tag:blogger.com,1999:blog-378091772024-03-07T02:37:12.943-06:00esponja, ut ita dixerimSpongiolaEsponjitahttp://www.blogger.com/profile/08139307072769145968noreply@blogger.comBlogger1248125tag:blogger.com,1999:blog-37809177.post-32879147018315873122019-11-27T23:38:00.001-06:002019-11-27T23:39:04.880-06:00Hacerle espacio a la vida. Historia de Ñobio parte 2. <div style="text-align: justify;">
Les voy a contar la segunda parte de la historia de Ñobio. </div>
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Pues ahí tienen que después del paseo por Köln, perdimos un poco el contacto. Y pues yo seguí haciendo lo que fui a hacer a Alemania. </div>
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Y aquí se abre una muy albertiana DIGRESIÓN sobre <i>Quod facit esponjita in Germania</i>. </div>
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Yo me fui a Alemania porque en la minúscula ciudad de Bonn se encuentra el Albertus Magnus Institut. En la tercera planta de un edificio que se parece un poco a Hogwarts se encuentra un largo pasillo atiborrado de libreros, y una serie de habitaciones. Una se llama "Biblioteca" aunque todo el Instituto es una biblioteca. Otra habitación tiene fotocopias, microfilms y CD con todos los manuscritos que contienen la obra de Alberto. Otra dice Machina Magica y tiene la impresora/fotocopiadora/escáner de la que se sirven todos sus habitantes. Tiene también una cocina, con un pequeño refrigerador y minúsculo comedor. Y los cubículos de los investigadores. En uno de ellos, a mano derecha, está el cubículo de H. A. (acá pongo las iniciales nada más por aquello de los buscadores de Google). </div>
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Durante mis primeras semanas, casi no tuve contacto con él porque yo vivía aterrorizada... ¿aterrorizada de qué? ¡DE ALEMANIA! Todo era tan, pero tan extraño ahí. Para empezar, todo mundo habla alemán. Y de pronto, sin entender porqué, el Sol comenzó a ponerse a las tres de la tarde. Claro, cuando finalmente llegó el invierno, comprendí que no estaba en otro país sino en OTRO PLANETA, pero mi historia con la nieve y el hielo se las habré de contar después. </div>
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Aquí es importante contar algo. Cuando llegué a Alemania, el Asesor tenía un proyecto que involucraba al segundo capítulo del primer tratado del comentario de Alberto Magno, que es donde Alberto retoma un fragmento más bien largo de Algazel donde habla de todos los tipos de silogismos que existen. Uno de ellos, un silogismo rarísimo que involucra a la estimativa aviceniana y, para no ir muy lejos, se trata del silogismo poético. Sí, una cosa muy rara que no me voy a ponerles a explicar ahorita... pero por razones más que fundadas, al Asesor se le ocurrió que ese texto nos ayudaría a develar el misterio de cómo podría funcionar el "razonamiento" en los animales desprovistos de intelecto (porque Alberto dice que los PIGMEOS son animales no racionales pero que sí tienen lenguaje y hacen entimemas). </div>
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Entonces yo le dije a H. que quería aprender a leer manuscritos. Y es que el Asesor me dijo que no perdiera tiempo en eso... pero ¡por el Gran Gato! ¡Yo estaba en Alemania, en el AMI, con H. A., el editor del <i>De homine</i> de Alberto Magno (cuya edición me costó 212€)! ¿Qué podía perder si le preguntaba a H.A. si me podía enseñar a leer manuscritos? Y pasó lo INCREÍBLE. Dijo que sí, que sí me enseñaba. Y después de enseñarme, cual párvula que yo era, las primeras "letras", me invitó a elegir un texto para que yo lo editara. ¿CÓMO YO IBA A DECIR QUE NO? ¿Qué texto? OBVIO: los dos primeros capítulos del primer tratado del comentario de Alberto a <i>Analíticos Posteriores</i>. </div>
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H. me consiguió todos los manuscritos. Ocho en total. La siguiente tarea es que yo me consiguiera un software para hacer ediciones, porque pos no podía usar el que usan en el Instituto. Y con Word y sus notas a pie, la cosa era totalmente imposible. PUES AHÍ ME TIENEN APRENDIENDO LATEX, la versión que diseñó un tuitero francés especialmente para esas labores. Una vez que aprendí, venía la lectura, y la revisión que TODOS LOS DÍAS A LAS 4 DE LA TARDE hacía H. de mis avances. </div>
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Una semana no salí de mi cuartito en Bonn. Me la pasé, sin bañarme, echada en la cama, metiendo una tras otras las diferentes lecturas de cada uno de los manuscritos. Y de pronto me di cuenta de que llevaba un mes SIN HACER LA TESIS, porque estaba editando un texto. </div>
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En ese momento debí hacerle caso a R. S., o sea, al antiguo protagonista de este blog, y mandar la tesis a la chingada, editar el textito, y escribir tres artículos sobre el texto, y doctorarme con eso. Pero como soy una bruta, ciega, sordomuda, a decir de Shakira, hice epojé de toda futura decisión, y seguí editando, y editando... hasta que las sesiones diarias con H. se terminaron, pues porque se supone que yo ya podía hacerlo todo solita. </div>
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Y porque el Asesor me escribió diciéndome que ese proyecto se tenía que ir al congelador por ahora. </div>
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Quiero que noten una cosa: mi parte en ese proyecto ya estaba hecha, porque consistía en la traducción al español del texto de Alberto, y la comparación con el texto de Algazel. Lo de la edición crítica era a parte y nomás era un buen pretexto para aprender a leer.</div>
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En eso llegó el invierno y conocí, por fin, la nieve. </div>
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Luego me fui a Colonia a celebrar la Silvester Nacht, o sea, el año nuevo. El año anterior en Colonia había habido una especie de ataque de "musulmanes" contra muchachas alemanas, que provocó que el gran éxito de Angela Merkel ante la crisis de los migrantes, se le revirtiera, y le dio pretexto al asqueroso movimiento neo-nazi que empieza con P (Google, recuerden, pero la siguiente letra es EG!DA) agarrara fuerza. </div>
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El caso es que me fui a Colonia. Casi no voy. Estaba toda deprimida echa bolita en mi cuarto, pero me levanté, fui al REWE (que es el súper de allá) y compré Paprikas y queso, y me puse a hacer paprikas rellenas como si fueran chiles rellenos. Y compré UVAS. </div>
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Y finalmente decidí irme a Colonia en el último tren que salía de Bad Godesberg (mi pueblito), e ir a festejar al Dom (o sea, la Catedral) de Colonia. Cuando dieron las 12 de la noche, saqué las Uvas de mi mochila... ¡Y ESTABAN PINCHES CONGELADAS Y CASI ME ROMPO LOS DIENTES! </div>
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Sí, las UVAS se congelan si uno está a –5ºC.</div>
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Entonces regresé a Bonn. </div>
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Los días que pasé con H. en su cubículo, aprendiendo a leer manuscritos, consistían en un platito lleno de galletas y un te. Y entre más cerca de la Navidad estábamos, me tocaban probar unas galletas maravillosas, porque en Navidad los Alemanes sacan todas las especias de la alacena y hacen unas galletas mágicas que se llaman SPECULATIO. ¿Qué mejor nombre para hacer la edición crítica de Analíticos Posteriores? </div>
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Y de pronto yo estaba en Hogwarts aprendiendo la magia de la edición de los textos, comiendo galletas navideñas acompañadas de té negro, y compartiendo las tardes con el alma más dulce del universo: H. Y cuando no iba al Instituto, él me hablaba por teléfono a ver si yo me encontraba bien. Y me repetía una y otra vez que no estaba yo sola allá: que podía acudir a él. Y Alemania dejó de ser aterrorizante. </div>
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¿Y LA TESIS, ESPONJA? </div>
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Dejé descansar la edición para "un mejor momento", y comencé a echar mano de la biblioteca del AMI para tratar de entender todo eso que no entendía yo de Alberto Magno. A entender todo eso que El Asesor había dejado a mi encargo: la lógica en Alberto Magno. Volví a leer y releer aquél artículo de <i>Aping the Logic</i> del Asesor, y de ahí los pasajes del <i>De anima</i> de Alberto que citaba el Asesor. Y comencé a leer libro entero que un querido amigo de la maestría (que ahora está en París haciendo el doctorado) me pasó porque se acordó de mi: <i>Ad notitiam ignoti</i>. Encontré el artículo de David Piché sobre <i>la forma totius</i>... y entonces cambió todo. </div>
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Mientras me encontraba yo descubriendo los recovecos de la lógica en Alberto, encontré una convocatoria para un workshop en Helsinki sobre rollos de psicología medieval. Recuerdo que fui a Berlín a visitar a Sositap, y que en su cocina, cuya ventana daba a la estación del S-Bahn de Berlín, escribí el abstract. </div>
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Todo lo que ha ocurrido en mi tesis hasta este momento nació en la cocina de Sositap. </div>
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(gracias Sositap). </div>
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Fui a Berlín a ver la Puerta de Ishtar... y a visitar la tumba de Hegel. Sólo quiero dejar constancia de eso. Y a ver a Sositap, obviamente. </div>
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Pero yo les estaba contando del Ñobio.</div>
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El invierno todavía no acababa de irse de Berlín del todo. De pronto recibí un tuit del todavíanoÑobio preguntándome si sí iba ir a Múnich a conocer la nieve. Y pues de pronto regresaron a mí todas las emociones de Colonia y POS OPVIO LE DIJE QUE SÍ, que nomás me dejara cuadrar fechas y todo ese relajo... y pos quedamos en que me recibiría en su casa el 24 de marzo. </div>
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Y yo dije: éste ahora sí que no se me va vivo. </div>
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Llegué a las 7 de la mañana a la Haupbahnhof de Múnich (que en cristiano quiere decir "estación cabeza de trenes" pero entiéndase que es la Estación Central). Venía de Friburgo, de haber visitado a mi amigo A. F-L. y a su esposa. Y ya en Friburgo les había dicho: "voy a ver a mi novio, pero él todavía no sabe que es mi novio". </div>
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A las 9 am. llegué a casa deltodavíanoÑobio, y me recibió en pijama. Casi le creo que él de veras no se olía ni de lejos mis negrísimas intenciones. </div>
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Luego de un rato, salimos a pasear, y al primer lugar que me llevó fue a la Bayerischestaat Bibliothek, cuyas escalinatas me parecieron primorosas. Y sacó SU CREDENCIAL de la biblioteca para llevarme a la sala ¡¡¡DE LOS MANUSCRITOS!!! Y vimos los manuscritos con sus miniaturas iluminadas primorosamente, y un globo terráqueo antiguo, y luego una esfera celeste, y todo muy ULTRAMARAVILLOSO. </div>
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Y de ahí fuimos a la Universidad, y me enseñó todo sobre la Rosa Blanca, y me presentó cada uno de los rincones del edificio principal de la LMU. </div>
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Luego fuimos a comer tacos ¿sí? Ya no recuerdo bien... sólo recuerdo que a partir de ahí anduve cargando un paquete de tortillas (que yo no había probado en 6 meses, y las agradecía con todo mi corazón). </div>
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Y luego fuimos a una Iglesia Ortodoxa muy maravillosa y muy griega, y luego fuimos al Literaturhaus. Y ahí pedimos cada uno un café y yo pedí un eclaire de café. </div>
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Y él me hablaba de sus teorías sobre la información, y la consciencia, y si la consciencia era esto o otro, y si la información era algo que podía existir a parte de la consciencia, y me ponía ejemplos y contraejemplos... y yo me le pegaba mucho, mucho hablando de Aristóteles y la forma y... ¡para escucharlo mejor! </div>
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Y él como si nada, se dejaba abrazar, pero seguía con el rollo filosófico. </div>
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Hasta que me harté y le dije: </div>
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–¡ME RINDO!</div>
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Y él contestó </div>
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–¿PORQUOI? </div>
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Admito que eso del arte de la seducida no me sale muy bien, y que lo único que se me ocurre es ponerme escote. Y echármele encima a la gente. ¡Pero captó el mensaje! O sea, luego de varios diálogos dignos de Cicerón en Túsculo... pero lo captó. </div>
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Entonces salimos, torpes, caminando por las oscuras calles empedradas de Múnich, tratando de abrazarnos, tropezando, yo cargando de aquí para allá el paquete de tortillas... como si no hubiéramos dicho nada, porque ya no dijimos nada después del "porquoi", pero ya sabiéndolo todo. </div>
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Y entonces estalló la Funken, como luego contó él a sus amigos. </div>
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En ese momento no sabíamos si habría más futuro que al día siguiente... o que ese fin de semana en que cené con su familia taquitos dorados con frijoles y agua de limón; lo cuál eran delicias para mí luego de haber estado privada de maíz durante seis meses. </div>
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Y el domingo a medio día me fue a despedir a la estación de tren. Quizás el próximo sábado nos veríamos: él tenía que ir a Colonia otra vez. Y esa fue toda la promesa.. </div>
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Y ¿y la tesis?</div>
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Yo llegué a Bonn, y vi las primeras flores de la primavera: era 27 o 28 de marzo, ya no recuerdo. Y bueno: hasta que uno sale de México valora las flores: llevaba seis meses sin ver ni una florecita en el paisaje y todos los árboles sin hojas... ¡¡¡Y LOS CUERVOS!!! Todo había sido muy tétrico hasta ese momento en que regresé a Bonn, y vi florecer y... me voy a ahorrar toda la cursilería, pero no dejaba yo de recitar a Juana de Ibarbourou. </div>
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Entonces el martes me habla por teléfono el todavíanoÑobio y me dice que el miércoles llegaba en tren. ¿EL MIÉRCOLES? le contesté totalmente asombrada... PUES SI QUIERES NO VOY... ¡¡NO, NO!! ¿CÓMO CREES? SÍ, AQUÍ TE ESPERO... </div>
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Y llegó, y fuimos a pasear. Y mientras andábamos por el Marktplatz me preguntó que qué éramos. Y yo le dije que pos no sabía. Que eso, que me contestara, que qué éramos... y pues ¿qué opciones había? Bueno, dije, ser novios me parece bien. Y me dijo "entonces somos novios". Y yo le contesté, AH, NO, AUNQUE SEA ME INVITAS UNOS TACOS. </div>
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Y me llevó a cenar a un restaurancito italiano de Bonn, y frente al ceremonial espagueti a la bolognesa, me pidió formalmente que fuéramos novios. </div>
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Para el sábado de esa semana, ya habíamos quedado en que mi último mes en Alemania (es decir, septiembre de ese año) lo iba a pasar en su casa. </div>
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Para mayo, ya estábamos todos moviendo cielo tierra y mar para que me alargaran la visa un año más. Y ahí la ayuda de H. fue invaluable. </div>
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H. escribió y tradujo cuantos documentos me pidieron traducidos al alemán la oficina de migración, y hasta en una de esas fue a pelearse con el agente de migración! ¡Y nos dimos una mojada tremenda! Porque en Alemania nunca llueve fuerte, salvo ése día que se puso a llover huracanado! Y me quedó claro que ese hombre no sólo estaba dispuesto a enseñarme a leer manuscritos, sino a enfrentar cualquier tormenta. Y sigo sin poder creer el prodigio de su existencia y de haberlo conocido. </div>
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Y se cumplió el plazo: en junio viajé a Helsinki para leer mi artículo, escrito tres días antes, sobre la <i>FORMA TOTIUS</i> y <i>De anima</i> 2.3.4., y pocos días después volé a Brasil, a leer el mismo texto... y a contarle a todo mundo que tenía Ñobio. Sobre todo al Asesor, quien se congratuló de que Ñobio no fuera académico. </div>
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Y regresé a Bonn por mis cosas, y me mudé a Múnich. </div>
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Y una tarde le dije muy triste a H. que el Asesor estaba muy molesto porque no le había entregado nada de la tesis. Que ya se había desesperado. Y H. me sirvió una copita de cognac, y me dijo: ¡él tiene que comprender que estás viviendo! </div>
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Supongo que ni a CONACyT ni a la UAM les puedo decir "me estoy tardando mucho en hacer la tesis porque estoy viviendo". Ni siquiera al Ñobio, porque él me hace levantarme temprano, ir a la biblioteca, me saca de las redes sociales, y cada que Asesor se enoja conmigo, pues le da toda la razón. </div>
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Pero es que... </div>
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Tuve que regresar a México a entregarle al casero mi departamento, limpiarle a mi mamá el departamento (porque mi antigua habitación era una bodega de mis cosas invivible), aceptar que no volvería a vivir con mis gatitos. Superar una megadepresión ansiosa provocada por la suma de mi ansiedad social y mi pobre manejo del alemán.</div>
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Claro, cada vez que pensaba en botar la tesis, recordaba que si un hombre tan extraordinario como H. creyó que entregarle la vida a Alberto Magno valía la pena... pues sí, mi tesis valía la pena. </div>
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Tuve que tomarme un tiempo para hacerle espacio a la vida. Migrar a Alemania, perder dos muelas, aprender alemán, hacer amigos, ponerme a construir una relación con un total desconocido, quien resultó demasiado inteligente, y quien a veces me lleva a la sección de manuscritos de la biblioteca para enseñarme los textos rosacruces que está leyendo, y que me hace café cuando me quedo el fin de semana haciendo cosas para la tesis. </div>
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Hace diez años cambié de asesor de tesis porque un alemán me vino a contar en colombiano cómo es que la oveja teme al lobo. Hace seis años, cambié de universidad para atar todos los cabos sueltos que había dejado en la tesis de maestría. Hace tres años tomé un vuelo, con escala en Múnich, para aprender a leer a Alberto Magno en sus manuscritos. Hace dos años me fui a Múnich a volver a empezar la vida y a terminar la tesis. </div>
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Y en esas andamos. </div>
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Con cariño: </div>
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Esponjita.</div>
Esponjitahttp://www.blogger.com/profile/08139307072769145968noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-37809177.post-89197262550208603372019-10-01T06:44:00.000-05:002019-10-01T07:35:14.950-05:00La historia de Ñovio, primera parte.<div style="text-align: justify;">
Queridos y fieles lectores: </div>
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¿Desde hace cuánto tiempo que no escribo en el blog? Más de dos años, parece ser. Y para mi propia sorpresa, sigo en Alemania, y vivo en Múnich. Cuando llegó el avión a Alemania, alemanizamos en Múnich. Y como que hasta ese momento me cayó el veinte de que había cruzado el Atlántico y me encontraba del otro lado del mar.<br />
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<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgHAPywQJ3LpHUQesxs4sc64ni8BJSSqunSbMvK9dQFrPFvUHI4k3Hd8ptOFIiBTOfywAV8ikxd0WQJmNGTwTaEi15Zr4nUQqcY02K4VCgsrUcTfa1RucjDKJmjZzPIVgjqjPCQeg/s1600/DSC_2308.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1086" data-original-width="724" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgHAPywQJ3LpHUQesxs4sc64ni8BJSSqunSbMvK9dQFrPFvUHI4k3Hd8ptOFIiBTOfywAV8ikxd0WQJmNGTwTaEi15Zr4nUQqcY02K4VCgsrUcTfa1RucjDKJmjZzPIVgjqjPCQeg/s320/DSC_2308.jpg" width="213" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Desde esta biblioteca escribo.<br />
Esta foto la tomé hace más de dos años.<br />
Les presento la Bayerische Staatbibliothek<br />
(o Stabi, como le decimos de cariño). </td></tr>
</tbody></table>
Llegué en pleno Oktoberfest, pero yo no sabía, porque llegué en septiembre y... yo no sabía tantas, pero tantas cosas. No sabía que no las sabía. ¡Ay, si tan solo les contara! </div>
<div style="text-align: justify;">
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<div style="text-align: justify;">
Estamos en octubre de 2019, que me suena al año en que la Sonda Fulanita Voyager iba a llegar por fin a Plutón plutónido, o al año en que íbamos a colonizar Marte, o al año en que ocurre Blade Runner o... o así cosa como muy del futuro. Cuando era niña pensaba también en el 2020 como el año en que ya iba a ser viejita, porque ya iba a tener 40 años. ¿Recuerdan mis cuarentofilias? Ahora soy yo, yo mera, yo misma la cuarentona. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
¡Dios! ¡Cuántas cosas han pasado y no he sido yo ni para venir a dejar una notita y contarles tantos portentos maravillosos! ¡Tantos sustos! ¡mi primer invierno arriba de la latitud 50º! La noche en que todo el suelo en Bonn quedó hecho hielo y por poco no puedo llegar a mi casa. El primer día que toqué la nieve, o cuando por fin identifiqué un copo y le pude ver toda su filigrana de copo de nieve. O cuando casi muero de frío porque la casera se negaba a prender la calefacción, y entonces conseguí la súper oferta de una cobija de pluma de dinosaurio ¡a 29 euros! (que es una bicoca y que la señorita que me atendió no lo podía creer ella misma). Y ni les conté de mis enamoramientos platónicos con señores Mayores! (o sea, no he cambiado tanto). Tanto que ha pasado...<br />
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhIYL_qLCJharaI5hCkyfqgzcY9ufQ6UnWJo0UvwX6XD59jenHfJdd-upzAfIjXqH5895TsgLaA3j3px-Sj3Tdnw42zTI-wr09Xk-VVKzT4nEPRFsKr4zx0zj0D0DgWPNlX5F5zkw/s1600/DSC_2343.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1086" data-original-width="724" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhIYL_qLCJharaI5hCkyfqgzcY9ufQ6UnWJo0UvwX6XD59jenHfJdd-upzAfIjXqH5895TsgLaA3j3px-Sj3Tdnw42zTI-wr09Xk-VVKzT4nEPRFsKr4zx0zj0D0DgWPNlX5F5zkw/s320/DSC_2343.jpg" width="213" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Esa foto también fue en Colonia.<br />
Me la sacó EL PROTAGONISTA<br />
de este post.</td></tr>
</tbody></table>
Así que les voy a contar de un enamoramiento platónico con un tuitero. ¡Sí, señoras y señores! ¡con un tuitero de tuiter! </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Un día, en México me presentaron a un tuitero... quesque porque sabía alemán. Y pos buen tuitero, simpático. Se juntaba con los escribidores del tuiter y gente de esa muy seria y muy culta y muy ingeniosa. Me lo presentaron quesque para practicar (¿se acuerda alguien de quién fue quien me lo presentó?)<br />
<br />
Poco tiempo después él tradujo un poema de Celán al español, en su blog (¡BLOGUERO! ¡ESCÁNDALA!) y junto a la traducción publicó sus consideraciones traductoriles. <a href="https://inconsecuencias.wordpress.com/2014/03/15/notas-sobre-mis-traducciones-de-todesfuge/" target="_blank">Áquí píquele para que las lea.</a> Y es que... bueno. En esa etapa de mi vida (que sigue siendo ésta), encontrarme políglotas era el equivalente a admirar hasta la baba al muchacho guapo que tocaba la guitarra en la Prepa.<br />
<br />
Y traté de encontrar una foto suya para ver qué tan guapo estaba, pero nomás no lo logré (luego encontré al que en ese entonces no sabía que era su homónimo... pero ¿acaso alguien me sacó del error? creo que no, pero cuando llegué a Alemania ya sabía yo que no era él).</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El caso es que algunos meses después, ya con las maletas hechas, le mandé un mensajito de tuíter que para a ver si coincidíamos alguna vez en Múnich para tomarnos un Munichino (ay, yo tan ingeniosa, válganos dios). Y dijo que sí. Y cuando llegué finalmente a Bonn (cosa narrada muy escueta pero suficientemente en el último post, se hace dos años) me mandó un mensajito y me dijo que él sabía qué era eso de llevar la vida en una maleta, que le dijera si necesitaba algo. Y YO SUSPIRÉ.<br />
<br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiTHsnNmoXkaHBV6sQyqayq98QyNwx_1XP891yBO-QveCf3a2znItSdDuGEI3pOFRL8rmUJ0lEXGSDE4KXru-J1kCu3hTVpBk2l7AWDJbTDV-1-V2xI4dpws3cYYGdHqmdPeFDXBw/s1600/DSC_2367.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="724" data-original-width="1086" height="213" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiTHsnNmoXkaHBV6sQyqayq98QyNwx_1XP891yBO-QveCf3a2znItSdDuGEI3pOFRL8rmUJ0lEXGSDE4KXru-J1kCu3hTVpBk2l7AWDJbTDV-1-V2xI4dpws3cYYGdHqmdPeFDXBw/s320/DSC_2367.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Ése es el Isar.<br />
El río de Múnich.<br />
Ésa, soy yo con el pelo largo.</td></tr>
</tbody></table>
Y así pasaron como dos o tres semanas. El caso es que yo todavía estaba en estado de SCHOK cultural (sí, con sch porque ALEMÁN). En ese tiempo no tenía más internet que el del cuartito rentado, y yo me sentía toda aterrada de todo, y del metro, y del viejito que me persiguió y sacó fotos en el metro... AHAHAHAHAHAHA. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Entonces ÉL me mandó un mensajito y me dijo que tenía que ir a Colonia, o sea, a Köln, y que pues podía pasar a Bonn por mí, y que para conocernos y así y asá y yo pues ¡sí, chido, qué emoción, me late, viva! Y así fue. </div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Y llegó ese día. Iba a ir en carro por mí. Yo me eché todo el perfume de la única botellita que tenía encima, y me maquillé y me puse aretes, y colorete. Y en ese tiempo tenía yo muy poquita ropa en Bonn, pero de todos modos me puse la blusa que traigo ahorita puesta (las fotos lo confirman). Y él llegó, en su carro negro marca Pirrurris, modelo Pirrurris, y lo vi y mi primera impresión fue "ay...". Así. Sin interpretación alguna. </div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Era un tipo simpático. Y, como diría muchos años después mi papá, "muy señor". A mí, que en ese momento no tenía consciencia de mi propia volumetridad e índice de masa corporal, me pareció un poquitín subido de peso para el Schwarzenegger que imaginaba me iba a venir a recoger... en los dos sentidos de la palabra, seamos honestos.<br />
<br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiE6FVPA-x_bRz_Ro86c_gMi7Xa6sJRIQjeAsoIMVOG8AQelmCiGGc1esBOuJSk3-LJecC9wde_8xIjSfyzIXdLnEye5m_NpaG6cWjRibsivcRmLDeEUDS0wcr7CAqh4WxAGF66qw/s1600/DSC_2371+%25281%2529.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1086" data-original-width="724" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiE6FVPA-x_bRz_Ro86c_gMi7Xa6sJRIQjeAsoIMVOG8AQelmCiGGc1esBOuJSk3-LJecC9wde_8xIjSfyzIXdLnEye5m_NpaG6cWjRibsivcRmLDeEUDS0wcr7CAqh4WxAGF66qw/s320/DSC_2371+%25281%2529.jpg" width="213" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Esta torre está en Múnich. </td></tr>
</tbody></table>
Y me llevó a Colonia y ¿sabían ustedes que Colonia es la ciudad más bonita del universo? Y yo me divertí mucho... aunque no quería platicar. Él me contaba de su vida, y de su historia, y de Colonia, y me explicaba la ciencia oculta detrás de los nombres de las calles de las ciudades alemanas... y me contaba y me contaba, y luego me preguntaba que porqué yo no le contaba nada... pos ¿cómo decirle que seguía en SCHOK? </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Ahora que lo pienso, yo me salí de México sabiendo que no iba a volver. Pero sin saberlo ¿ven?. Antes de venirme organicé una comida con mis amigos, ¡incluyendo a los que alguna vez fueron protagonistas de este blog! Y una de mis amigas me dijo que "bueno, era obvio que querías invitar a todos tus amigos, te me estas despidiendo". ¿Despidiendo? ¡Pero si voy a volver en un año! Le dije, me dije, me lo creí, y me fui. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
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Ahora a la distancia pienso que huí de los últimos 10 años de mi vida. Venía huyendo de la muerte de mi abuelita Aurora, y de haberme ido a vivir sola por primera vez, y de cómo todo mi proyecto de pareja acababa de fracasar muy estrepitosamente. Y huía de una maestría que me dejó la espantosa sensación de que lo único que no importó fue la tesis. Huí también de no haberme atrevido a aplicar al doctorado en el extranjero.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
No tenía mucho qué platicar. Así que ÉL me platicó... y me llevó a la Universidad de Colonia, donde había estudiado ni más ni menos que matemáticas (hacía poemas y matemáticas, la mojación estaba muy intensa), y me llevó, no para que me yo admirara por el verde y dorado paisaje otoñal de los jardines universitarios sino PARA VISITAR LA ESTATUA DE ALBERTO MAGNO. Ni más ni menos. Para ver esa estatua con la que soñé y recontrasoñé y acaricié y amé. Y me sacó fotos en ella. Y yo fui muy, muy, pero muy feliz.<br />
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh5Yq4wKVWPmh_Zm0HI1TnPj8SeZImfYLiRQGq4gjRWcCbXzwyWN0atPCKEqTD85JyDFh_3RWm9z7x32ql-VECFt-PJTEPngmjgnij_kzAOfGk0HxFvtI-Qyb7JNZcpGMlvGzKJiA/s1600/DSC_1692+%25281%2529.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1086" data-original-width="724" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh5Yq4wKVWPmh_Zm0HI1TnPj8SeZImfYLiRQGq4gjRWcCbXzwyWN0atPCKEqTD85JyDFh_3RWm9z7x32ql-VECFt-PJTEPngmjgnij_kzAOfGk0HxFvtI-Qyb7JNZcpGMlvGzKJiA/s400/DSC_1692+%25281%2529.jpg" width="266" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">¿Quién creen que es el autor de la foto.<br />
Sí, traigo en este instante puesta esa blusa.<br />
Sí, ése es Alberto Magno, esa gordis, soy yo.<br />
Sí, lo estoy viendo a él. </td></tr>
</tbody></table>
</div>
<div style="text-align: justify;">
Y ocurrió que finalmente llevamos a devolver el carro pirrurris porque era carro rentado. Pero más importante, porque él quería poder beber sin límite en el lugar al que íbamos a ir. QUERÍA BEBER. SIN LÍMITE. Y yo me preocupé porque pensé "ya se me hacía que esto no iba a ser gratis" así de mal pensadota, sin embargo, ahí voy diciéndole "ok". </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Y a pie fuimos A MI PRIMER RESTORÁN ALEMÁN, así como de película, todo muy emocionante. Y pidió carne tártara y yo ¡no mames, no me voy a comer esa carne cruda con cebolla! ¡pero qué rica está con pimienta! Y mientras la Kolsh (la única cerveza que es también un dialecto... sorry, el humor es alemán) decía, y mientras la Kolsh llenaba vaso tras vaso, de pronto la idea de que me hubiera llevado ahí a algo más que comer SCHWEINHAXE me pareció muy buena, muy seductora, muy emocionante, y sólo me preocupaba cómo le iba a hacer yo para rendir en el mero momento, a pesar de la indigestión cerdística.<br />
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<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjU-NCWcWUM9Oup8KFmYmlevQ1AVbfNb_hc1DzPuk9S-svN-ReduETpsTvEJJ3NGPXvVu3VaAeMIi4Foy09yPPwRLPuAF4cu_FySu-jiamlyjfQzYsk2zwrvwbaFWzIrFmrDq0urw/s1600/schweinhexe.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="191" data-original-width="263" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjU-NCWcWUM9Oup8KFmYmlevQ1AVbfNb_hc1DzPuk9S-svN-ReduETpsTvEJJ3NGPXvVu3VaAeMIi4Foy09yPPwRLPuAF4cu_FySu-jiamlyjfQzYsk2zwrvwbaFWzIrFmrDq0urw/s1600/schweinhexe.jpeg" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Este es el impronunciable SCHWEINHEXE<br />
Demasiado delicioso</td></tr>
</tbody></table>
<br />
Pero ¿qué creen?</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Pos que acabamos de comer, salimos a caminar y seguimos platicando y platicando, y luego llegamos a la estación de Köln y me dijo: "Si quieres venir a Múnich a conocer la nieve, te espero". ¡¡¡y me dio un ñoño besito en la mejilla y se despidió y se fue!!! Y yo me quedé toda ganosa y, sinceramente, con el corazón un poquito lastimado porque pos... pos es que yo sí quería ¿saben? Si quería. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Luego, meses después, él se acordó de que yo quería ir a Múnich a conocer la nieve. Claro: ya al fin la había conocido yo en Bonn (¡y no escribí ni un méndigo post al respecto!), y ya casi era 21 de marzo, pero se acordó y me preguntó si sí iba a ir. Y pos yo dije...</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
PERO ESA ES OTRA HISTORIA, QUERIDOS LECTORES. Y YO TENGO QUE PONERME A ESCRIBIR ESA TESIS, QUE VA POR EL QUINTO AÑO, Y ESPEREMOS que ya salga. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Les mando muchos saludos, y besitos y así. </div>
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<br /></div>
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Los quiere</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
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Esponjita. </div>
<br />
<br />Esponjitahttp://www.blogger.com/profile/08139307072769145968noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-37809177.post-69772709640276243802017-01-14T14:01:00.000-06:002017-01-14T14:01:05.767-06:00Sí existe. <div style="text-align: justify;">
En noviembre este blog cumplió 10 años, pero yo estaba llegando a Alemania y no tuve cabeza para venir a contar mis aventuras. Creo que estaba en estado de shock. Pero como de plano no puedo ponerme a redactar mi primer capítulo haré lo que <i>Fru </i>me recomendó: escribir en el blog. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
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Lo primero que tengo que declarar es que Alemania sí existe contra todo pronóstico... al menos existe hasta la frontera con Polonia. Hasta que el avión aterrizó en Múnich comprendí que no había caído en el vientre de un agujero negro, porque me sentía como saltando hacia la nada. El día antes de salir desperté llorando. Pero para ser el vientre de un agujero negro, Alemania ha resultado el lugar más cálido y amable del universo y, sobre todo, el Instituto Albertus Magnus que... pues... que es mágico. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Alemania es enorme, altísima como las torres de la Catedral de Colonia. Llegué justo pasado el equinoccio de otoño, cuando la calles se llenaron de hojas rojas, como las que describe Alberto Magno en el<i> De homine</i>, y lo que constantemente me recordaba que estaba <i>en otro lugar –</i>más probablemente dentro de una caja de televisión, en un programa del Canal Once o del Canal 22– era el constante graznar de los cuervos y el imponente sonido de las campanas que lo inundan todo. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El Instituto es extraordinario, sobre todo su gente. Su director (H.M) fue a recogerme al aeropuerto e hizo acto de presencia con mi nueva casera para que todo estuviera en orden. Y si no bastaban todos esos cuidados para que no diera yo crédito del magnánimo ánimo de los medievalistas que me rodeaban, finalmente me encontré con mi anfitrión... oh... </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Ya les platicaré de eso. Ya les platicaré también cómo es que estoy aprendiendo paleografía gracias a las dos horas DIARIAS que H. A. me dedica, junto con un plato de galletitas y una taza de té. Ya les platicaré de los ejércitos de copos de nieve que me atacan cuando salgo del U-Bahn, de como mi arma secreta es <i>Englisch? ... </i>ya les contaré... </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Feliz cumpleaños, blog. </div>
<div style="text-align: justify;">
Feliz cumpleaños, esponjita.</div>
Esponjitahttp://www.blogger.com/profile/08139307072769145968noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-37809177.post-28520016507835960342016-09-17T05:22:00.001-05:002016-09-17T05:22:50.554-05:00Espejito, espejito... <div style="text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://de.grimmbilder.wikia.com/wiki/Datei:Schneewittchen_Benjamin_Lacombe_2012_2.jpg" target="_blank"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgYTnz4MBcREW2RTsdFuB5mV5OxiJ-FuZGAkuq0oUCtgpGbk1nYCfx7052kdw_n9GdHR1rnWq1_VWr3zXRD12nlkzvyND9Y1BE1eNgG6l9Lt05T1FRAlbazc-CEQMPEIGWGjSi4YQ/s400/Schneewittchen_Benjamin_Lacombe_2012_2.jpg" width="313" /></a></div>
<br />
<br />
En un plática familiar, alguien muy querido nos contó que le preocupaba, cuando su hija era pequeñita, que no se identificara con las princesas en las películas de Disney, sino con los villanos. Y aquello me sorprendió porque, según cuenta la leyenda, cuando yo era pequeñita, mi heroína era la madrastra de Blanca Nieves. No, no Maléfica, porque en aquellos años mi versión de Blanca Nieves era una traducción de la versión de los Hermanos Grimm, y el verso del que aún me acuerdo era: </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>–Espejito, espejito, dime tú por gentileza, ¿hay quien acaso en este reino quien me aventaje en belleza? </i></div>
<br />
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Y cuando comencé con el alemán, fueron las primeras líneas que quise aprender: </div>
<br />
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>–Spieglein Spieglein an der Wand, Wer ist die Schönste im ganzen Land? </i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
(quizás ahí se notaran los primeros brotes narcisistas de Esponjita... quizá se note desde el momento en que quiero hablar del caso de mis personas queridas, y me pongo yo primero para introducir el argumento). </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La explicación de mi madre sobre mis preferencias era simplemente que la bruja de Blanca Nieves tiene más diálogos que los demás personajes. Mi explicación era que la bruja era mágica, y que estaba rodeada de libros antiguos y calaveras y retortas alquímicas (porque las ilustraciones de ese libro tenían una visión muy chick de la bruja: a su alcance tenía un laboratorio alquímico, no un muladar lleno de animales disecados). La preocupación de mi persona querida sobre las preferencias de su hija fueron lo que me llamó la atención: simplemente no se identificaba con <i>los buenos</i>, con el bien. Cuando uno es niño, cuando uno es adulto, siempre en cualquier momento de la vida, uno quiere estar del lado de <i>los buenos. </i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Entre los 3 y los 5 años es la edad de las princesas, me cuenta mi mamá. Y yo, sin mucha experiencia en crianza de niñas, se me ocurre que las princesas son objeto de imitación no porque sean las buenas de la historia, sino porque son las heroínas. Son las más bellas, las más virtuosas, las más poderosas, las más santas, las más amadas... porque entre los 3 y los 5 años uno es el centro de mundo y el referente respecto al cuál todo gira y adquiere su sentido. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La posterior angustia de querer estar del lado correcto, viene después. La posterior angustia de querer hacer el bien, viene mucho después. La posterior angustia de no saber dónde se halla la justicia viene mucho, mucho, muchísimo después. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
***</div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
Pero ¿quienes son los buenos? Las narrativas que nos convencen de la bondad de los héroes son tramposas. ¿Quién, a estas alturas, considera que Piolín es el bueno de la historia? Porque la narrativa es clara: Silvestre se quiere comer a Piolín y es el primero en atacar. Pero la crueldad repetitiva del pajarito, su actitud de mosca muerta, termina por cansar al espectador que desea que, al menos por una vez, Silvestre se lo pueda zampar. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Sin embargo y con todo lo que tenga él de odioso, las princesas de Disney se parecen más a Piolín que a Silvestre. Son buenas, bellas e inocentes y son víctimas de una criatura llena de maldad, o bien por pura envidia narcisista, o bien por el puro placer de ejercer su poder sin límite. Pero a diferencia de Piolín, las princesas triunfan sobre el mal por un simple <i>Deus ex machina </i>y no por su ingeniosa crueldad.<br />
<br />
El príncipe con la Espada de la Verdad y el Escudo de la Fe logra vencer al demonio-bruja, mientras que la princesa duerme durante cien años. O la doncella, reducida a servidumbre, logra liberarse de su funesto destino por el truco de un hada madrina y la incansable búsqueda de un príncipe enamorado. O, como Blanca Nieves, cuya suerte depende absolutamente de un camino accidentado y lleno de baches (pues en la versión del los Hermanos Grimm, Blanca Nieves no despierta por el beso del príncipe, sino porque la cohorte del príncipe que lleva a su castillo el catafalco de cristal, tropieza, y eso provoca que el pedazo de manzana encantada salga de su cogote, permitiéndole respirar otra vez). </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Las princesas no son buenas: son inocentes. Y los villanos se retuercen de envidia porque ven amenazados sus privilegios por la virtud intrínseca que tienen aquellas heroínas que lo son todo, menos agentes de su propia virtud. Las princesas de Disney son caracteres pacientes en espera de que el universo entero se ponga en marcha para ejercer la justicia a través de sus impávidos cuerpecitos. Están llenas de virtudes pero ninguna depende de ellas. Son ingredientes de la bondad, pero no son buenas.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
***<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Todas las mañanas nos miramos al espejo. Hay quienes no pueden hacerlo porque piensan que ya no son buenos. Otros simplemente le preguntan al espejo si han obrado de tal manera que aún le parezcan buenos a los demás. Y todos, al menos una vez cada cierto tiempo, exploramos cuidadosamente nuestra historia para ver si no ha anidado en algún pliegue la verruga de la mezquindad que pueda diseminarse por toda nuestra bondadosa alma. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Y al menos alguna vez nos hemos parado frente al espejito y le hemos preguntado, temerosos de su respuesta: </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>–Spieglein Spieglein an der Wand, Wer ist der Gütigste im ganzen Land? </i></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: xx-small;">(Espejito, espejito en la pared, ¿quién es el más bondadoso en toda la tierra?)</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i>Die böse kleine Schwamm.</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
<iframe allowfullscreen="" frameborder="0" height="315" src="https://www.youtube.com/embed/bqvwpIj6K7s" width="560"></iframe>
</div>
Esponjitahttp://www.blogger.com/profile/08139307072769145968noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-37809177.post-31967999054194161642016-09-01T06:39:00.001-05:002016-09-01T06:39:44.679-05:00calabaza<span style="text-align: justify;">Hace 7 años asistí a mi primer Gran Baile-Workshop... o sea, era un Taller de Filosofía Antigua, pero en aquellos ayeres yo era una </span><i style="text-align: justify;">Cenicienta </i><span style="text-align: justify;">que por obra y magia de un hada madrina estaba codeándome con la nobleza académica de aquellos días. Y había un príncipe también. </span><br />
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
