31 diciembre 2013

Recuento 2013

Esta entrada ha sido corregida porque se me había olvidado LO OTRO más importante de este año: dejé de fumar. 
Sospecho también que la entrada se irá actualizando a lo largo del día. Por ejemplo: todavía faltan los propósitos... 

De que fue un año intenso, no hay duda. Hasta el mismísimo 30 de diciembre quedó colmado con sorpresas. Ni siquiera sé si convenga hacer una lista como conmemoración de este año. O, peor aún, no sé si sea conveniente hacerla antes de que termine de transcurrir el 31 de diciembre. 

Podría, por ejemplo, ir poniendo los eventos más relevantes. Quizás, por la anticipación que lo corona, lo primero que debo referir es la obtención del grado de maestría. Y pues sí: soy maestra al fin, después de 5 años. Por lo tanto, si pretendo sobrevivir en la academia –y vivir de la academia–, tengo que terminar el doctorado en la mitad de ese tiempo. 

Ése es el evento evidentemente relevante. Pero no es el más importante. Pasaron otras muchas cosas: volví a la docencia. Salí huyendo de aquella prepa pero con un gran iPad como producto de mi liquidación. Entré a dar clases de licenciatura a la UCLG. Pero aún más: participé en el Aquinitas y el Aquinas. Fueron los tiempos de la cosecha. Y sí, no todo funcionó a la perfección: las cosas fallaron en el seminario de la UAM-C en parte por mi enfermedad, en parte porque se juntó con lo de la prepa, en parte porque jamás les agarré los modos, el humor y las maneras a toda esa gente (lo cuál no los hace mala gente: la que tuvo problemas para relacionarme fui yo).

Pero eso no es lo más valioso que me pasó este año. Fue la gente. Y de ella, lo más querido y entrañable... lo maravilloso fue la amistad con R., porque su incubación fue un proceso largo, sui generis y muy extraño, lleno de mi locura y su inaudita capacidad para dejarse sorprender por ella, tomar mi mano, y ponerse a bailar conmigo como si fuera un vals. 

Y él, junto con los demás amigos, fueron la coronación y salud de este año. Descubrir, ¡oh maravilla! que para ir al cine, tomar cervezas, ir a fiestas, recibir abrazos, hacer filosofía, platicar, escribir y enseñar poemas, bailar, comer y respirar, no es necesario un novio: se puede hacer todo ello perfectamente con amigos. Y que los amigos son como flores de un jardín, todas diferentes, y que yo tengo el súper poder de hacer muuuuuchos amigos. Así que este año me la pasé transitando y cultivando mi jardín con muchísimos amigos varios y, a parte, cuidando a mis más cercanas, amadas, valiosas y exóticas flores-amigos. Que sí, se cuentan con los dedos de una mano, como debe ser y corresponde. 

Y, a propósito de la enamoración y esas cosas incómodas, vine a romper tristes relaciones. Una buena puñalada en la espalda recibí de Daniel el 30 de diciembre, pero comprendí que toditita la culpa la tengo yo y, como a un pinchurriento vicio cigarro-kind, le aplicaré los 12 pasos y ¡San Se Acabó!. También aprendí mucho de los sumamente peligrosas que son las redes sociales para esos asuntos y, al final, terminé con una amistad muy, muy querida, que me despertó otro tipo de quereres a pesar de que todo era por el tuiters. Nunca más con un tuitero. 

Y de la parte positiva de la enamoración sólo diré que todo pinta esperanzísticamente, lo cual ni es bueno, ni malo, sino todo lo contrario y... o sea, que qué les importa (he aquí que cierro los ojos, o mejor dicho, los abro y busco una estrella o cualquier otro cuerpo celeste de esos que sirven para pedir deseos y... ya veremos qué pasa en enero). 

Y de la gente, again, la extrañísima relación con el asesor. De ello, por ahora, sólo quisiera agradecer a todos los númenes y arúspices que su sabio corazón me dio una segunda oportunidad... 

No sé qué más escribir sobre este año 2013. De hecho este final de año está muy desangelado en cuanto a la escribidera. Esperemos retomar energías para enero. Pero sí quisiera concluir con algo.

En términos generales éste fue un año muy bueno. Si, cual horóscopo chino, tuviera que colocarle una etiqueta, sería la de la salud (y la del dinero, aunque ahorita estoy quebrada). Ya veremos qué pasa el próximo año. Ya veremos si Don Alejandro se anima a emprender la construcción de otro pedacito de la Catedral junto conmigo. O si los jardines amistosos crecen, o si incluso me toca ir a cultivar allá a la lejana e Inteligible Europa este mismo año (y se me hace, al fin, conocer  el funicular de Dresden). Y si, finalmente, alguien me pide una nueva pieza de este vals que está apunto de arrancar... mi amadísimo amigo... o alguien más. Todo lo que resta es expectativa... 

