07 diciembre 2011

La petaquita


Pero algún día, abro la petaquita, la veo vacía...

Bueno, ya vine.
Esa canción me la aprendí oyéndosela a mi mamá. Pura tradición oral.
Y realmente debí de estar muy, pero muy chiquita, porque todavía recuerdo con pasmosa claridad las imágenes que venían a mi mente al oír la letra. Me imaginaba a los hombres, todos, con sombreros de fieltro negro y con enorme letrero de papel que decía "casarme quiero", y las mujeres con una cartulina colgando con alfileres de faldas de flores (¿por qué de flores?) que decían "quiero marido". Sí... como cuatro años o menos....
También me sorprendía la imagen de abrir la "petaquilla" y verla vacía después de haber depositado ahí cosas. ¿Cómo serían las penas? quien sabe, pero si las había puesto alguien ahí, es porque eran algo... y ¿dónde estaban? Era una petaquilla mágica.

Y no, no estoy confundiendo los diminutivos. Mi mamá decía "petaquilla". O si cantaba "petaquita" mis orejas oían petaquilla. A mi cabeza no venía una petaca pequeña, sino esos raros muebles que tenía mi abuelita en su recámara: dos especies de baúles o cajas, como de 70x 100 x 70 cm. Una forrada con papel adherible azul y la otra con uno beige de rayas blancas. Y ahí adentro guardaba la bufanda de mi abuelito, y una revista de modas d 1903, que, creo, le heredó a la Tía Otilia. Así que, suponía yo, las penas y pesares eran algo así como recuerdos.
Vagamente creo recordar haber preguntado porque tengo la imagen de un montón de mariposas saliendo de ahí: otra metáfora que, a los cuatro años, me tomé muy literal... pero no recuerdo la metáfora sino la imagen:

Las penas y pesares entraban como gusanos y huían como mariposas...

(y me acordé del cuarto de las mariposas, pero esa historia se las cuento otro día)

No hay comentarios.: