17 junio 2012

Feliz 17 de junio

Próxima Centaury, vecina.


A Géminis: ¡Feliz Cumpleaños!
Géminis es todo un géminis. Aurora (que cumpliría años mañana, 18 de junio día de Saint Paul McCartney) es mi ícono de los geminianos. Y, con todo, sigo sin entender cómo es que "creo" en la astrología zodiacal. Digamos que no "creo-creo", nomás "creo"... Me acuerdo mucho de mi amiga homónima de Aurora que, en una borrachera dijo que claro que el Zodiaco era real, que bien claro lo había dicho Julieta Fierro: somos polvo de estrellas. Yo brinqué (se supone que estaba tan borracha que ya estaba dormida) y le expliqué a qué se refería Julieta Fierro y por qué el que nuestro carbono se hubiera fraguado en el interior de alguna Gigante Roja nada tenía qué ver con la influencia estelar en nuestro comportamiento...
Pero mi abuelita Aurora creía en la astrología: no en el poder de predecir el futuro de cada individuo, sino el de hacer una especie de esquema sobre el carácter de los otros. Y al final lo único que puedo decir es que los geminianos comparten rasgos entre sí... algunos, como aquellos que comparten mi Gémenis y Aurora... al menos, el cariño que les tengo... 

En fin. Hoy también es día del padre y mi papá es Acuario. Por eso les cuento este cuento que ni tan cuento es, pero pos igual se los cuento... y que tiene que ver con las estrellas.



Hija: ¿y entonces la luz se mueve rapidisisisisisisimo?

Papá: Sí. Se mueve a 300 mil km por segundo, eso quiere decir que en un segundo recorre trescientos mil kilómetros. Por ejemplo, la Luna está a 300 mil kilómetros y su luz tarda un segundo en llegar hasta nosotros: está a un segundo luz de distancia. Pero el Sol está a 8 minutos luz de distancia ¿entiendes?

Hija: ¡Sí! Y entonces ¿la luz de las estrellas está más lejísisisimos? 

Papá: ¡uy, sí! La estrella que está más cerca de nosotros es Próxima Centaury. Y está a dos años luz de distancia. 

Hija: ¿O sea que la vemos como era hace dos años? 

Papá: Sí, exactamente. Y hay estrellas tan, pero tan lejanas, que cuando su luz nos llega, ellas ya no existen...

La hija se le queda viendo al papá con los ojos desorbitados. Recuerda la noche en la carretera: había tantas, tantísimas estrellas... y ¿ya todas están muertas? y eso quiere decir que ya nacieron otras pero que están tan lejos que su luz todavía no nos ha llegado... es decir, vemos un universo que no existe, vemos el universo como era...

Hija: ¿entonces estamos viendo el pasado?

Papá: este... pues sí, exacto. 

Y una sensación de claustrofobia cronológica envolvió a la hija: no sólo estamos atrapados en la gravedad del planeta, y absolutamente solos porque papá ya dijo que no existen los extraterrestres –o que si existen, pues acá no han llegado– sino que, encima de todo, JAMÁS podremos saber CÓMO SÍ ES EL UNIVERSO porque sólo vemos lo que ya fue... las estrellas ya no existen... sólo sus rayos de luz que nos alcanzan... vemos "nada"... y luego los papás físicos se extrañan de que las hijas estudien filosofía...



Te quiero, Papá.
Te quiero, Géminis.
Te quiero, Aurora.


Esponjita Cáncer.



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