De aquellos días memorabilísimos tengo unos recuerdos muy precisos. Uno es el cómo mientras leía el texto que tenía que leer, yo no entendía absolutamente nada de lo que leía. Otro son los ojos absolutamente azules de un inglés caballeroso. Y otro es cómo compartí un cigarro con alguien que sospecho que leía todo lo que yo escribía en este blog en ese entonces, y que en ese entonces había algo que ya no existe hoy. Pero, sobre todo, recuerdo la sensación de una Cenicienta a la que habían invitado al baile. </div>
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Para ser honestos, aquella vez fue la primera y la última que participé realmente en ese Baile Anual-Workshop, porque luego decidí mudarme de reino y cambiarme de Príncipe. Y aunque fui y bailé en otros Bailes-Workshops, y participé, y leí textos sin entender qué era lo que leía, de vez en cuando he sido convidada de la última noche del Baile-Workshop de mi antiguo reino de Filosofía Antigua. Y anoche ocurrió también. Pero aquello ya se volvió un simple Workshop, quizás porque hace muchos años que sonaron las 12 campanadas, y todo se transformó en calabaza. </div>
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Y entre todas, la primer calabaza fui yo, porque me di cuenta de que ya no tengo edad para ser princesa ni doncella, ni compartir cigarros con el Príncipe encantador. Lo otro que se hizo calabaza fue el halo de misterio que rodeaba a aquella nobleza académica. Ahora se me aparecen como gente normal, blanquísimos de piel, de ojos azulísimos, de erudición e inteligencia impresionante... pero tan gentes como uno. Tan gentes como todos los demás, y cuyo único valor es ser eruditísimos y muy inteligentes. Pero su rango metafísico ha decaído a ser simples gentes. </div>
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Y a estas alturas ya no sé si extrañar la magia que tenía todo, incluyendo al <i>Príncipe Encantador</i> que compartía cigarros conmigo, o remorderme por aquella intensidad tan luminosa que, después de cegarme, me trajo dando tumbos.</div>
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Justo hace diez meses cené en el mismo lugar en el que anoche cené con el <i>Príncipe Encantador</i>, el hombre blanquísimo de ojos azulísimos, y una comitiva que lee en griego. </div>
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La comitiva del año pasado leía en latín. Y aquella noche compartí la mesa con otro <i>Príncipe</i><i> </i>y con otro hombre eruditísimo de ojos azulísimos y piel blanquísima. Y este Príncipe de aquél día, sentado entre el hombre blanquísimo y yo, hablaba castellano en su oído izquierdo y alemán en su oído derecho. Y se tendió de puente entre dos continentes.</div>
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Hace 10 meses exactamente los tres nos encontrábamos ultimando detalles para que yo pudiera irme hasta la fría Alemania con el hombre del corazón calidísimo y cuya mansedumbre le hace acreedor a la herencia evangélica. </div>
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Y anoche eso fue lo más extraordinario: recordar el momento preciso en que conocí al hombre extraordinario cuya luz iluminó mi camino mucho antes de que yo supiera de su existencia... </div>
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Esponjitahttp://www.blogger.com/profile/08139307072769145968noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-37809177.post-81736861707786588492016-08-07T02:15:00.003-05:002016-08-07T02:15:38.142-05:00Alemania<div style="text-align: justify;">
Quisiera escribir algo, pero no se me ocurre qué. Quisiera tener algo qué decir. Algo sobre Alberto Magno, por ejemplo. Eso sería genial. Algo sobre lo que estoy entendiendo. El problema es que no estoy entendiendo nada. Estoy tan ocupada en cómo llegar a Alemania que ya no estoy segura de para qué voy. Ah, sí. Para hacer una tesis sobre Alberto Magno. Sí, para aprender a leer manuscritos. Quizás para aprender bien alemán. Quizás para conocer París, Dresde y Praga. Y Berlín. De Berlín sólo quiero ver en vivo las puertas de Brandenburgo. Y quisiera ver Frankfurt porque S. me ha hablado mucho de Frankfurt. Porque en Frankfurt brotan los S. Me imagino ir a un vivero lleno de S. </div>
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Quiero ver el Danubio y el Rhein. El Donau y el Rin. El portento de un país que ha conservado sus ríos citadinos. Quiero conocer el Elba porque lo leí en Vonnegut, y subirme al teleférico que describe Tellkamp (Uwe) en <i>La torre</i>. Y ver, aunque sea de lejos, los bosques donde andaba Caperucita Roja. Y si no es mucho pedir ver ese lugar donde Varo perdió las legiones de Augusto. Pero sobre todo quiero ver el Danubio y ver si es azul. Y sí, quiero ver las puertas de Brandenburgo, y las cúpulas que los ángeles de Wim Wenders sobrevolaban. A color o en blanco y negro. Da igual. </div>
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Quiero ir a Colonia. Ver la tumba de Duns Escoto. Si me muero allá, déjenme allá. No me iré cantando <i>México lindo y querido. </i>Prefiero de epitafio, <i>Colonia me tenuit. </i></div>
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<i><br /></i></div>
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Tengo mucho miedo. </div>
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Como sea, en el peor de los casos dormiré bajo el <i>Kennedybrücke</i>. No tengo idea de cómo sea Bonn. cuando era niña, era la capital de la República Federal Alemana. Y es que este viaje debí planearlo hace más de diez años. Debí estudiar alemán e inglés antes, mucho antes, cuando aún estaba para estos trotes. Cuando el que entonces era mi asesor me dijo <i>Paloma, ni que tuvieras ochenta años</i>. Ya tengo ochenta años. Ya tengo ciento sesenta años. Pero no he vivido. Siento como si los últimos diez años se me hubieran perdido en algún lado, y simplemente no los encuentro, como cuando se pierden las llaves y voy tarde a algún lado. </div>
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Siento como si el día que cumpla 40 años fueran a cortarme la cabeza. Como si ese día fuera a acabárseme la juventud, la fuerza, el valor... todo. Y eso es gracioso, porque a esos <i>señores</i> (die Herren) los conocí justo poco después de que cumplieron 40 años. Y es que entonces me parecían extraordinarios y bellísimos, y <i>justo en su punto</i>. Como si en ellos la vida estuviera en flor, como si fueran un jardín de cerezos en primavera. Y se me hace tan injusto pensar que justo cuando arribe yo a esa edad ya voy a estar marchita. </div>
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Quizás al final por eso decidí irme. Porque de veras ya no hay nada qué perder. Y si he de irme, he de irme a lo grande. He de pasar por París, aunque jamás haya entendido la geografía relatada en <i>Rayuela</i>. He de pasar por Dresde y su Elba, a quienes les escribí un cuento sin haberlos visto nunca. Voy a Europa a ver ríos y ríos y ríos. Y manuscritos. </div>
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Voy a la tierra de un antiguo filósofo que ni siquiera se imaginó que pudiera existir la mía. A una tierra cuya lengua parece un sofisticado mecanismo de relojería. Voy a buscar a Caperucita Roja y a los 7 enanos. </div>
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Hoy me acordé cuando le regalé por primera vez un libro a un señor que andaba a penas por sus cuarenta años. Cuando nos despedimos, se golpeó contra una puerta de cristal. Y es que él entonces era un jardín de cerezos en primavera, una jacaranda cuajada de flores, era los jardines de Versalles. Él era la ceiba que sostiene la cúpula celeste, y todos los pájaros que cantan justo antes de que se meta el sol. ¿Qué voy a hacer ahora, tan lejos del Sol? ¿qué voy a hacer ahora en una tierra cuyas temperaturas pueden matar a la gente? ¿qué voy a hacer allá, tan lejos de mi geografía tropical?</div>
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Hoy me acordé de cuando todos hablaban alemán en una clase, menos yo. Entonces un señor, que apenas andaba por sus cuarenta años y tenía rostro de escultura griega, me dijo <i>pues aprende</i>. Y heme aquí, haciendo contorciones con los verbos que se parten y hacen split, y sustantivos que se flexionan, y hacen la más larga <i>Frankensteinwort</i>. Y alguna él vez me dijo que no, que a Alemania no. Que incluso para él que los conoce, son demasiado fríos. Pero heme aquí, necia, yéndome a vivir debajo de un puente que cruza la frontera entre Roma y las tierras Bárbaras. A Alemania voy a conocer la nieve. </div>
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Voy a Alemania porque es el centro del mundo. Yo, la <i>umbiloselenopolita</i>, nacida en un centro, un ombligo, descentrado. </div>
Esponjitahttp://www.blogger.com/profile/08139307072769145968noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-37809177.post-27795683251637920392016-07-09T03:01:00.001-05:002016-07-09T13:09:38.666-05:00Sandor Salas<div style="text-align: justify;">
Esta historia comienza con el Dr. Salas sentado en una silla en una habitación oscura, las manos atadas a la espalda y un fuerte dolor de cabeza. El Dr. Salas era irremediablemente miope y al abrir los ojos, aunque no podía ver nada por la falta de luz, supo inmediatamente que no traía sus lentes puestos porque su nariz se sentía inusitadamente ligera. </div>
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<span style="color: #93c47d;">(escribo sin pausas. Lo cuál cuenta como estilo cuando escribo cuentos, pero es una monserga cuando escribo... esas otras cosas que escribo. Qué les importa qué) </span></div>
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Y es que el Dr. Salas no tenía mucho dinero para comprar esos elegantes anteojos de tres piezas. Sí, esos sin marco, y de algún material ultramoderno en las micas que no pesa la barbaridad de dioptrías con que cargaba en la vida. Alguna vez trató de usar lentes de contacto pero el mundo súbitamente le pareció inmenso y terrorífico, y después de verse insultado por el tamaño de los precios y de los envases en la primer vinatería a la que entró saliendo del oftalmólogo, regresó a su casa a montarse de nuevo los pesados cristales que mantenían al mundo pequeño y ordenado, y que además colaboraban con mantener a Salas pegado a la superficie terrestre... porque las gafas pesaban mucho y Salas era un hombre pequeño y ligerito. Medía poco más de 1.60 lo cuál para un varón en esta ciudad no era tan grave, pero cuando hizo el doctorado era una calamidad, pues se le ocurrió estudiar entre Islandeses. Los lentes de contacto le recordaron la espantosa sensación de habitar un mundo donde él era desproporcionadamente pequeño. </div>
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<span style="color: #93c47d;">(escribo sin pausas y sin orden. En un cuento eso puede tener mucho estilo, pero en lo otro...)</span></div>
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El pequeño Dr. Salas movió las muñecas atadas a la espalda pero aquello era muy doloroso. Quien fuera que lo había atado lo hizo con saña... o quizás simplemente temía que sus muñecas pequeñitas se liberaran fácilmente. Trató de mover los pies y de nuevo la fuerza de las cuerdas, o cables, o lo que fuera, lo lastimaron. Una cuerda más pasaba por su estómago, y Salas dio un profundo suspiro preguntándose a quién demonios había hecho enojar tanto como para que lo hubieran puesto en esa incómoda situación porque, evidentemente, nadie lo había secuestrado para quitarle los dos centavos que no tenía, ni mucho menos para pedirle rescate a nadie porque... por la misma razón que sospechaba que más bien era la inquina y rabia de alguien más lo que lo había puesto ahí. Porque Salas había hecho enojar a mucha gente. Pero nosotros, querido público, no nos enteraremos de a quién había hecho enojar tanto, porque el único nombre que alcanzó a brotar de sus labios angustiados fue <i>Marina</i>, pero antes de que sepamos quién poseía semejante nombre se abrió violentamente la puerta de la habitación donde Salas estaba amarrado. </div>
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<span style="color: #93c47d;">(sí, así mero escribo. Sin subtítulos) </span></div>
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Quien entró prendió la luz que cegó inmediatamente a Salas. Oyó unos pasos pesados acercarse y percibió un tufo pesado que tardó en identificar: alguien estaba fumando un puro. Oyó un garraspeo y de pronto sintió la violencia de un aplauso frente a la nariz. </div>
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<span style="color: #93c47d;">(aquí comienza a ponerse bueno el asunto porque lo otro que yo sabía hacer eran diálogos). </span></div>
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–<i>¡Abre los ojos, Salas!</i></div>
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<i><br /></i></div>
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Salas trató pero la luz lo lastimó. El tipo que fumaba puro le dio una bofetada. Por primera vez durante toda esa aventura, Salas agradeció no traer puestos los anteojos. </div>
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—<i>¡Abre los ojos! ¿Me reconoces? </i></div>
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<i>—Sin anteojos no puedo reconocer ni a mi madre... deje me acostumbro a la luz. </i></div>
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<i>—¡¿Quién demonios es María Ulloa?! ¡Habla!</i></div>
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<i><br /></i></div>
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Se quedó atónito. Sí, había dado al clavo: la causa era Marina... Marina Ulloa. Él no conocía a ninguna María Ulloa, pero toda la vida, o al menos el rato que convivió con ella, la eterna monserga era la confusión de Marina por Marina. Sí, alguna vez les salvó el pellejo. Y pues sí, la causa de su tragedia actual era Marina, pero no de la manera en que él se lo había imaginado. Y no, tampoco tenía mucha idea de qué responder. Él tampoco sabía <i>quién</i> era Marina Ulloa. Pero sabía cómo era, de qué color era su cabello, cómo eran sus ojos, a qué sabían sus lágrimas. De pronto se dio cuenta de que entraban gotas saladas a su boca, pero no parecía ser sudor: el sudor le habría hecho picar los ojos, y no: los ojos estaban anegados en llanto. </div>
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<i>–No... no sé... es decir, sí sé pero... </i></div>
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<i><br /></i></div>
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El tipo amenazó con golpearlo, pero se detuvo al darse cuenta de la confusión de Salas, y al darse cuenta de que estaba algo así como que organizando sus ideas y que, efectivamente, sin anteojos era casi ciego. Salas escuchó cómo jalaban una silla. Finalmente consiguió abrir los ojos y los entrecerró para poder ver a su victimario. Era un tipo alto, delgado y de cabello oscuro, probablemente rizado por la manera en que se le pegaba al cráneo. No podía saber qué edad tendría, pero joven ya no era. Y, efectivamente, traía un puro entre los dedos. </div>
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—<i>¿Quién es María Ulloa, Salas? </i></div>
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¿Qué podía contestar? Podía hacerse el loco y decir que a <i>María</i> Ulloa no la conocía. Pero ya era demasiado tarde para confundir a su victimario. Pero de todos modos ¿qué decir? ¿que era una vieja amante a la que dejó con un palmo de narices y abandonada en un país extranjero hace veinte años, probablemente con un hijo? ¿Sin dinero, sin amigos, escondiéndose de la policía? ¿Sin pasaporte? Lo del pasaporte fue pura equivocación: al huir de España, Salas lo tomó sin querer, y no se dio cuenta hasta que llegó a México. Pero de todos modos ¿para qué lo quería Marina si de todos modos ese documento la iba a refundir en la cárcel de por vida? ¿Para qué lo quería si su identidad era su principal verdugo? ¿De veras lo tomó por equivocación? Era un pasaporte de pastas rojas, no cómo el suyo azul marino. Con la mente confundida, de pronto a Salas lo asaltó una idea...</div>
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<br /></div>
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—<i>¿Lo confundió conmigo? </i></div>
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<i><br /></i></div>
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El tipo se levantó de golpe, se dirigió violentamente a Salas e, histérico, lo tomó por la solapa: </div>
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—<i>¿Tienes una maldita idea de quién soy yo? ¡¿no me reconoces, Salas?!</i><br />
<i><br /></i></div>
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<i>—Supongo que usted se apellida Salas también, ¿verdad? </i><br />
<i><br /></i>
El hombre por fin comprendió que Salas era incapaz de reconocerlo, lo soltó y se dejó caer con todo su peso sobre la silla. Buscó algo en el bolsillo... sí, sí, era una cajita de cerillos, alcanzó a percibir Salas, y el hombre volvió a prender su puro. Dio una bocanada, suspiró, y se dirigió a Salas.<br />
<i><br /></i></div>
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<i>—No... no soy Salas. Pero eso creyó tu María</i></div>
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<i>—Marina... se llama Marina. No María. Marina Ulloa... ¿y... está viva?</i></div>
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—<i>No, Salas, no está viva. Ya no. </i></div>
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<i><br /></i></div>
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<span style="color: #6aa84f;">(luego me pasan estas cosas. Ya no sé qué seguir escribiendo. Me pasa con los cuentos y... con la otra cosa. Dejemos esto en veremos a ver si se me ocurre algo. Porque ¿saben? Esa Marina era... ya se enterarán. También se blofear... sé prometer. Sé fallar).</span><br />
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ACTUALIZACIÓN:<br />
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Querido lector, ¿quién es Marina? ¿A qué se dedicaba? Opínele querido lector. Si comenta como anónimo invéntese un algo para que sus futuras colaboraciones sean reconocidas bajo su etiqueta, jeje. Aunque sea póngase "anónimo 1". Y otra manera de colaborar es por TW: todo refiéralo a @esponjita que está bajo el nombre de "Margarita Bulgakov", la criatura de las flores amarillas... anímese querido lector. </div>
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Esponjitahttp://www.blogger.com/profile/08139307072769145968noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-37809177.post-27445886518068119982016-06-10T04:15:00.002-05:002016-06-10T04:20:10.498-05:00Día del padre<div style="text-align: justify;">
<i>(En general, todo ataque de celos, son los celos primigenios por papá)</i></div>
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<i><br /></i></div>
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Una vez mi papá le compró a Aurora un conejo de peluche con un sombrero de paja. Que fuera de paja real el sombrero es muy importante, porque yo tuve una mascota llamada <i>Bolita de nieve del Popocatépetl</i>, que era un conejito gris. Lo llamamos así porque, cuando éramos niñas, mi papá nos llevó a las faldas del Popo, y fue la primera y única vez que vimos la nieve, pero era una nieve manchada de ceniza. Y <i>Bolita de nieve del Popocatépetl</i>, o <i>Mixiote</i>, como Aurora lo llamaba <i>cariñosamente</i>, se comió el sombrerito de paja. Y es que ese maldito conejo (el de peluche, no mi mascotita viva) me provocó el más amargo ataque de celos contra Aurora. </div>
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<br /></div>
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Mi papá se lo compró sin razón alguna. Y es que todos los regalos que mis hermanos y yo recibíamos, estaban matemáticamente calculados para ser absolutamente equitativos. Una vez nos compraron unas muñequitas de trapo mayas. <i>"Mayita" </i>se llamaba cada una. Y nos contaron que había una mayita y un mayita, pero que mejor compraron las dos iguales para que no fuera a haber una bronca. Aurora y yo sentimos feo que aquella medida nos hubiera impedido tener juguetes complementarios. <i>Ni que fuéramos tan payasas</i>, pensamos. </div>
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<br /></div>
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Pero sí lo éramos, o al menos yo lo fui aquella vez del maldito conejo. Porque mi papá lo vio en la tienda del aeropuerto, se lo compró a Aurora porque se le hizo hermoso, sin razón alguna, y cuando se lo regaló se quedó emocionadísimo esperando ver la cara de sorpresa de Aurora. Y luego no sacó nada para mí. Digo, no es que yo sintiera que en la vida me faltara un conejo de peluche con sombrerito de paja. Sólo es que, al comprender toda la escena de la emoción de mi papá al pensar en Aurora al ver el conejo, un golpe eléctrico cruzó mi espina dorsal: mi papá no me quiere, no al menos del modo espontáneo y gratuito con que quiere a Aurora. </div>
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***</div>
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El otro día pasé por el tendido de un vendedor que hace figuritas de limpiapipas de colores, y una de las figuras era un personaje de un jueguito que le gusta mucho a mi papá. Lo vi y pasé de largo, cuando me acordé que a mi papá le encantaba uno de esos personajes, y se lo compré. Y le saqué muchas fotos y se las mandé a mi papá, porque ¡vieran cuánta ilusión me hacía ver la cara que iba a poner! Y no, no fui defraudada. <i>¡¿Cómo sabes que es mi favorito?! </i>me dijo. Y un ratito después me acordé del mentado conejo... </div>
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<br /></div>
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Y, caray, pensé. Es tan poco el amor y desperdiciarlo en celos. Porque aún tengo a mi papá, que está sano y a un telefonazo de distancia. Y todavía me puedo dar el placer de tener ese acceso de gusto por regalarle algo para que sonría. Y entonces me dio gusto que él hubiera podido hacer eso con Aurora alguna vez.</div>
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<br /></div>
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***</div>
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Hace poco me agarró un ataque de <i>nadie me quiere</i>. Y uno tras otro se sucedieron ataques de celos. Hasta que me cayó un veinte. Cuando me dan esos celos lo que hay detrás es una tremenda necesidad de que alguien venga y <i>se haga cargo de mí</i>. ¿Cómo explicarlo? Quisiera que toda la incapacidad que tengo para quererme yo y ver por mí, la cargara otro. Por eso la necesidad de reconocimiento no tiene llenadera. Quisiera que existiera un alguien que me regalara todos los conejos con sombrerito de paja necesarios para llenar ese hueco enorme. Porque dentro tengo un hueco que no sé cómo cargar. Un hueco pesadote, como hoyo negro que siento que no puedo llevar, y quiero que venga un <i>papá</i>, y lo rellene con tonterías y amor espontáneo.</div>
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<br /></div>
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Porque lo que clama la <i>esponjitita</i> de 9 años es que venga papá y le diga: <i>eres valiosa, eres importante. </i>Cuando uno tiene 9 años, amar significa que vean por ti. Que alguien se haga cargo de ti. Y eso quiere decir también que venga alguien y te dé el reconocimiento que necesitas para sobrevivir. </div>
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<br /></div>
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Pero esponjita ya no tiene 9 años. </div>
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A mitad de uno de los ataques de celos, de pronto comencé a hacer cuentas. Aquellos de quienes dije <i>no me quieren, nunca me han querido</i>, han hecho por mí muchas cosas. Muchísimas. <i>¿Qué tendrían que hacer los pobres para que al fin ten sintieras querida por ellos? </i>(nótese la voz pasiva de la oración). <i>¿Regalarte un conejito con un sombrerito de paja? </i> </div>
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<br /></div>
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¿Cuál es el origen del ataque de celos? Que la tesis me está costando un huevo. Así de fácil. Los celos surgen cuando me falta <i>valor</i>. Valor en el sentido de que siento que no valgo nada, y valor en el sentido de coraje. Me acobardo. Siento que ya no puedo, que no voy a poder, que me voy a diluir en el aire si no puedo redactar una tesis que dentro de muchos años (por ejemplo, 19) siga siendo referencia para cualquiera que quiera trabajar mi mismo asunto. </div>
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Pero como dice siempre mi mamá (la que esta Navidad me regaló un montón de <i>conejitos con sombrerito de paja</i>), no queda más que hacer de tripas, corazón. </div>
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<div style="text-align: justify;">
Y ya no tengo celos. </div>
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Quizás un poquito. Me quisiera querer como quiero a los otros. </div>
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O quizás sí me quiero mucho, y por eso me doy el enorme placer de comprarle a mi papá su muñequito de limpiapipas de colores. O voy corriendo a la UAM a decirle al Asesor que encontré su nombre en un lugar de lo más extraño, donde se le informa al mundo que realmente fui muy inteligente cuando, nomás por no dejar, le pregunté <i>¿qué tienen qué decir esos medievales sobre las percepciones accidentales? </i>y al escuchar su respuesta, lo escogí como <i>Doktor<b><u>vater</u></b></i>. </div>
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<iframe allowfullscreen="" frameborder="0" height="315" src="https://www.youtube.com/embed/YaqjpfZJjpk" width="420"></iframe></div>
Esponjitahttp://www.blogger.com/profile/08139307072769145968noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-37809177.post-78503892560291261752016-05-04T02:23:00.002-05:002016-05-04T02:23:36.934-05:00La era de Acuario<div style="text-align: justify;">
Leí <a href="https://pacotraver.wordpress.com/2015/05/05/por-que-hay-tants-singles/" target="_blank">este artículo</a> a través de <a href="https://twitter.com/NeuroticMariana" target="_blank">@NeuroticMariana</a> y <a href="https://twitter.com/tazy" target="_blank">@tazy</a>, y aunque debo reconocer que mientras lo leía quería patear al tipo, creo que le da al clavo en algunas cosas. Pero más más importante es uno de <a href="https://pacotraver.wordpress.com/2015/05/05/por-que-hay-tants-singles/#comment-18992" target="_blank">los comentarios que le hacen</a>... que está tan "a modo" que quizás se lo haya inventado el mismo autor. No sé... pero en conjunto el artículo y el comentario muestran una idea que ha rondado mucho mi feminista cabeza últimamente. Ande, querido lector, lea el artículo y el comentario. Yo lo espero. No me muevo de aquí.</div>
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¿Ya? Bueno, sigamos. </div>
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Nací a principios de los 80's y a pesar de haber nacido entre la clase media del Distrito Federal, hice la secundaria con lo que podríamos llamar la clase media baja tirándole a pobre de San Luis Potosí. Mientras algunos de mis compañeros de la primaria hicieron el bachillerato en Bélgica, los de la secundaria se movían en una línea crítica entre heredar el oficio de albañil de sus padres o entrar a la Universidad para ser ingenieros. En mi secundaria convivían dos clases sociales, económicamente a penas distintas, pero socialmente muy diferenciadas: la gente que contrataba sirvientas, y la gente para quien ser sirvienta era una opción perfectamente aceptable. Esa distinción, sin embargo, no fue jamás suficiente para determinar quién llegaba a la universidad. </div>
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Y, sin embargo, los roles de género en ambas estaban arraigados con mucha fuerza y sin discusión alguna.</div>
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Así, tuve un profesor que decía que las mujeres estudiaban para ayudarles a sus hijos con la tarea, pero que el objetivo de la mujer era estar casada. Cuando lo fui a acusar con mi profe de matemáticas, la respuesta fue simple: <i>lo que él no sabe es que ya entramos a la era de Acuario</i>... pero a pesar de todo aquello, me tocó ver estudiantes mujeres del cuadro de honor que no recibieron apoyo alguno para hacer el bachillerato. Lo cuál, seamos honestos, no es peor que lo que le pasaba a las malas estudiantes: a pesar de que la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos dice que la secundaria es obligatoria, sus papás le explicaron que estar en la escuela era un privilegio... que no se merecían por ser mujeres. </div>
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Digamos que todo aquello era demasiada desigualdad de género ante mis ojos, y por el contexto social y familiar del que yo provenía, siempre vi esas tragedias como si yo fuera inmune a ellas. Y, sin embargo... </div>
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Por razones que no viene al caso explicar, la educación de género que yo tuve fue... extraordinaria, para mi época y para todos los círculos sociales en los que me tocó crecer. Fue mi papá quien me explicó, a los 4 años, que no había juguetes para niños y para niñas: que todos los juguetes eran para todos... lo que me metió en mis primeras disputas feministas con la tía A. que a mi primo R. le regaló un camioncito y a mi una muñeca. Por más razones que no viene al caso despepitar aquí, desde muy niña supe yo que ser homosexual no era equivalente a querer vestirse de mujer; que había mujeres <i>marimachas</i> porque les gustaban otras mujeres, y que eso estaba bien. Y fue esa razón que no voy a venirles a despepitar aquí, la que me hizo investigar esos asuntos desde muy chica. </div>
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Y, sin embargo... </div>
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Y sin embargo yo deseaba con una nostalgia tremenda haber sido hombre y no mujer. Porque ser mujer para mí era tener una especie de deficiencia, de <i>handycap</i> con el cuál no se podía vivir con la misma facilidad que un hombre. La opción no era ser una mujer <i>liberada</i>, sino ser hombre. Más que <i>privilegios</i>, yo veía a los hombres como seres humanos completos, y a las mujeres como siempre teniendo que demostrar que <i>nuestra falla</i> no era tan grave. </div>
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Y así crecí con esa misoginia introyectada: maquillarse, usar falda, jugar con muñecas, disfrutar la joyería, todo eso eras signos inequívocos de debilidad mental. Y yo procuraba vestirme de la manera más masculina posible, lo cuál siempre era frustrante porque <i>una mujer que se viste de hombre, más bien parece un hombre gordo y mal hecho</i>. Así que los pantalones de mezclilla, las playeras guangas y los tenis, eran una solución aceptable a la imposibilidad de pasar por varón, y evitarme los cuestionamientos... y había que estudiar una carrera <i>de hombres</i> para que quedara claro que no era un ser humano a medias. </div>
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Pero no lo hice. Estudié filosofía. Pero esa es otra historia. Aunque una secreta vergüenza me ha acompañado muchos años por no haber tenido el valor de estudiar <i>una carrera de hombres</i>. </div>
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Así que llegar a la conclusión de que se puede llegar a ser un <i>ser humano</i> sin necesidad de ponerse vendas en los pechos para poder vestir camisas planchadas y corbata, resultó muy, muy, muy complicado. Aprender que el tamaño de las tetas no es inversamente proporcional a la inteligencia, fue muy difícil (a pesar de que entre mayor es la copa del brassiere en mi familia, mayor es el SNI).</div>
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O sea, resumo: que la emancipación femenina no significa transformarse en varón, es una idea muy difícil de captar. Pero dada la naturaleza de <i>lo femenino</i> en nuestra sociedad, no es difícil introyectar el odio a aquello que nos constituye. Odiamos lo que somos. Y si lo odiamos, lograr huir de ello no es mala opción... es algo deseable. Es deseable dejar de ser mujer. </div>
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Quiero aclarar una cosa: aquí <i>no querer ser mujer</i> no significa sentirse un hombre en el cuerpo de una mujer. Ése, creo, es otro problema muy diferente. No, aquí se trata de sentirse mujer, y odiar lo que se siente que una es. </div>
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Por eso descubrir que <i>hay otra manera de ser mujer</i>, que no es <i>degenerada</i> sino legítima y propia, es una buena noticia. Pero asumir <i>otra identidad </i>está de la chingada de todas maneras, porque ni siquiera se trata de <i>imitar</i> otra manera de ser (como cuando quería ser varón): no hay qué imitar. </div>
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Y la mitad de las cosas que hacemos al hacerlo, al principio, parecen aberrantes. Transformar el condicionamiento social no son enchiladas. ¿No me creen? Métanse a un baño de hombres. Así se siente cambiar y modificar un montón de hábitos y concepciones que tenemos sobre cómo funciona el tejido social a nuestro al rededor. </div>
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Pero ser mujer, apesta. Luego: VALE LA PENA. </div>
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Ahora bien, pónganse en los zapatos de los muy masculinos varones. La identidad a la que tienen que renunciar no es algo deleznable: es algo que les otorga <b>valor</b><i style="font-weight: bold;">. </i>Y eso es lo que pasamos de largo con mucha frecuencia. </div>
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El valor se ve como un <i>privilegio</i> desde la posición del oprimido. Pero desde el punto de vista de quien lo ostenta, simplemente son las condiciones que le otorgan valor. Y cuando se le pide renunciar <i>a sus privilegios</i>, se le está pidiendo abandonar su identidad <i>sin un modelo </i>que imitar. Y así como para muchas mujeres <i>avanzar </i>consistía en alcanzar posiciones que antes eran privilegio de varones (y eso es valioso en sí mismo), para muchos hombres significa <i>descender</i> a posiciones inferiores: mujeriles. (Y todo eso ya lo dijo y explicó Octavio Paz en el <i>Laberinto de la Soledad</i>). </div>
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Al acusar a los hombres de no avergonzarse de sus privilegios, lo que les estamos exigiendo es que se avergüencen de lo que son. De ellos mismos... y no hay para dónde hacerse. Si la lucha de las mujeres ha sido "por salir de casa", se entiende que estar en casa es lo chafa... </div>
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Y de nuevo: entender que se puede ser <i>varón</i> de otra manera, sin dejar de ser varón y sin perder valor, es lo que está en chino entender. Por eso, la reticencia. </div>
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Moralizar la reticencia a aceptar que modificar algunos hábitos sociales no significa perder la identidad, es estúpido. No es que los <i>machos</i> sean malos. Y a pesar de que las luchas de derechos civiles han funcionado con un esquema de lucha de clases, aquí no puede operar de la misma manera. </div>
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Porque, muchachas: ustedes tienen padres, hermanos, hijos, amigos varones. A quienes quieren proteger, a quienes respetan, de quienes reciben cariño. Y ¿quién quiere educar a un niño haciéndolo avergonzarse de lo que es? Es más fácil asesinar de un tiro al Zar y a toda su familia, símbolo de la opresión de clase, que a un hijo o a un amante. </div>
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El comentario al artículo del psiquiatra que teme que disparen contra él, muestra el verdadero problema. El comentarista reconoce no sólo que su mujer es mucho más chingona que él, sino que él mismo se ha beneficiado de las cualidades y fuerzas de ella. Pero siente una profunda vergüenza de ser un <i>macho beta. </i>¿Porqué siente vergüenza? Porque su identidad está construida con la idea del <i>varón proveedor</i>. Su incomodidad no emana de la relación con su esposa, la cuál funciona perfectamente, sino de la vergüenza <i>a posteriori</i> de no dar el ancho como lo que se supone que es, de no <i>alcanzar la actualización de su naturaleza, </i>Aristóteles dixit. Sin esa idea, sería un hombre plenamente feliz. </div>
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Lo que le daría paz mental sería comprender que <i>hay otros modos de ser varón, </i>donde quedarse en casa a criar a los hijos (que él tanto desea) es algo valioso y perfeccionador de su "naturaleza". Que es propio de ser hombre estar dos pasitos detrás de su mujer en ciertos aspectos. Que corresponde y plenifica su ser, el ser como es con su mujer. </div>
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Y, de nuevo, no son enchiladas. Y, sin embargo, hay muchos varones muy bien dispuestos a generar una nueva sociedad donde los roles, el género y los genitales no estén ligados indisolublemente. Y, al igual que nosotras, tienen qué ingeniárselas para entender cómo hacer funcionar este nuevo aparato: no hay modelo que seguir, hay que construir el modelo con el que vamos a educar a los hijos, sobrinos y alumnos del futuro. Y al igual que nosotras, ellos también se equivocan. Pero no son nuestros enemigos. </div>
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Esta es una buena época para vivir. Estamos montados en los hombros de los gigantes que iniciaron esta revolución. Ha llegado la era de Acuario, como dijo el profe René. </div>
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Bueno, esta fue la procrastinación de hoy. </div>
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Gracias por leer. </div>
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Esponjis.</div>
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<iframe allowfullscreen="" frameborder="0" height="315" src="https://www.youtube.com/embed/EhbxI5eVnM4" width="560"></iframe>Esponjitahttp://www.blogger.com/profile/08139307072769145968noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-37809177.post-12032736588977373742016-04-18T03:31:00.000-05:002016-04-18T03:31:10.331-05:00Zwei Deutschen <div style="text-align: right;">
<i><span style="font-size: x-small;">"Es gibt Menschen, die kämpfen einen Tag, </span></i><i><span style="font-size: x-small;">und sie sind gut. </span></i></div>
<div style="text-align: right;">
<i><span style="font-size: x-small;">Es gibt andere, die kämpfen ein Jahr </span></i><i><span style="font-size: x-small;">und sind besser. </span></i></div>
<div style="text-align: right;">
<i><span style="font-size: x-small;">Es gibt Menschen, </span></i><i><span style="font-size: x-small;">die kämpfen viele Jahre </span></i><i><span style="font-size: x-small;">und sind sehr gut. </span></i></div>
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<i><span style="font-size: x-small;">Aber es gibt Menschen, </span></i><i><span style="font-size: x-small;">die kämpfen ihr Leben lang: </span></i></div>
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<i><span style="font-size: x-small;">Das sind die Unersetzlichen."</span></i></div>
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<i><span style="font-size: x-small;"><br /></span></i></div>
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<i><span style="font-size: x-small;">Bertold Brecht</span></i></div>
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<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhfyQOv7rBAgpzjN92BuSw2rwGr1D5-UfeOnM0u4zSsv1jiJRjR9bO1paJB623kS3TjRYIqVhRn_-G0s53yND8wdUdBRcCddn8RzX6l1q5zMKsG6r8Xv5EOuV1ktJuFu_1VWkFzHw/s1600/c98acd5ad137d6930e3477da8beb6a70.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="285" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhfyQOv7rBAgpzjN92BuSw2rwGr1D5-UfeOnM0u4zSsv1jiJRjR9bO1paJB623kS3TjRYIqVhRn_-G0s53yND8wdUdBRcCddn8RzX6l1q5zMKsG6r8Xv5EOuV1ktJuFu_1VWkFzHw/s400/c98acd5ad137d6930e3477da8beb6a70.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">"AL PUEBLO MEXICANO, LA COLONIA ALEMANA. 17 DE SEPTIEMBRE, 1925"</td></tr>
</tbody></table>
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A la Alameda Central de la Ciudad de México la flanquean dos alemanes: en el extremo oriente, frente al Palacio de Bellas Artes, hay un monumento dedicado a uno nacido en Bonn, y en el extremo occidental, hay una estatua de uno nacido en Berlín. Paradójica se puso la Alameda. El nacido en Bonn es conocidísimo por todo el orbe pues es nada más y nada menos que un monumento a Ludwig van Beethoven. El monumento tiene a un arcángel y, arrodillado frente a él, a un hombre. Pero aunque la estatua es bellísima, lo más interesante es la placa que tiene en la parte de atrás: ahí se entera uno de que se trata de un regalo que la colonia alemana en México dio al pueblo mexicano, y está fechada el 17 de septiembre de 1925. Y ¿la otra estatua? Esa también es curiosa. A primera vista se trata de un joven, vestido decimonónicamente, con botas y, a sus pies, un libro que en griego dice KOSMOS y en relieve tiene una especie de telescopio. Tiene a sus pies iguanas y una pequeña representación, me parece, de Quetzalcóatl. Y sobre la rodilla flexionada, el joven tiene un mapa de América. El zócalo sobre el que está la estatua, reza: <i>La nación mexicana a Alejandro de Humboldt, Benemérito de la Patria, 1799-1999</i>. Y al verla por primera vez, pensé: un alemán típico. Viajero.</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhFiZbMgGqvzEYipojENw-XxNEN951KvMG20lXn8QK8bmGwuL16jtoucFyS_Bg_BZR6T79Tgh1VK_JNPDltfoJQJ7JFlrTlhtbxwSlJ6dKXHwlceeUbWCuIdZRxAU3KO4GzjiBFhw/s1600/alejandro-de-humboldt.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="202" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhFiZbMgGqvzEYipojENw-XxNEN951KvMG20lXn8QK8bmGwuL16jtoucFyS_Bg_BZR6T79Tgh1VK_JNPDltfoJQJ7JFlrTlhtbxwSlJ6dKXHwlceeUbWCuIdZRxAU3KO4GzjiBFhw/s400/alejandro-de-humboldt.jpg" width="400" /></a></div>
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No tengo idea de cómo sean los alemanes que jamás han salido de Alemania. Pero a lo largo de estos años he aprendido que los alemanes que salen de Alemania son todo menos una excepción. Les gusta viajar y, sobre todo, colonizar nuevas tierras y nuevas patrias, y hacerlas fructificar. Por alguna razón, a muchos países les encanta importar alemanes que sepan cultivar la tierra, y todo lo cultivable. Y es así que me enteré que en Rusia había muchos alemanes (tanto así, que en la época soviética les quisieron hacer su propio Oblast), y que incluso de Alemania importaron ni más ni menos que a la zarina Catalina. Y, obviamente, en toda América hay muchísimas colonias alemanas. Y en la Wikipedia hasta mencionan a los alemanes brasileños, a los alemanes argentinos, y a los alemanes brasileños argentinos, porque son una colonia diferente de los alemanes que nada más son argentinos. Y hay alemanes antiquísimos como los Menonitas en México (que bueno, no son precisamente alemanes, pero casi), y otros más modernos como los alemanes de Chiapas (y en la película <i>Das Boot</i>, uno de los jóvenes marinos era, además de alemán, mexicano, y era justamente de Chiapas, y uno de los territorios recuperados por el EZLN en 1994 eran tierras de alemanes). Pero como en Alemania quedan todavía muchos, muchísimos alemanes, siempre hay nuevos viajeros, nacidos en Alemania, que se lanzan, de nuevo, a conquistar y cultivar el mundo. </div>
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<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhJ3G2jydGbdi0ghNaaPbY8wGGkz2Phtyz6EXGXEc2qnuCdvUansoiyl_gAUdhT35BlOmxF3A5WKSaiO834wKQuU6RC5P-m5Dpb31ADATBgYnDfc_VsQeACOyisq32YOH4geb5kQg/s1600/ALEXANDER+VON+HUMBOLDT+-+1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhJ3G2jydGbdi0ghNaaPbY8wGGkz2Phtyz6EXGXEc2qnuCdvUansoiyl_gAUdhT35BlOmxF3A5WKSaiO834wKQuU6RC5P-m5Dpb31ADATBgYnDfc_VsQeACOyisq32YOH4geb5kQg/s400/ALEXANDER+VON+HUMBOLDT+-+1.jpg" width="242" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">"LA NACIÓN MEXICANA A ALEJANDRO DE HUMBOLDT<br />
