Uno
Suena el teléfono sin parar.
(alguien debe tener mucha urgencia... ¿será mamá? ¿será acaso una noticia funesta? ¿acaso si contestara se podría evitar una tragedia?)
Pero es que no puede contestar: él le habla directo a los ojos. Por la mirada, le debe estar explicando algo muy muy importante.
Ella no entiende ni un carajo de lo que él le explica con tanto cuidado. No puede poner atención: siente en la bolsa del pantalón como suena y suena el teléfono. Para colmo de males se da cuenta de que el botón de su cuello no está totalmente dentro del ojal... y entonces lo imagina sin un botón en la camisa... quizás dos... o quizás los botones no pasen por el ojal... quizás sea mejor arrancarlos todos de una vez... ¿qué carajos está diciendo?
(él arquea las cejas, mueve las manos... luego le pregunta ¿estás de acuerdo?... ¿sí? ¿qué te parece?... oye... ¿me oyes?...)
ella tarda en reaccionar: es que para entonces ya le había quitado algo más que la camisa negra.
Dos
Suena el teléfono sin parar.
Quizás yace muerto bajo un automóvil.... o... ¡no sé! quizás lo asaltaron. O lo tienen secuestrado en una habitación pequeñísima... o ya murió de inanición y los secuestradores ya revendieron el aparato cambiándole el número telefónico. O simplemente se lo sacaron del bolsillo... o la perra aquella se dio cuenta de que le estaba hablando y le escondió el celular...
Como haya sido, la Señorita X estaba convencida de que no había modo en que fuera pura mala voluntad la razón por la cuál él no le contestaba el teléfono. (De todos modos, prefería imaginárselo destazado en una bolsa en Acapulco que indiferente a los timbrazos de su ansiedad)
Tres.
Suena el teléfono sin parar.
¡Seguro es la maldita llamada!
Toda la semana la esperó. A pesar de que la frase "nosotros le llamamos" es sinónimo de absoluta desesperanza, la señorita X no se atrevió a apagar todas las velas. Y el teléfono, durante esa maldita semana sonó tres veces. La primera vez fue un vendedor de tarjetas de crédito. La segunda un extorsionador que pretendió secuestrar a su hija... jajajaja (la señorita X no pudo parar de reír: era aún Señorita. De todos modos, después de un buen rato un enorme remordimiento la asaltó: ¿y si en verdad eran unos asaltantes y era un secuestro real y alguno se equivocó de teléfono? qué se yo... la chica asustada quizás cambió una cifra y ahora la pobre carece de dedo o de cabeza... La señorita X optó por prender la televisión y no pensar en esas cosas). La tercera llamada era la de un ex-novio. Cuándo vio el número su corazón dio un vuelco: él juró no volver a llamarla (aunque lo hacía seguido: después de casi seis años de separación, de pronto él se acordaba de que ella aún guardaba algún libro suyo que ahora le era indispensable). Entre emocionada y un poco hastiada por imaginar el motivo de la llamada, contestó... sí, era él... la invitaba a su boda. Después de todas esas decepciones, el cuarto timbrazo la emocionó sobre manera... podía ser, podía no ser. Pero cuatro veces en una semana no son suficientes para el desánimo. Además era obvio: la llamada tendría que llegar en el momento menos oportuno: mientras estaba enjabonándose en el baño. La señorita X, ni tarda ni perezosa, pegó un brinco desde dentro de la tina hacia el paraíso de la telecomunicación... solamente que olvidó que con el pie mojado el azulejo pierde totalmente la fricción... y el teléfono sonaba y sonaba mientras un hilito de sangre conducía el torrente sanguíneo de la Señorita X, desde su cabeza, hasta la coladera del baño.
Cuatro:
Suena el teléfono sin parar.
-¿No le vas a contestar?
-Le dije que no me llamara
-Pero se te va a acabar la pila
-No me importa... estoy harto
-¡Contéstale...! y me la pasas...
-¡Eres muy mala onda! ¿qué le vas a decir?
-Pues que no le quieres contestar
-La odias ¿verdad?
-No, para nada. Pero si no quieres que te moleste, pues esa es la solución... ¿o sí quieres que te moleste?
-¡No! ¡Estoy hasta la madre de que se ponga así! ¡Cree que lo único que tengo que hacer es contestarle el teléfono
-Pues pásamela
-No. Tú eres muy mala.
-¡Jajaja! A mí se me hace que si no le contestas te va a ir a buscar a casa de tu mamá... jajaja.. y ¡palmo de narices! pues ya no vivies ahí
-No lo hará... le dije que a lo mejor ya no nos encontraría ahí porque todos nos vamos a mudar a...
-¡¡¡¡¡¡Chinga tu madre!!!!!! ¿¿¿no le has dicho que vivimos juntos???
-¡¡¡no!!!! ¡¡¡¡espera!!!! ¡¡¡¡por qué te pones así!!!!
Suena el teléfono si parar...
La señorita X marca sin parar al teléfono de D., mientras que D le marca a P. Pero a P le vale un pit, porque ya está hasta la mutti de esa maldita neurosis que tanto disfrutan X y D.
P ha llegado a la conclusión de que a X se le ha secado el cerebro con tanta telenovela donde el amor puro, neurótico y desinteresado a la Rosa Salvaje triunfará sobre las esposas legítimas, las novias oficiales y las bellezas carentes (como la de P) de perfil de camafeo... porque, eso que ni qué, X posee un perfecto perfil de camafeo)
Además, P también ha llegado a la conclusión de que el ego de D es infinito, y se alimenta de la esperanza de X (y de otras dos o tres letras del abecedario). Pero no culpa a D: el ego de los varones es infinito... por eso, de vez en cuando, quisiera decirle a R.S. lo bien que le van las camisas negras... pero que D. no se entere nunca... por favor...
Una esponjita bien X.
6 comentarios:
Ay, qué preciosísímo, agobiante, conocido, pitidito telefónico. Siempre pienso en La voz, qué angustia.
Un beso respondiendo al teléfono.
me ha gustado mucho, me recuerda muchas cosas
Muchos saludos!!!
Tuvo divertido.
Viene a mi memoria aquel fragmento de el libro de cabecera "El Santos contra Godziila". Donde el Santos, antes de comenzar la acción le dice a la Tetona Mendoza:
Santos - Solo hazme un favor Tetona... No te vayas a enamorar de mi...
Tetona - JUAR JUAR JUAR JUAR JUAR
Que delicioso es el Karma ajeno, a comparación del dicho Klingon sobre la venganza, este, es un platillo que se sirve como digestivo y aperitivo a la vez.
Por más que me esfuerzo no se me ocurren nombre ¿una P.? ¿un D.? ¡¿una espantosa X?! ¡¡¡ni la menor idea!!! ¿eh? pero sin duda me parece una historia de amor del bueno, del mero bueno, del que perdura, a pesar de las brujas que rodean (y dan sabor) al amor ideal.
iza: sí... jeje. gracias
tzi: gracias.
qui: je.
Anónimo que ya sé quién es: ¿cuál karma? si aquí todos estamos felices como perdices...
Chelo: suerte, suerte para mañana. Gracias por los buenos deseos.. y buenos deseos para la gesta que tendrá lugar hoy dentro de unas horas...
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