28 enero 2012

Sueño

Vine a escribirlo, porque anoche soñé con Aurora.

Estábamos en la UAMI, con mi mamá. Y no, era y a la vez no se parecía nada a la UAMI. Se parecía un poco a mi secundaria pero en bonito... o más bien como Mérida, no sé. Eran edificios muy blancos, como de aluminio, y todo estaba lleno de un follaje muy verde, como si todas las plantas fueran color álamo. El "cubículo" de mi mamá era más bien una sala muy grande, con un aparato de sonido y un sofá de piel o plastipiel café. Nótese que los colores y las texturas eran importantísimas en ese sueño. Y mi mamá me decía ¿no te ibas a poner a trabajar? y yo me molestaba mucho, pero sabía que tenía razón. Entonces aparecía Aurora. [Desde hace algunos años, si sueño con Aurora, en el sueño Ray, mi otro hermano, no existe... y viceversa].
Me salía a pasear con ella por los "jardines" de la UAMI y, haciéndome pato la conducía hacia "atrás" del edificio del cubículo del Asesor. Miraba el reloj y pensaba "son las once, debe andar por ahí".
Mientras Aurora me contaba que, aunque estaba en área 5 (la antigua de humanidades) le estaban dando ganas más bien de estudiar algo de ciencias. Y yo le contaba que a mi me hubiera gustado estudiar química, que eso era la onda. Que no se desanimara. Pero entonces yo misma sentía que algo no cuadraba. En el sueño yo estaba conciente que Aurora y yo sólo nos llevamos dos años, y no entendía por qué, en el sueño, ella a penas iba a entrar a la licenciatura ¿qué había pasado durante todos esos años? Incluso cuando desperté y recordé que ella falleció a los 19 años, la rareza no desapareció: ella ya iba en segundo semestre de Historia. Bueno, en fin.
El asunto es que nos sentábamos en una bardita desde donde se veía la "ventana" del cubículo del asesor (y esa se parecía más bien a las ventanas del Instituto, pero en blanco, les digo). Desde la ventana se veían unos cuadros colgados, pero en "indeterminado". Y de pronto se alcanzaba a ver su cabeza. Interrumpía a Aurora y se lo hacía ver.
Quién sabe en qué artes, de pronto ya teníamos cada una un vasito de unicel con café, y seguíamos platicando. ¡La prepa! ¡eso! Aquello se parecía mucho a la prepa. Incluso tenía las rejas amarillas.
Bueno. El caso es que de pronto veíamos salir al asesor y Aurora y yo "sabíamos" que iba a tomar un vaso de agua de un grifo que había junto a las rejas de la UAM (¿? Ok: eso me recuerda a que me enteré que en la FFyL hay unos nuevos bebederos, y que el otro día que fui a la UAMI con María Elena ella también descubrió unos bebederos nuevos).
Alejandro pasaba junto a nosotras pero no nos veía. Se servía su vaso de agua (también en un vasito de unicel) y de regreso nos veía. Entonces yo le presentaba a Aurora. Y tengo la vaga memoria de que algo platicábamos sobre lo que Aurora quería estudiar. Él se despedía y se subía de nuevo a su cubículo. Y luego Aurora y yo decidíamos regresar con mi mamá.

Ese fue el sueño. Supongo que tiene mucho material psicoanalizable. Para empezar al despertar pensé mucho en María Elena. También me acordé mucho de cuando Aurora y yo fuimos a Huatulco y aquella vez que fuimos a una peña ahí mismo, y cómo teníamos muchas ganas de ir a la playa con los peñeros y cómo se nos frustró porque teníamos que llegar temprano al hotel para que no nos dejara el avión. Y bueno, para darle un crédito al higólogo, la sensación de "hija" de mi mamá, y de ir a ver al "asesor" como cuando iba a visitar a mis profesores de la secundaria. Y de nuevo vuelvo a María Elena: esa falsa sensación de ser una especie de hermanita mayor. Falsa porque las dos somos de la misma edad. Falsa porque yo no sé nada más de la vida que ella. Pero, bueno, ¿cómo era la cosa con Aurora?

Ella era más lista que yo, y a veces sentía que me tenía un poquitín de desprecio, sobre todo por el rollo de la música –y porque ella se levantaba muy temprano, y era muy ordenada, y ella sí era capaz de pasarse muchas horas haciendo la tarea sin chistar, mientras que yo era pura queja y queja. Pero de todas maneras, aunque muy a veces, venía y me preguntaba algo. Algo tonto de la vida. De los novios, de Gadamer, de... no sé. De casi nada.

Lo que sí pasó el otro día fue que Ray dijo que, en cuanto terminara ingeniería iba a buscar trabajo. Y yo le dije que no fuera wey, que no cometiera mis mismos errores. Que aprovechara la situación económica y su hiperjuventud, y que le echara ganas para irse a estudiar a Alemania (o a Japón o a donde se suponga que estudien los ingenieros). Y él dijo que su maestro de la carrera le dijo que no convenía estudiar mucho porque luego a uno no le daban trabajo. Y eso me enfureció: ¿ahora resulta que no vas a estudiar nomás porque entonces no vas a conseguir trabajo de capataz? ¡Por eso te tienes que ir! Porque si en este pinche país las cosas están jodidas ¡pues te cambias de país y ya! ¡eres muy listo! ¡tírale más alto!

Y él se enojó y dijo que cada quién, y mi mamá se enojó y Paco dijo que me estaba proyectando muy duramente sobre él. Y al final les di la razón a todos: igual él sólo quiere chamba, una casa y casarse con la novia. Y si a mi se me hace poquita cosa, pues ese es mi problema ¿no? Pero entonces mi mamá, el otro día, me contó que Ray le dijo que yo tenía razón y que le gustó mucho esa plática...

O.O ¡worales!

Y me sentí una buena hermana mayor.

La neta no sé si eso tenga que ver con el sueño. O si estar leyendo a Wirmer como si aquello estuviera en griego alteró mis sueños. Pero me gustó mucho soñar con Yoya. Y me hago la ilusión de que, cuando eso ocurre, es que me visita. En fin. A propósito de los fantasmas que, dice Caston: phantasmata are not ghostly entities...

Algo me queda muy claro: sigo soñándome niña. Ya veremos si logro hacerme adulta antes de llegar a la tercera edad.

Los dejo. Wirmer queda para el final. Diario leeré unas páginas. Pero antes a acabar el capítulo de la Memoria en Averroes...

La memoria.

Video de hoy. Más Silvio (a ver si vuelvo a soñar con Aurora):

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