23 enero 2010

Novela


Estoy leyendo una especie de Harry Potter para adultos (es decir, una saga de aventuras, Best Seller, con la única salvedad de que el autor murió en el tercer tomo y pues ya ni modo). La obra completa se llama Millenium y yo voy a penas en la página 230 del primer tomo. Digo ¿apenas? ¡no! ¡ya voy en la página 230 -lo que representa un 10% de la novela- y todavía no han aparecido los personajes malotes malotes y perversotes perversotes que me prometieron. Pero he de confiar, porque la reseña de Vargar Llosa (La tía Julia y el Escribidor... no sé por qué Zacarías se me afigura al escribidor) dice que, aunque con errores estructurales, la novela es buena, adictiva y... y bueno: es una gran novela con super héroes quijotescos.

Hace mucho que no leía (leer leer, lo que se dice leer, no tener la nariz metida en Avicena y Searle). La última vez fue cuando acometí la lectura de Bolaño: "Los detectives salvajes". He de confesar que me gustó muchísimo más que Millenium. Y que conste que le doy el gane a Vargas Llosa: la novela es adictiva (aunque yo sigo esperando a los personajes malvadotes), y cuando describe cómo está bajo 32 grados bajo cero uno siente una infinita misericordia por él. Pero está toda... cómo decirlo... como depeinada, descuadrada. Se echa unos rollos largos largos prometiendo que ya mero nos va a decir lo mero bueno pero nunca lo dice. se parece un poco a la Odisea, cuando en un canto le explican a Odiseo todo lo que le va a pasar y luego le pasa... salvo que en Millenium nunca acaban de explicar qué es lo que va a pasar...
Y los personajes se van construyendo poco a poco: no están hechos de una buena pieza sino que uno tiene que esperar a que en algún capítulo al buen Stieg se le ocurra agregarles otras características y ponerlos a funcionar con la addenda. En cambio, "Los Detectives Salvajes" tiene los mejores personajes del planeta. No son super dotados, como en el caso de Millenium, sino gente totalmente normal con enormes expectativas (o sea: adolescentes). Y en cuanto aparece el personaje, aparece todo de una buena vez, aunque poco a poco se vaya enterando uno de su historia.

Y me acordé de que yo tenía mi novelita en proceso y que jamás me gustó. Algo publiqué alguna vez aquí. Se llama "El tío Alfonso". Pero hasta a mí se me hizo ñoña ñoña. Supongo que parte de su fracaso tiene que ver con mis pocas lecturas (alguien que escribe más de lo que lee, le dirían a Sade en una película con Kate Winslet, es un aficionado... y bueno ¿qué puedo decir?). Otro detalles es que yo escribo (literatura y filosofía) como en ráfagas: si empiezo tengo que acabar en la misma sentada: aunque dure días... así me eché la tesis de licenciatura: de una sentada. Por eso la pude redactar en dos semanas. Y, ahora que lo pienso, tengo que terminar de fichar TODO lo que tengo que fichar, porque si esta tesis va a tener algún futuro, será porque me arranaré de igual manera.
Pero un tercer elemento para el fracaso de mi novela es mi poca imaginación para armar las historias. Ya lo dijo Aristóteles: la trama es lo central, aunque no haya personajes. Porque, eso sí, los personajes me quedan divis, divis... los sé hacer y en eso creo que hasta me salen mejor que a Larsson. Pero la historia es lo fundamental. Y eso no me sale tan bien. Y eso le salió bien a Larsson, y por eso, incluso el Magnate de los Personajes (La tía Julia y el Escribidor... lagrimita), le dió su Vo.Bo. a Millenium, porque, que ni qué, la historia es buena.

Yo, por lo mientras, me imaginaré un personaje de Larsson. Me levantaré y trabajaré toda la noche. Miraré los archivos que A.T. me ha pasado, y me pondré a leerlos y a ficharlos como si de una investigación de Cold Case se tratara: La Srta. Estimativa desapareció en circunstancias misteriosas hace mil años. Nadie sabe de su paradero. La última vez la vieron en compañía de un viejo dominico de nombre Fray Alberto. Durante mil años, cada siglo manda una carta desde algún lugar de la historia. Ayer pareció recibir la última misiva un tal Mr. Searle. Los objetos metales existen y no hay lenguaje que los reduzca. En fin. Ya me callo. Me limitaré a imaginarme en una cabaña a 32 grados bajo cero (¡qué sabroso tener esas imaginaciones a 23 grados sobre cero!) y usaré mis super poderes... es lindo leer una novela de gente con super poderes, y sentirse, un poquito, identificado. En fin...

¡¡Poder esponjo!!

1 comentario:

Librería de Mujeres Canarias dijo...

Venga súperesponjis, que tú puedes. Creo que mejor me voya a buscar el libro de Bolaño, que a mí las sagotas tan grandes y en las que pasan cosas pues como que no. ME gustó lo de Aristóteles y las tramas (gracias a ti me acerco más a ese señor) aunque yo, la verdad, prefiero que no pase nada y saber con quién ando.

Besísismos.
Ánimo.