14 julio 2012

El misterioso caso del teléfono secuestrado

Les iba a contar mi aventura, de cómo conseguí rescatar a mi teléfono de las manos de unas empleadas del Vip's que querían quedárselo, pero que al final fueron vencidas por la decencia y la virtud, y me lo devolvieron. Aunque me hicieron dar dos vueltas porque lo negaron la primera vez. Por poquito se lo quedan. Lo pusieron en "modo avión" para que no pudiera ser localizado remotamente. Pero, insisto, pudo más la vergüenza y el Pepe Grillo interior, y sí me lo devolvieron. Y yo amo a mi teléfono.



Píquele a la imagen para que se haga grande (al menos inteligible)



Pero luego les cuento. Estoy en chinga. El trabajo es divertido pero absorbe mucho tiempo. Y mi jefe es filósofo y una de mis compañeras egresada de Letras Clásicas, e iba a hacer su tesis sobre ¡Filolao de Crotona! Pero ambos me miran con tristeza, como si la filosofía y la filología se les hubiera chorreado del plan de vida por culpa de la malvada ἀνανκή. Yo les digo que no pierdan la fe: se puede hacer una tesis muy despacito (sobre todo una de licenciatura). La cosa es no perder la fe. Y como yo no la he perdido (y ya casi acabo), no tengo tiempo de contarles todas las cosas extraordinarias que me han pasado estos días. Mi amada Fortuna viene y dice que, por ahora, está de mi lado. Que, por su propia naturaleza, no puede decirme cuanto tiempo estará conmigo. Pero que la aproveche. 

Los quiero. :)

Esponjita aFORTUNAda

No hay comentarios.: