10 septiembre 2007

Athánatos

Actualización: pase usted a proporzione y disfrute un concierto de guitarra

Lean la actualización... un poco a modo de respuesta parcial.

Todos moriremos. Sólo si morimos muy jóvenes no perderemos a nadie. Si morimos viejos, veremos irse a casi todo mundo.
Hubo quienes demasiado jóvenes perdieron a alguien. Hubo que se fueron ya muy grandes y a nadie perdieron.
Todos sabemos que hay pérdidas que duelen más que otras, aunque queramos igual a unos que a los otros.

No es lo mismo morirse uno mismo que el que se le muera a uno el otro (he aquí cuando el dativo ético funciona: nadie se muere sin más, pues siempre se le muere a alguien).
Cuando a uno se le muere alguien, es como si el mundo se rompiera en pedacitos. Habemos quienes, después de nuestra primer visita a los velatorios, vivimos como si el vidrio del espejo tuviera una eterna cuarteadura.
Pero ¿qué es morirse uno mismo?
No es lo mismo que se te muera otro, y aunque los heideggerianos mamonién, creo que lo estoicos tienen más razón:
La muerte propia siempre será hipotética. Sí, claro, se acabará literalmente el mundo: sino nosotros no habrá ya nada. Pero tampoco estaremos nosotros para lamentar nuestra propia muerte. Angustia: sí, claro. Pero ¿de qué? si ultimadamente la vida es un don gratuito, tan gratuito que ¿cómo se ha de perder lo que nos fue regalado?¿lo que vino por gracia?

¿Por qué el ente y no más bien la nada? Si hubiera respuesta, morirse sería una pérdida. Pero como no la hay, no hay en realidad de que dolerse.

Se mueren los hermanos, los tíos, las abuelas. Se mueren los hijos, los padres, los maestros. Pero uno mismo nunca se muere. ¿qué no entendió entonces el señor del ser-con?

Angustía, sí... pero no es para tanto.


la mortal esponja

Actualización:
Dícese de la muerte el peor de los males. Es verdad. No hay mal tan malo como la negación absoluta. Pero, ¿acaso he usado la terrible palabra absoluta? ¿quiere decir "total" o "soluta de todo, disuelta, suelta, abandonada?
¿De cuántas muertes se está hablando aquí. No es lo mismo que muera Paloma la hija, Paloma la hermana, Paloma la novia, Paloma la amante, Paloma la Esponjitta, Paloma la ama (de mi gato), Paloma la vecina, Paloma la electora, Paloma el número de cuenta, Paloma la alumna, Paloma la maestra, Paloma la de los apellidos y la CURP... a que me muera Yo.
Yo, accidentalmente ocurre que es Paloma. ¿Me es consustancial llamarme así? ¿Ser hija, hermana, esposa, amante, alumna; y ser todo ello en relación a alguien?
¿Paloma y su adjetivo determinativo agotan a Paloma? ¿La suma de todas las Palomas y todas las definiciones de Paloma son Yo? ¿Paloma es Yo? ¿Paloma agota a Paloma?
No, no creo. Una cosa es la Paloma que ustedes conocen, que son "pedazos", cachitos de Paloma. Ninguno de esos pedazos los poseeo yo: soy propiedad de ustedes. Yo, lo que poseo, son algunas determinaciones de Paloma (pues para mí misma no soy estadística ni enemiga, ni amor platónico de nadie),, poseo todas las determinaciones que los definen a ustedes para mi (poseo a mi amante en cuanto amante, pero no en cuanto a que es hijo o hermano, o estudiante o amigo), pero poseo, además, el número total de las determinaciones que constituyen el mundo para mí. Poseo, digamos, el mundo entero: mi mundo es infinito, y sin embargo, no abarca los distintos mundos (de ustedes) en los cuales yo soy una determinación. Bien decía Leo Ávila que mi muerte es el Armagedón: cuando Yo muera, será, literalmente, el fin del mundo.

Si muero, para ustedes morirá una segunda persona. Esa muerte -es lo que sostengo- es la muerte más dolorosa de todas, la más desgarradora. La muerte que se llora, que hiere el Mundo infinito que soy Yo es la muerte del otro. Mi mundo entero es cuarteado por la muerte de un otro. Pero si yo muero, el mundo no puede cuaartearse porque simplemente no habrá mundo que duela. ¿qué sentido tiene decir entonces que mi muerte es dolorosa y que debo temerle, si es la constante de mi vida, y no una ruptura en ella?.
Si muero, para mí será el fin del mundo. NO sólo para mí. SERÁ EL FIN DEL MUNDO... TODO (incluyendo todos mis fragmentos repartidos entre ustedes) DESAPARECERÁN.

Y eso ¿es doloroso? No. Es anguistioso.

