(2).- es que su autora está haciendo un examen final sobre Tomás de Aquino
(1).- pues por eso... ¿no debería estar demasiado ocupada para escribir tanto aquí?
(2).- es que su autora... este... pues... tiene Transtorno de Déficit de Atención... y cada dos párrafos que lee de Tomás son una entrada nueva del Blog... en fin... vamos pues a lo que te truje Chencha
Dice Kant en algún lado de la Crítica de la Razón pura de cuyo nombre no quiero acordarme... o no puedo... que hay algo que nos permite decir, a cada uno de nosotros, "este pensamiento, representación, imagen o razonamiento, son mios". Creo haberlo entendido cuando lo leí. Pero ahora que ando con las narices metidas en Tomás y sus conflictos con Averroes, comprendí perfectamente por qué lo dice así.
Y también por qué dice que esos asuntos de la inmortalidad del alma no pueden decidirse con la mera razón. A nosotros esa aclaración nos suena un poco absurda y fuera de lugar. Pero es que la discusión sobre qué permite que un pensamiento sea mío, en el siglo XIII (y aún después) está íntimamente ligada al asunto de la inmortalidad del alma.
Seré breve y esquemática:
Averroes (Ibn Rushd), siguiendo en parte la lectura de Alejandro de Afrodisia y de Avicena, interpreta los oscurísimos capítulos 4 y 5 de De Anima III (del Aris) afirmando que, efectivamente, el ticher del Alex Magno dijo que había 2 (si DOS) intelectos: El activo, el cual produjo el mundo y lo mueve, a la vez el que 'ilumina' al alma, y el 'paciente'. Pero el paciente a su vez se subdivide en un montón de intelectos: el habitual, el material, el adquirido, y algunos otros. El habitual y el adquirido explican cómo de no conocer nada, conocemos algo. Eso significa que unen de algún modo lo temporal que nosotros somos, con lo eterno de las verdades eternas del conocimiento. Pero el 'material', que el Afrodisio suponía también parte del alma humana (corruptible y mortal), dice Averroes que no puede ser corruptible: ¿cómo explicar entonces que una actividad eterna se imprima en una potencia quasi-material, que, para poder recibir las impresiones universales y eternas, deba tener ciertas cualidades que le exigen ser eterno? (sí... no estoy siendo esquemática... ¡mecachis!).
Es decir: la quasi-materia del intelecto material debe ser "sin forma" (para poder recibir todas las formas) y "sin mezcla" (pues si se mezclara con lo material y extenso entonces tendría una forma). Y todo lo que carece de forma material, pues carece de espacio y de tiempo (¡ohhh...! he aquí una buena razón para que Kant distinga entre espacio y tiempo... no tienen que ir ligados necesariamente... pero para Averroes, Aristóteles y demás etcs, pues sí).
Tons, Averroes llega a la conclusión de que el intelecto material (hecho de quasi-materia) no tiene forma... y si no tiene forma, no tiene modo de multiplicarse numéricamente. Y si es así, pues sólo es uno para todos los hombres...
Ahora: recibir en el intelecto material una forma universal, quiere decir inteligir, esto es: pensar. Pero si hay un sólo intelecto material que piensa: ¿cómo es que cada uno de nosotros piensa cosas diferentes en momentos diferentes?
Pues aquí entra la Fantasía. Cada vez que nuestra fantasía obtiene un nuevo 'objeto', por ejemplo, la imagen de una esfera de bronce, esa 'forma' (ese fantasma) es iluminado por el Intelecto Agente. Y así como la luz del foco ilumina el libro rojo, al ser iluminado el color rojo "inunda" el medio transparente (el aire)... (es que esto depende de la teoría de la luz aristotélica...), y así pasa de la potencia al acto el color rojo y se vuelve perceptible. De la misma manera, el I. A., al iluminar al fantasma, vuelve visible en él lo que tiene de universal. Entonces el "medio", es decir, el intelecto material, "recibe" la forma inteligible... y eso es pensar.
Fíjense la pequeña diferencia: cuando el aire (el medio transparente) recibe el color, quien 've' es el ojo que está del otro lado del medio transparente. Pero cuando el "medio intelectual" recibe la forma inteligible-universal, eso es 'ya pensar'.
Bueno, ¿y cómo nos unimos a ese 'pensar' que se ha activado gracias a nuestro fantasma?
Averroes dice que gracias a la fantasía... pero eso no parece muy convincente pues, quien piensa, es el Intelecto Material que todos compartimos, no la fantasía que nos corresponde a cada uno de nosotros... y eso es JUSTO lo que incomoda a santo Tomás.
En unas cuantas líneas del De unitate intellectu contra averroistas Tomás demuestra que, efectivamente, si le creemos a Averroes, pues nosotros no pensamos, sino que quien piensa es el Intelecto. Pero eso va contra la evidencia de que, efectivamente, nosotros somos los que pensamos. Pero gracias a su destrucción del argumento averroísta, Tomás se mete en un gran lío.
Tomás defiende que el alma es la forma del cuerpo. Y eso quiere decir que si el cuerpo desaparece, es decir, la materia de ese compuesto, pues la forma también: si a la esfera de bronce le quitamos su materia (toda), pues nos quedamos también sin su forma. Pero ¿cómo entonces explicamos que el alma, algo del alma, es inmortal?