BENEMÉRITO DE LA PATRIA<br />
1799-1999"</td></tr>
</tbody></table>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Y así es como he conocido a muchos alemanes viajeros. De uno me acuerdo especialmente, que era un chico que vivía en el mismo edificio de P. El chico pretendía ganar un poco de dinero dando clases de alemán, y para sacarle las clases gratis, P. lo convenció de que en realidad no sabía suficiente español: lo puso a leer una traducción de Propercio hecha por Bonifaz Nuño... en dialecto bonifaciano. Al chico le dolió "corroborar" que no sabía tanto español como creía... pero no cayó en la trampa. Claro, este chico aseveraba que tanto el latín como el griego provenían del alemán... de donde se seguía que el español era nieto del alemán, lo que no sonaba tan descabellado... ¿Qué habrá sido de él? Conocí a otros muchos, como la chica que vivía en el Auditorio Che Guevara de la FFyL, y pretendía sobrevivir dando clases de alemán, pero resultamos demasiado inconstantes, y finalmente terminó yéndose a Chacahua y otras playas oaxaqueñas, a conocer mundo. Conocí a otros que vinieron de intercambio. A algunos les ganó la <i>homesick</i>, y otros se enamoraron rápidamente de mexicanos.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjVHsfNS33y_JylXumqWfGSN4SEYPyYhZuYQj4zTBm-sg618a_-sYYtQtJVugLJD-12DKLKj_DeF9pyRYNFj-q3DYlrOL-DNtyvugFsC2hFgSS3yo8x8Qtx2b8wR-rg6gI3bY7kvQ/s1600/22599338176_f1ecd1a09f_b.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjVHsfNS33y_JylXumqWfGSN4SEYPyYhZuYQj4zTBm-sg618a_-sYYtQtJVugLJD-12DKLKj_DeF9pyRYNFj-q3DYlrOL-DNtyvugFsC2hFgSS3yo8x8Qtx2b8wR-rg6gI3bY7kvQ/s400/22599338176_f1ecd1a09f_b.jpg" width="300" /></a></div>
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Y es por eso que me pregunto ¿cómo serán los alemanes que jamás han salido de Alemania? Y luego pienso que Alemania pues llegó a ser un territorio mucho más grande que ahora... lo que me hace acordarme de mi amiga polaca, Edita, la filóloga. Yo no sé qué súper poder tienen los polacos, pero siempre acaban hablando mejor que uno la propia lengua materna. O, bueno, Edita hablaba español mejor que todos los estudiantes de la clase de hebreo (y era mucho mejor en hebreo que todos nosotros, obviamente). Y una vez hizo un coraje tremendo: en el libro de hebreo había un mapa de Europa que, ante los experimentados ojos de Edita, era de... de otra época, con una Polonia chiquitita. Hizo un berrinche tremendo, pero sobre todo me acuerdo de cómo nos reclamaba ser menos cultos que los gringos. La Morá Mireya se sintió muchísimo (total, ese mapa era una fotocopia tan rara, que tenía unas rayas gordas, gordas, y a penas se distinguían unas bolitas que eran los países de Europa).<br />
<br />
<div style="text-align: center;">
QUERIDO LECTOR: TÓMESE DOS MINUTOS PARA VER CÓMO A POLONIA LE DA POR APARECER Y DESAPARECER DEL MAPA REGULARMENTE:</div>
</div>
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<iframe allowfullscreen="" frameborder="0" height="315" src="https://www.youtube.com/embed/vQ8T4oWxe1g" width="560"></iframe>
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.</div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
Así que P. y yo nos pusimos a investigar cómo había evolucionado el mapa de Polonia, y nos dio mucha risa ver cómo, dependiendo de la época, era grande, era chiquito, o ¡pum! desaparecía todo. Pero en aquella investigación, P y yo descubrimos un pedacito de Europa que jamás supimos qué demonios era: no tenía nombre... no era la provincia de ningún país adyacente... ¡no era un país! ¿qué era? Kaliningrado. ¿Cómo apareció ese pedazo de Rusia ahí, botado a media Europa? Y lo más sorprendente era que, durante muchos años todos nos sabíamos de memoria eso de que Kant había nacido en Königsberg y que nunca había salido de ahí pero ¿acaso a alguien se le ocurrió preguntar dónde quedaba Königsberg? ¡Vamos! que Kant nunca salió de Königsberg, pero Königsberg sí se salió de Alemania.<br />
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<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjKULFvqsJquU-5gVTLq5tM8WyzgG4tQAwp_ojXSHN6n7uW9JQAtwkgKEU4pPtrRwX2MS8Vac_xkIfpJ3ZjBWEv3YGExwt2tS6R0j30Clm7ou-nJpc5gLSf6HPuwewTgjKtfgvTHA/s1600/8912158_orig.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="222" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjKULFvqsJquU-5gVTLq5tM8WyzgG4tQAwp_ojXSHN6n7uW9JQAtwkgKEU4pPtrRwX2MS8Vac_xkIfpJ3ZjBWEv3YGExwt2tS6R0j30Clm7ou-nJpc5gLSf6HPuwewTgjKtfgvTHA/s320/8912158_orig.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">¿Ve, querido lector, cómo sale el pedacito ahí anónimo?<br />De niña me provocaba mucha curiosidad...<br /></td></tr>
</tbody></table>
</div>
<div style="text-align: justify;">
Y sí, Königsberg se salió de Alemania, y luego Alemania se partió en dos. <i>La segunda reunificación,</i> aprendí en la preparatoria, porque hubo una primera. Y otra cosa que me sorprende mucho de los alemanes viajeros que conozco, es que lo originarios de Alemania Occidental casi no conocen la parte oriental... y viceversa. Es decir, conocen toda Europa, ¡conocen América! pero casi no conocen el otro lado de su Alemania. Pero ¿cómo serán los alemanes que nunca han salido de Alemania? ¿Cómo Kant? No tengo idea. Pero sé cómo son los alemanes que, por caprichos del destino, llegaron a México a cultivar esta tierra y a plantar semillas. Y de pronto y sin querer, se cuelan a veces en sus conversaciones anécdotas de cómo riegan y podan a sus plantitas que vinieron a sembrar a esta tierra medio árida y medio caótica...<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhagRKCn0S2yEJiw8sahl3ce4fam50nzgKQvpyrz84yIqzzfmtjH1dpxKTe_L_32mineh_6KNTDIenwQaggOiy_HM2nQ2HvQGHCoQZUrRu38UwHes3TWyeAFs3jk7ip4K42BAbW1A/s1600/2011-11-09-mauerfall.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="293" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhagRKCn0S2yEJiw8sahl3ce4fam50nzgKQvpyrz84yIqzzfmtjH1dpxKTe_L_32mineh_6KNTDIenwQaggOiy_HM2nQ2HvQGHCoQZUrRu38UwHes3TWyeAFs3jk7ip4K42BAbW1A/s400/2011-11-09-mauerfall.jpg" width="400" /></a></div>
<br />
<br />
...y a veces he llegado a creer que la enorme paciencia que me tienen <i>esos dos alemanes</i>, no tiene tanto que ver con su disciplina –tan genética como la puntualidad de la que hacen tanto alarde– sino más bien con una vocación mucho más antigua de hacer fructificar la nueva tierra... como hicieron sus antepasados en Rusia, en toda Europa, en Argentina, Brasil, Chihuahua, y Chiapas... o en la occidental Benito Juárez y en la oriental Iztapalapa.<br />
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<a href="https://www.youtube.com/watch?v=CEOfn32iuKk" target="_blank">EN ESTE LINK HAY UNA CANCIÓN RARÍSIMA LITUANA DEDICADA A PRUSIA. PÍQUELE AQUÍ.</a><br />
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<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgHpne14HHpPlYgLN96TOjIu96dTzFqNzHMvuG-B1ZacRCq91765vw_142wY7BfbRWh6DpZbtsW1R_qKl_86Nb_4U4sbyOExoStYQlm7QtSTlczUy5Hqr1pVNly4nc3b66fgAcbqw/s1600/5396454703_e40a4e189a_b.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgHpne14HHpPlYgLN96TOjIu96dTzFqNzHMvuG-B1ZacRCq91765vw_142wY7BfbRWh6DpZbtsW1R_qKl_86Nb_4U4sbyOExoStYQlm7QtSTlczUy5Hqr1pVNly4nc3b66fgAcbqw/s640/5396454703_e40a4e189a_b.jpg" width="425" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Alemán típico. De primera o segunda generación.</td></tr>
</tbody></table>
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Esponjitahttp://www.blogger.com/profile/08139307072769145968noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-37809177.post-87937249211686311462016-04-01T21:03:00.000-06:002016-04-01T21:07:51.607-06:00La niña de Guatemala<div style="text-align: justify;">
El viaje a Guatemala hubiera sido una experiencia extraordinaria si no hubiese regresado a México con un ataúd. Todavía recuerdo la sensación surrealista de ver, desde el avión, cómo el pequeño ataúd, de madera labrada con rosas, entraba en el compartimento de equipaje. Eso, y que el aeropuerto de la Ciudad de Guatemala se llame Aurora. </div>
<br />
<div style="text-align: justify;">
Pero quizás vale la pena acordarse de la parte que sí fue genial de ese viaje, porque, además, fue el último y el primero que tuve con Aurora, y nos la pasamos muy bien. Lo primero es cómo preparamos el viaje Aurora y yo. Me acuerdo nomás que hicimos una docena de huevos duros para llevar de lonche durante el viaje, porque nos lo íbamos a echar en camión. Y era un camión bien extraño: tenía literas y toda la cosa, pero cuando íbamos por el Ajusco el pobre camión ya no daba una y nos cambiaron a uno normal y bastante más cómodo. Luego me acuerdo que llegamos a la Ventosa, que es un lugar pos con mucho viento, y el camión tenía que esperar a que se bajaran las corrientes porque si no se volteaba. Y entramos a un cafecito a esperar... tenía un mapa de Chiapas. A los primeros colombianos que conocí fue en ese viaje. Una era una chica mulata, bellísima, del Colegio de Historia, y creo que todos estábamos medio enamorados de ella (sí, yo también, jaja). Otro era un chico del CELA que había sido activista de Amnistía, y la historia de cómo había sido perseguido hasta que llegó a Venezuela nos rompió el corazón. En realidad me acuerdo de muy pocas cosas... y el problema conmigo es que Aurora se acordaba mucho mejor de todo, y sin ella se me fueron las memorias de mi infancia. Pero fuimos a Antigua Guatemala, y eran impresionantes las iglesias rotas como un polvorín. </div>
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Guatemala es hermosa... y terremotosa. Ya no sé dónde están las fotos de ese viaje, que sí revelamos, y por ahí deben estar guardadas en una caja. Quisiera volver a encontrar las fotos de Aurora en Antigua. No sé... creí que mientras escribiera, me iban a llegar los recuerdos en tropel, los bonitos. Los de la noche que pasamos en un bar bailando. Bueno, yo no, que tengo dos pies izquierdos, pero Aurora sí que salía a bailar. Toda la historia de la Universidad San Carlos de Guatemala. Todo aquello que era absolutamente nuevo, impresionante, extraordinario. </div>
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Pero todo eso, que era un viaje de iniciación, que era nuestro primer viaje juntas y solas, y que era nuestro primer paso hacia la honda y gigante América Latina, quedó frustrado y permanece oculto tras una cortina pesada de lo impensable. Como quedaron muchas canciones, por ejemplos, censuradas para siempre de nuestras vidas: como <i>La niña de Guatemala</i> y <i>El Cristo de Palacaguina.</i> Y ahí hay una historia. A una chica de Historia (cuyo nombre no puedo recordar) la estuve jode y jode preguntándole la letra, de la que no podía acordarme. Cuando me di cuenta de que ya la había hartado, la dejé en paz... y para colmo en el viaje vino a enterarse de que su pareja acababa de cortar con ella. Pero después de la tragedia, se acercó a mi, e hizo un esfuerzo monumental por acordarse de toda la letra, y me la apuntó en un papelito... </div>
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<br /></div>
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Cuando volví a México y a mi vida, hecha añicos, abandoné para siempre la idea de recorrer América Latina. Unos pocos años después, cuando comenzaba a aprender griego, descubrí entre los libros de Aurora los manuales de Lourdes Rojas, y me fui de espaldas... <i>¿así que tú también estabas aprendiendo griego?</i> No lo podía creer. Y así fue como, sin querer, la tierra y los países que luego quise conocer con Aurora fueron los de la antigua Hélade... que ella, estudiante de Historia, quiso recorrer por culpa de Heródoto. </div>
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<br /></div>
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No sé... de pronto me acuerdo de todo eso, y me acuerdo de lo que estuvo bonito. Como, por ejemplo, de cuando fuimos a sacar el pasaporte. Ese pasaporte es el que se perdió, y mi mamá, sospecho, lo perdió para que no se me ocurriera volver a salir del país. Pero me acuerdo de cómo Aurora y yo le acariciábamos las páginas (era mi segundo pasaporte, pero era el primero que ella sacaba en su vida). Y, de nuevo, contemplamos llenas de emoción el sellito que nos pusieron en la frontera de Guatemala. Y como tontas estuvimos cruce y cruce el puente internacional para estar cambiando de país de un paso... el puente que pasa sobre El Suchiate, del cuál me acuerdo con miedo, porque era el primer río caudaloso que veía en mi vida. </div>
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Hace 15 años, entre marzo y abril, murió Aurora.<br />
Tenía 19 años.<br />
Y esa noche, tembló.</div>
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<br /></div>
<iframe allowfullscreen="" frameborder="0" height="315" src="https://www.youtube.com/embed/XAAP6bfNGK4" width="420"></iframe>Esponjitahttp://www.blogger.com/profile/08139307072769145968noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-37809177.post-56746209293519302292016-03-13T05:10:00.002-06:002016-03-13T05:20:56.238-06:00Cassiel<div style="text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgkiycWZ7QgFb6tzrVfUTjx8GC7B1cBI-xei03n6RC7XY5C_AuSQbCypPj1gX5_DTVTN9RATAvVQMde759oQ01ys0JIUWMyPc2B1sx4k0gEaS6WxsGEYXPmU1cDvVUOcceiy3G9Rg/s1600/tumblr_mjhc4kdRo61qiz3j8o1_500.gif" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="255" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgkiycWZ7QgFb6tzrVfUTjx8GC7B1cBI-xei03n6RC7XY5C_AuSQbCypPj1gX5_DTVTN9RATAvVQMde759oQ01ys0JIUWMyPc2B1sx4k0gEaS6WxsGEYXPmU1cDvVUOcceiy3G9Rg/s400/tumblr_mjhc4kdRo61qiz3j8o1_500.gif" width="400" /></a></div>
<br />
Se me ocurrió ver primero <i>¡Tan lejos, tan cerca! </i>y todavía no veo <i>Der Himmel über Berlin</i> así que estoy comenzando a suponer que me perdí de buena parte del sentido de la película por eso. Lo otro porque me quedé dormida hasta que Cassiel pega un grito porque la niña se está cayendo del balcón. Desde el principio me pareció reconocer al pelirrojo actor, y supuse que lo estaba confundiendo con otro que se supone que no es pelirrojo, pero que tiene la misma carita angelical. Pero no, es que un rato antes quise ver <i>Das Boot</i> y... ¡oh! pues vengo a caer en cuenta que el capitán del submarino es, ni más ni menos, que Otto Sander. ¡Ay! Otto Sander. En la de <i>Das Boot</i> también me quedé dormida aquella vez que la vi, pero fue porque, como de costumbre, tenía totalmente volteado el ciclo circadiano, y ningún personaje gritó con suficiente energía... gritó mi familia y eso me despertó varias veces y, para mi maldita suerte, sólo vi el final que es tristísimo y... y como que todo el cine alemán es súper trágico y tristísimo, como película mexicana toda desesperanzada. Así como se terminó <i>¡Tan lejos, tan cerca! </i>porque al final Cassiel logró hacer el bien y fue tristísimo y yo quise llorar, pero por estos días ando escasa de lágrimas y... preferiría no pensar.</div>
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<br /></div>
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Cassiel tiene que aprender a modular la voz, a caminar –porque está acostumbrado a flotar–, tiene que aprender a cruzar la calle. Se encuentra a Lou Reed que le da unos dólares, y a quién le pregunta en inglés que porqué no puede ser bueno. Ese chiste tampoco lo entendí hasta que di con la canción de Lou Reed. Pero es que es el chiste de toda la película: es un ángel que, a diferencia de su colega angelical, se hizo humano para tratar de hacer el bien, y nomás no da una. Y cuando se echa todos los monólogos sobre el tiempo, casi me dio la impresión de que el guión lo escribió algún ángel de esos que leen mis pensamientos. O que mis pensamientos son de lo más <i>cliché</i>, que no soy original en absoluto con mis crisis existenciales. </div>
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¿Uno debe darle gracias a alguna especie de fortuna por tener ángeles que la cuiden a una? Lo que me da desesperación es que los ángeles sean como el pobre de Cassiel que sólo pueden pegar de gritos mientras nos ven tirarnos desde lo alto de un edificio. Es mucha responsabilidad eso de tener ángeles. Hay que hacer mucho esfuerzo para que estén tranquilos, para no defraudarlos, para que no se anden humanizando por accidente. Y luego, ya humanos, andan tropezándose como uno lo hace, y se abren las rodillas y están en peligro como nosotros estamos. Y luego, uno como humano ¿cómo le hace para ir a cuidar a esos ángeles? Uno quisiera agarrarlos a besos y abrazos para... pues... para que sean unos ángeles felices. No es que yo tenga un fetiche por los ángeles ni nada así ¿verdad? Se entiende. ¿Dónde se ha visto alguien con semejantes inclinaciones etéreas? </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Pero estábamos hablando de los ángeles con carita de Otto Sander, que al caer en el mundo quedan atrapados en el tiempo. Y hablamos de los ángeles buenos que, en cuanto encarnan en la tierra, quieren hacer el bien y ejercer el poder que como ángeles les estaba vedado. Hablábamos de ellos, sí, pero yo pensaba en unos de otro tipo. Una especie de lo más extraña, de esos que me tienen más fe de la que me tengo a mi misma. Pero eso de tener responsabilidades con los ángeles, como les decía, es pesado. Sobre todo a alguien como yo que le falta voluntad para ir al doctor de las voluntades a que le recete pastillitas de voluntarinina. Pero algo podrá hacerse. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Al final, si existiera, como en la Edad Media, un catálogo y clasificación angelical, entre ángeles, serafines, querubines y, dice el poeta, demás animales afines, habría una única especie de ángeles que son capaces de mover la densa mole deprimida que soy. A esa clase la llamaría <i>los simulacros, </i>porque están ahí como lo están los hombres para los ángeles de Wim Wenders: intangibles y parlantes. Y yo, como un Damiel acobardado, sólo los contemplo.<br />
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZ-uZPfwCAq2ldRB1UXuxXDrDEuZY9ptmdSbLuPXdJxwSQTvVr9VeUamF8c1jdPGxTXTdXyCWaWOB4VS2TsWX0ds_OMybgT_1BgghUjogX9HU4oBod4ptccvQLwcOxtgbNUgErPg/s1600/29508f78f805625683f7b62e17cdba74.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="416" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZ-uZPfwCAq2ldRB1UXuxXDrDEuZY9ptmdSbLuPXdJxwSQTvVr9VeUamF8c1jdPGxTXTdXyCWaWOB4VS2TsWX0ds_OMybgT_1BgghUjogX9HU4oBod4ptccvQLwcOxtgbNUgErPg/s640/29508f78f805625683f7b62e17cdba74.jpg" width="640" /></a></div>
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Esponjitahttp://www.blogger.com/profile/08139307072769145968noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-37809177.post-83163685526869388862016-02-24T14:01:00.001-06:002016-02-24T19:32:28.644-06:00De franceses y alemanes<div style="text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi5Gsvo2t7TIoxVeP8ZgRUP17zbCoHRE6SevwPTHa74uCyv3BEDsmjCwta1nViIHlwnlY4DNRNLKKUYKYTkbnU9edxJNllDibvTcP98FRHnhQD8bumcG5H4Etv-HecHTeFR0LUvww/s1600/Frankreich-Deutschland_f_44006305_Nelos_630x280.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="283" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi5Gsvo2t7TIoxVeP8ZgRUP17zbCoHRE6SevwPTHa74uCyv3BEDsmjCwta1nViIHlwnlY4DNRNLKKUYKYTkbnU9edxJNllDibvTcP98FRHnhQD8bumcG5H4Etv-HecHTeFR0LUvww/s640/Frankreich-Deutschland_f_44006305_Nelos_630x280.jpg" width="640" /></a></div>
<br />
<br />
Al único francés que conozco no nació en Francia, no es hijo de franceses, no ha pasado la mayor parte de su vida en Francia ni tiene pasaporte francés. Y él difícilmente, creo, aceptaría que es francés. Sin embargo el francés es su lengua materna y, cuando lo habla, se me eriza la piel. No, no le entiendo ni una palabra. Pero cuando habla en francés –y sólo en francés– parece que se transforma y que es un otro el que ocupa ese mismo cuerpo. Y, como no le entiendo nada, la sensación permanece.<br />
<br />
Lo chistoso del asunto es que, en mi imaginario estereotipado de las lenguas, creí que el francés era una lengua <i>suavecita</i>. O sea, se supone que el amor es una cuestión <i>suavecita</i> ¿no? así, como que tierna. Y se supone que el francés es la lengua del amor... aunque jamás entendí cómo algo que me sonaba todo gangoso cuando era niña podía ser algo romántico. De todas maneras, mi pedacito heteronormado piensa que el amor es una <i>passio</i>, o sea, que el amante espera de un agente amado que la haga padecer (aquí perdón por el oxímoron semántico). Y eso me pasa cuando él habla en francés. Ergo: no es una lengua suavecita: cuando él habla en francés hay algo de viril que no logro comprender del todo... pero que requiebra.</div>
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<br /></div>
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En cambio, alemanes conozco muchos, pero hay tres que son muy importantes para mí, y los tres han sido mis maestros. El alemán es para ellos su lengua materna, pero sólo uno de ellos la tiene como única lengua materna, y sólo a él lo escucho hablar en alemán cotidianamente (pues sí, obvio: es mi maestro de alemán). Al otro jamás lo he oído hablar en alemán y de su <i>teutonidad </i>queda huella sólo en sus apellidos largos. Además, como es mexicano también, su alemanidad y <i>alteridad </i>queda siempre como un mito, como algo que nos contaron, de lo que se nos platica pero jamás conocemos. </div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Aquí la anécdota más bien tiene qué ver con la primera vez que escuché hablar en alemán a mi otro maestro. A él lo había escuchado hablar en inglés antes, y aquél se me hacía un inglés muy bonito y muy claro, porque sonaba a buen inglés, pero sonaba dulce a mis oídos. Pero jamás en alemán. Y entonces un día habló. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Mi idea del alemán era que es una lengua <i>fuerte, rasposa, golpeada</i>, como indica el estereotipo: el alemán de los discursos con erre rodada y sin sinalefas que, al levantar la voz, cuadra a un ejército. El alemán que, cuando se ve escrito en el papel, parece lleno de espinas porque tiene muchas W y V y ni siquiera la redonda forma de las vocales se salva de salientes: ö, ä; ü. Pero ese alemán del estereotipo sólo habita en algunas pocas canciones de Rammstein y en los discursos de Hitler. El alemán <i>de a de veras</i> es suavecito, murmurado, y lleno del sonido "sch". Y el alemán de <i>mis alemanes</i> tiene erres en la garganta o simplemente huequitos donde debería ir una erre. </div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Bueno, pero todo esto era referente a la anécdota de la primera vez que escuché a mi maestro hablar en alemán. Y es que era un alemán como gorgoritos, como un chorro de agua cayendo desde una altísima gárgola en una catedral: algo que uno espera que suene fortísimo y resulta ser un murmullo. Y la cosa aquí es que, cuando lo escuché hablar en alemán, sentí como si se hubiera abierto la piel el pecho y el vientre, y estuviera viendo latir en vivo su corazón y todas sus vísceras funcionar, o como si pudiera meterle la mano hasta el fondo del cerebro, y sentir la vibración de su pensamiento... Pero algunas frases después, cuando comencé a entender lo que decía, se acabó la magia del extrañamiento, y al fin pude reconocer en su alemán al mismo que habla y bromea en castellano. </div>
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<br /></div>
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***</div>
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<br /></div>
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Ahora soy yo la que se va a ir, y se va a llevar su español del <i>Chavo del 8</i> a otro continente. Y me pregunto si aprenderé a hablar alemán y superar mis habilidades comunicativas <i>tarzánicas</i>. Y me pregunto si aprenderé a pensar en alemán. Y si algún día las grandes declaraciones que animan al ánimo serán capaces de requebrar mi ánimo en una lengua distinta a la única que puedo manejar. </div>
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<br /></div>
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<iframe allowfullscreen="" frameborder="0" height="315" src="https://www.youtube.com/embed/ZE_cEIferE4" width="420"></iframe>
</div>
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Esponjitahttp://www.blogger.com/profile/08139307072769145968noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-37809177.post-30297891610683251052016-01-21T05:30:00.000-06:002016-01-21T11:12:51.410-06:00Auf Wiedersehen<div style="text-align: center;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiRbxlQLQ0oaiwK9qkZARntb8sGPUZYrKaMQay9Tw5rPqspnWZIKbdfO9ApnusgxXJ2QUvCLD9TzQfeYBDsoF0nGAgwpZsefKRABbNTEBft86s0fY38Sa9Dce3LLP_m3i8I6dGc-Q/s1600/5648154503_2d18591824.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="425" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiRbxlQLQ0oaiwK9qkZARntb8sGPUZYrKaMQay9Tw5rPqspnWZIKbdfO9ApnusgxXJ2QUvCLD9TzQfeYBDsoF0nGAgwpZsefKRABbNTEBft86s0fY38Sa9Dce3LLP_m3i8I6dGc-Q/s640/5648154503_2d18591824.jpg" width="640" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<i><br /></i>
<i>animula, vagula, blandula</i></div>
<div style="text-align: center;">
<i>hospes comesque corporis</i></div>
<div style="text-align: center;">
<i>quae nunc abibis in loca</i></div>
<div style="text-align: center;">
<i>pallidula, rigida, nudula,</i></div>
<div style="text-align: center;">
<i>nec, ut soles, dabis iocus.</i></div>
<i><br /></i>
<br />
<div style="text-align: justify;">
El miedo a envejecer es una versión neurótica del miedo a la muerte. Algún día más tarde que<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEisnoJr7K4swU-cXXQxOB79yfJctjwOQU-lI2IWrTngcKpbkvC7pzPTk5b38r9mdSBdkcVaIOVgWr7NN4q56r18iYOGhyphenhyphen-v-I2Rf31q5JgT3Ph4hwhSa5hVNmOBXxefGZ8rWJpVJg/s1600/david+bowie.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEisnoJr7K4swU-cXXQxOB79yfJctjwOQU-lI2IWrTngcKpbkvC7pzPTk5b38r9mdSBdkcVaIOVgWr7NN4q56r18iYOGhyphenhyphen-v-I2Rf31q5JgT3Ph4hwhSa5hVNmOBXxefGZ8rWJpVJg/s320/david+bowie.jpg" width="320" /></a></div>
temprano, se acabará todo. Ojalá no haya que atravesar el ultraje de la vejez; pero ojalá no sea demasiado pronto. Pero vivir también es morirse muchas veces. Y no me refiero a la edad, constante mensajero de la muerte, ni a quienes, siendo muy amados, se nos van muriendo; sino a la manera en que nosotros, ante nosotros mismos, nos morimos varias veces. Cada vez que comprendemos que no seremos aquello que creímos que, por destino, seríamos, hay que decidir qué hacer con el cadáver. Cada vez que hay que hacer maletas, que dejamos de amar, que nos abandonan... Cada vez que la cúpula celeste se desploma sobre nosotros y nos deja hundidos entre pedacería de estrellas... cada vez, de nuevo, hay que decidir qué hacer con ese cadáver. Y lo mejor es velarlo, llorarle, e irlo a enterrar, como hacemos con aquellos que más amamos y que se van. Y, una vez que hayamos llorado lo suficiente, seguir andando por la senda de la edad hasta que nos muramos por última vez.<br />
<br /></div>
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<br /></div>
<div style="text-align: center;">
<i>almita, vaguita, blandita</i></div>
<div style="text-align: center;">
<i>habitante y compañera del cuerpo</i></div>
<div style="text-align: center;">
<i>que ahora te irás a lugares</i></div>
<div style="text-align: center;">
<i>pálidos, rígidos, desnudos, </i></div>
<div style="text-align: center;">
<i>y no, como sueles hacerlo, harás ya bromas...</i><br />
<i><br /></i></div>
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<i><br /></i></div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgQXkVNbjYpLTviljLMGI65ECiyVnmBcCBT2VZkxI2xIP2d_FOeqYn3L-2wDx4NI5axEmj7o44pjp8HagDVzAMMBGrDkU437-WrnHQ3QQhIRvh32Mj9cbPa0hsqZCO4Okjqr2ZwuA/s1600/3cujj-Img_renard_1_.gif" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="167" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgQXkVNbjYpLTviljLMGI65ECiyVnmBcCBT2VZkxI2xIP2d_FOeqYn3L-2wDx4NI5axEmj7o44pjp8HagDVzAMMBGrDkU437-WrnHQ3QQhIRvh32Mj9cbPa0hsqZCO4Okjqr2ZwuA/s200/3cujj-Img_renard_1_.gif" width="200" /></a>Hace poco más de un año que el comedor de mi casa está cotidianamente arreglado porque tengo una única visita a quien incluso ya reconocen mis gatos. ¡Hasta puse arbolito de navidad! Como nefastas consecuencias de este arreglo, cuando trato de hablar en inglés, conjunciones y adverbios alemanes hunden sus saetas en mi área de Broca, y termino hablando como Salvatore, el del <i>Nombre de la rosa</i>. Pero ¡ay Aristóteles, tú y tu ἕξις! Poco a poco, las amargas quejas por la derrota del <i>Eintracht</i> son digeridas por mis oídos. Los consejos pacientes se hacen inteligibles. La impresión cotidiana sobre los periódicos comienza a volverse diálogo en una sola lengua... y descubro que no hay una palabra teutona para <i>tinaco</i>, y que los gatos mexicanos maúllan como sus pares bárbaros. ¿Cómo no se iba a reblandecer <i>meinen Hertz</i> y, amaestrado según la primera ley de <i>Saint-Exupéry</i>, a medir las horas y el ritmo de los días en <i>clases de alemán? </i>Ayer me entrevistaron por fin. Hablé en alemán, involuntariamente, como si de un encantamiento se tratara ... <i>hábito</i>, le llama Aristóteles... yo, <i>acto de magia</i>.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
<i>Alma pequeña, encantadora y errabunda,</i></div>
<div style="text-align: center;">
<i>huésped y camarada del cuerpo</i></div>
<div style="text-align: center;">
<i>que ahora irás hacia lugares</i></div>
<div style="text-align: center;">
<i>lívidos, baldíos y tiesos</i></div>
<div style="text-align: center;">
<i>y no bromearás cuál era tu costumbre. </i></div>
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<br />
<br /></div>
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<i><br /></i></div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj4uHKm4KyNZECMoYVCTc1RjY7wChCzgtPJwQHtxf2kFvy4qREzbAbBgDh54QwEALxCLvEuGBObGvpklLKfxCTu2pRbmlYNEcMIcfSpBcs_GwXj27SUwzDPIcDDoJRVfMieKMQY2g/s1600/4234fb56136aaff57c96b866a27e1c5f.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj4uHKm4KyNZECMoYVCTc1RjY7wChCzgtPJwQHtxf2kFvy4qREzbAbBgDh54QwEALxCLvEuGBObGvpklLKfxCTu2pRbmlYNEcMIcfSpBcs_GwXj27SUwzDPIcDDoJRVfMieKMQY2g/s200/4234fb56136aaff57c96b866a27e1c5f.jpg" width="133" /></a>Ni son todos los que están, ni están todos los que son. Llega primero Z., cómplice de mi travesura. Le pido disculpas por invitar a T. sin haberle avisado. Ella se ríe y me contesta que al fin comprendió lo que pasaba: era mi despedida e invité a mis amigos. Levanté las cejas <i>¿mi despedida? Pero todavía no sé si voy a irme... pero sí, sí lo sé: voy a irme, cómo sea, de cualquier manera... y sí, vengo a despedirme. ¿Pero de quién? De ellos y de ella. De los más amados. De la ilusión. De obrar por amor, de leer por amor, de pensar por amor, de escribir por amor, de respirar por amor, de andar por amor, de soñar por amor, de huir por amor... por amor de ser amada por amor. ¿Mi despedida?</i> Y me despedí de ellos, entre silencios incómodos, anécdotas macabras, risas y vergüenzas. Una única y simple despedida.<br />
<br />
<br /></div>
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<i><br /></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<div style="text-align: center;">
<i>Mein Seelchen, freundliches Seelchen du, </i></div>
<div style="text-align: center;">
<i>so wanderlustig immerzu, </i></div>
<div style="text-align: center;">
<i>der Leib war nur dein Gasthaus und nun </i></div>
<div style="text-align: center;">
<i>sollst du die letzte Reise tun </i></div>
<div style="text-align: center;">
<i>in jenes Reich, </i></div>
<div style="text-align: center;">
<i>wo alles so öd' und kahl und bleich, </i></div>
<div style="text-align: center;">
<i>in jene Nacht, </i></div>
<div style="text-align: center;">
<i>wo keiner mehr deine Spässchen belacht.*</i></div>
<div style="text-align: center;">
<i><br /></i></div>
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<i><br /></i></div>
<div style="text-align: center;">
<i><br /></i></div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgiS2kEXRgXID1mfngjO4xYj6_iKK1E_IetKFMNmupl0rneuOtZHsPbdrVyvVHoBJORAL_bz5SMdUQZGhGgVf15U8kkP8QkarRdSu6YAM4Ki2vHeVvcEBeq0aCeKU9yGAYmvaIsfg/s1600/Hippo.png" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgiS2kEXRgXID1mfngjO4xYj6_iKK1E_IetKFMNmupl0rneuOtZHsPbdrVyvVHoBJORAL_bz5SMdUQZGhGgVf15U8kkP8QkarRdSu6YAM4Ki2vHeVvcEBeq0aCeKU9yGAYmvaIsfg/s1600/Hippo.png" /></a></div>
Sé que por pura probabilidad estadística jamás volveré a encontrar a un alma así de fina, así de bella como la tuya. Sutilísima y tensa, ígnea y tersísima... inverosímil. Y sé que cuando esté allá lejos, en la lívida tierra del helado invierno, echaré en falta todos los martes, uno a uno, hasta el fin de los tiempos. Tomar consciencia de mi mortalidad justo después de haberte conocido, le da al resto de mis días el insoportable peso del acto único e infinitamente iterativo del eterno retorno. Y yo, mortal a partir de mañana, y en medio de la estupefacción de haber presenciado lo absolutamente improbable, llamaré "milagro" al haber coincidido, prócer de mi Patria y <i>Demiurgo</i> de mis afectos, contigo.</div>
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<br />
<br />
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***</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEifKI33_fUK942_1VK_0ex29n12KdLGj682C-0HKXEPGMk2Pnk0-6bh9W9ZFwO454BD9-3fFTXunRaSd8NlZ2iAqGQOGj9oEEb9js4AV9-NFh0m6zzL2Y-gTPpiD9c6goUbXJLnwg/s1600/Memoires-d-Hadrien.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEifKI33_fUK942_1VK_0ex29n12KdLGj682C-0HKXEPGMk2Pnk0-6bh9W9ZFwO454BD9-3fFTXunRaSd8NlZ2iAqGQOGj9oEEb9js4AV9-NFh0m6zzL2Y-gTPpiD9c6goUbXJLnwg/s640/Memoires-d-Hadrien.jpg" width="480" /></a></div>
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<br /></div>
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________________________________________</div>
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<i>* </i>Versión de Theodor Birt en <i>Antike Buchwesen</i>, 1900.</div>
</div>
Esponjitahttp://www.blogger.com/profile/08139307072769145968noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-37809177.post-25850253972152480842016-01-11T14:58:00.000-06:002016-01-15T10:23:52.668-06:00Bowie para Dummies<div style="text-align: justify;">
Yo me enteré de quién era David Bowie porque todo mundo en Twitter hablaba de él. Una chica, de cuyo nick no quiero acordarme, incluso me hizo amorosamente una lista de su música. Pero mi inglés es pobre y no acabé jamás de agarrarle el gusto. El tiempo pasó, alguna tontería dije que la chica mal interpretó, y ya no quise preguntar nada del tal David Bowie... a pesar de que para mucha gente resultaba ser muy importante...</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Pero mucha gente de Twitter, verán ustedes. Porque si hubiera sido alguien más cercano, más real, entonces le habría puesto mucha más atención al tal Bowie. Y así ocurrió que un güero de carne y hueso (blondas carnes, albos huesos) vino y me habló del maravilloso Bowie. Y me quedé sólo con una palabra "Heroes". Y entonces escuché hasta el cansancio "Heroes". Aunque para ser honesta escuché "Helden" porque lo que me urgía (y sigue urgiendo) era aprender alemán, y Bowie tuvo la puntada de grabar mucha música en alemán. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Y ya, es todo. O era todo, hasta que a la una y media de la mañana el teléfono produjo la alerta que corresponde a <i>Radio Francia Internacional</i> y dos segundos después, la propia de <i>Der Spiegel</i>. ¿En qué enfermo momento me suscribí a ambos servicios de noticias? A RFI porque cuando trabajé en Radio UNAM me tocaba editar las noticias mañaneras de RFI, y eran en general buenas. Al <i>Der Spiegel</i> por obvias y pedagógicas razones. Pero el <i>Der Spiegel </i>de lo único que habla es de la <i>Silvestersnacht</i> y RFI de las elecciones en no sé qué excolonia francesa... o en todas... o en toda África, porque de Indochina jamás hablan. Bueno... decía... A la una y media de la mañana, cuando al fin había conciliado el sueño sonó el "ting" de RFI y tres segundos después el "tong" de <i>Der Spiegel</i>. "Ha de ser algo importante", pensé. Quizás un atentado más antentadoso que el de París... algo más escandaloso que una bomba H caída en Nueva York... ¡algo grave! ¡puso de acuerdo a Franceses y Alemanes!... </div>
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<br /></div>
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<i>David Bowie ist tot. </i></div>
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<i><br /></i></div>
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Zas... todo Twitter va a reventar. Y así ocurrió. Como dijo un amigo que, igual que yo es ignorante en cuestiones Bowieanas, <i>parece como si hubiera que estarle dando el pésame a un montón de amigos... como si se les hubiera muerto su papá</i>. Y así me pasó. No en Twitter, porque ahí más bien comencé a aprender mucho sobre Ziggy Stardust... sobre Starman... sobre un montón de cosas que no sabía yo. No... me pasó cuando tuve que darle el pésame al güero que me presentó "Heroes". Oh... </div>
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<br /></div>
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***</div>
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<br /></div>
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David Bowie presentó su nuevo disco el día de su cumpleaños: el 8 de enero. El 11 en la madrugada (horario de México) nos anuncian que ha muerto. ¡Lo tenía que tener planeado! En los 18 meses que le quedaban de vida compuso dos canciones que me tuvieron llorando a lágrima viva de las dos a las seis de la mañana. Y no sé si por la desvelada, por el doctorado o por no haber hecho la tarea de alemán, me ganó <i>el sentimiento </i>y comencé a llorar, berreando, porque me preguntaba ¿en qué planeta vivía que no me enteré de la existencia de David Bowie hasta ahora? ¿En que agujero estuve que no me conmoví y enamoré como todos los que resultaron ser más o menos mis amigos? ¿He vivido de la manera correcta? Y lloré y lloré... </div>
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<br /></div>
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No es Bowie por sí mismo, es todo lo que está ocurriendo a mi al rededor. Algo no he hecho bien. En algún lado soy anormal. En alguna esquina estoy totalmente torcida. Y quisiera que algo cambiara de golpe y el resultado fuera abandonar esta vieja y ajada piel, y salir de ella como mariposa que se deshace del cascarón de la crisálida... Como si el viejo cascarón fuera la que está tan torcida que está infinitamente sola, y la que saliera volando como mariposa fuera al encuentro del amor, de la inmortalidad, de... ¿la luz?<br />
<br /></div>
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No es Bowie... es no habérmelo encontrado antes en el camino. Lo que ya en sí mismo es una gran pérdida en la vida (como haberme enterado de la existencia de Kapuscinsky el día que murió, y haberlo amado a destiempo). Pero también es preguntarme qué antenas, que otro tipo de ojos, que sensibilidad maravillosa tienen aquellos que me son tan entrañables y que ven aquello que yo no alcanzo a ver. Es como cuando uno acaba de leer a Vonnegut, el <i>Cat Cradle </i>específicamente. Y no haber entendido nada. Y darse cuenta que no se había entendido nada no al leerlo (pues lo poco que entendimos fue extraordinario), sino después, cuando lees dos o tres reseñas y lo comienzas a leer desde el principio, y dice que él se llama JONAH, Jonás. Como si ese libro me lo hubieran escrito a mi. </div>
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<br /></div>
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Y no sé si me tardé una vida (o la mitad, si le hacemos caso a Dante y su criterio para hablar del <i>mezzo de la mia vita</i>, y tomamos la edad de Bowie de referencia), no sé si me tardé una vida en descubrir a Vonnegut y a Bowie, solamente porque no sabía suficiente inglés, o porque tengo una alma quebrada y siempre anestesiada. Hasta que viene un güero, al que le entiendo la mitad de lo que dice, y eso siempre es el doble de lo que puedo tolerar.</div>
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Ich verstehe nicht...</div>
Esponjitahttp://www.blogger.com/profile/08139307072769145968noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-37809177.post-3163926483992855712016-01-08T19:48:00.006-06:002016-01-09T06:58:25.789-06:00Rubicundos<div style="text-align: justify;">
El zorro le dice al principito que el viento sobre los trigales le recordará a su melena dorada (en español esta frase es insoportablemente ambigua: no queda claro quién recordará a quién. Quien tendrá los recuerdos será el zorro, el güero a recordar será el Principito). Lo de lo dorado de los cabellos rubios siempre le pareció una licencia poética, una hipérbole: el cabello rubio, pensaba ella, es simplemente amarillo como el castaño es simplemente café. Así pensaba, porque nunca había visto a un rubio fuera de las portadas de las revistas ni de las blondas melenas de las criaturas de la televisión.</div>
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<br />
Lo dorado siempre le pareció hiperbólico hasta que una mañana vio cómo el Sol golpeó con fuerza, no sólo su melena rubia (¿"su" de quién? ¿suyo de ella? ¿suyo de él? ¿suyo de suyo de usted?), sino también toda su piel cubierta de multitud de rubicundísimos vellos dorados. Y entonces todo él (¡ah! ¡es un "él"!), él en su totalidad brilló como estatua de oro, como si todo él estuviera cubierto de un manto dorado, rubicundísimo y enorme. Y asoleado, con los transparentes ojos entornados, ojos transparentes como el ozono azul del cielo, bajo la sombra de la palma de su mano, suya de él, la vieron. </div>
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<br /></div>
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No, no hay hipérbole: los hombres rubios son hombres dorados. </div>
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<br /></div>
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Ella se sirve del alemán para leer el latín. Lee los textos hombre rubio, bajito y dorado, el admirado erudito cuyas frases tienen sujetos que, entre el artículo y el sustantivo, llevan modificadores de cuatro renglones de larg, y cuyo ánimo es el propio de quienes heredarán la tierra... y se acuerda mientras tanto del hombre rubio, altísimo y dorado, que le enseña cómo leerlas...<br />
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg2H2V3FzF0i-6BtWDQ-2z5PkDCINBWQkzdtjdRODwGYLnu54XLetLlU8Curyp6myQbjQW-4vPSs3ctXTMPnLwzjOGG-2cW4w2TPIREqIQHUbgZBkq819TF6I7jjs7HiEJEdcpX5g/s1600/12471423_10153883318829861_7171754297934036241_o.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg2H2V3FzF0i-6BtWDQ-2z5PkDCINBWQkzdtjdRODwGYLnu54XLetLlU8Curyp6myQbjQW-4vPSs3ctXTMPnLwzjOGG-2cW4w2TPIREqIQHUbgZBkq819TF6I7jjs7HiEJEdcpX5g/s400/12471423_10153883318829861_7171754297934036241_o.jpg" width="376" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Leonora Carrington y Max Ernst fotografiados por Lee Miller<br />
1937</td></tr>
</tbody></table>
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Esponjitahttp://www.blogger.com/profile/08139307072769145968noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-37809177.post-88119357191467449252015-12-26T06:53:00.003-06:002015-12-26T07:14:52.994-06:00Reflexiones Navideñas, <div style="text-align: justify;">
Como hablante del español, soy excluida pero excluyo... y al no haber nacido cristiana, he vivido en un perpetuo estado de exclusión de mi propia sociedad, de la cuál sólo el Santoclós rojo de Coca Cola Co. me pudo venir a salvar...<br />
<br />
Todo esto empezó por culpa de la Navidad y de Alejo Carpentier. Nunca he leído a Alejo y me sigue desternillando de risa su nombre que me suena a carpintero, pero en vez de pensar en algo venerable como José (o sea, mi abuelo, que era ebanista y se llamaba José) pienso en el Pájaro Loco, porque era un pájaro carpintero. Y todo comenzó, en realidad, porque pronto me tendré que deshacer de mi biblioteca, y tengo que leer lo no leído antes de no volverlo a ver.</div>
