17 marzo 2009

Antes de que los triángulos se rompan


La teoría de las supercuerdas muy bien podría emparentarse a la teoría pitagórica del Timeo, según la cual la manteria se compone de triangulitos y todos los derivados del escaleno y el isóceles. Vaya usted a saber si Platón hubiera aceptado que incluso la energía y el tiempo son harmonías de las supercuerdas. Pero que la teoría es matemáticamente un poquitín más complicada que la geometría euclidiana del Timeo, quizás hubiera emocionado a Platón.

Como sea, según esta teoría (la del Timeo, no la de aquellos que pretenden la concordia Cuántico-Relativista) los cuerpos jóvenes lo son porque tienen sus triangulitos nuevos y bien embonados, mientras que un cuerpo viejo es aquél que tiene, podríamos decir, romas las esquinas, y que, como dientes flojos, ya no embonan bien.

Pero luego dice Platón que no hay problema: aunque sea dolorosa la separación del alma de su organismo triangular, la liberación es deleitosa. Y luego, si el alma ha tenido una vida proba, podrá reencarnar, es decir, retriangularse, y vivir la vida de los bienaventurados. 

Así ha de ser lo que viene: La separación parece ser dolorosa, pero un cuerpo cansado y de triangulitos romos es penosa para el enfermo, que espeta flemas purulentas. Pero luego de que las almas se hallen en la región alta, viendo de nuevo al Uno y comprendiéndose, y recuperando su individualidad, entonces podrán reencarnar (retriangularse) en cuerpos jóvenes y de trinagulitos bien agudos. 

Si bien de esperanza no se vive (diría Harvey Milk), sin esperanza no vale la pena vivir.
Hombre de las vacas verdes: tengo esperanza. Tenla tú. Libera a este cansado cuerpo de triángulos romos y déjalo descomponerse con la armonía de los gusanos. Que la esperanza de volver a ocupar un cuerpo joven, bien hecho y completo no ha desaparecido.

Las piedras rodando se encuentran, y algún día tú y yo nos volveremos a encontrar.

Si en este supermercado de Dios quedan bien embonadas citas de Mafalda, el Tri y el divino Platón... ¿por qué no habrán de embonar de nuevo nuestras almas en cuerpos de agudas triangulaciones?.

Lo que soy te lo debo a tí, Demiurgo. Y a tí he de volver...

La esponja destriangulada.

4 comentarios:

Librería de Mujeres Canarias dijo...

Pero esponjita, tu cuerpito recompone él solito los triángulos, los agudiza y engrandece a placer. Por eso te hizo esponjita. Por eso no tendrás que abandonar tus triangulitos para reencontrarte. Por eso eres maravillosa.
Cuídate mucho, mucho. Y no te líes al estirar esos triçangulos bellos. Se te ven desde lejos.
Izaskun

Itzel dijo...

¿Y cuando la esperanza es no volver a ese cuerpo de triángulos prematuramente romos? Ni por lo terrible ni por lo hermoso quisiera volver a él.
Saludos, abrazos y agradecimientos por las bienaventuranzas.

Daniel G.G. dijo...

Un demiurgo, indigno de ese nombre, me ha soplado en el oído. Es feo oír que el "adentro" resuena como si se tratara de una lata vacía; de un capullo de mariposa a punto de secarse al cual, sin embargo, da mucho miedo abandonar...

pero todo sea por el Amor que nos consume y se consuma en la aniquilación de las particularidades que nos atan. Todo sea por volar a otros triángulos en los cuales cabrá encontrar la misma imagen, si bien más amplia y menos fugaz.

Øuantum³ dijo...

Interesante manera de escribir. Sos de córdoba Argentina?