actualización: los árabes, y sobre todo Avicena, sí leyeron a Filópono. Y no sólo eso: el De Anima de Juan Filopón no es de él, sino de Esteban de Alejandría (bueno, bueno, Stephanus)... ahí parece vivir el Ovis timet Lupum. Afortunado destino encontrarnos con Taormina...
Estuvo linda de linda la mesa. Todo estaba fríamente calculado: primero Aristóteles y su teoría de la percepción. Luego Avicena y su relación con Aristóteles. Luego Tomás y Alberto Magno y su relación con Avicena y Averroes.
E independientemente de la calidad de las ponencias (que estuvieron bien, a pesar de ciertos dislates de Zacarías, quien cometió algunos errorsillos de interpretación), lo que me pareció fantástico es que un ponente podía servirse de lo que acababa de decir el otro. He de confesar que fue un poquito triste que entre más nos alejábamos de los antiguos el público parecía tener menos que decir, aunque más bien, como fue revelado después, entre más medievalista se ponía alguien más le daba lo shy. Es que somos rete shy los medievalistas (bueno: yo en proceso de formación. Algún día alcanzaré al Danilo).
Luego la comida. Esta esponjita recibió muy buenos consejos. Hará un gran esfuerzo por irse a Lovaina, o quizás a Toronto: también buena opción. Lo importante de irse, bien me dijo A.T., no sólo es la infraestructura (que ha sobrevivido a las guerras y a los bombardeos a los que los europeos son tan afectos), sino a hacer relaciones. Y bueno, el caso de R.S. lo confirma ampliamente.
Andaré menos por aquí, lo prometo. Tengo mucho trabajo, y por fin creo estar viendo la luz (¡la luz esponjita, ve hacia la luz!).
Creo que juzgué con mucha dureza a C.T. Puedo decir que sí es un poco imprudente, pero creo que habla de corazón... digo, ese es el problema de la imprudencia: actuar antes de pensar.
Todo ha ido bien. Me duele un poco no haber podido ir a ver a mis amigochos del instituto, pero tengo mucho trabajo y debo administrarme con un poco más de eficiencia. Además mañana sí quiero ir a las últimas ponencias del Simposio. Va a exponer la Dra. Taormina, una italiana muy mona que se dedica a Jámblico. Nos dió una buena pista: Juan Filópono usa ya el ejemplo de la Oveja y el Lobo. Eso quiere decir que, o los árabes leyeron a Filópono, o quizás que era un ejemplo ya corriente en su época, lo que bien puede querer decir que quizás pasó de los griegos a los árabes en alguna otra fuente, como, quizás, Galeno. Bien dijo A.T. que sería un bonito artículo la historia del ejemplo de la Oveja y el Lobo. Habrá que pensarlo.
Me voy, me voy, me voy. Les dejo un grabado sobre un Simposio imposible pero que en los textos permanece: Galeno, Avicena e Hipócrates. Los libros son lindos por eso: porque uno pude asistir a un diacrónico Banquete en la Isla de los bien aventurados. Y con suerte, comentar algo también.
La esponjita que estima que todo va viento en popa.
Estuvo linda de linda la mesa. Todo estaba fríamente calculado: primero Aristóteles y su teoría de la percepción. Luego Avicena y su relación con Aristóteles. Luego Tomás y Alberto Magno y su relación con Avicena y Averroes.
E independientemente de la calidad de las ponencias (que estuvieron bien, a pesar de ciertos dislates de Zacarías, quien cometió algunos errorsillos de interpretación), lo que me pareció fantástico es que un ponente podía servirse de lo que acababa de decir el otro. He de confesar que fue un poquito triste que entre más nos alejábamos de los antiguos el público parecía tener menos que decir, aunque más bien, como fue revelado después, entre más medievalista se ponía alguien más le daba lo shy. Es que somos rete shy los medievalistas (bueno: yo en proceso de formación. Algún día alcanzaré al Danilo).
Luego la comida. Esta esponjita recibió muy buenos consejos. Hará un gran esfuerzo por irse a Lovaina, o quizás a Toronto: también buena opción. Lo importante de irse, bien me dijo A.T., no sólo es la infraestructura (que ha sobrevivido a las guerras y a los bombardeos a los que los europeos son tan afectos), sino a hacer relaciones. Y bueno, el caso de R.S. lo confirma ampliamente.
Andaré menos por aquí, lo prometo. Tengo mucho trabajo, y por fin creo estar viendo la luz (¡la luz esponjita, ve hacia la luz!).
Creo que juzgué con mucha dureza a C.T. Puedo decir que sí es un poco imprudente, pero creo que habla de corazón... digo, ese es el problema de la imprudencia: actuar antes de pensar.
Todo ha ido bien. Me duele un poco no haber podido ir a ver a mis amigochos del instituto, pero tengo mucho trabajo y debo administrarme con un poco más de eficiencia. Además mañana sí quiero ir a las últimas ponencias del Simposio. Va a exponer la Dra. Taormina, una italiana muy mona que se dedica a Jámblico. Nos dió una buena pista: Juan Filópono usa ya el ejemplo de la Oveja y el Lobo. Eso quiere decir que, o los árabes leyeron a Filópono, o quizás que era un ejemplo ya corriente en su época, lo que bien puede querer decir que quizás pasó de los griegos a los árabes en alguna otra fuente, como, quizás, Galeno. Bien dijo A.T. que sería un bonito artículo la historia del ejemplo de la Oveja y el Lobo. Habrá que pensarlo.
Me voy, me voy, me voy. Les dejo un grabado sobre un Simposio imposible pero que en los textos permanece: Galeno, Avicena e Hipócrates. Los libros son lindos por eso: porque uno pude asistir a un diacrónico Banquete en la Isla de los bien aventurados. Y con suerte, comentar algo también.
La esponjita que estima que todo va viento en popa.
1 comentario:
"El simposio imposible", genial!. Por que no uno Porfirio, Boecio, Escoto? o el que me eché ayer: Aristóteles, Avicena, Cusano? :p
LYSM
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