Mis mascotas

Son tres

Logiquita: una araña aveces escolástica, aveces russelliana. No ha logrado cazar al cero, pero cuando pasaba por su fase aristotélica, demostró que tal cosa no podía existir (Phis. IV en 215b 13-22)

Conchuda: tortuga feliz. Habita en una gran y confortable concha. Cualquier parecido con el apreciable lector, es parte de la terapia psicoanalítica

Cartesio: originalmente era un pez en una pecera, pero luego me di cuenta de que ese sería un bonito idealista marca Schelling. Le gusta atrapar mosquitos y, en su ceguera, depende de la ultrasónica prueba ontológica de san Anselmo

pueden jugar con ellas, hacerles preguntas profundas, o terapearse con ellas. El chiste es que ya las adopté... como todos mis compañeros de viaje son filósofos de la Roma tardía, un que otro medieval, y un jorobadito renacentista, pues adopté al papá de los modernos y a una disciplina. Conchuda no es filósofa, nomás es conchuda. Le gustan los gusanos, aunque aveces le hace a la filosofía a contra concha... y por favor, no le pregunten acerca de la malvada tradición metafísica: cabe la piedra, ella llora.

PD:conchuda es una ilustre descendiente de la famosa tortuga que aún tiene a Aquiles en pesado y agotador predicamento. Aquiles se ha tenido que poner a dieta, y con una lima le ha ido rebajando el caparazón a la tortuga. Varias veces Aquiles ha tratado de convencer a la tortuga con mandarle a Leibniz una carta para que les explique como salir de la aporía de Zenón... pero la tortuga, aunque ya sólo conserva la tercera parte del caparazón a terminado por enamorarse de Aquiles y aceptar el imposible pero forzado encuentro.
Conchuda más bien es nieta de la tortuga de Caroll. Pero no heredó las facultades lógicas y ontológicas de sus parientes. Fue, creo yo, mucho más inteligente: hasta ahora no se ha enamorado de ningún argivo ni ningún aqueol