icen que no sólo de música vive el hombre, sino que también ha de pensar de vez en cuando. Platón creía en la música de las esferas, y hay para quienes la única cualidad de la música es mostrar y extender ante la vista el perfecto orden del universo. Pero eso no es cierto, porque oyen fados y les gusta la música sefaradí, y oyen a "Aurora y la Academia". De todos modos, he de reconocer que el mundo se divide en los que oyen música para pasar el tiempo mientras piensan, y lo que piensan para pasar el tiempo en que tardan en hacer música.
Los únicos que no necesitan ermitas son los que viven a medio camino entre pensar y el hacer la música, o lo que viven en sentido contrario del mismo camino. Yo misma me he encontrado a varios de ellos. Están incapacitados para hablar, para decir lo que quieren. Necesitan de una muleta: lo que otro escribió, lo que otro compuso. Ellos no piensan, sólo sienten (aunque a alguno de ellos le dije que sentire significa ambas). Pero ellos son siempre paso y camino, nunca el lugar hacia el que voy. Yo viajo de Ermita a Ermita, y de camino, me los encuentro a ellos como si fueran las conchitas de Santiago de Compostella.
No sé si soy peregrina, espero ya haber hallado a ermitaño. Aún así, es agradable a veces abrir el Álbum de fotos y escuchar los pasos y los dichos que he dado. Los dos postes anteriores son una especie de foto reloaded: ahí puede ver usted lo que es ahora lo que fue y lo que fuí... lo que fue antes de ser lo que es, pero es lo que es por lo que fue.
(ya sé que los hice bolas...)
Bueno, para que no me reclamen, ahora les pongo un manuscrito: está en griego, es bizantino, y estos sirven para que veamos lo que fuimos antes de ser lo que somos, y ver que fuimos más de lo que somos:
Por otro lado, pienso que el buen Cuerazo de Hipona no falló al poner en la memoria la mitad de lo que somos: si perdiera mis recuerdos, quedaría mi ingenio pero mi vida se haría brevísima y vacía...
Dentro de pocos días, la tierra dará su quinta vuelta al Sol, al astro solar, desde que habito en la última ermita del último cerro de la última cordillera del mundo.
A veces bajo de ahí, muy a veces. Voy y busco de esos caminantes con guitarra en mano, o con un libro de Paz que les permita expresar lo que no pueden decir. Pero subo de nuevo. Hago un conjuro y se abren las montañas.
La esponja de D.
PD: esta es una foto del señor D:
2 comentarios:
"ahí puede ver usted lo que es ahora lo que fue y lo que fuí... lo que fue antes de ser lo que es, pero es lo que es por lo que fue."
Acerca de aquel curioso parrafo, comprendo (pienso yo) la mayoria de lo que dices, pero haces que aparezca una pregunta en mi mente,
Que es lo que tu vez?
No es una pregunta fácil la que hace usted, mi querido Joachim.
Digámoslo así: es como ver de nuevo al mundo después de veinte años de haber leído una novela de ciencia ficción: uno se sorprende de ver todo lo que sí pasó, todo lo que no pasó, y todo lo que pasó distinto a como uno creía que iba a pasar...
Hay en todo esto algo tan ajeno y a la vez tan, pero tan familiar...
Bueno; lo pondré en estas palabras... quizás me equivoque:
Veo a un joyero que finalmente aprendío a hacer joyitas musicales.
Veo a un ermitaño que se llevó su casa de caracol a recorrer el mundo y recabar experiencias. Le veo a usted como le veía hace muchos años, pero algo así como elevado a la enésima potencia.
No veo, por otra parte, al muchacho de las chocoretas: el internet no da pa' tanto:
la esponja visual
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