13 junio 2007

Doña Aurora

Era el terror de los testigos de Jehová. Ellos llegaban cada Domingo preguntándonos si teníamos tiempo de salvar nuestra alma. Ciertamente tocaban con confianza nuestra puerta, porque en ningún lado decia "este hogar es católico"... pero los inocentes no se esperaban que la acatolicidad de nuestra puerta estaba relacionada con una potente mente teológica.
Ellos pasaban con confianza, se les ofrecía agua de limón, y después de unos sorbos, ella iniciaba el ataque:
-¿por qué la ira de Dios, que se supone que es perfecto, mató a cuarenta mil por lo del becerro de oro?
-¿y por qué dice que el judío es el pueblo elegido, si los mexicas también caminaron cuarenta años para llegar a la tierra prometida? además los mexicas sí se quedaron, no como los otros cobardes: por eso les ha ido como les ha ido, en cambio la Ciudad de México es la más grande del mundo.
-¿y por qué Pablote de Tarso odiaba tanto a las mujeres? ¿era joto? ¿en qué parte Jesús dice que se le debe tratar a las mujeres de esa manera? ¿ya se dió cuenta que las mujeres y los niños lo rodeaban? ¿y por qué hay que entrar al cielo como niños? Si así fuera el cielo sería un completo desastre: cuando vienen mis bisnietos la casa queda pata pa'rriba... si hay que entrar como niños ¿para qué vivir tanto tiempo?
Ellos a veces trataban de responder. Otras había que esperar a que viniera un testigo mucho más experimentado, pero que igual no podía responder las preguntas... tiempo después dejaron de ir a la casa. Nos sentíamos un poco descepcionadas, creíamos que ellos también se hacían preguntas sobre Dios y sobre la Biblia.
Entoces ella me leía el Eclesiatés. Me decía "ellos son malos, pero su Dios es bueno", me decía: "vanidad de vanidades, todo es vanidad", "acuérdate de tu Dios en los días de tu juventud, antes de que lleguen los días de la vejez en los cuales digas no tengo contentamiento". Me recitaba el salmo 23 y llegó a la conclusión que esos libros, aunque escritos por hombres, habían sido escritos por sabios y experimentados hombres.
En cambio las leyendas de un Jehová que se extasiaba en el olor de la sangre de los sacrificios, se parecía demasiado a Huizilopochtli o al Chupacabras: probablemente extraterrestres que se difrazaban de Dios, del Dios verdadero...
Y es que ella decía: ¿cómo Dios no va a ser también el Dios del mal? ¿y qué el no hace los terremotos y los tornados? Dios es todo: bien y mal, hombre y mujer, Luz y Oscuridad. Por eso le gustaba más la versión de Dios que se hallaba en el templo mayor que la del Génesis y la del Éxodo...
Ella me contó que de niña quiso ser santa, y que de las tragedias de su vida, la más triste fue el no poder seguir estuiando porque era mujer... Que se acababa las velas leyendo de noche los libros, y que cuando se vino a vivir a la Ciudad de México, amó sobre todas las cosas el Museo Nacional de Arte y los pensamientos del Desierto de los Leones... que le gustaban los muchachos de barba y pelo largo "tantos jesucristos caminando por la calle"
Ella tenía sueños futurísticos. El que más la sorprendió, a los siete años, fue cuando soñó al mundo hecho de tiras de metal. Luego le dijo mi hermana: "abuelita: es que soñaste con la televisión"... pero a los pocos años conocimos las computadoras. Mi hermana rectificó: "abuelita, es que soñaste con la computadora"...
¡¡Tantas cosas le tocó conocer!! de los trenes a los aviones, del periódico al correo electrónico. Del gramófono a los C.D's, de Oscar Chávez, Emilio Tuero y Gloria Trevi... ella admiraba a Gloria Trevi, y sobre todas las cosas amaba su canción "me siento tan sólaaa, que casi juro que mi ángel me abandonó!....
Ella soñaba con el futuro, y en consecuencia se preguntaba ¿qué es el tiempo? ¿qué el futuro ya estaba ahí? ¿y dónde se guardaba?... Tarde llegó San Agustín... llegó después del día en que ella soñó que había perdido sus ojos... murió a las pocas semanas.
No fue sino hasta que murió que me dí cuenta de que no todas las abuelitas son así: gnósticas, adivinas, teólogas y santas. La gente se acordaba de ella como una persona extraordinaria, de caracter afabilísimo y una inteligencia brillante.
Cuando enfermó perdió la memoria pero no la lucidez: seguía haciendo bromas de altísimo contenido sarcástico, y le hacía travesuras a los que estábamos ahí. Ella, de todas maneras, se acordaba de que la tierra se acababa de estremecer: había ocurrido el terremoto de Java.
Pero unos poquitos días antes de que todo ocurriera, de que sus ojos se cerraran para siempre, recuperó, como regalo, la memoria.
Leímos juntas cuentos de Monterroso, el salmo veititrés, cantamos ella, mi mamá y yo canciones de pedro infante y de Tehua. Nos dió muchos consejos y nos dió la bendición. Nos presumió que de ella habían salido cinco nietos y diesciseis bisnietos, que siendo lavandera mandó a tres hijos a la universidad, que tenía su hijo ingeniero, su hija física y su hija economista...

le presumí que estaba aprendiendo a leer latín, griego y hebreo... y todo eso nomás para leer el Eclesiastés que ella me enseño de memoria cuando yo tenía siete años...

