21 octubre 2010

¿Quién no desea un alma dura?


¿Quién no desea un alma dura?
¿Quién no se practicó en el alma un filo
cuando a poco de ver vimos el odio
y de empezar a andar nos tropezaron
y de querer amar nos desamaron
y sólo de tocar fuimos heridos‚
quién no hizo algo por armar sus manos
y para subsistir hacerse duro
como el cuchillo‚ y devolver la herida?
El delicado pretendió aspereza‚
el más tierno buscaba empuñadura‚
el que sólo quería que lo amaran
con un tal vez‚ con la mitad de un beso‚
pasó arrogante sin mirar a aquella
que lo esperaba abierta y desdichada:
no hubo nada que hacer: de calle en calle
se establecieron mercados de máscaras
y el mercader probaba a cada uno
un rostro de crepúsculo o de tigre‚
de austero‚ de virtud‚ de antepasado‚
hasta que terminó la luna llena
y en la noche sin luz fuimos iguales.



Pablo Neruda
Memorial de la Isla Negra

3 comentarios:

luciana Rubio dijo...

Que hermoso poema y que profundo. La realidad nos cambia, nos hace cobardes y nos negamos la vida.

Anónimo dijo...

Me apena saber que sufres.
Al.

Sergio dijo...

Uno de mis favoritos de Neruda. Usamos máscaras... casi siempre.