Nos sentamos furibundos frente al televisor.
Leemos ávidamente las páginas del diario en internet. Pasamos de un chisme a un escándalo. Compramos o no compramos el libro... fruncimos la nariz ante la peste de las maneras de los políticos que nos "representan".
Sin embargo, llenos de preocupación salimos a la calle con nuestro tapabocas, no sea que algún desobediente estornude. Bien a bien no comprendemos el proceso por el cual se transmite el virus. A tal grado no lo comprendemos que compramos y usamos indiscriminadamente gel antibacterial. Y ese "gobierno", conocedor de nuestros instintos gregarios, ni siquiera tiene que romperse mucho la cabeza: si en masa abarrotamos las farmacias para comprar tapabocas, él lo sumará a la cartilla de racionamiento de artículos gregarios y nos comprará a millares tapabocas y nos regalará cuantos litros de gel desea nuestra incapacidad de actuar.
Bien a bien no sólo no comprendemos cómo se transmite la influenza, sino que tampoco entendemos cómo se multiplica la ineptitud política. Y ¿cómo íbamos a comprenderlo si gregariamente nuestra actividad política se reduce a sentarnos, furibundos, frente al televisor?
A veces pienso que la educación política de nuestro pueblo es peor que su información acerca del microorganismo. Parece como si nuestra actividad en la Pólis se redujera a escribir furibundas cartas a un canal de televisión porque han matado a la heroina de la tenelovela. Vemos nuestra vida política sólo a través de la televisión, del internet. Nos sentamos en familia (¿en familia? eso ya es demasiado nivel organizativo. Seámos honestos: nos sentamos cada miembro de la familia frente a su pantalla)... corrijo: no sentamos frente al noticiero y nos escandalizamos. Y bien: si mi castigo contra Coca Cola Company es no comprar más su refresco, mi castigo contra el "gobierno" (esa entidad llamada "gobierno democrático" que habita en el mismo mágico Olimpo junto con los productores de tenelovelas) será no salir a votar.
Y nos sentiremos individuos satisfechos. Gregariamente satisfechos.
Y así como con el tapabocas, el argumento funciona así: "si todos lo hacen, en algo debe ayudar", así, el instinto gregario ya nos ha puesto en la fila del facismo. Y nosotros, pueblo telenovelero, vamos haciendo gran alharaca mientras somos conducidos, mansamente, al matadero.
Pero eso sí: sucumbiremos gratamente porque al no ir a votar por lo menos decoramos nuestra inacción de acción organizada.
(Ya algo más complicado como organizarse, evitar que nos reduzcan el calendario escolar, exigir jabón en los baños, ser solidarios con las preocupaciones de los vecinos... organizarse... ¡no! eso es demasiado)
Furibundos, nos senatmos frente al televisor...
(CADA PUEBLO TIENE EL GOBIERNO QUE SE MERECE)
5 comentarios:
No mientas: el rebaño se dio cuenta de que ayer te bebiste un litro de la modalidad light, por aquello de dejar espacio a otra ovejita. Jiji
Las razones y las sociedades no suele circular por el mismo camino.
saludos
O frente a la computadora, porque todo lo de la influenza tuvo otros puntos de vista en la red. Un abrazo.
Sé que es más complejo, pero me niego rotundamente a aceptar la frase "cada pueblo tiene el gobierno que se merece". ¿Tú te mereces este gobierno? yo no, aunque tienes razón en el análisis de la "política" virtual. A mí me parece que hay ineptitud culpable en esos tecnócratas dirigentes de las organizaciones mundiales de la salud y de los países como México. Bueno, adiosito. Y a no taparse la boca.
Pues muy doloroso porque es muy cierto. Y si que estoy de acuerdo.
Un abrazo Esponjoso para la Esponjita.
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