09 octubre 2009

Planeta


1.- Πλανή, en griego, quiere decir llanura, aunque la traducción más precisa sería "lugar de vagabundeo" -como a veces traduce Igal-. ἀπλανής se opone a πλανή porque el segundo quiere decir "errante" (vagabundo) mientras que el primero, por oposición, lo podríamos traducir por "fijo" (el no-errante): referido a los astros, los segundos representan a las estrellas, pues son "fijas" durante todo el año -y, antes de Hubble y Humason, durante toda la eternidad- permanecen en su lugar. Es la esfera de las esferas fijas. Los planetas, pues, son aquellos astros que vagabundean por el cielo.
Todos se mueven: sólo que la esfera de las estrellas fijas tiene el más constante de los movimientos. En cambio, Marte de pronto nos muestra un movimiento retrógrado (hace una especie de nudo: durante unos meses se "regresa" y luego vuelve al camino), la Luna y el Sol se bambolean de tal modo que, con una regularidad calculable pero no por ello constante, se interponen uno al otro y crean eclipses. Los planetas vagabundean, las estrellas sólo se mueven.
Todos ellos vienen del verbo πλανάω.

2.- Ayer la búlgaro-sudafricana, muy orgullosa de su progresivo avance en el dominio del castellano, cuando Adalberto buscaba una palabra española para traducir "star" (y cuya referencia era "T*") dijo, triunfante: "estrella". Pero le rompimos el corazón: la palabra que Adalberto buscaba era "asterisco"... ¡asterisco! dijo sorprendida.
A nadie se le ocurrió explicarle -no había tiempo- lo que el helenófono Adalberto sabe: quiere decir lo mismo: estrellita, little star. Sólo que el tiempo ha vuelto barroca a nuestra lengua.

3.- En clase con R.S., mientras alguien traducía, salió la palabra γῆ, tierra, la cual posee la misma ambigüedad que en español. El contexto no era diáfano, pues líneas atrás Diógenes Laercio había estado hablando de los cuatro elementos. Pero aquí no se refería a eso sino a La Tierra.
-¿La Tierra? preguntó dudoso el que traducía
-¡Sí! dijo R. S. El planeta Tierra
En ese momento, tal explicación era la más económica. Pero de pronto me empecé a reír quedito: a Galileo lo iban a quemar por eso, por decir que La Tierra es un planeta: un errante, y no el punto de referencia absoluto respecto del cual todo movimiento cobra sentido.


4.- Tendría yo como ocho o nueve años cuando me enteré de la etimología de planeta. Fue en un video de Carl Sagan, creo que el primero, donde explicaba unas cuantas nociones de astronomía, y su historia. La explicación quedó grabada en mi cabeza de una manera tal, que cuando, al traducir del griego en la clase de R. S. ἀπλανή traté de dar con el significado, sólo se me ocurrió decir ¿por qué traducen como la esfera de las estrellas fijas? y al serme contestado literalmente dice "las fijas" y se opone a las errantes, aquél elemento antiguo advino a mi memoria y cobró todo su significado.

5.- "Planeta", para nosotros, quiere decir "no-estrellas", es decir "bolas de piedra o gas que orbitan al rededor de las estrellas". "Estrellas", para nosotros, quiere decir "bolas de gas que generan energía por las explosiones nucleares que ocurren en su interior". "Astros", para nosotros, quiere decir, todo lo que habita el cielo, todas las "casas" y lugares del universo, donde quizás vivan otras criaturas que llenan bibliotecas con sus teorías sobre los planetas, las estrellas y las esferas que pueblan su universo. "Luz", para nosotros, quiere decir, aquello respecto lo cual adquiere sentido cualquier movimiento del universo, pues lo único absoluto es su velocidad. Toda otra velocidad (distancia entre tiempo) es relativa a ella (y aunque digamos que su velocidad es de 300mil k/s, es, en realidad, lo único fijo, pues a esa velocidad, el tiempo se detiene. "Luz", para ellos, a pesar de ser un misterio, era aquello inmóvil que hacía pasar de la potencia al acto los colores. "Asterisco" es, para nosotros, la pequeña estrella dibujada (*).

