31 mayo 2011

La palabra clave (que nunca oía mi abuelita)

Mi abuelita padecía una sordera muy peculiar que me heredó: no escuchamos ciertas frecuencias. Ello se traduce en cierta dificultad para entender lo que dice el otro si éste no habla claro y, sobre todo, con un volumen equilibrado (por ejemplo, yo nunca me escucharía). Solía ocurrir que mi abuelita entendía casi toda la oración excepto lo más importante. Y decía: "te entiendo todo menos la palabra clave".

Clave viene del latín clave y literalmente quiere decir "llave". (Clavícula es "llavesita"). Lo que no entendía era la "llave" que le permitiría abrir el significado de la oración.
Yo no entiendo la clave del problema de mi tesis. He ahí mi tragedia.

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¿Qué diferencia hay entre una teoría de la intencionalidad y una de la significación?

Con gran deferencia, vía Twitter David F. y Jorge M. me dieron sendas respuestas: un trata de cómo se relaciona el signo con el mundo y otra de cómo se relaciona la mente con el mundo. Bien. Pero por alguna razón sigo sin entender.

Recuerdo entonces a un compañero de la prepa. Todos suponían que su inteligencia no era "normal" o, dicho de otra manera, que era "sub-inteligente". Pero era campeón de ajedrez y aquello dejaba mucho campo para dudar razonablemente.
Ocurrió que un día él le preguntó a la banda de Nerds cómo resolver un problema de Geometría Analítica. Todavía recuerdo cuál (aunque no la solución): la pendiente de una recta. Toda la bandita nerd le explicó. Vencido, me pidió ayuda. Comencé dándole la misma explicación. Entonces él, desesperado, me dice: ¡eso es lo único que me dicen y yo no entiendo!

Pregunta metódica: ¿cómo averiguar qué no entiende? Vámonos de reversa...

Poco a poco fui yéndome hacia atrás, concepto tras concepto, hasta que salimos de Geometría Analítica y llegamos a Álgebra. De nuevo, hacia atrás. Finalmente, llegamos lo más atrás posible:

¿Entiendes esto?:

x=5

No.

Antes de levantar las cejas, agarrarme a carcajadas o taparme la desmesuradamente abierta boca con ambas manos –y aún antes de abrir la boca– escribí:

5=5

y le dije: eso quiere decir que lo que está de un lado es igual a lo que está del otro. ¿Ok?


(seamos honestos: si no hubiera entendido el concepto de igualdad, la verdad no tendría anécdota qué contarles, ahora que lo pienso)

Sigamos. Entonces dibujé una manzanita de un lado de la igualdad y del otro una x.

x = (perdón, no sé cómo dibujarles aquí una manzanita)

¿Entiendes?

No.

Ok. "x" se llama variable porque siempre está en lugar de una cosa distinta de sí, pero puede estar en lugar de cualquier cosa. Digamos que "esconde" o disfraza a algo, pero varía la cosa que está escondiendo. Aquí está en lugar de una manzanita –esconde una manzanita–. ¿Cómo lo sabemos? porque la igualdad (=) nos dice que, sea lo que sea que esconde debajo de sí 'x', eso es igual que lo que está del otro lado.
Así que si escribo

x=5

¿qué esconde 'x'?

¡Ahhhh! ¡un cinco!

Ahora, si yo tengo esto:

2+x=7

¿Cuánto valdrá x?

¡¡AAAAhhhh!! ¡¡pues 5!!

Y si tengo

7-x=1

¡¡¡pues 6!!!

Mi amigo se inscribió a las eliminatorias de la Olimpiada Nacional de Matemáticas. Bastaba pasar la primer ronda para acreditar Álgebra y Geometría Analítica. Puesto que la epifanía llegó tarde, ésa era la única manera de acreditar ambas materias. Pasó, sobradamente, la primer ronda de ambas.

Es obvio que nos parecía "raro" porque tenía algún tipo de deficiencia del lenguaje, que le impedía "captar" cosas que para la mayoría son "transparentes". Pero eso no quería decir que fuera incapaz de captarlas, ni que fuera incapaz de todo lo demás. Había un método para que entendiera aquello, que, en realidad, era lo único que lo alejaba de ser tan hábil en matemáticas con en el ajedrez. Total: ¿por qué las matemáticas le serían confusas si son también una serie de reglas y la imaginación para operar con ellas?

La única bronca que tenía, pero que fue superada, era la capacidad de entender, a primera vista, el cambio de un nivel a otro de abstracción.

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Bueno. Toda esta historia es para contarles que tengo la esperanza de que eso sea lo que me está pasando. Que haya algo que los demás sí entienden pero yo no, y que sólo debo saber qué es.

Ayer, en la discusión sobre la intencionalidad de la percepción en Searle, se me "reconfiguró" el mapa de una serie de conceptos al respecto.
¿Recuerdan que les dije que el Lobito siempre escribía que los animales percibían de modo "no-trivial"? Pues yo no alcanzaba a comprender exactamente qué era eso. Es decir: entendía muy claramente a qué se refería con "no-trivial" (finalmente llevo tres años estudiando ovejas que perciben lobos de modo no trivial). Pero ¿qué querría decir percibir algo de modo "trivial" el lenguaje lobuno (o sea, del Lobito... el humano, ejem... no el del ejemplo)?

De algún modo, ver de modo "trivial" sería padecer un montón de impresiones coloridas, claras y oscuras, olorosas, suavidades y calideces. Impresiones, digamos, 'brutas', descarnadas. Y, sobre todo, desorganizadas.
Pero ¡aguas! hay un segundo modo de ver "trivial" que no es tan "trivial" pero todavía no es "no-trivial": ver 'objetos tridimensionales', coloridos, olorosos ¡lo que quieran! pero por lo menos ya están ubicados en el espacio y tiempo, y tienen posición. Y eso implica interpretar distintos grados de luminosidad como "límite" entre un cuerpo y otro, o lograr interpretar como "movimiento" el cambio de posición de un algo limitado, en nuestro campo visual.
Ya es "ver" de cierto modo aunque no totalmente, pues no estamos viendo cosas. Eso está lejos de ser trivial, pero con "no-trivial" el Lobito se refería a otra cosa.

¡Me acabo de acordar del maravilloso ejemplo de Casati!!
En el conocido diálogo aquél:

¡Es un pájaro!, ¡no, es un avión! ¡no, es Supermán!

quedan claros todos los niveles. Según aquella teoría, primero vemos las llamadas "cualidades primarias" (algunos sensibles comunes: unidad y movimiento para ser exacto) y luego las secundarias (los propios y un común: color y figura. Hay que notar que Alberto Magno tiene toda una discusión de que la "figura" es cualidad, y que eso debería provocar un problema. Bueno: el artículo que nos dio Casati prueba que estaba en lo cierto).

El asunto es que la dificultad de saber qué es el objeto volador (y la serie de hipótesis que caen una tras otra hasta que descubren que es superman) estriba en la distinción entre "ver de modo trivial" y "ver de modo no trivial".

Ver de modo no trivial (o sea, ver propiamente hablando) es ver "cosas", categorizar. Y ¿qué es eso? Podría contestar, "pues ver mesas, sillas, computadoras, nubes, zapatos o estrellas". Pero eso no responde nada. Lo que estamos preguntando es qué es ver mesas, sillas o estrellas.
¿Qué hace de la impresión que tengo de "rectángulo café elevado frente a mi" una mesa? ¿saber para qué sirve y cómo usarla? (nótese que hablo del objeto, no de la palabra).
Bueno, pero eso no aplica a "estrellas". Digo, podemos usar las estrellas para orientarnos, pero aún quién no la usa para nada sabe lo que es una estrella cuando la ve.
Para "ver" propiamente necesitamos "categorías". ¿Qué es esto verde, lleno de picos, oblongo y con centro fosforecente? Después de examinarlo un rato, podemos llegar a la conclusión de que es un "algo raro" (descripción) y para referirnos a ella decimos "la cosa verde aquella" (denotación).
¡Ok! pero acá ya nos pasamos del otro lado. Esto es excesivamente no-trivial. Ya implica el uso del lenguaje, cómo podemos utilizarlo para simbolizar cosas y comunicarnos entre nosotros. No. Hay que bajarle dos rayitas al asunto.

