Crónica de un examen aununciado

QUIERO ACLARAR, MUY ACLARADAMENTE, QUE PRONTO ESTARÁN COMPLETAS LAS FOTOS DE CHUBACA Y DE MAY THE LOGOS BE WITH YOU... NO ES QUE LO HUBIERA OLVIDADO.......

Señoras y señores: la esponja se ha titulado felizmente.

Fue muy feliz. Todos sus sinodales llegaron temprano. De hecho demasiado temprano: Ricardo H. me habló desde el salón 113 ocho horas antes del exámen para preguntarme a qué horas pensaba yo llegar. Luego, al contar tal anécdota en pleno sínodo, Ricardo S. confesó que él llegó al salón 113 una semana antes del examen...

(Aquí la esponja se sonroja y piensa en las ventajas de haber cambiado de asesor: abrazos y saludos a zapatos rosas, por cierto).

Cuentan que D. estuvo agarrado a mil uñas del asiento, que desbarató las barbitas de la mantilla de mi mami suegra, casi casi que le jaló las trenzas a Abril... y que por poquito no entra, porque Ricardo H. mandó cerrar la puerta cuando D. estaba afuera todavía. Al ver sus ojitos asomarse por la ventana, casi no lo deja entrar... pero no le vayan a decir a D...

El exámen empezó 3 minutos después de la hora. Nora comenzó con la tanda de preguntas. La principal era que por qué se me había olvidado decir que Agustín era cristiano (¡!) y ahí comenzó una discusión innnnntensa... gracias a la cual, esta pobre esponja, pudo lucirse bien chido. Eso sí: hube de reconocer que no había hecho todas las definiciones, especialemente del concepto de experiencia, y que eso había confundido a mis sinodales... glup!... pero bueno, creo que salí del paso, aunque a Nora no la convencí con eso de que Agustín se anda equivocando.

Luego siguió Ricardo S, puntual cual lord inglés. Hízome preguntas más difíciles pero mucho menos confrontativas que las de Nora. He de confesar que cuando llegamos a lo del Anima Mundi me hice bolas, pero, casi casi como safe de beísbol, alcancé a contestar... creo.

Al final Ricardo H. me hizo las preguntas que sabía que tenía que hacerme, aunque no me había avisado. La que más me gustó fue la del solipsisimo, aunque la del estatuto ontológico del tiempo me hizo sufrir... no me esperaba esa.

Estuvo lindo el examen. Salí ligeramente despeinada (por cierto, se me ocurrió llevar dos trenzas francesas, lo cual me asemejó demasiado a Beatriz Paredes y me hizo decidir ponerme a Dieta)... pero conseguí defender a mi amada y linda tesis, pequeñita: nena de 100 cuartillas exactas (la intr. está en la 13 y la conclusión termina en la 113). A Nora no la convencí, pero a los dos Ricardos sí. En fin. Habrá que corregir mis impresiciones para convencer también a Nora.

Luego nos juímos a celebarar. Entonces mi carnal dejó las llaves dentro del carro, cerrado y encendido, con los canapés que mi prima amorosamente me había hecho. Ja!. Pero el chofer de mi tía salvó la situación, y pudimos todos ir a comer canapés, pastel, vino y café.

Me reencontré con mi familia, sobre todo con mi Tía B., a la que tanto tantísimo quiero, y a la que hace muchos años no veía. Para mi gran sorpresa, mis padres que no se dirigían la palabra desde hace dos años, estuvieron platicando muy simpáticos toda la noche. Vino mi super amiga Jou, y platicó con Paquito y Abril. Fui muy feliz... mi tío político al cuadrado (porque es hermano de mi tía política) me regaló una pluma grabada con la fecha del examen.

Y, pos ya. Botaré la filosofía y me dedicaré a buscar trabajo de botarga del Dr. Simi...

La esponja Jaaaarta jaaaaarta.

PD: Quiero agradecer a todo mundo, mucho, mucho, mucho. Los quiero ritiharto.