En el mundo existen pluralidad de objetos. Si se mantiene cada cosa distinta de otra, necesita para ello ser primero ella misma.
En español no hay palabra para distinguir los dos sentidos de "mismo": ella misma, o la misma de la que estamos hablando. Ille ipsa no es lo mismo que eadem illa. Del latín, pues, nuestra madre, viene el término idem, eadem, idem que sirve para distinguir una cosa en cuanto ella misma.
Los criterios básicos de identidad de los objetos corporeos es, según Aristóteles o Elizabeth Spelke (luego les explico el asunto), los siguientes:
Unidad
lìmite de lo externo
cohesiòn interna
continuidad espacio-temporal.
Pero, ustedes saben, el mundo no se compone solo de objetos de Spelke (o cuerpos fìsicos). Cuando varía el objeto, varìan sus criterios de identidad. Así, si tengo un reloj desarmado sobre la mesa (perdón por lo anacrónico del ejemplo), aunque tenga una rondana por allá y las manecillas por acá, digo que todo eso es un reloj: ya no requiere el criterio de continuidad espacio-temporal. En su lugar tiene otro: la relación de partes con el todo.
Y así uno va trepando hasta llegar a la identidad personal y a la identidad política.
¿Por qué defiendo a la gente de mi familia más que a los vecinos? ¿por qué más a mis paisanos que al extranjero? ¿por qué a la chica, quizás porque la vi mujer como yo? ¿por qué hago conciencia de clase, de religión, de patria, de afición de futbol?
Todos ellos, sin un orden claro para nosotros, son criterios de identidad.
NO puedo ir muy lejos: tengo que terminar de leer para mañana a Averroes. Pero les diré algo. Ayer que el periodista iraquí Muntadhar al-Zeidi lanzó su zapato contra Bush, el criterio de identidad que nos hizo simpatizar con él fue tan simple como poderoso: el odio a Bush y el reconocimiento del acto valeroso. No sólo eso, también el vago sentimiento de que recibió su merecido...
Luego le sigo con el OBjeto de Spelke...
4 comentarios:
Creo que cuatro criterios se te hicieron uno: luego nos dirás cómo califica esto en tu teoría de la identidad...
Por otra parte, se me hace inquietante hablar de identidad cultural o histórica cuando el ejemplo del zapatazo la contradice: fuera de broma ¿qué los árabes no usaban babuchas y los indios huaraches o cacles?
Claro, a lo mejor el periodista quería demostrar con eso que renunciaba a al aoccidentalización de su ámbito... Es una lectura.
No te arabices mucho leyendo a Averroes, porque luego te da por eructar en la sobremesa.
Justamente, antes de sentarme en la computadora estaba leyendo diferencia y repetición de Gilles Deleuze, donde el problema de la identidad, es ampliamente desarrollado, en estrecha relación con el de la diferencia; cosa que vos intuiste al relacionar los dos conceptos en el primer párrafo.
El tema es arto extenso, así que me limitare a recomendar, si el buen Averroes deja algún intersticio el ya nombrado texto de Deleuze, pues es, a mi juicio una de las cosas mas bellas jamás escritas, en especial el capitulo de la diferencia en si misma.
También ahí, es tratado Aristóteles. Somera y transitoriamente, diré, atengámoslos a las condiciones donde se opera la identidad, o sea, ¿esta es a priori y esencial o constituida a posteriori sobre un ser si Identidad?
Me gusta la mezcla de erudición, política, diario y noticia que hiciste.
Un beso
Pero y la identidad del zapato? Y la de Bush después del zapatazo? Gracias por la música, disfruto leer y escuchar tu selección. Un abrazo.
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