31 agosto 2011

E pur si muove

Supongo que de niños a ustedes les narraban el catecismo o ¿qué mitos escuchan de niños las personas normales? Pero yo no, no. A mi me contaron el E pur si muove, pues mis padres son físicos. Se conocieron en la Facultad de Ciencias, y cuando pregunté, a los tres años, por qué el cielo es azul, me explicaron efectivamente el por qué. Y sí. Me contaron la historia de la Torre de Pisa y los dos pesos que caían a 9.8m/s² y de la manzana que casi descalabra a Newton (y que fue un mito: que jamás ocurrió). Y sí... con toda esa historia, aún así yo leí el De Caelo y el argumento anti galileano de Aristóteles según el cuál es imposible que exista un cuerpo cuyo peso sea infinito... explicado, también, con la teoría de las proporciones, algunos siglos antes de que Euclides la dejara consignada en los Elementos. Cada quién sus mitos. Y yo, éste, que es mío.



1.- No fui al seminario porque el jueves tengo que entregarle al asesor el capítulo sobre Aristóteles. Por supuesto, el asesor esperaba tal capítulo para el sábado (porque la bocaguanga de mi lo prometí para entonces, pero en ese momento lo más que había logrado era leer el artículo de Ebert). Entonces pensé: tengo que ir a sacarme las fotos para la cédula (que es el jueves, en la mañana, antes de ver al asesor) y ni modo, eso es a güevo, falta que tenga la tesis y no me titule por falta de cédula, y ahí me tienen, yendo hacia CU pero no yendo al seminario. Y luego ahí tienen a los seminarianos informándome mediante FB que la cosa se puso super neoplatónica, discutidora e interesante y me reclaman que no haya ido (y, ¡santo cielo! no quiero saber qué cosa pensó cierto invitador mío) y sólo pienso, no, pues first is first, aunque luego pienso más bien first ist first... y es cuando pienso ¡debió decirlo en alemán! y no me haría bolas... Schade... cómo sea, schade, no he acabado el capítulo. #leñador uno

Y llega aquella, (o ella, digo) y casi a moco tendido me explica que el título de la ponencia de aquél (ése sí, aquél) es el mismo del capítulo de ella que aquél no le devolvió corregido, y además que le hizo sacar de la tesis y que le dijo mentirotas quesque la profra del comité dijo que sacaran el tal capítulo, pero luego la profra de carne y hueso le dijo ¡qué lindo capítulo! Y ahí la tienen, a moco tendido, quejándose del simiplagio, porque pues no es un plagio, plagio ¡se robó la idea! no el texto ¡no! ¡yo no dije eso! y ¡no debí decirte a tí! A buenas horas te cae el veinte, y ahí estoy yo ¡habla con él! si no es un malentendido (¡dios, dios! ¡que sea un malentendido!) pues lo confrontas (y en silencio me digo a mi misma: no me quedaría más que apoyarte, soy amiga de él, lo quiero, adoro, etc, pero soy más amiga de la verdad) y si lo confrontas pues ya, tan tan, que no publique aquello, que de menos te dé el crédito correspondiente ¿y si sí es un malentendido? Pero ella ¡no, no! ¡lo va a negar! ¡pues que lo niegue! ¡tienes que confrontarlo! ¡no! ¡ya sé que voy a hacer! –trago saliva– ¿qué vas a hacer? ya verás... y ahí voy yo toda cabizbaja piense y piense... y mejor no pienso nada... Schade... #leñador dos

De lo otro no les platico. Es como soplar las velitas del pastel. Es secreto. Ya leerán luego mis lágrimas... #leñador tres

Sobre los leñadores:
Es el leñador quien salva a la caperuza y, aún nadie entiende cómo, la saca entera de la panza del lobo (¿pues qué se tragó a Caperuza y abuela cual cápsulas de ibuprofeno?)
Todo leñador es un lobo en potencia...

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