Ella era mi abuelita Aurora.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Gran mujer en mi viva non vi otra como ella...

Cosa puedo decir si existe en mi' con su recuerdo.

Ella fue, es, y seguira siendo la Abuelita Aurora, osease

la Reina Yoya I

(Repentino ataque de saudade o sodade como suelo decir)


psicoso dijo...

Envidiable el recuerdo de tu abuela, el mundo deberia estar lleno de ellas...

saludos.

Anónimo dijo...

No todos los que corren en un maratón son los más veloces.
Y una mujer así, es espectacular, envidiable, envidiable, envidiable...
Je, eso de los testigos, sí, se portan así como ratones asustados.
Eclesiastes, mí libro favorito de la Biblia, de no ser por los epicos: Macabeos, Josué, Jueces, Reyes, Samuel, etc.
El neoplatonismo que mencionas, creo que es erotico, más cerca de la concepción hebrea.
Una frase del eclesiastes: "No hay nada nuevo bajo el sol", bastara para ejemplificar los efectos que tiene, en un Hebreo como Salomón, todo se convierte en vanidad de vanidades, pero en Bruno, es todo lo contrario.

Señor Chiquito dijo...

Querida esponjita, que máravilla. Cuando leo este tipo de cosas no me gusta escribir una opinión, simplemente entorno un poco los ojos y sonrío.

Livi Jazmín dijo...

Cuánta erudición. Saludos.

Esponjita dijo...

Joachim (alias anónimo): ¿verdá que quien la conoció, ya no la pudo jamás olvidar?
psicoso: todas las abuelas son envidiables, envidiables, envidiables; sobre todo aquellas que lo crían a uno
Korbeineineinien: ¡vaya!, Blanco Beledo le ha hecho un poco de daño: la concepción ¿erótica?... bueno, lo de Salomón: en realidad el eclesiastés es un texto de literatura sapiencial mesopotámica: en Ugarit (siria: véase un post viejo mío sobre Ras Shamrá) encontraron un pueblo que escribía en cuneiforme, y que resultó ser el autor de la literatura sapiencial bíblica.
Señor Chiquito: gracias por su comentario. Es un placer ser leída por usted.
trompetista: ¡oiga! ¡eso me sonó a sarcasmo!... ya chole con ese rollo de la erudición. Prometo no volverla a molestar. Juro que no es por ganas de chingar.
Por eso quiero mucho al filósofo de los zapatos rosas: es un buen discutidor. Fue bueno aquél seminario de Ficino.

Anónimo dijo...

Claro, el auge de Israel, donde construyeron el templo en todo copio a los palestinos: en la forma del templo, en la poesia, etc. Solo que le dieron su propio filing, como los griegos lo hacen al copiar muchas cosas de los palestinos tambien (fenicios). Y me refiero a esa caracteristica que se ejemplifica en el eclesiastes, nada hace más corto circuito con la idea de un inicio (creación) de todas las cosas que el eterno retorno de lo identico.

Esponjita dijo...

No, no, no: no estoy de acuerdo:
una cosa son los fenicios y otra, muuuuy diferente los filisteos. Los filisteos llevan de necios allí unos cuatro mil años: sumerios, asirios, fenicios, persas, romanos, árabes, turcos e ingleses han tratado de sacarlos de ahí.
Pero los fenicios son muy diferentes: en cuanto los asirios llegaron a fregar madres, decidieron irse a numidia, y fundaron a Cartago y luego, mil años después llegó el Baisano Jalia y siguieron comerciando.

De todos modos, los fenicios, hábiles comerciantes y adoradores de Baal, dice Herdóto, lo inventaron todo. Pero más que inventores, ellos fueron propagadores de los inventos sumerios.

En fin: sobre el asunto de la creación, creo que ahí siempre disentiré de Ricardo Blanco: El tiempo con inicio y con final no es lo mismo que la idea de la modernidad de progreso. El eterno retorno de la primavera no es el eterno retorno de lo mismo, y un mundo pudo haber sido creado en un día primero, con todo y el eterno retorno de sol.
Sin embargo, creo yo, que los cristianos neoplatónicos tenían un gran problema: encontraron cómo expicar que Dios creó un mundo infinitamente durable, y no cómo el tiempo puede empezar...

PD: el Ricardo del que hablaba no era Blanco, sino alemán...

la esponja sumeria

Darío Zetune dijo...

Ok, pues ahora entiendo de dónde sacó usté algunas rasgos de su personalidá suya de asté.

Loas para tu agüelita, que como los teólogos del cuento de Borges, ahora estará discutiendo con el Eterno allá en su house...

Me acordé de un episodio que cuenta Elena Garro en "Sus memorias de España": cuando estaba casada con Octavio Paz, éste le decía "dejame leer las cartas de tu mamá que son las únicas interesantes, las de mi mamá dicen puras tonterías "cómo estás mijito, cómo te ha ido", y la mamá de la Garro hablaba sobre la política y la cultura de México ene sos momentos...

Besos