¿Qué es ver de modo "no trivial"? Saber qué estamos viendo.

En lenguaje lobuno-asesoril, "ver de modo no trivial" es "saber qué estamos viendo".
¿Qué es "saber que ve un hueso" para un perro?
Nel, no les voy a repetir la discusión sobre si el perro tiene una especie de concepto categorial perruno sobre los huesos, o si simplemente sabe cómo comportarse frente a él. No tiene caso.

El asunto es que entre percibir "cosas que se mueven de colores" y nombrarlas hay un paso. Y, dado que los animales no hablan pero son capaces de "reconocer" su alimento, suponemos que "saben" que es aquello que ven, pues lo "reconocen".

Reconocer es, pues lo que en lobuno significa "percibir de modo no trivial"

Ahora sí, la pregunta de los 64 millones: ¿cómo caracterizamos "reconocer" y cómo se da ello? ¿se necesitan las mismas facultades mentales que las que tenemos para hablar? ¿o depende de otras? ¿el lenguaje es tener esas mismas capacidades o no?

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Si yo fuera una filósofa que valiera tres cacahuates (maníes para mis lectores allende las fronteras), aquí comenzaría a explicarles con peras y MANZANAS toda una teoría de significado, de la percepción y de la intencionalidad. Sin embargo, según mi última cotización yo valgo un cacahuate. Es decir, estoy tratando de averiguarlo. Con todo, hay esperanzas.

Hace tres o cuatro días, buscando desesperadamente respuesta, ocurrió una Epifanía:

"It would, therefore, be no great surprise if the theory of mind and the theory of symbols were some day to converge. In fact, something of the sort now seems to be happening.", eso en Psychosemantics de Fodor

Entonces supe, por primera vez, cuál es la pregunta que tengo que responder en mi tesis (digo, para mis colegas del IIFs, para David y para Jorge):

¿Eso parece estar ocurriendo por primera vez? ¿No es el presupuesto que yace detrás de casi toda la teoría del signo aristotélica, cuyo origen está en Perihemeneias 16a2-9, y de la cuál venían huyendo como locos todos, tanto los padres de la analítica como los padres de los fenomenólogos, continentales y demás fauna?

He aquí el pasaje estrella; Sobre la Interpretación (Perihermeneias) 16a2-9:

"Por lo tanto, lo que se da en la expresión hablada (φωνή/vox) son símbolos (σύμβολα/notae) de aquellas pasiones que están en el alma, y lo que se escribe, de aquello que están en la expresión hablada. Y así como la escritura no es la misma para todos, tampoco lo son las expresiones habladas. Pero aquello de lo que en primer lugar éstas son signos (σημεῖα/notae) – las pasiones del alma– son las mismas para todos, y de lo que éstas son semejanzas –lo que es el caso (πραγματα/res)–, son las mismas también. Acerca de estas cosas ya se ha hablado en donde se trata del alma, pues ese es un asunto (πραγματείας/negotii) de otro tipo."

(¡¡Puff!! La traducción es mía. Sí, hice trampa. Acrkill y Boecio me ayudaron un poquito. Candel resultó inútil)

En fin. Espero que alguien detecte exactamente qué incapacidad teórica tengo y me dé una mano. Y ojalá ése sea el asesor. Y entonces, por fin, pueda entender qué es lo que no entiendo.

¡Porque hay más cosas! ¡qué son los conceptos universales! ¿Hay algo así como "concepto particular" para un filósofo aristotélico? ¿para Alberto?

Pero eso quedará para otro Post, porque ¿qué creen?

(primera redacción)
Luego les sigo platicando más, pero ponerme a traducir a Aristónteles hizo que se me hiciera tarde, y sigo en Ciudad Universitaria (eran las 8:30 pm cuando escribí esto).

(segunda redacción)
Ya casi es media noche y sigo en el Sanborn's


1 comentario:

quique ruiz dijo...

Este post nomás me dejó picado.