
Vale...
Sin FB y sin TW no me queda otra que estar trabaje y trabaje.
Enfrenté mis dos más grandes miedos en la vida. Y mientras enfrentaba uno de ellos sólo pensaba en las palabras de mi abuelita: "cuando tengas mucho miedo siempre piensa ¿qué es lo peor que me puede pasar? y como lo peor es morirse, pues ya, lo asumes y a lo que sigue". Y sí. Lo hice.
Hice cita con el higólogo.
Luego borré la cuenta de FB.
Luego la de TW (y me sentí excluída de la próxima revolución mundial... pero the first ist the first)
Escribí un correo, salí a ver al higólogo, regresé y escribí el otro.
¡Magia!
Lavé la ropa, barrí y recogí la casa, me senté a trabajar... y a las cuatro de la mañana desperté de encima del libro y me fui a la cama.
Temprano desperté, al fin puse el gas y me metí a bañar... y leí las respuestas. Y todavía no se me quita la sonrisa de la cara: no me morí, ni se acabó el mundo. Y aquí estoy, trabajando (¡al fin!)
Y luego salí al mandado, compré un paquete de fresas y una vela con forma de estrella que prendo cuando me pongo a leer...
Les dejo esta canción, ahora mi favorita, muy a propósito de la terapia higoanalítica y en espera de la primera cita con el higuiatra (ahora sí, un higuiatra de a de veras):
Bueno, luego fui a desayunar con una amiga, y ella llamó mi atención sobre una foto. Y me quedé pensando en la odiosa pregunta del higólogo, que si no me preocupa que él tenga también los ojos verdes... y pensé: "¡oh higólogo! Sí, tú también tienes ojos verdes, ¡pero no basta la esmeralda, también cuenta el engarce!" (higólogo sangrón)
...esmeraldas...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario