I
Y fue, al fin, cuando Valerio vio por primera vez esos ojos verdes, porque 'ése' que se parecía a Julio, se parecía mucho a él, pero sus ojos no eran del todo verdes. No eran del verde transparente, del verde azorado, del verde esmeralda del verdadero Julio. Éstos sí eran los ojos esmeralda
(Fue cuando Valerio recordó vagamente una película de la cuál no podía dar con el nombre. Apenas recordaba a una niña –no tan niña– de cabello y zapatos rojos, vestido de cuadritos azules, y que sólo quería volver al hogar. Y le pareció estar en la cama, con una venda en la cabeza, viendo a tres amigos que, en otro momento, fueron un hombre de lata, un espantapájaros y un león (bueno, Julio, quizás con suerte Leonor y faltaba el tal Roberto, su propia imagen). Sólo que aquí era al revés: 'hogar' era Oz, no esta desabrida pero muy real Kansas)
II
"Ella" volvió a hablar en ese idioma incomprensible. Valerio, temiendo que no comprendiera, volvió a tratar de articular palabras. ¡Era claro! ¡Los idiotas de Julio y el hombrecillo habían puesto mal algunos cables y habían bloqueado el castellano! —¡imbéciles!— y ahora Valerio sólo tenía acceso al idioma que peor manejaba "Camila". Pero lo logró.
Wie heißen Sie?
Ja, ja, ja, ja...
Valerio le tomó la mano para que ella comprendiera su situación: No, no tenía la más peregrina idea de quién podría ser ella, pero algo reconocía: tenía que ser la mejor amiga de Camila. No, no le alcanzaban las palabras para explicarle toda la situación –¿cuál situación? ¿pero qué exactamente le podía contar para que no acabaran refundiendo a Camila de por vida en esa clínica?... que... pensándolo bien no parecía tan terrorífica... ¡Concéntrate Valerio! ¡Concéntrate! ¿Cómo se llama ella? ¿entenderá algo de alemán?–
Y sí, si entendía y lo hablaba mucho mejor que la tarada de Camila, porque ella comenzó a hablar... luego calló cuando vio la cara de perplejidad de su "antigua amiga". Valerio sólo alcanzó a preguntar, otra vez, con un tono suplicante y una pésima pronunciación:
Wie heißen Sie?
Manuela, Ich heiße Manuela...
¡Manuela! ¡Ese era el otro nombre que nombró la similitudo aquella de Valerio! ¡Esa que se hacía llamar Roberto! ¡Ella conocía a Roberto! o sea... ¿a él mismo? Valerio trató de hablar pero las palabras se le escapaban de la boca y no podía atrapar una sola... comenzó a manotear, las ideas le estallaban en la cabeza, trataban salir en estampida por la boca, pero ninguna palabra se presentaba para auxiliarlo... quiso llorar, pero entonces vio la cara desencajada de Manuela...
Entschuldigung Sie bitte.
dijo Valerio y se tranquilizó. Manuela se le quedó viendo... se llevó la mano a la barbilla como si estuviera resolviendo un dificilísimo problema hasta que se le iluminaron los ojos. Desapareció un momento de la habitación y luego regresó con su mochila (fue hasta ese momento que a Valerio se le ocurrió preguntarse la edad que "ambas" tendrían... ¿estudiantes? ¿tan pequeñas?) Manuela sacó un libro de alemán y sonriendo, como si estuviera haciendo una travesura (así, tal como Julio solía hacerlo, el Julio real/imaginario, no ese de este mundo), abrió el libro y comenzó a recitarle:
Ich bin Manuela.
Wie heißen Sie?
Wie alt sind Sie?
eeeh... Ich heiße Camila, Ich... Ich weiß nicht...
Manuela soltó una carcajada... luego dijo:
Ich werde dich Deutsch lehren.
III
Cada vez que Valerio estaba a punto de conciliar el sueño, tenía la esperanza de poderse salir, aunque fuera por un momento, de esa "realidad". Recordarán ustedes que el vehículo a la "realidad" era el cubículo aquél llamado hegemonikón. Valerio, de pronto, recordó el nombre de la Película... ¡sí! ¡él era el mago de Oz! pero también era Dorita. Y había sido expulsado doblemente de su hogar...
Por ahora, sin embargo, lo único que quería era volver al Palacio de la Memoria y buscar a Julio y al hombrecillo. Para empezar quería mentarles la madre por el engaño y por haber bloqueado el castellano de la cabeza de Camila... pero también los extrañaba mucho... Como fuera, aunque un poco a base de engaños, aquél proyecto era de los tres: salvar a su hospedera Camila. Pero más en el fondo, y olvidando la verdadera naturaleza de Julio (el ser la Locura de Camila) quería ir a contarle su último descubrimiento: acababa de encontrar a su verdadera similitudo... ¡también era una mujer! también era su amiga...
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