06 abril 2015

Pisca

Mis gatos se hicieron famosos en el edificio porque en la noche los dejo salir. Todo comenzó cuando recién adopté a Bolillo. Mi papá llegó, dejó la puerta abierta y Bolillo salió corriendo. Quise salir tras él para meterlo y papá dijo: déjalo, es cachorro pero no tonto. Entonces dejaba salir un rato a Chupacabras y a Bolillo, hasta aquella fatídica noche cuando alguien dejó la puerta de la calle abierta, ambos gatos salieron y la puerta se azotó detrás de ellos. Chupacabras se quedó ahí y pegó un grito que me hizo darme cuenta de lo que ocurría... pero Bolillo, al parecer, se asustó y pegó la carrera. Jamás lo volví a ver, y quiero pensar que aquella mancha de gato apachurrado sobre Eje 6 sur que vi dos días después no era mi gatito. 

Al día siguiente tenía cita con mi asesor: mi nuevo asesor, el de la maestría. No sé con qué cara habré llegado, pero antes que buenos días me preguntó si estaba bien. Y es que pasé gran parte de la noche buscando a mi gatito por toda la colonia, metiéndome a los edificios vecinos, y gritando y agitando las llaves llamando a Bolillo. Días después llené toda la colonia de este lado de Tlalpan y la colonia de enfrente con imágenes de Bolillo. Pero nunca apareció, así que ya no dejé salir a Chupacabras... hasta que llegó el bebé Qualia y creció lo suficiente como para, igual que Bolillo, salir un día pegando la carrera. Al morir Chupacabras, llegó Vasili, y aprendió, de la mano de Qualia (¿o de la garra?) a salir por las noches, mientras yo trabajaba en la tesis, siempre con un ojo a la puerta de la calle para evitar la tragedia de Bolillo. Afortunadamente, algún tipo de prudencia o conocimiento habrán aprendido Qualia y Vasili de Chupacabras, pero hasta la fecha, jamás se me han quedado fuera del edificio. 

Hasta hace un año, mis gatos eran los únicos que salían a rondar por el edificio y su patio. Hasta que mi vecina nueva llegó con sus dos nuevos gatos. El mayor se llama Pisca, y resultó un gato loco que se metía a mi casa sin pedir permiso, y tenía aterrorizados a mis gatitos. Pero a fuerza de verse obligados a compartir el patio, y quizás por algún feo que Pisca le hizo a Vasili, Qualia se dio un agarrón con Pisca y finalmente se agarraron mutuo respeto. 

Pisca es algo así como un "gatito abandonado" en el sentido en que se dice que un niño es abandonado porque su mamá no lo pela mucho, ni lo regaña, ni lo educa. Pisca se podía salir en la mañana de su casa y, si su ama no podía pescarlo, ahí afuera se quedaba hasta la noche que ella llegaba. Pisca no es nada tonto: si llegaba a quedarse fuera del edificio, se espera a que lleguemos los vecinos y le abramos. Una vez lo pesqué con un gorrión en el hocico, y con las plumitas que quedaron en las escaleras, Qualia y Vasili estuvieron jugando toda la tarde. 

Pero al igual que el mío, el departamento de la vecina es minúsculo... y ahí viven entre tres o cuatro personas (no lo tengo bien claro). Se sienten apretados, y para ellos dos gatos ya es sobrepoblación. Además, Pisca no es el gato de mi vecina, sino de su hija, y tiene llena de mordidas y araños a la vecina. Es un gato sumamente difícil. Yo sé lo que es eso: Bolillo era tremendo y, hasta que llegó Vasili, Qualia era insoportable aún después de operado. Sé lo que es lidiar con un gato loco, así de loco... así que no juzgo a la vecina...

Porque ayer, sábado de gloria, quién sabe a dónde se fueron los vecinos y dejaron a Pisca afuera. Ya tenía varias semanas sin salir: creo que mordió a algún vecino, y el casero regañó a la vecina. Afortunadamente para Pisca no había nadie afuera, y se la pasó muy a gusto todo el día en el patio. Y entonces, a las nueve de la mañana Qualia casi me arranca los cabellos para despertarme y para que lo dejara salir... quería estar con Pisca. Y así se la pasaron gran parte de la mañana y luego de la tarde, hasta que todos los gatos se metieron. 

¿Cuál habrá sido mi sorpresa al enterarme que hoy, domingo de resurrección, regalaron a la Pisca? Se cayó y arañó muy cerca del ojo a mi vecina. Su hija, la dueña de Pisca, no estaba. Eso fue el acabose para mi vecina, y regaló a la Pisca. Y me enteré porque se compañerito gato se metió a mi casa y hurgó hasta el último rincón... pues... buscándola. 

Y maullidos desgarradores, del gato compañero y de Qualia persiguiendo a Pisca. Y yo no sé porqué me puse tan triste. Y supe que, si me voy a Alemania, tendrá que ser con todo y gatos. Porque me acordé que yo era un poco como la Pisca, y que hubo alguien que me 'regaló' para que no le fuera a arruinar la existencia... afortunadamente no soy gato y hace mucho que no soy niña. 

Extraño a Pisca.

Pisca y Qualia

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