Pues Tomás entonces se ve obligado a demostrar que hay una parte del alma que no perece junto con el compuesto... pero ¿esa parte del alma es también forma del cuerpo? porque si lo es ¿cómo sobrevive a la desaparición del compuesto?
Grave problema... y Tomás hace una cosa rarísima. Enuncia la siguiente proposición:
"El intelecto es una virtud (potencia) del alma, de la cual es parte, y el alma es forma del cuerpo". Y con ello pretende que, si el intelecto es parte de un todo que a su vez es forma del alma, entonces ya con eso demuestra que el intelecto es forma del cuerpo...
Pero él sabe muy bien que el intelecto no puede ser forma de ninguna parte del cuerpo porque si lo fuera, al desaparecer el cuerpo, desaparecería tal forma.
Pero, por otro lado ¿cómo puede ser parte de una forma material un algo inmaterial?
¡¡¿¿¿???!!
Tomás pone un ejemplo rarísimo: los magnetos o imanes. Los imanes, dice Tomás, poseen una forma: la que les da su forma de imanes. Pero su cualidad magnética no procede de los elementos que las componen (bueno: todavía no aparecía Maxwell) sino del influjo de los astros. Así, un imán tiene en su forma total una parte que no es parte del compuesto...
¡¡¿¿??!!
Y con este claro y evidente ejemplo, se comprende por qué al desaparecer el cuerpo, aunque desaparecen casi todas las partes del alma (la vegetativa, la sensitiva, etc), no desaparece el intelecto. Y si alguno de ustedes quedó convencido con el ejemplo del Imán, pues todavía tiene que responder a una pregunta muy aristotélica: ¿cómo conserva su individualidad ese intelecto que ha perdido su principio de individuación, es decir, su materia?
Pues Tomás responde que el principio de individuación no procede de la materia (más ¡¡¿¿??!!) sino de la entidad (todavía más ¡¡¿¿??!!)... y la entidad del intelecto queda fijada por sus operaciones... pero si es así ¿pues en qué sentido alguna vez fue parte del alma y no siempre una entidad independiente?
Uno está tentadísimo a contestarle a Tomás: ¿pues qué no ves que Averroes tenía TOODAAA la razón? Pero en algo Tomás no se equivoca: si el andalusí está en lo correcto, pues nosotros no pensamos, y NINGÚN PENSAMIENTO PUEDO DECIR QUE SEA MÍO.
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Piensen en Kant. En su Ego Trascendental... según Carlos Bazán, gran estudioso de los llamados Averroístas latinos (Siger de Bravante), Kant sigue de cerca el modelo averroista: la fantasía ofrece el contenido formal para el andalusí, y para el chino de Köninsberg el contenido material (las intuiciones), mientras que el intelecto agente para el cordobés da el contenido material mientras que para Immanuel da el formal (los conceptos): y ya saben, uno es ciego y el otro está vacío mientras no se pongan en contacto. Pero ello implica que cada uno de nosotros tenga su propio Intelecto Agente... o sea, su Ego Trascendental. Pero si es así, pues queda como un tremendo misterio cómo es que hay tantísimos intelectos agentes... y es ahí donde la razón ya no puede dar muchas más razones...
Más o menos este es el meollo del asunto. Si alguien llegó hasta aquí, le debo un chocolate, una cocacola y mucho reconocimiento. Y yo me voy que tengo que seguirle antes de perderme totalmente...
la esponjis con mucha tarea.
3 comentarios:
Hola
Recien legue a tu blog por diversos caminos,, y fui capaz de leer el 'breve' comentario acerca de lo que escribió Santo Tomas y lo de Averroes.
Solo puedo decir....
vaya sarta de disparates XD !!!
Es casi irrisorio ver como los filosofos antiguos se dehacían en teorias y explicaciones para apoyar sus otras teorías. Benditos sean los avances de la ciencia, que nos han permitido arrojar luz sobre algunas cosas (como los imanes) que nos han permitido aclarar algunos puntos de vista oscuros (bueno, desde cierto punto estamos peor, pues los descubrimientos de mecánica cuántica arrojan más interrogantes acerca del plano de nuestra existencia).
Creo que un gran error de muchos filósofos antiguos fue el de creerse capaces de llegar a la verdad usando solo su razonamiento lógico. La ciencia puede aportar mucho en la búsqueda de esa verdad.
En fin, tienes un blog interesante, vamos a seguir leyendo, a ver qué pillo :P
Saludos
De los ángeles: jeje... bueno, mi texto dudo que haya sido del todo claro. Orita no tengo suficiente claridad para explicarte por qué, en estricto sentido (y siguiendo criterios muy contemporaneos) la teoría de los imanes era absolutamente científica, y por qué los problemas centrales que afrontaron Tomás y Averroes no son muy diferentes a los que tienen los filósofos contemporáneos, psicólogos contemporáneos y demás etc.
Pero bueno... un placer vuestra visita
jajajajaja, ta bien divertido el post, que, por cierto, me dejó pensando.
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