Yo estuve a punto de morir. Recuerdo el momento exacto en que tuve la certidumbre de que iba a morir: recuerdo que pensé "menos mal que nadie depende de mí". Recuerdo que me frustró pensar que, al igual que de mi nacimiento, no tendría noticia de mi muerte, pues morir es como quedarse dormido: uno nunca se da cuenta. Solo pensaba en que ojalá que no doliera, y la inconciencia de la muerte me tranquilizaba. Pensé "perderé el sentido y luego, sin darme cuenta,moriré".
Cuando lo recuerdo (y procuro no hacerlo a menudo) de pronto siento vértigo, un vértigo espantoso, y me asombro (infintamente, exageradamente, no tienen una idea) de estar aquí recordándolo: de serguir aquí. Me da un hueco en el estómago y cierro los ojos.
No quiero que se acabe: quiero seguir viva. Sé, sin embargo, que vendrá otro momento en que estaré a punto de morir y de que moriré definitivamente. Y me da vértigo de nuevo. Me angustio y me asombro.
Sergio tiene razón: es motor del asombro, es lo más sublime -en sentido kantiano- de todo. Pero no me hace sufrir. Sólo me angustia.
¿Ven la diferencia?

12 comentarios:

Eje Z del Gizmo dijo...

Mi siguiente pregunta sería entonces: - Que ha cosas han entrado en tu cabeza para ponerte a pensar en mortis amigo del mors y entrañable concuño del mortuus?

Y si los aparatos se mueren... se les extraña mas si traen nuestros trabajos u agendas dentro?


Fue sueño ayer, mañana será tierra.

¡Poco antes nada, y poco después humo!

¡Y destino ambiciones, y presumo
apenas punto al cerco que me cierra!

Breve combate de importuna guerra,
en mi defensa, soy peligro sumo, y mientras con mis armas me consumo, menos me hospeda el cuerpo que me entierra.

Ya no es ayer, mañana no ha llegado; hoy pasa y es y fue, con movimiento que a la muerte me lleva despeñado.

Azadas son la hora y el momento
que a jornal de mi pena y mi cuidado
cavan en mi vivir mi monumento

[Francisco de Quevedo]

Darío Zetune dijo...

mmm, no se, creo que tu post me enoja (no asté, aunque tengas esa posición, pero la posición en si misma me enoja).

Protesto. Mi vida es lo único que realmente poseo y de ahí que lamente perderla. Cierto, está ahí Borges y su temor a la inmortalidad, al seguir siendo uno mismo para siempre.

Sí, pero también está el otro temor: no ser más, no existir más.

La vida es un don gratuito. De acuerdo, pero ello no tranquiliza sobre la muerte. Claro, el japonés razona así: para él, no existe flor más bella que la del cerezo que no se aferra al tallo.

Es cuando la vida individual, la de cada uno, toma relevancia, cuando intuimos que vale la pena, que surge con más fuerza la angustia de la muerte.

¿Por qué el ser y no más bien la nada? Sí, pero ¿quién eres para decir que no hay respuesta?, es decir, para cancelar opciones.

Esa pregunta "metafísica" se traduce en términos vitales por "¿por qué la vida, mi vida, vala la pena vivirla?, ¿tiene sentido la vida? De nada sirve las ronrroneantes respuestas a lo Rivero Weber: "puede existir un Sísifo feliz, porque rodará la piedra de una manera y de otra."

¡Vaya concepción tan mezquina de la vida! ¡Vaya respuesta tan pobre que cruelmente le dicen a los demás que no hay respuesta y porque no hay realidad, luego no hay pérdida, luego no hay de qué dolerse ni de qué inquietarse!

Por eso no me gustan los estoicos, por eso desconfío de las filosofías o razonamientos que quieren apaciguar mi angustia ante la muerte. Quiero respuestas, y si yo mismo soy una respuesta sin responder, entonces, más vale apurar la destrucción de esta vida y de la propia vida.

Y por eso, a veces dan ganas de colgar en la puerta de mi oficina o de mi cuarto, esto:

"De la muerte, del miedo a la muerte toma inicio y se eleva cualquier conocimiento acerca del todo. Rechazar el temor que atenaza a lo terrestre, arrancar a la muerte su aguijón venenoso, quitar al Hades su miasma pestilente, de esto se cree capaz la filosofía."

Sergio.

Leo Ávila dijo...

Ay!
Bueno, en palabras llanas, diría que si yo quisiera encontrar algún argumento para hacer de la pérdida de la vida, de esa ausencia irremediable, algo no tan doloroso, procuraría que ese argumento no redujera a la vida a un "don gratuito". Sin embargo, creo que mi búsqueda sería infructuosa, pues el hecho mismo de no "aferrarse" a la vida reside en esa "reducción", es decir, en el hecho verla como algo que, efectivamente, nos ha llegado por casualidad y que realmente no poseemos. Yo no le temo a la muerte misma (acaso por estar preparado para cometer un suicidio para evadir cualquier tipo de dolor ocasionado por una enfermedad crónica), yo le temo al hecho de todo lo que me perderé cuando suceda (mi muerte ideal sería durante un cataclismo universal). Pero prefiero, sinceramente, olvidar que existe; y una parte muy escondida de mí preferiría que ella también me olvidara, algún día, y no me recordara nunca, pero no se lo vayan a decir!!!

