Buscando inspiración

Bueno, ya estuvo bien de azotarse y estar en todo menos en misa. Junto a mí está mi taza de café. No hay chorizo, pero su equivalente fue un grasoso tocino que entre la Chupacabras y yo nos despachamos (y súmele un paquete de salchichas en estado todavía edible, y una manzana para hacerme a la idea de que no soy tan poco saludable). Café, un poco frío, pero eso lo arregla el microondas, la infaltable cajetilla, en frente una gran caja de klinex (¿cómo llegó ahí?), dos tazas sucias... creo que debo lavar los trastes... ¡válgame! ¡cuanto polvo! no, tengo que barrer y... ¡oh sí! recuerdo aquél capítulo de Bob Esponja donde tiene que entregar una tarea para el día siguiente, pero la poca inspiración es tanta, que se pone a limpiar su casa, le da de comer a su gato-caracol todo el paquete de croquetas, decide que debe limpiar el jardín... y recordé cómo, cuando estaba haciedo la tesis de licenciatura, mi recámara era el rincón más limpio del universo. En fin.




Me queda exactamente una semana menos un día. Pero para el miércoles ya debe estar todo listo, faltándole, a los sumo, correcciones de redacción y ortografía, dedazos y demás chucherías. El miércoles, en más de un sentido, se termina Avicena.

La esponja de las intenciones no intencionales (¡me cachis!)

PD: Hasse -el mío- ya viene en camino. Sólo estoy esperando a que los ingleses lo empaqueten y lo manden para acá. No vuelvo a pedir un libro prestado: la culpa me corroe, y las multas por atraso son todas morales.
PD2: Lo único que me puede de todo esto, es que por lerda, tarada y neurótica, no me dió tiempo de leer la Metafísica de Avicena. Ya será para la próxima.

(imágenes tomadas de este blog genial, muy catalá)