¡Feliz Año 2014!

*Piiiiiiiuuuuu, PuM, PuM, shhSHHsshhsHHSss, PuM... Piiiiiiuuuuuuuu, Piiiiiiuuuuu, PuM, poc,  poc, pum, pum, shhSHHsshhsHHSss* <— fuegos artificiales.





ahhhhhh!!
ADDENDA: 
Obviamente hubo otras cosas dignísimas de mención: 

1. DEJÉ DE FUMAR y van 9 meses y contando. 
Lo de dejar de fumar comenzó por la rodilla. Desde que entré a trabajar de Community Manager (como bien conmemora este post), me dio por caminar desde Insurgentes hasta mi casa, lo cual son más o menos 5 1/2 km. Entonces mi rodilla jodiose y dio de sí. Y aquello fue espantoso. A eso, júntenle lo de la jodidez de los pulmones, la piel arrugada, los dientes amarillos y siempre espantosos, la peste, y no diré quién que –medio en broma, medio en serio– me dijo que le iba a apestar su libro de cigarro. Ya eran muchas cosas espantosas de las cuales podía culpar al cigarro y así, en abril, decidí dejar de fumar. Obviamente mi salud ha mejorado muchísimo (claro, lo de la rodilla fue producto también de la mágica Glucosamida), pero lo que en verdad mejoró fue otra cosa. De pronto descubrí que tenía el súper poder de tomar mi destino en las manos. Y así, cada vez que un miedo me sobrecoge o una empresa nueva se presenta, si llego a dudar de poderla acometer, recuerdo que llevo X meses sin fumar... y contando. 

2. Qualia y Vasili. 
Qualia era un gato muy violento. Luego de operarlo, mejoró bastante pero no lo suficiente como para que Chupacabras fuera una gata feliz. Murió Chupacabras y traje a Vasili. Y, entonces, ocurrió el milagro, el cual se ha verificado progresivamente durante este año: Qualia se volvió un gato sociable. Ya no araña, ya no juega a los mordiscos-saca-sangre. Vasili, el gato más simpático y sociable del universo, tierno, lindo y amable, lo educó. Y, además, el famoso Camaradita Vasili Grosskatz me enseñó algo: no es un gato absolutamente bello como Qualia, pero es simpatiquísimo. Y aprendí a valorar la simpatía y la dulzura de espíritu... incluso en los gatos. 

3. De Don Alejandro
Seré escueta y haré una lista. a) Terminé la tesis. b) Le gustó lo que pasó en el Aquinas, al parecer. c) Quiere trabajar conmigo en el doctorado y, luego de pensarlo mucho, yo también. Quizás aquí convenga explicar el "después de pensarlo mucho". Me quería ir a Extranjia a estudiar. Ya ven ustedes: el asunto del prestigio, de qué es lo mejor para ti, de la experiencia. Entonces ocurrió que me enteré que la gente con grandes doctorados en Europa (gente más o menos de mi generación) llegan a México con una publicación, a lo más, y la mayoría de las veces ¡en revistas mexicanas!. Salvo uno: uno que nunca se fue y que hizo el doctorado en provincia... pero publicado en lugares "muy acá", "muy-muy" y "píris nais". Y me di cuenta de que yo estaba confundiendo la magnesia con la gimnasia, y que no habría duda sobre irme si no estuviera aquí el pedacito de Europa. Aunque sea en la UAM. Y con el plan, que hay que armar correctamente, sobre cómo llega a Bonn y al manuscrito del De memoria. 

4. Del Vals. 
En la sección de arriba, además de poner un vals, hablé de un Vals y del bailarín. Sobre el tema no quiero decir nada por ahora, justamente porque uno de los grandes cambios de este año, ha sido mi relación con el blog, con el bailarín del vals y con el vals mismo. Un buen plan para este 2014 será comprar un diario... ¡o no comprar nada, por el amor de Dios! (bueno, es otro ya son propósitos... no comprar, jajaja), sino escribir para mi lo que es para mi en forma de diario personal –idea robada de @maríadelaos– y escribir para el público lo que es para el público. Y si hay poemas, poemas se publicarán. Y ya veremos cómo evoluciona lo de la bailada. 

Si en lo que sigue corriendo el 31 de diciembre se me ocurre otra cosa, vengo. Beijinhos. 

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