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<br /></div>
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Haciendo una lista de todos los libros que he leído este año, (seis, contando <i>Seda</i> de Baricco que, sí, ya sé que es trampa, pero maquilla el hecho de que no sobrepasé la media nacional de lectura) me di cuenta de que TODOS son traducciones de otros idiomas: italiano, francés y ruso. El que más me gustó: <i>El maestro y Margarita</i> de Bulgakov. Es decir: hace mucho que no leo nada en español, y agarré lo primero que encontré en mi librero y que no es el pendejísimo de Jorge Volpi: <i>El recurso del método</i> de Alejo Carpentier. De querer, preferiría leer <i>El siglo de las luces</i> porque mi mamá se enamoró de ese libro y siempre me habla de él... pero por alguna ignota razón, <i>El</i> <i>recurso </i>es el que está en mi librero. </div>
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<br /></div>
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Pero decía que esto comenzó con Alejo y con la Navidad. Con la Navidad porque es una fiesta cuya genealogía es tramposa. Se supone que lo que festeja la cristiandad es el nacimiento de Cristo, pero entre más educado y entrenado está el cristiano al que se le increpa, él solito viene y explica que el 25 de diciembre no es, así en serio verdaderamente y sin duda, el día del nacimiento de Jesús (que basta ponerse a revisar la Biblia con lupa); y que sí, que no es una casualidad tan casual que coincida con Las Saturnalias y la fiesta del Sol Invictus (esta última, al parecer posterior al cristianismo... digo, cuando uno se pelea con cristianos debe tener a la mano la Wikipedia en al menos 3 idiomas). Total que el clásico: "¿Por qué festejas la Navidad si tú no crees en esas cosas?" se puede contestar que uno cree en el Solsticio de Invierno, aunque esté un poco movidita la fecha... y que lo de los regalos, eso nos lo enseñaron los romanos... aunque todo eso sea falso. </div>
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<br /></div>
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Es falso, porque en esta discusión uno piensa en el gordo de Santaclós marca Coca-Cola Co., en el pavo y en las películas lacrimógenas gringas... es mucho más raro pensar en las Posadas y los Reyes Magos ante tal discusión. Y es que si lo piensan ustedes, aquello a lo que podríamos llamarle "Navidad Mexicana" es una cosa no sólo barroca (bueno, los mexicanos somos barrocos, ¿y qué?) sino bastante menos sabrosa que otras fiestas nacionales, o que la mismísima Navidad gringa. Porque la Navidad mexicana, así muy requetemexicana... ¡pues es una fiesta ritual! Y ahí sí es verdad que no tiene mucho sentido, sin ser católico, ir por la calle gritando "OOOOOORA PRO NOOOOBIS" con gente llevando en procesión al nacimiento, que no debe tener al niño dios todavía (porque se le pone hasta el 25 OBVIAMENTE). Luego "se pide posada" con las velitas de papelería, se rompe la piñata con sus 7 pecaminosos picos, y ya... ahí estuvo toda la diversión. La fiesta, pues, son las posadas. Y sin ser cristiano, pues uno puede armar el numerito de <i>EEEeeen el nombre del cieEEEEEELOOO</i> y luego agarrarse a guamazos a la piñata... pero uno sabe que se está perdiendo de algo siempre: de eso que la comunidad que sí cree, sí conserva. </div>
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<br /></div>
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Y es entonces cuando el Santoclós, el Tannenbaum y el Pavo (o los Tamales, versión económica pero muy versátil para cualquier comilona) vienen a salvarnos. Porque hay dos fechas cristianas que tienen organizado y armado el calendario secular mexicano: Semana Santa y Navidad. Por alguna razón, en México nadie esconde huevitos de Pascua ni nadie habla del tal conejo. Pero cuando llega la Navidad ¿tampoco nos van a dejar participar, a los excluidos del cristianismo, de las lucesitas y los villancicos? ¿en qué agujero nos iremos a meter? Para colmo, los mismos cristianos ¿no se enamoran del concepto de Navidad que trasciende el elementito carnavalesco de las posadas? ¿No son los <i>carol</i> una cosa que regocija mucho más que los villancicos casi novohispanos y que siempre son importados? O sea: en México hay muchos géneros musicales propios, pero la ritualidad barroca de la Navidad tan así jamás se superó, que los villancicos siguen siendo música popular española). La Navidad gringa es tan, pero tan pagana, que todos los excluidos del cristianismo cabemos. ¿Quién necesita nacimiento ritual si hay arbolito con foquitos de Navidad? Y tamales... hay tamales.</div>
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<br /></div>
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<br /></div>
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Bueno, pero la cosa empezó por poner juntos a Alejo y la Navidad. Es decir, el tema acá, aunque no parece haber sido el resultado del post, es el ser unos pinches colonizados tercermundistas mediocres. Cosa que me da rete harto coraje. Pero que a la vez tiene sus ventajas. Todo es confuso... </div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Lo que más odio es el estatus del español en la academia. Todo mundo habla inglés, y el que haya una lengua franca me parece perfecto y sumamente correcto. Pero además muchos hablan francés o alemán. Y publicar en italiano no está mal visto. Pero ¿en español? Parece equivalente a publicar en eslovaco, húngaro o checheno... a pesar de ser una estúpida lengua hablada por más de 559 millones de hablantes nativos. Hay mucha y toda es inútil... y eso es terriblemente frustrante. A veces me consuelo pensando en Cicerón y luego en analfabeta de Agustín de Hipona: uno por orgullo, otro por crecer en el tercer mundo romano, ambos escribieron en latín, una lengua muy chafita para hacer filosofía. Y... y ya ven lo que pasó. ¿Correrá esa suerte el español? </div>
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<br /></div>
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Yo veo esforzarse a la gente por dominar el inglés para hacer filosofía. A diferentes grados lo logran, a pesar de que incluso al más avezado, el acento lo traiciona cuando los nervios lo hacen. Pero está bien... si no fuera por la paradoja ridícula de que mucha de la filosofía analítica (mucha: una sección. No sé si la mayoría) depende de las "intuiciones lingüísticas". Algo apesta en Dinamarca y el Circuito Exterior. En fin. </div>
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<br /></div>
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Está bien escribir en inglés. Que los polacos, los japoneses, los rusos y los mexicanos tengamos una lengua franca es genial. Que gracias a la providencia la lengua franca sea el inglés y no el estonio o el húngaro, es algo que hay que agradecer a la Fortuna. Pero ¿dejar de escribir en la propia lengua, aquella en la que tenemos configurado el cerebro? Sí, o sea... los idiotas monóglotas, como yo. </div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Y yo andaba elevando la bandera de la discriminación de los hispanoparlantes... hasta que una conversación entre @tazy y @mandarined me hizo caer en cuenta de algo... horripilante. </div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Un "pobrecito" señor no hablaba español sino alguna lengua mexicana genérica. Nuestra ignorancia de las lenguas mexicanas es tal, que ni siquiera somos capaces de distinguir el zapoteco del náhuatl al escucharlo, como sí podemos saber si alguien habla ruso, alemán o francés, de escucharlo. Y el "pobrecito" señor, pues tampoco sabe leer español. Y el "pobre" no puede usar el cajero automático. ¡Pobrecito! ¡Pobrecito!</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
ajá</div>
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<br /></div>
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¿qué se puede hacer por un señor "pobrecito" como él? Lo que yo quisiera que hiciera la pinche academia con mi propia lengua: aprenderla.</div>
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<br /></div>
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Es curioso: nadie pone en duda que, si uno quiere entrar en un círculo académico tiene que aprender la lengua en la que aquello se maneja. Es perentorio aprender inglés simple y sencillamente porque es una lengua franca. Pero fueron los hispanoparlantes quienes llegaron a los pueblos y a las casas de los mexicanos que no hablaban español (y sospecho que mucho de ese movimiento ocurrió ya muy entrado el siglo XIX). A los señores de la casa los transformaron en excluidos en su propia casa. Así que no es de extrañar que los mixtecos en USA se hagan bilingües mixteco-inglés ¿para qué conservar esa lengua colonial? Y del mismo modo los zotziles y tzeltales que retomaron con las armas sus tierras, con escuelas retoman su lengua: he ahí el Zapatismo. </div>
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<br /></div>
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Unos chicos blancos van a un pueblo mixe y llevan un espantoso arbolote de navidad rosado con el siguiente letrero: </div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Tökmuk n’ijttumtat<br />
<br />
Y una ola de gente (incluyendo asociaciones mixes) se indignaron por el racismo desplegado por el comercial de Coca Cola. Vi el comercial: es molesto... pero no alcanzo a entender la molestia del todo ni hasta qué grado es racista. La Coca Cola es colonial en muchos, muchísimo sentidos: no sólo nos regaló al panzón de Santaclós, totalmente secularizado y limpio de conexiones cristianas (¡¡!!), sino que SABEMOS BIEN LOS MEXICANOS que en San Juan Chamula la Coca Cola es elemento indispensable de las prácticas chamánicas. Es decir ¿cuando dicen que es un elemento "ajeno", me podrían decir de qué país me están hablando? Existe un famoso incipit que reza <i>Era un pueblito tan, pero tan lejano, que no llegaba la Coca Cola.</i><br />
<i><br /></i>
O sea, lo molesto es que el comercial nos echa en cara a los mexicanos lo que somos: bebedores de Coca Cola y unos racistas de porquería. Y nos lo echa en cara, porque lo que es verdad es que los niños pijos del comercial, además de blancos, son RICOS, y los habitantes de Totontepec pues son POBRES. Y nos arde reteharto que nos recuerden que en este país el nivel socioeconómico está fuertemente ligado con el color de la piel... y la lengua. Y he ahí el elemento fundamental: ojalá que en toda su rabia, al menos haya aprendido una frase en mixe: Tökmuk n’ijttumtat: permanezcamos juntos.<br />
<br />
***<br />
<br />
¿Qué tienen qué ver Alejo Carpentier y la Navidad? Que como hablante del castellano soy excluyente y excluida. Y que al haber nacido en una familia no cristiana, crecí siempre con un fuerte sentimiento de exclusión... porque, para colmo, ese ateísmo no lo escogí yo, pero del mismo modo, no puedo huir voluntariamente de él, aunque lo he intentado. Y que por eso me cae bien el panzón de Santaclós: porque me da cobijo. Y pavo.<br />
<br />
Y, sin embargo, me gusta saber que la Navidad se trata de tres Reyes Magos que no encontraban el pesebre, y de un Arcángel que, según la tradición, se llamaba Gabriel, y que según reza el Evangelio de Lucas, les dijo a los pastores:<br />
<br />
Μη φοβείσθαι<br />
<br /></div>
Esponjitahttp://www.blogger.com/profile/08139307072769145968noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-37809177.post-43405131492924617562015-12-21T01:23:00.001-06:002015-12-21T01:23:43.322-06:00BB 8 y USAballHace mucho que no puedo escribir... pero resulta que puedo dibujar. Digo, no pretendo hacerlo con gran arte... como tampoco la escribidera me salía tan bien. Quizás alguna vez sí me salió más o menos decente, pero luego ya no. Como sea, he aquí mis únicos dos dibujos que más o menos valen la pena. Como pueden notar, lo único que sé dibujar son bolas, jaja.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhBsgEKHKeKxR5vHJMKvQe0xmOszk6vVmI3LOhYxoHZzpwafJaxcEtDEN14Ox0D1l3_-Zub0swSoHOZ_5zWL_btlFHb1qS0HF5gLT1LkJb6JnXMNAtSrBWb7vuYB6SvBoxf8iSrUg/s1600/Leila4.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhBsgEKHKeKxR5vHJMKvQe0xmOszk6vVmI3LOhYxoHZzpwafJaxcEtDEN14Ox0D1l3_-Zub0swSoHOZ_5zWL_btlFHb1qS0HF5gLT1LkJb6JnXMNAtSrBWb7vuYB6SvBoxf8iSrUg/s320/Leila4.jpg" width="320" /></a></div>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiGTJRz4nyCaz1wGZqLD5uPUgZQ6BxijUQqeIyKJQkysB30Ro8p5dA8P-1SXUQhqiHgUoxOMhOzr8l7dWofGKySt9FcMW319oL30xfbpMToFcgvrLNgv_-BPSrpeJJTZtw-Jbzh7A/s1600/USAball.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="283" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiGTJRz4nyCaz1wGZqLD5uPUgZQ6BxijUQqeIyKJQkysB30Ro8p5dA8P-1SXUQhqiHgUoxOMhOzr8l7dWofGKySt9FcMW319oL30xfbpMToFcgvrLNgv_-BPSrpeJJTZtw-Jbzh7A/s320/USAball.png" width="320" /></a></div>
<br />Esponjitahttp://www.blogger.com/profile/08139307072769145968noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-37809177.post-29128784147700173672015-11-29T02:19:00.003-06:002015-11-29T03:28:10.413-06:00Gehirn<div style="text-align: right;">
ἡ ψυχὴ τὰ ὄντα πώς ἐστι πάντα</div>
<div style="text-align: right;">
<i>DA 431b21</i></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZtzlwpfNWq7aIMvaGqtnwTOQOi8qU0-bzZAE5MkMIaPrAWfp_AVOVLV9PHyp2iTLl1xvCi3XCWXuKO4uVPsUOm3lpRbeFs5Y5U7WUW6A2rXK8BwFx5DpAFO5CT89fsNrdSvhqbA/s1600/sponge-brain.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZtzlwpfNWq7aIMvaGqtnwTOQOi8qU0-bzZAE5MkMIaPrAWfp_AVOVLV9PHyp2iTLl1xvCi3XCWXuKO4uVPsUOm3lpRbeFs5Y5U7WUW6A2rXK8BwFx5DpAFO5CT89fsNrdSvhqbA/s200/sponge-brain.jpg" width="200" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">El cerebro de esponjita</td></tr>
</tbody></table>
<br />
En el cerebro tengo dos lesiones que se supone no debería tener. No sé qué me asusta más, si la duda acerca del origen de semejantes abolladuras, o la certeza de que <i>llegará una edad en la que eso será perfectamente normal</i>. Desde que me metieron a la máquina de la Resonancia Magnética Nuclear hasta que pude abrir el maldito sobre con la "interpretación" del especialista –y medio temblando se la leí a la recepcionista del neurólogo para que ella decidiera lo urgente del asunto–, tuve la sensación de que mi cabeza era un bote de vidrio con una bola de Play Doh... o un pedazo de pan remojado en leche... o cualquier cosa que en cualquier momento podía perder la delicadísima estructura que me hace ser <i>yo</i> si estornudo demasiado fuerte. Durante esas horas algo dentro de mi (¿la bola de Play Doh en el frasco de vidrio?) tuvo una nostalgia infinita por la solidez que creí, durante toda mi vida, tener dentro del cráneo.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Cuando la señorita me dijo que no era gravísimo, y cuando después el neurólogo me explicó pacientemente qué era lo que aparecía en la Resonancia Magnética Nuclear, sentí como si hubieran postergado mi condena... porque, <i>de acuerdo a mi edad, </i>esas pequeñas heridas no son normales, pero <i>en algún momento</i> pasaré una delgadísima línea invisible a partir de la cuál se me encogerá <i>normalmente </i>el cerebro, se llenará de heridas <i>como es normal</i>, hasta que el mundo se vuelva absolutamente fragmentario e irracional... </div>
<div style="text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span style="text-align: justify;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span style="text-align: justify;">Y yo sólo alcancé a quedar conmovida y horrorizada. Esa bola sanguinolenta de Play Doh que llevamos en un frasco llamado cráneo, escucha a Shostakovich, cuya bola de Play Doh tuvo la portentosa capacidad de imaginar un vals... que es tal si y sólo si hay otras bolitas de Play Doh listas para imaginarlo al padecer los </span><i style="text-align: justify;">inputs </i><span style="text-align: justify;">sonoros. Ese pedazo de masa corruptible es capaz de hacernos llorar cuando por fin entendemos, o hemos perdido irremediablemente algo. Y, la mayoría de las veces, la irreflexiva bolita de Play Doh cree que la realidad es sólida, ordenada, llena de leyes y proporciones, y no repara en que su deseo de ser un espíritu inmaterial, eterno e incorruptible, es producto de la lógica ilusión de que su </span><i style="text-align: justify;">sentir el mundo </i><span style="text-align: justify;">la hace</span><i style="text-align: justify;"> ser como el mundo, </i><span style="text-align: justify;">y que el </span><i style="text-align: justify;">comprender </i><span style="text-align: justify;">su solidez la hace ser tan sólida como él... ser eterna y necesaria, como la hipotenusa... y no una vulgar bolita de Play Doh.</span></div>
<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhXm1nUJ1LH85GaBjylJO9e8F3aeO6ZHMQyzVZZJGs6QxTMM91XUJgK5j01xMqCX_NQw_M2vgMfvHRFnhi81ugteed_VKhFIOYrHVauTE6RXXaXBadcGP4L9bfW0MZ_doEXpG5WFg/s1600/tumblr_mderlnuz0U1qk931ho1_1280.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhXm1nUJ1LH85GaBjylJO9e8F3aeO6ZHMQyzVZZJGs6QxTMM91XUJgK5j01xMqCX_NQw_M2vgMfvHRFnhi81ugteed_VKhFIOYrHVauTE6RXXaXBadcGP4L9bfW0MZ_doEXpG5WFg/s400/tumblr_mderlnuz0U1qk931ho1_1280.jpg" width="275" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Yo ya me estaba haciendo a la idea de que por no<br />
haber ido al dentista, me iban a tener que abrir el cerebro.</td></tr>
</tbody></table>
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhUp6m-j4gAiyYTUsUHXlgJ4_pVO7uY5QXN-HXXdWT2_qalUSLiQ7yhc4LDlw0t4mdklTadzjK5V9FJa3RMdsk2Emi3CpK-buJKOmTN4YS7zsII2DIqZVLjp5dGxa3qIoDad6e_5Q/s1600/medieval-mind-cul-gc.-1.-1.-14cent.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="249" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhUp6m-j4gAiyYTUsUHXlgJ4_pVO7uY5QXN-HXXdWT2_qalUSLiQ7yhc4LDlw0t4mdklTadzjK5V9FJa3RMdsk2Emi3CpK-buJKOmTN4YS7zsII2DIqZVLjp5dGxa3qIoDad6e_5Q/s320/medieval-mind-cul-gc.-1.-1.-14cent.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">El cerebro que puso de moda Alberto Magno</td></tr>
</tbody></table>
<div style="text-align: justify;">
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgzkLYiCJISC9PhFygRFipE6DmSG6HBOwIoFl0Azt54wFdzOZss7MONgZ0fa85Ne1mMMX3DEJZBWfQPByV6O-HsFI8OYY8DvyfkLYWJFCBYiNAwes20kzyTUof-BHfnSTYwh-vGpQ/s1600/sveta-dorosheva-10.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgzkLYiCJISC9PhFygRFipE6DmSG6HBOwIoFl0Azt54wFdzOZss7MONgZ0fa85Ne1mMMX3DEJZBWfQPByV6O-HsFI8OYY8DvyfkLYWJFCBYiNAwes20kzyTUof-BHfnSTYwh-vGpQ/s640/sveta-dorosheva-10.jpg" width="468" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><a href="http://illusion.scene360.com/art/44536/allegorical-sketchbook-drawings/" target="_blank">Sveta Dorosheva</a> y sus alegorías encima de viejos dibujos medievales.</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
Esponjitahttp://www.blogger.com/profile/08139307072769145968noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-37809177.post-85315936388257071252015-11-02T04:29:00.000-06:002015-11-02T04:55:59.471-06:00Una de botones...<div style="text-align: right;">
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhZQyhqXXhQUz8sNcFhvZELa9CGuN2l0cx8VTw56pIaid_7ywFZxNrapMyrXlzevEM_UNoK-raX8XMYNHWZDxKA2bOJa93bn0Z9pd3hLUL0LSd7KqtkXanc_HR_XIAsU6fu11uSDg/s1600/peer-gynt-11-1890.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="416" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhZQyhqXXhQUz8sNcFhvZELa9CGuN2l0cx8VTw56pIaid_7ywFZxNrapMyrXlzevEM_UNoK-raX8XMYNHWZDxKA2bOJa93bn0Z9pd3hLUL0LSd7KqtkXanc_HR_XIAsU6fu11uSDg/s640/peer-gynt-11-1890.jpg" width="640" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Theodor Severin Kittelsen, 1890</td></tr>
</tbody></table>
<i><span style="font-size: x-small;"><br /></span></i>
<i><span style="font-size: x-small;"><br /></span></i>
<i><span style="font-size: x-small;"><br /></span></i>
<i><span style="font-size: x-small;">A @nereísima</span></i></div>
<div style="text-align: right;">
<i><span style="font-size: x-small;"><br /></span></i></div>
<div style="text-align: right;">
<i><span style="font-size: x-small;">Todos somos uno más del montón </span></i></div>
<div style="text-align: right;">
<i><span style="font-size: x-small;">hasta que alguien nos quiere. </span></i></div>
<div style="text-align: right;">
<i><span style="font-size: x-small;">El amor es lo que nos quita lo cualquiera.</span></i></div>
<div style="text-align: right;">
<span style="font-size: x-small;"><a href="https://twitter.com/nereisima/status/650863571207782400" target="_blank"><i>@nereisima</i> </a></span><br />
<br /></div>
<br />
<div style="text-align: justify;">
