02 junio 2011

Herr Wolke

No, no me importa que Alemania no sea el Topus Uranus y que siendo de primer mundo se anden muriendo de Esterichia Coli, ni que hayan culpado infundadamente a los pepinos españoles y holandeses (pobres pepinitos), ni que Kant haya nacido casi casi en Rusia, ni que Haydn no haya nacido ahí, ni que hayan sido nazis, comunistas y todo al mismo tiempo. Yo quiero ir en octubre (algún octubre) a tomar cerveza, comer salchichas, oír a Rammstein en vivo, ir a la iglesia de San Andrés en Colonia y visitar a Albert der Große, luego pasearme por Dresde y andar por la ribera del Elba, y luego conocer el mentado Mosela. Pararme un día en el Rhin nomás para conocer los límites del imperio de Augusto, y averiguar si el Danubio es azul. Conocer tres o cuatro castillos, y luego morir de melancolía en Berlín (y oír como todo mundo dice Belín)
¡Qué más da que no sea el Topus Uranus!
Yo quiero chucrut.

Ahí es San Andrés, en Colonia; y si quieren ir a visitar a Alberto, diríjanse por favor ahí. ¿Qué debe llevarle uno a un Alquimista?



Questi che m’è a destra più vicino,
frate e maestro fummi, ed esso Alberto
è di Cologna, e io Thomas d’Aquino.

Divina Comedia, Paraíso, canto X





Señor Sol:

(No, no. Momento. La metáfora está mal. Lo que había era un solazo de aquellos. Así era la tristeza: un montón de Sol. Sin una sombrita, como sudor pegosteándose en la ropa. Todos húmedos, pegajosos, apestosos. Sin un vientecito que mueva ni un cabello. Así es la tristeza y así es la angustia. Entonces ¿qué sería su antídoto? Una nube con promesa de lluvia)

Señor Nube:

Usted no sabe cómo encontrármelo fue reparador. Cómo mis congojas me abandonaron y bastó su paso frente a mi como rachita de viento fresco.

(luego fui por café, pero todavía no estaba listo)

Señor Nube:

su sonrisa es como un trueno y el relámpago de lejos. Todavía no es lluvia pero ya es símbolo de la que vnedrá. Todavía no es lluvia pero ya rebaja el calor del Sol.

Señor Nube:

Espero con ansia la tormenta, de la que usted es símbolo. Y aunque me cueza bajo el Sol en estos días, tener su sonrisa de apoyo (aunque usted no lo sepa) evita que me evapore en lo que llega la tormenta.


...frate e maestro...

2 comentarios:

Felicidad Batista dijo...

Estimada Esponjita, estudié alemán para leer a Rilke, Novalis a Goethe y a otros sin interferencias de las traducciones. "La montaña mágica" es una de mis grandes novelas favoritas, ¡qué decir de su música!, literatura, filosofía -de esto me puedes dar tu clases Esponjita- su historia, sus ciudades, conocí Berlín cuando un muro la partía en dos, el Danubio azul, azul ¿azul?, bueno no te revelo el misterio. Ahora bien, todos los pueblos, todas las culturas, todos los países, tienen mucho de que arrepentirse. El destrozo económico que han hecho con lo de los pepinos no tiene nombre, por no ahondar en la tragedia del Holocausto, la represión de la Stasi... Pero insisto, nosotros también tenemos nuestras deudas con la historia.
Me gusta la lucidez de tu entrada y tu certero análisis. Genial.
Termina la tesis para que ya empieces a proyectar tu viaje a Dresde.
Un abrazo

Esponjita dijo...

Hola Felicidad, que da felicidades.
Espero que los pepinitos, después de ser absueltos, sean restituídos sus derechos (o sea, que les den una buena compensación además de disculpas).

Cierto, todos tenemos deudas con la historia y saldar cuentas históricas es algo muy duro y difícil. Pero espero que se pueda.

¿Y si el Daubio no resulta azul? qué nervios.

Ya, esa tesis ya ha de quedar. Tengo suerte, un muy buen asesor y buen amigo.

Un gran abrazo Felicidad.