03 diciembre 2011

De la tesis y otros tangos






Al final me siento frente a mí misma y me pregunto ¿de qué carajos se trata la tesis? ¿Qué es lo que aparecerá, al final, ahí? ¡Es de maestría! (me recordaría el Demiurgo) ¡Es de maestría!, me diría repetidamente el asesor, pero inmediatamente sugiere Bermúdez, traducir al idioma analítico tal cosa, ¿y si caemos –pienso para mis muy inescrutables adentros– en el "error" de Black? (a estas alturas ¿quién me creo yo para andar tipificando errores en la Magna Apis Nigra?).

¿De qué se trata la tesis? Según yo, de identificar el exacto sentido del término "intentio" en Alberto Magno, cuando hablamos de los objetos de la percepción sensible. ¡De eso y no de otra cosa!

Leer, leer primero a Alberto. Ya luego descubriremos si eso tiene o no relación con las mentes bestiales que defiende Bermúdez, o con toda aquella larga historia sobre la naturaleza de la imagen que se estudió tanto en los ochentas, o si McDowell (el platónico traductor del Teeteto) tiene razón... o qué. Pero primero ¿qué son las intentiones para Alberto?

Las de Alberto son raritas: existen fuera del alma. Eso, me parece, no pasa ni con Avicena ni con Averroes. Y eso ya ha sido muy estudiado... o eso ya ha sido estudiado... o de menos hay dos autores que lo han estudiado... y uno me dirige la tesis. Ok.

Pero luego hay unas intentiones muy especiales con las que Avicena cuenta la historia de los lobos que asustan a las ovejas. Y esas, en Alberto, tampoco pasan por los sentidos exteriores, sino que las poseen directamente los interiores. Avicena no les pone ningún apellido: son unas "intentiones" cuya definición proviene de la oposición con las "formae". Pero en otro lado, a esas mismas "formae" las llama "intentiones" también. Así que, aunque no explícitamente, aquellas que asustan a la ovejita, sí tienen apellido después de todo.
Alberto, en cambio, sí les pone apellido de entrada: "intentiones veri et falsi". Esa parte de la tesis ya está: de dónde provienen y cómo explica que correspondan a la definición que da Avicena de ellas, explicando además eso que Avicena no se toma la delicadeza de explicar: su naturaleza ontológica.

La parte que ahora batallo para terminar es la de la naturaleza ontológica de las "intentiones", en general, en Alberto. ¡Existen fuera de la cosa! En los espejos (los reales, los que nos devuelven la imagen en el mundo sublunar extramental), en los mismísimos espejos ellas se reflejan en un punto indiviso, demostrando (dice Alberto) que andan ellas pululando en el mundo, sin magnitud alguna pero con la capacidad de representar la magnitud. ¡REPRESENTAN! y a eso Alberto lo llama esse intentionale. Y dice el chismoso de Sorabji que ¿ya ven? ¡ahí está la prueba! sólo el bruto materialista de Avicena no "espiritualiza" las cosas, pero el refinado filoponiano de Averroes y su lector Alberto sí lo hacen...

Y Sorabji dirá misa, pero la teoría de Alberto sobre el ser "spiritualis-formalis-intentionale" de sus "species-intentiones" es una teoría que estará llena de agujeros, pero no consiste en una "espiritualización more Sorabji"... porque, a todo esto ¿qué demonios entiende Averroes por "espiritualización"? No sé... y me da la impresión de que Alberto también se quedó con cara de What? (o de Was? o de Cur?). Lo importante, pues, no es qué entienda Averroes cuando explica los distintos grados de sutilización de los spiritus, sino la magnánima solución que le da Alberto a ello.

Los colores son propriedades emergentes de la interacción entre la luz y los cuerpos. El único agujero de la teoría de los colores consiste en explicar en virtud de qué su ser "intentional" es capaz de representar. Pero bueno: al fin, hasta llegar ahí, tiene sentido relacionar "objeto intencional" a la Brentano con "esse intentionale". La cosa, como ya les he contado hasta la saciedad (y no por ello he podido redactar una línea de la tesis) es explicar la otra parte dificultosísima: ¿en virtud de qué la species de la magnitud y la figura es capaz de representarla sin poseer ni magnitud ni figura? ¿qué estructura tiene? ¿tiene alguna? ¿de dónde le viene tal capacidad? Alberto, en el De homine, apela al hecho de que, según sus entendimientos sobre el funicionamiento de los espejos, de hecho así ocurre...

De eso, lo único que tengo redactado es lo de Toluca.

Y luego la cosa se pone interesante: lo que escribí para el Aquinas que, sea dicho de paso, requiere rearmarlo todo...

Las especies de "magnitud" y "figura", con todo y su rarísimas propiedades ontológicas, son elementos con los cuales el sentido común "juzga". Ahí es donde, según yo, Alberto se pone más aristotélico que Avicena y Averroes juntos. ¿El sentido común Juzga? ¿Sí? ¡¡¡¿cómo?!!! ahhhh!! y el maese Alberto lo explica... Y una vez hecho el juicio, la imaginación obtiene su preciosísima "species sensibilis": la que pondrá a disposición o del Intelecto, o de la Fantasía o de la Estimativa.
Y de ahí pal real: en una tradición post-abelardiana (asegún Nuchelmans) de la composición y división de las imágenes (que ya no son vulgares intentiones) surge una nueva clase de intentio: el contenido proposicional o la intentio veri et falsi.

Intentio se llaman por ser elementos capaces de representar algo distinto de sí. Son, como dice Alberto en el De anima, signos de la cosa. Y hay signos de los colores, signos de las figuras y magnitudes, signo de las cosas individuales y signos de los estados de cosas. :D

Y ahí le pararemos. Porque cuando la Estimativa entra en el juego la cosa se pone complicadísima. Sin capacidades racionales y sin conceptos universales ¿cómo podría saber la ovejita que Todo lobo es Peligroso? Pero ese ya es otro asunto... porque, para colmo, Alberto no utiliza al famoso silogismo práctico ni esas cosas (¡Gracias a Dios!) sino la teoría de la acción que platica Damasceno, y que se parece mucho a la de los señores estoiquitos, esos metiches que se mixturearon con todo lo porvenir, y lo llenaron de espíritus y lektás incorpóreos e intentiones non sensatas y... *sigh*

Esa es la tesis. Eso es de lo que se trata. Y ni modo.



No hay comentarios.: