03 junio 2012

Los frescos de Tlayacapan

Ahorita estoy muy cansada... pronto dense una vuelta por acá para leer la actualización de este mismo post. Z. E. y yo fuimos a un exconvento en Tlayacapan, Morelos, muy cerquita de Oaxtepec. Es un convento de los Agustinos y es hermosisisisisimo. Estoy muy cansada, pero saqué unas bonitas fotos de unos frescos en blanco y negro hermosísimos. También hay unas momias, y un árbol, en la Presidencia Municipal, que quién sabe cómo se llame, pero produce un fruto muy bonito: es como de lanita y dijo E. que es una "esponja vegetativa", jeje... pronto, más noticias. 

Los quiere,

La esponjis
Diseños que llenaban el techo y los arcos dentro del convento

Actualización:
Pos dispensarán ustedes, pero además de cansada, tengo harta chamba.  Les contaré algunas cosas anecdóticas.

1.- Llovieron ranas. Sí, así fue, como les pasó a los pobres egipcios. Cuando Z. E. y yo fuimos muy dispuestas a meternos a la alberca, encontramos unos cadáveres de ranitas flotando, y el señor encargado de limpiar la alberca nos explicó que habían llovido la noche anterior. Quién sabe cómo llegarán a las nubes... E. hipotetizó que, más bien, la tormenta ha de arrancar a las pobres ranitas de los árboles y por eso caen muertas, pero el señor insistió: llueven, luego, tuvieron que llegar primero a las nubes. 
La "esponja vegetativa"
(o quién sabe cómo se llame)

2.- La iglesia esa que no me acuerdo cómo se llama está vacía. Sí, así fue. Resulta que es enorme, gigantesca. Tiene un gran coro y altísimo techo. Y se nota que hubo unos enormes frescos, y hubo un órgano y que tuvo santos, y quizás un púlpito o dos, y hasta segurito tuvo candelabros... pero nada, nada: estaba vacía. Luego, en el exconvento nos encontramos los púlpitos, y nos preguntamos dónde estaría todo lo demás... pero no pudimos obtener respuesta porque los recursos económicos –gastados en barbacoa y aretes de granos de café, y dos estúpidos expresos dobles sacados de una maquinita de Noes-café "Dolce-gosto"– no eran suficientes para el guía que nos explicaría todo eso... quedará en el misterio. 

Uno de los frescos... la foto está en ByN, pero los frescos también...

3.- Las momias. Así fue. Unas momias de niños. Se veían sus dientecitos y uñas... y los ataúdes tenían unos huequitos, decía la cédula, para que el alma pudiera salir con más facilidad. Y ya no digo más porque, a la hora de la hora, sí se me enchinó el cuero y siento rete feo de acordarme... 

Y esas fueron parte de las aventuras en Tlayacapan. Ora sí me voy. No vendré en un rato porque... la tesis... ya saben... 

cheers

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