Mictli dijo...

De mi vida se ocupa mi memoria, de mi muerte que se ocupe la memoria de los otros.
¿y así, llanamente, así?
¿O nosotros nos podemos ocupar de lo que no nos pertenece?, ¿podemos construir el argumento que nos tranquilice? Feliz panacea que no borra el hecho de que la vida es sueño. ¿Y ya, así nomás nos conformamos?
Yo prefiero la dialectica de esa bella imagen del códice Borgia: juntos, espalda con espalda, Mictlantecuhtli y Quetzalcoatl.
Si, nuestra vida está condicionada por lo que habremos de esperar de la muerte.

Anónimo dijo...

Creo que me has entendido y respondido con ello a los azotes de Sergito. Voy de todo a todo con tu exposición hasta este punto:

"si yo muero, el mundo no puede cuartearse porque simplemente no habrá mundo que duela. ¿qué sentido tiene decir entonces que mi muerte es dolorosa y que debo temerle, si es la constante de mi vida, y no una ruptura en ella?."

Lo que me parece que no se sigue es esta instanciacion universal:

Si muero, para mí será el fin del mundo. NO sólo para mí. SERÁ EL FIN DEL MUNDO... TODO (incluyendo todos mis fragmentos repartidos entre ustedes) DESAPARECERÁN.

No sé. Me hace pensar, por contraposición en esa frase de un tal Roupnell que cita Bachelard...
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Por otro lado: no andes pregonando que tienes amantes, ¿qué van a decir las Rivedeneyra o las Cal y Mayor?

Pepe Cleto dijo...

Si mucha diferencia...
decia kundera que el vertigo es ganas de caer.. pero si entiendo el punto y tienes razon.
Me gusto eso de los trozos o de las parcialidades del todo que somos nosotros mismos.
Muy existencialista je..
Un saludo angustioso pues.

Pepe Cleto dijo...

Si mucha diferencia...
decia kundera que el vertigo es ganas de caer.. pero si entiendo el punto y tienes razon.
Me gusto eso de los trozos o de las parcialidades del todo que somos nosotros mismos.
Muy existencialista je..
Un saludo angustioso pues.

Juan Manuel Escamilla dijo...

Doña Esponjita, al rato leo su post completo. Por lo pronto la saludo, me reporto, y le invito a mi bló, donde encontrará una tarea para usté en el post de "Mudanzas".

Anónimo dijo...

yo creo que sobre sus parcialidades se equivocó en una: yo siento un amor "platonico" por usted esponjita amada

Livi Jazmín dijo...

Y punzan en un mismo instante el dolor propio y el dolor de quienes fueron más cercanos al que ha muerto. Pasumecha palamadre, qué tristeza ver devastadas a las personas que uno ama.

Juan Manuel Escamilla dijo...

Ahora sí, comento. Sospecho que la respuesta no está en la filosofía. La pretensión de responder sí. La necesidad de intentar la empresa es definitiva. No podemos renunciar a hacerlo. Pero la respuesta, hombre, sospecho que está en otro sitio. En la percepción del amor, que me hace reconocer "valiosa" mi vida. Haría, con Sergio, la reducción de la pregunta metafísica por la otra, más pertinente, en primera persona.

Aunque creo que, en última instancia: 1)hay un Dios amoroso probidente que nos recibirá (ya lo hace) con un abrazo, entonces hay sentido o 2)no hay Dios, no hay sentido, sólo absurdo y entonces o lo ponemos nosotros o nos damos un tiro, o nos dejamos morir. CREO, dije. Son, me parece, los extremos posibles. Infinidad de matices en medio.

Esponjita dijo...

A TODOS EN GENERAL:
Perdón que no les conteste puntualmente, pero la tesis y el griego me llaman.
Dr. Fell: gracias por el bonito poema.
Phoenix: Haz a tu propia muerte aliada tuya, no enemiga, porque ponerse contra ella es como ponerse con _Sansón a las patadas
Leo: ojalá se tarde en llegar, eso que ni qué.
Mitli: pues así es, es lo que yo digo...
Lítost: angustioso saludos, recibido.
AnónimoD: pos no se sigue... pero tendré que demostrarlo algún día.
Proxifain: achís! (aquí enrojezco) bueno, pregunto ¿soy su amor platónico así nomás, o neoplatónico?
Trompe: Muchos abrazos. Tarde o
temprano duele menos.
Garcín: crea pues, que en estos menesteres, arguyo, no es útil, ni el griego ni el latín (¿sabe de qué poema es eso?)