6.- Errante y vagabunda, mi voluntad es atraída por los planetas de los estoicos, por las sutilezas de Boecio, por los conceptos de Fodor. Ella, vagabunda, se pasea por la llanura de la verdad, como si de un museo se tratara, como si de una joyería, de una galería. Ella, que sucumbió ante una explicación meticulosa sobre la naturaleza de las intenciones, del Ovis timet Lupum y su semejanza con los Objetos de Spelke... y que ahora debe pagar aquella distracción.
Ella, que hoy entendió una vieja intuición, y quiso golpearse la cabeza contra la pared:
Cuando iba a hacer la tesis sobre Plotino, elegí leer la Enéada 6.7. Entenderla fue difícil: no sólo es la más grande de todas, sino que es, teóricamente, una de las más ricas.
Ahí Plotino explica que todas y cada una de las almas son "animales sensibles". Es decir: para Plotino no hay tres tipos de "vivientes" sino sólo uno: El alma sensible. Lo que entendemos por "almas vegetativas" no son sino las "uñas" y los "pelos" del Alma del mundo (animal sensible) Y las "almas racionales" no son otra cosa sino almas que miraron la mejor de las razones seminales que habitan la Inteligencia: la del hombre (por eso, para Plotino, el hombre y el alma son diferentes: porque "hombre" sólo es una razón seminal, una pura "forma" digamos). Y cuando el alma sensible la contempla, adquiere y determina su forma y se vuelve hombre.
Si por su idiosincracia (whatever that means en Plotino), ella mira la razón seminal de un chivo y no de un hombre, chivo será. Si mira la de un escarabajo, escarabajo será. Pero luego, cuando termine su tiempo de vida, volvera a ser capaz de mirar otra cosa. Y aquellas visiones ocurren en la Llanura (¿la errabundancia?) de la Verdad. Ahí están todas las razones seminales.

Al leer aquello, me dio la impresión de que el Alma servía de una especie de "materia" para aquellas formas. Pero no podía explicar exactamente a qué se refería aquello. Y cuando me oyó R.S. hablar de razones seminales, sólo atinó a preguntarme si sabía que ese era un concepto estoico: por supuesto dije yo... pero no me percaté de lo estoico de Plotino en general, hasta que leí cuál es la naturaleza de los principios estoicos. Éstos son dos: el activo, que "siembra" (ut ita dixerim) las razones seminales (semillas) en el pasivo, i.e.: la materia, el principio pasivo. Y de aquella comunión surgen los cuerpos concretos.
Luego leí la Enéada 6.2: a propósito de la clase de R.S: el por qué Plotino le da el gane a los estoicos frente a los peripatéticos.
Y hoy, mientras leía el artículo de Sedly para la clase de R. S., comprendí todo: cuál es la llave del paso entre el estoicismo y el neoplatonismo. Entre la corporalidad de la materia estoica y la sustancia de Spinoza.
Y me quise morir.

7.- Mi voluntad es un planeta. Y como si de un electrón de Bohr se tratara, ha sido violentamente sacada de su órbita. Como extranjera, recorre el ajeno planeta de la Edad Media. No habla su lengua, no comprende sus conceptos. A mil por hora aprende lo mínimo para sobrevivir ahí. Y cuando se reencuentra a san Agustín, o descubre a Boecio, siente la nostalgia, el llamado de su tierra natal: la Antigüedad Tardía.
Pero ya apostó todo, y es demasiado tarde para retirarse. Sólo le queda esperar el que todos muestren las cartas.
Mi voluntad planetaria es arrastrada por dos focos gravitacionales (no en balde, Kepler se dio cuenta de que las órbitas son elípticas: tienen dos focos, no uno como la perfecta circunferencia): el de la amada casa conocida, en griego y en neoplatónico, y el de la esperanza de tocar la verdad: los conceptos y las intenciones.
Y aquella tarde, en aquella aula, A. T. me hizo creer por un momento que la Edad Media es una maga que tiene soluciones para todos: para mis ansias de verdad.
(Y el miércoles que lo vi hablarle de metafísica a Luis, de Duns Escoto al joven corazón heideggeriano de Luis) comprendí cómo había sido yo seducida.
Mas, cuando dudo, recuerdo entonces cómo todo lo que Manuel me cuenta de Fodor me suena tan a Avicena, tan a Boecio, tan a A. T. hablándome del Ovis Timet Lupum... como todo suena a que la verdad es accesible, posible, quasi tangible

(aunque para ello necesitemos una happy belief, una apuesta de Pascal)

La esponja interestelar

1 comentario:

Lukas Rybensen dijo...

Qué belleza! Me encantó el post. Cada uno de los puntos, los disfruté de a poquito. Creo que ese sentimiento de extrañeza en el "país" del medioevo es lo que más enriquece a tus lectores.

Un beso