya no tenía pareja, ni mucho menos veinte años. Tenía u hueco en la cama, en la casa, en el presente y en el futuro. Sobre todo en el futuro que de repente se hizo una cosa oscura, oscura y sin sentido.
Si la tesis no quedó tan, tan mal. Pero no era lo que yo quería. Así como tampoco quería mi vida. De golpe y porrazo cambiaron las cosas: ya no tenía pareja, ni mucho menos veinte años. Tenía u hueco en la cama, en la casa, en el presente y en el futuro. Sobre todo en el futuro que de repente se hizo una cosa oscura, oscura y sin sentido.
Me tardé mucho en terminar la tesis, pero no fue por la depresión. Deprimida no estoy: ya me río. Recuerdo con claridad cómo me sorprendí a mi misma un día riéndome al ver una comedia gringa y pensé "¡Al fin, se acabó! Ya no estoy deprimida." Pero al despertar de ese extraño letargo el mundo que estaba fuera seguía roto. Sigue roto, absolutamente roto, y no se me ocurre proyecto de vida alguno. No me emociona nada en absoluto y, mucho menos, terminar la tesis.
Porque no quería una tesis, quería una familia.
Así que por eso hice todo con gran bombo y platillo: invité a todo mundo que pude, que fuera toda la gente que pudiera ir. Que se llenara el salón, que brindara todo mundo, que hubiera gran alharaca, que hubiera muchas impresiones de una tesis que no había que imprimir. Quería que todos me acompañaran a velar a mi muerto.
3 comentarios:
http://youtu.be/xWRcx9LHBJU
Querida Esponja,
Felicidades. El futuro sigue siendo incierto y muy oscuro. Pero no tengas miedo, estoy segura que, aunque suene lugar común, las cosas que te propongas funcionaran. Yo tampoco sé qué hacer de mi vida. Pero algo inventaré. Podremos estar escribiendo en nuestros blogs hacia donde giran nuestras existencias.
Besos y abrazos.
Hermosísima Marie: un gran propósito de año nuevo es mantener la comunicación bloguística y, vivos, a los blogs. Te quiero mucho. Ya veremos qué pasa este año. Un gran abrazo!
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