De la letra:
La pei no es la sorda de la fei, pero alguna relación tendrán, que, sin puntito la misma grafía sirve para la 'f' y con él para la 'p'.
Filistiyian (فلسطين) es la pronunciación árabe de Palestina. ¿Quién llegó primero? Mireya insistía en que eran unos jordanos que quién sabe por qué cayeron ahí, y hacía oídos sordos a las explicaciones que Paco y yo le dábamos sobre mi reciente descubrimiento en la clase de árabe. Hossein simplemente pedía que no se tocaran temas políticos en su clase. Ultimadamente él era argelino y estaba retelejos de esos asuntos. Total que, cuando comprendí la relación fonéntica entre εῖς τῆν πολίν pronunciado en iotacista (is-tin-polín) y "Is-tan-bul" (pues el árabe carece de 'p' y, como era de esperarse, la sonoriza) me dijo ¡no, más política no! y yo le contespé que podía estar tranquilo, que ese conflicto fue hace más de quinientos años...
Aunque Hossein no hablaba de política, le gustaba mucho hablar de lo caros que eran los melones en Japón, y de cómo, cuando llegó a México por primera vez, le sorprendió muchísimo ver mujeres haciendo tortillas de harina en comales de barro: No, –decía– eso no puede ser casualidad, como no lo son las etimologías árabes en el castellano". También nos explicaba que eso de no comer cerdo no era una cuestión meramente religiosa, sino que tenía bases científicas. Y sí, se quejaba mucho de que, al llegar aquí, la gente oía "José" y José se le quedó.
Nunca nos molestó a los que confundíamos la carne con el pan (porque "lejem" en hebreo es pan pero en árabe "lajam" es carne) ni quienes en vez de 'aná' decíamos 'aní'. Mireya quería mucho a Hossein y a Hossein le caía muy bien el que Mireya no viniera a reclamarle cada acto terrorista en Israel... tal como Bertha, que además de hebreo daba yiddish, solía hacer.
Bertha Benabib y José Luis López Habib eran los que tenían un conflicto casado entre ellos, razón por la cuál Árabe estaba en el departamento de Francés, junto a Catalán y Sueco; y Hebreo en el de Lenguas Asiáticas, junto a Chino, Japonés y Ruso. Y a mi me daba mucha risa que ambos se apellidaran igual: hijo amado, y amado.
Cursé 5 semestres de hebreo y dos de árabe y, al final se me ocurrió comenzar con el griego y el latín an Letras Clásicas. Fue demasiado. Llegaba un momento en que simplemente no sabía cuándo comenzar a escribir desde la derecha o desde la izquierda.
El árabe lo olvidé casi inmediatamente. Si acaso me acuerdo del alifato –cosa que me ha sido muy útil con los aparatos críticos de Avicena– y sé decir: "aná la masihiyiátun" lo cual no deberé repetir en público, porque no sé afirmar qué sí soy (por desconocer el árabe y por cuestiones metafísicas en general). El hebreo resistió mucho más en mi memoria, pero finalmente la falta de uso comenzó a causar estragos. Y la prueba fehaciente de ello as que, al tratar de aprender alemán, yo, que jamás confundí el árabe con el hebreo a pesar de su estrecha cercanía, comencé a revolver el "abal" con el "aber" y el cuatro con el trabajo.
"¿Cómo limpiar mi alemán del hebreo?" le digo a mi mamá "ya hubo toda una guerra para intentarlo" contesta ella, y yo, muerta de vergüenza, me pongo a repasar el alefato...
Del reporte tesístico:
Por fin leí algo que me gustó de mi ensayo sobre Avicena: el final. La "intentio" está íntimamente ligada con el juicio (¡por favor! no hagan caso de mis "hipótesis brunianas"). Todavía no sé a quién darle la razón ¿Hasse? ¿Black? ¿Kaukua?... ¿el asesor? En el fondo tiene razón. Y digo malévolamente an el fondo, porque de Avicena uno lo único que se puede decir, junto con Algazali, Averroes y Alberto es ¡quién sabe qué carajos quería decir! Pero Alberto trata de darle sentido a sus palabras. Y sí, en ese sentido, la intentio de Avicena y su relación con el juicio influyen mucho a Alberto. En cuanto llegué a mi casa me puse a releer a Sorabji y su "expansión del contenido cognitivo de la percepción". ¡Malditos contenidos proposicionales! En el fondo, creo que Nemesio regresará a la tesis. Ya no les digo más. Tengo que acabar para mañana el capítulo de Avicena. Deseenme suerte...
Les iba a contar un cuento, pero ese para mañana. Ya nos vamos a acabar el alefato... y no la tesis... ¡ay! y esa es única queja permitida, antes de que mi papá me diga por Skype "¡no se queje!".
Y fue la tarde y fue la mañana, sonoro y sordo día pei.
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