Hubo una época cuando, con una pequeña fragua, los niños podían jugar a fundir lo que tenían más a la mano: botones de plata o plomo. Así comienza la novela de <i>Peer Gynt</i>, en relación a la cuál se conoce mucho mejor la obra Grieg que la de Ibsen. Comienza con el pequeño Peer jugando a fundir botones, y termina con la amenaza del diablo de fundirlo como un botón, a menos que demuestre que alguien lo amó y que fue indispensable para alguien. Es curioso que en el fondo no importa para quién sea importante, sino que el único importante es él y aquél mediante quien pueda ser importante. Y los habemos quienes transitamos la vida entera con el terror de que, al dejar de ser amados, seremos fundidos como un botón.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Los habemos, pues, quienes ciframos el todo de nuestra identidad en <i>ser alguien para alguien, </i>lo cuál tiene un componente sumamente perverso. Somos, por ejemplo, incapaces de reconocer, en el amor que nos brindan los otros, la generosidad espontánea. Creemos que el amor no se nos otorga no como dádiva graciosa y generosa, sino como reconocimiento al mérito de ser especiales. Creemos que el amor se negocia, y que si alguien nos deja de amar de repente es, o bien porque es un injusto que se niega a ceder ante el imperativo de nuestra existencia, o bien porque en realidad ya no somos nada. Somos incapaces de corresponder al amor, porque recibirlo es condición indispensable para sobrevivir. Y entonces lo instrumentalizamos; lo devoramos, hambrientos, para no sucumbir por inanición. Somos unos miserables que lamemos el suelo para sorber hasta la última morona de afecto... y que en ese acto queremos ver una evidente humildad que no es sino absoluta soberbia.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Pero a veces ocurre el milagro: nos enamoramos. Aparece ante nosotros alguien cuya existencia irradia una luz tan brillante, que su poder trasciende la mera capacidad de hacernos visibles. Y la opacidad de la propia alma se vuelve lisa y pulida, y uno no quiere otra cosa sino ser espejo. O mejor dicho, hubo una vez en la que me enamoré. Y aunque cedí mil veces a la tentación de querer que me mirara y que me iluminara a mí (sólo a mí), y que me retorcí de celos, y se me retorcieron mil veces las entrañas porque se negaba a mirarme sólo a mi... a pesar de los dolores y tormentos con que su <i>desdeñosa</i> <i>mirada</i>, altísima y altiva, me hería, no podía dejar de amarlo; fuera de mí, más allá de mí. Y no pude sino tratar de ser espejo para, anonadada, sólo proyectar la luz con que me inundaba. Y entonces me encendí... </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Pero el amor es un milagro. E incluso el Sol –¡oh, malvada ciencia de lo preciso!– se apaga. Se agotan las energías, se acaba el combustible... y uno regresa a un estado que no sé si sea ataraxia, o armonía, o simple vejez y cansancio. Regresa uno a su órbita... y a sus vicios viejos. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Y el amor de los otros se nos acerca, generoso, gratuito, y uno no sabe qué hacer con aquello. ¿Cómo responder a un acto de generosidad, gratuito? ¿de qué tamaño será la deuda que uno va a acumular ante el salto de fe que hace que un desconocido ponga una confianza tan grande como un cheque en blanco? Si no soy nada, si nadie me ha amado en virtud de lo que soy (y eso a su vez prueba que nada soy) ¿cómo voy a pagar tanta confianza?</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
***</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Cuando Daniel se fue, una de sus razones que me dio fue que mis expectativas sobre él eran demasiado altas. Ante aquello, yo me quedé muda... no pude hilar ni una idea ¿qué diablos quería decir eso? No lo entendí quizás porque paradójicamente yo veía el mundo exáctamente de la misma manera: si yo podía ser amada es porque soy extraordinaria, porque el alma del otro <i>padece</i> la forma poderosísima de mi ser... simplemente no concibo un alma cuyo amor sea pura actividad, puro desbordamiento, puro dar. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
***</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Entonces ocurre algo terrorífico: del otro lado del mundo viene un señor que no sabe nada de mí, que no me conocía, pero que me pide que lo llame por su nombre de pila, y me abre las puertas de la tierra de la miel y la leche. Y como aquello no me lo he ganado <i>ni me lo merezco</i>, estoy aterrada. ¿Y si no doy el ancho? ¿me fundirán en la fragua?</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
<iframe allowfullscreen="" frameborder="0" height="315" src="https://www.youtube.com/embed/xrIYT-MrVaI" width="420"></iframe></div>
Esponjitahttp://www.blogger.com/profile/08139307072769145968noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-37809177.post-75785548277666280762015-10-31T00:14:00.002-06:002015-10-31T00:14:35.074-06:00Mein Helden<div style="text-align: justify;">
A las 3 am estaba a punto de mandar todos los papeles para aplicar para una beca. La página insistía tanto en revisar y volver a revisar los documentos, que lo hice. Y descubrí que el más importante de los documentos, a <i>la Carta</i>, le faltaba un detalle indispensable y una firma. Presa de la desesperación, y después de hablar con una amiga desvelada, le escribí al Asesor pidiéndole auxilio: eran las 4 am cuando finalmente mandé el correo. A las 7 am recibí un mensajito: "todo está arreglado". Yo sentí como si me hubiera caído de un avión y, un metro antes de caer al suelo, él me hubiera rescatado... como Súperman. Él es mi héroe. Pero no sólo sus súper poderes y su súper generosidad obró a mi favor: H.A., admiradísimo varón quién escribió una obra monumental e indispensable para hacer mi tesis, estuvo ahí para rescatarme de mi tonto error. </div>
<div style="text-align: justify;">
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De pronto no sé qué hacer cuando la generosidad brota, graciosa, por todos lados a mi paso. Y es que esa madrugada, cuando caí en cuenta de mi error, comencé a temblar. Salí a la calle a comprar unos cigarros, e hice algo que hacía muchos años que no hacía: invoqué al Hermano Lázaro. </div>
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Cuando mi abuelita Aurora vivía en el DF con sus hijas adolescentes, recién enviudada y en una situación sumamente precaria, despertó una madrugada con un terror infinito, hasta que se dio cuenta que eran las barbas de una cobija y no la garra de un monstruo lo que tenía en la cabeza. Fue entonces a consultar a una bruja, y ella le dijo que era algo psicológico (una bruja honesta, como pueden ver) y que nadie le había mandado ningún maleficio. Pero que cuando se encontrara en una situación muy difícil, invocara al Hermano Lázaro. Y así me enseñó, y así lo hice durante muchos años. Y esa madrugada, mientras me castañeaban los dientes, murmuré su nombre misterioso... </div>
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Mi mamá me cuenta cosas de su infancia. Y de pronto, ayer caí en cuenta que su situación tenía algo de valiosísimo privilegio. Mis abuelos eran muy pobres: mi abuelita era sirvienta y mi abuelito alfarero, y entre ambos apenas juntaban el salario mínimo (de los años 50's y 60's que sí alcanzaba para vivir). Mi abuelita trabajaba más de 12 horas diarias... y su objetivo, uno: que sus hijos estudiaran. ¿Para qué? No, no había un para qué. Era un <i>por qué</i>. Porque ella amaba la escuela pero ya no la dejaron seguir estudiando, porque era mujer, huérfana y pobre. Las condiciones miserables le quitaron lo que más amaba: la escuela. Ella estaba totalmente consciente que "escuela" era para ella "lo más amado", y a sus hijos quiso por eso darles escuela: la que ellos quisieran, para que fueran felices. Y para eso trabajaba 12 horas diarias: para comprar cuadernos, uniformes, escuadras y libros. </div>
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Eso se los he contado muchas veces, pero lo otro que me cuenta mi mamá, no. Una vez mi abuelito, artista que sobrevivía haciendo ceniceros con forma de sombreritos mexicanos, vio que mi mamá estaba pintando un paisaje con unas acuarelitas de cinco colores. Y, dice mi mamá, que al día siguiente llegó con una enorme caja de acuarelas de todos los colores imaginables. Mi abuelito que, cuando se quedó sin su guitarra, con una caja de galletas hizo una <i>hawaiana</i>, para seguir tocando música. Y de pronto lo que me sorprendió fue darme cuenta que, de su reducido presupuesto, mi abuelo eligió una buena cantidad para darle a su hija algo absolutamente hermoso para él: una caja de acuarelas. </div>
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Mientras reviso el trabajo que hago con el Asesor, temo que tenga errores acá o allá... y él me tranquiliza. En esos eventos, hay que ir a divertirse, me dice. Y recuerdo que me lo ha dicho de muchas maneras, muchas veces. Y yo cuando lo veo trabajar, veo que su única prioridad es que la obra que hace lo haga feliz, muy feliz. Y que esa gente de Estados Unidos y de Europa que viene, viene a divertirse, a explayarse en lo más amado. Y que se emocionan, que brincan de la silla y opinan, y dicen... y crean. Y es por eso, pienso, que han de ser tan buenos y tan generosos: porque son felices. </div>
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Cuando era niña, mi abuelita decía que, a cambio de haberle quitado a sus papás, la vida le dio un gran marido. Que yo no me apurara que la Fortuna habría de compensarme mis miserias infantiles. Y ciertamente la vida me ha rodeado de héroes, caballeros cuya amada damisela a proteger es la felicidad... Mis héroes... que evitan que me dé contra el suelo un instante antes de que todo esté perdido... como si fuera nada, graciosamente. </div>
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Hace algunos años, en 2009, fui a mi primer evento internacional. Un taller de filosofía antigua, en un lugar maravilloso, con gente maravillosa, y donde gracias al trabajito que preparé, logré encontrar mi vocación. Entonces sentí como si el Demiurgo (mi amadísimo) fuera el príncipe que me hubiera invitado a mi, a Cenicienta, al baile. Hoy, seis años después, fui a otro evento, y de nuevo me sentí en el castillo bailando con los príncipes... </div>
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Esponjitahttp://www.blogger.com/profile/08139307072769145968noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-37809177.post-28982560300509924732015-10-27T21:37:00.003-06:002015-10-27T21:37:42.085-06:00Errante y vagabunda. <div style="text-align: justify;">
Hace mucho que no escribo con regularidad en el Blog. Yo venía aquí a aventar todas las emociones que se me huracanaban al rededor del corazón y los pulmones. Pero ahora existe Twitter, y mi atención, más bien frágil, se ha vuelto todavía más adelgazada con la rapidez de las redes sociales. Son algo así como comida rápida. No tengo que esperar a que alguien se pasee por el blog (o peor aún, lo encuentre y lo descubra). Si me siento sola, llego a Twitter y saludo al compañero más cercano, y así funciona el asunto... casi es como tener la televisión prendida porque uno vive solo. ¿Cómo? ¿no saben a qué me refiero?</div>
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La manía la agarré con mi abuelita Aurora, pero también lo hace mi papá. Cuando están solos en la casa, prenden la tele para que se escuche algo de fondo. Mi mamá ¡ah! ¡cómo los criticaba! Y aunque a mi no me parecía descabellado como a ella, tampoco entendía muy bien la efectividad del asunto... hasta que comencé a vivir sola... mucho más sola que antes. </div>
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La soledad se siente como el frío cuando uno no tiene el suéter equivocado. O como cuando era casi adolescente y me empapaba en la calle y, por alguna razón, tenía una gran tolerancia a la maldita incomodidad de andar con los zapatos empapados, las calcetas heladas dentro de los tenis que se oían "plosh, plash, plosh". La incomodidad no me hacía querer regresar a la casa, pero ¡vaya que era muy incómoda! Pero no me regresaba. Iba caminando despacio por el centro de Coyoacán, y me perdía por la calle Pino (de la que Aurora decía siempre que, si te perdías ahí, estabas bien perdido). Y me perdía por Corina, y quién sabe cómo de pronto ya estaba caminando junto a la Nacional de Música. También quién sabe cómo, me quedaba sin dinero. Una vez sí me ganó el hambre y me comí un elote con crema abandonado (recién abandonado, aclaro). Andaba como vagabunda, y no me molestaba tampoco tanto... el hambre no me hacía regresar a la casa, ni el frío, ni andar toda mojada. Yo seguía camine y camine y camine... sin rumbo. </div>
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Así conocí toda Ciudad Universitaria, aunque soy incapaz de orientarme. Así me metí al cráter ese que le digo "La gran dona cósmica" y me subí por una de las rampas esas que parecen Stonehedge y, hasta que estaba arriba me acordé que las alturas me dan vértigo, y me bajé como si fuera una resbaladilla y terminé con un gran agujero en el pantalón. Para que no se me vieran los calzones, me amarré el suéter en la cintura, y seguí caminando... Otra vez, cuando ya era novia de Daniel, llegué tan empapada al IIFs, que no pude entrar: yo misma era una pequeña tromba errante. </div>
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Y quizás aguantaba muy bien todos esas intemperies porque casi no me enfermo de la garganta ni del estómago... cuando he estado a punto de morirme ha sido por comer pollo en estados cuestionables pero cocinados en casa. Pero a veces sí me enfermo. A veces me dan calenturas de 40º y a veces me la paso vomitando. Y, a veces, la soledad termina por calarme el ánimo, y me deprimo. Y entonces fue que descubrí como para qué sirve tener la televisión prendida: porque se oyen voces. Voces humanas, que hablan de cosas que no interesan de qué se traten... o quizás sí, pero lo importante es escuchar la voz.</div>
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Y así fue como descubrí los blogs allá por 2006. Porque entonces me sentaba a contar mis aventuras de la semana, o reescribir de nuevo la historia de mi vida... o a mandar mensajes en botellas para que el amado, el más amado, me leyera. O me leyeran los cuates de otros blogs. E iba de metiche a buscar camorra a otros blogs (ah! y ahí conocí el blog de Zagal, y me hice de un montón de amigos a los que conocí muchos años después de carne y hueso). Eran buenos tiempos. Ahora existe el Twitter, y cada rato conozco gente nueva, y, de nuevo, así la soledad se esfuma durante un ratito. </div>
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Ya no me mojo bajo la lluvia. Quizás estoy vieja. Ahora nunca salgo sin dinero, y hasta cuido mi alimentación. Me lastimé los huesos y un nervio, y ya no puedo caminar tanto. Y es entonces cuando mis errancias buscan otros parajes. Y leo aquí y allá, y termino enterándome de obras ficticias no escritas por autores ficticios pero sí comentadas por el muy germano y real Alberto Magno. Y a veces, aunque ya no con la misma constancia que antes, vengo y lo platico, y lanzo una botellita al mar... pero ya no para cazar al más amado de los amados...</div>
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... porque ahora sí sé cómo llegar a la isla donde sé que él está y donde, a veces, está aguardándome su risa y su carcajada, de las que sigo enamorada todavía. </div>
Esponjitahttp://www.blogger.com/profile/08139307072769145968noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-37809177.post-40882070237799211752015-10-09T07:28:00.001-05:002015-10-09T07:28:21.007-05:00Narciso I<div style="text-align: justify;">
—<i>Hay dos clases de personas– </i>dijo el hombre, dio una fumada a su cigarrillo y volteó a ver la cara de su interlocutor y no habló hasta que el otro levantó las cejas como pidiendo ya la respuesta. </div>
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–<i>Unas son sumamente estúpidas cuya única preocupación es si son importantes o no. Sólo les preocupa qué tanto las admiran los otros, qué tan importante es lo que hacen. Pero son terriblemente cobardes, siempre buscan el camino más fácil y se desesperan de que las cosas no les salgan como lo habían planeado. ¡¿Pero cómo les iban a salir bien las cosas, si a sus grandielocuentes planes siempre los acaba venciendo su espantosa pereza?! Siempre eligen el plan B, y si el B les da también demasiado miedo, inventan uno C a los cinco minutos de que se les acaben los plazos. Son desesperantes. Siempre se quejan de la mala fortuna, de la mala suerte de estar rodeados de gente inepta incapaz de comprenderlos. Son insoportables. Las detesto tanto... y ¿sabe por qué? Porque la solución a sus problemas es tan simple, tan sencilla. Yo les digo cómo solucionar sus problemas, y sólo me escuchan, se molestan conmigo, y terminan por dejar de dirigirme la palabra. Y no comprendo por qué. Supongo que son demasiado necias o demasiado estúpidas para darse cuenta de lo simple de la solución a sus problemas. </i></div>
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<i>—¿Y el otro tipo de personas? ¿cómo son? </i></div>
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El hombre volteaba a todos lados y parecía como si no hubiera escuchado la pregunta. De pronto, su interlocutor le alcanzó un cenicero, que el hombre agradeció con un gesto. Tomó el cenicero, sacudió sobre él el cigarro, y dio una última fumada. </div>
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—<i>Son los otros. Los que no se parecen a mi. No tengo ninguna razón para aborrecerlos.</i></div>
Esponjitahttp://www.blogger.com/profile/08139307072769145968noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-37809177.post-71493088715211585472015-09-28T02:01:00.001-05:002015-09-28T13:53:20.734-05:00ceniza<div style="text-align: justify;">
Sólo una vez en mi vida he ido al cementerio, porque sólo tengo enterrado un muerto. Y, sin embargo, tengo muchos muertos en mi haber. Pero todos son cenizas, unos guardados en urnas, otros en un clóset, otros puestos en un altar improvisado dentro de la casa... y al menos una vez, ocultos tras otros objetos que se acumularon en el altarcillo que se volvió botiquín improvisado... y a veces deseo con muchas fuerzas que mi familia hubiera sido religiosa (lo de menos es si protestante o católica) para que hubieran puesto a los muertos en donde van: en otro lado, lejos de la casa, en un lugar para ser recordados después de largos periodos de olvido... y así poder descasar del dolor que hay entre el corazón, los pulmones y las costillas.<br />
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Cuando yo me muera, quiero que me incineren. Y sin darle tiempo a esa manga de ateos de llegar a su casa, a su clóset, a su mesita de noche; quiero que abran mi urna y me lancen al vacío, y dejen que me convierta en IMECAS para que vaya a impregnarme en los muros de la Catedral Metropolitana, o cualquier otra pared de concreto mugroso que se me ponga enfrente.</div>
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No sé si haya entendido bien las cosas, pero los golpes más duros de la vida tienen qué ver con aquello que los psicoanalistas llaman "herida narcisista". Según mi pobre interpretación, el asunto se trata de ver cómo el ideal que teníamos nosotros mismos, se muere. Y hay un largo periodo a través del cuál uno anda cargando semejante cadáver hediondo de la cama a la mesa, y uno no puede más que odiarse a sí mismo a causa de semejante pestilencia. Luego, las opciones para deshacerse del cadáver son muchas, a pesar de que la más sencilla de todas debería ser irlo a enterrar y seguir el trayecto hacia la muerte de todo lo que no se nos murió en aquél primer momento. Pero no es trivial el arte de conocer el misterio para liberarse de semejante grillete. Y a veces he llegado a pensar que pasé muchos, pero muchos años atorada en un duelo, y luego en otro... que eso de andarme yendo a enterrar a mi misma no debería resultar tan complicado esta tercera vez. </div>
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Sentía un dolor como de un duelo, como si se me hubiera muerto un marido. Bueno, no era marido porque salió huyendo, indignado de que le propusiera matrimonio y le pidiera que pagara un tanto de la renta. Tampoco se murió: simplemente se fue. Y así me dolía de repente un algo entre los pulmones y las costillas: como si extrañara a un muerto con el que hubiera sido muy feliz. Pero había algo anómalo en todos esos sentimientos. Al respirar se oía un silbido sospechoso. Finalmente me di un par de golpecitos en las costillas: no había nada. Aquello estaba hueco. El dolor se parecía mucho a extrañar un pasado en el cuál había sido muy feliz. Sí, eso sentía. Pero no había nada, absolutamente nada. No había un pasado que extrañara. No, no me malentiendan: no es que me arrepintiera tampoco (aunque había al menos tres o cuatro momentos precisos en los que debí haber terminado aquella relación). Simplemente no encontré, al escarbar, el esqueleto de un viejo amor. Esos años los recuerdo más bien como una estadía en el manicomio, como si hubiera sido una sombra cuyo único movimiento independiente hubiera sido vitorear las victorias de mi amado... de quien no era yo otra cosa sino su sombra. </div>
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Cuando se fue me pidió que no hiciera drama: <i>ni que me hubiera muerto</i>, decía. Y aquellas palabras, por más sensatas que se escucharan objetivamente, me parecían absurdas hasta la exageración. Quizás porque creí sentir que la que se estaba muriendo era yo y ¿cómo no, si mi ser era ser su sombra, y mi razón de ser se estaba yendo? Y pues eso: me morí. Pero también estaba muy enojada... y al parecer ese enojo no era una simple sombra sino lo único intacto que sobrevivió a aquél proceso de disolución. Sobre ese único grano del que había sido mi vasto reino hube de reconstruirlo todo. Pero ¿cómo creen que puede ser un reino cuyo basamento entero es rabia pura? </div>
Esponjitahttp://www.blogger.com/profile/08139307072769145968noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-37809177.post-34576346074493037862015-09-08T07:22:00.000-05:002015-09-08T07:22:15.359-05:00Cathedral<div style="text-align: justify;">
Es justo en esta hora negra en la que me acuerdo de que Dios, un día, se puso a hacer apuestas con el Diablo. En esta hora negra la vacuidad del lecho se abre como abismo. Me gana la desesperación, el vértigo de la soledad me retuerce las entrañas. Avanzo a pedazos sin poderme componer, a ciegas, insensible... como flotando. </div>
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Y viene a recomendarme a Dios. Viene a recordarme las piedras humeantes de la mole enorme de la Catedral de la Ciudad de México, el incienso de la única misa a la que fui, cuando quise creer que la piedra volcánica me hablaba. Que una voz honda y retumbante requebraba mi espíritu. </div>
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Pero a pesar de lo que pueda parecer, Job tuvo suerte, aquella con la que no contó la planta de calabaza con al que fue aleccionado Jonás. La plantita y yo fuimos ejemplo para fortalecer la fe de aquellos que creen en la mole de las piedras de la Catedral de la Ciudad de México, y un profeta maricón. </div>
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Yo, sentada al borde del abismo. No puedo presumir de que se me haya muerto Dios. En mi caso, si acaso cuenta como aborto, como pátina en las hendiduras de una iglesia hundida e inclinada...</div>
Esponjitahttp://www.blogger.com/profile/08139307072769145968noreply@blogger.com3