29 agosto 2010

Subjuntivo

Quisiera tomar la tecla (en vez de la pluma) y alargarme en enorme carta explicando los motivos...
de por qué te voy a extrañar tanto
de por qué no pude ir a despedirme
de por qué es necesario despedirme
(porque me quiero ir antes de que regreses,
porque no quiero estar aquí cuando vuelvas
aunque sé que las fuerzas me abandonarán
aunque te rías de mí y me digas que no tengo ochenta años
pero tengo TDA
y soy cobarde).


Quisiera declararte todos los amores que te tengo.
Los nombrables
los innombrables.
Los decentes
los indecentes.
Los públicos
los privados.
Los que publico
los que me guardo.

Quisiera que supieras que te voy a dedicar la tesis.
Porque el Fato te puso en mi camino
y tu camino (al cual me subí un rato)
me llevó por lugares inimaginables.
Y me llevó al encuentro de grandes personajes
de grandes libros
de grandes temas
de grandes hombres
y de tu sueño y de tu proyecto
y quisiera que las fuerzas no me abandonen ahora
ahora que estamos en el último jalón
(diría mi abuela)

Quisiera poder ver más allá de mis narices
(pero padezco miopía)
quisiera poder planear más allá de mañana
o la semana que entra
o el mes que viene.
Quisiera, en eso, ser como tú:
ver y diseñar la vida con años de anticipación,
pensarla, crearla, imaginarla perfecta
tomar luego las energías y navegar hasta ella
la vida deseada
la vida amada
la vida perfecta
(quisiera vencer las procellae de mi miopía)

Quisiera creer -al ver el poder autopoiético de tu espíritu-
que el futuro es mío y está todo él en mis manos.
Que el mundo es de los valientes
Que somos arquitectos de nuestro propio destino
y que no es verdad que estoy determinada
por mi miopía
por mi ceguera
por esta alma débil y triste que no se levanta en la mañana
en la última mañana en que hubiera podido verte.
Quisiera creer en la libertad, al verte.
Pero cuando estoy en el fango del pantano de la tristeza
y la energía me abandona
y me importa un pito las consecuencias de mi pereza
me vuelvo determinista...

Quisiera creer, como viejo gnóstico
que la divina chispa del Eón es inalterable.
Pero este cuerpo, materia oscura y corruptora,
lo aleja de su brillante destino...

Hoy -de nuevo- estoy a punto de aventar la toalla.
Y hago memoria ¿qué pasaba hace dos años que traía tanta luz
tanta energía, tantas ganas de que me vieras?

Hoy estoy a punto de rendirme.
Quisiera tan sólo tener una última energía
para despedirme de tí...

Hoy ¡tengo tantos planes!

Hoy no quisiera vivir en subjuntivo.

1 comentario:

quique ruiz dijo...

Éste está bueno.