02 julio 2012

Post poco serio.



Elízabeth me dijo: seguro no tienes hambre porque comes una vez al día. Me sorprendí: evidentemente lo he de repetir mucho más veces de lo que estoy consciente; eso, y que mi horario de vigilia es totalmente impredecible –si acaso sigue un patrón, ese se ha de contar como la llegada del cometa Haley. Estando así las cosas, no debiera extrañarme que me dé sueño con la misma falta de regularidad, que mi metabolismo esté sumamente lento, y demás cosas. Así que, ¡vaya! pues comamos tres veces al día. Sí, sí, lechuguita y fruta y cosas poco calóricas. Y luego sálgase a caminar una hora bajo el sol –elemento indispensable– escuchando los podcast de Peter Adamson o las grabaciones de Speak Up por aquello del inglés; o de plano súbase a la bicicleta que se negó a vender, a ver hasta dónde llega. Y, por el amor de Dios, ¡duérmase en la noche y despiértese con los pajaritos!. Y si no mejora pronto, entonces vaya a sacarse unos análisis de sangre a ver si no es diabética o algo por el estilo. Cuídese.

Pero no venía a contarles cómo es que me siento viejita de 80 años Ely se preocupa de mi salud, sino sobre la película a la que me invitó Ely. Hace milenios que no iba a cine y fácilmente me dejé sonsacar. Y la única película que no era La era de hielo ni Madagascar a plena hora de matinée, pues fue Prometheus. Y ambas nos enamoramos perdidamente y para siempre, forever and ever, Aleluya, Aleluya, de Michael Fassbender, conocido en la película como David 8, el andróide que "tiene" sentimientos. Sí, sí, ya lo sabemos: Giger está detrás de la escenografía, la película tiene unos huecos narrativos medio raros, el suspense está buenísimo pero es muy tipo Alien... o sea, vayan a verla sin esperar algo mejor que Alien. (Y ya no sigan leyendo, porque todo lo que sigue es spoiler. Vean la movie y luego regresen).

Cuando salimos le dije que me cayó gordo que de pronto parece que le revolvieron Alien con película de zombies. Ely defendió la trama: no, no. No eran zombies: era un parásito genético porque modificaba su ADN al entrar en contacto con el huésped parasitario, y por eso parecía un zombie, pero ¡claro que no lo era! (vean la película para que entiendan nuestras categorías biológico-ficcionales). Y, bueno, yo decía que entonces sí había zombies, pero filosóficos, tipo Chalmers: ¡David 8! Pero no, no. No era un zombie. Al contrario: era un androide resentido con los humanos idiotas. Estaba resentido por la certeza de que unos seres tan inferiores espiritualmente –y encima de todo ¡supersticiosos!– se arrogaran el hecho de haberlo creado. 

Y es que la heroína se define desde el inicio de la película como creyente: cree en los alienígenas, la subieron a la nave porque es de buena suerte tener a alguien supersticioso, para colmo es cristiana –la crucesita de plata que trae en el pescuezo es un elemento fundamental de la película. Pero por otro lado, David 8 tiene algo de lo que ella carece: sabe quién es su creador y lo desprecia. ¿Cómo va a tener fe? o al menos ¿cómo va a tener la fe que ella tiene de que la causa siempre es mejor que el efecto? Él le roba la cruz y, cuando ella se la exige de regreso, él le pregunta: y a pesar de lo que ha pasado ¿sigue sin perder la fe? Ella no ha perdido la fe. ¿David 8 siente desprecio por ella o vil envidia? Al final ambos están perdidos... a menos que cooperen uno con el otro. Pero también son enemigos a muerte. Entonces David 8 consigue negociar con ella. 

Fue inevitable pensar en Roy Batty. Los dos: el de Philip K. Dick y el de Blade Runner. El de la novela es ridículo porque quiere saber qué se siente sentir y tener empatía, y por eso K. Dick lo pinta siempre tosco y ridículo. En cambio el de Blade Runner es todo lo contrario: tiene una humanidad mucho más desarrollada que los humanos, y en todos los sentidos. La diferencia central entre ambos es que los replicantes de Dick no luchan por vivir, se dejan morir cuando se ven perdidos; en cambio los de Blade Runner luchan a toda costa por sobrevivir hasta el último momento... o desde el principio: ¡es por es que Roy Batty llega a la Tierra! Son más nietzcheanos y menos místicos que el escéptico de David 8, un escéptico que tiene un profundo deseo de conocimiento, pero que comienza la búsqueda con la desilusión propia del escéptico de Eco (¡ay! el de El péndulo de Foucault). 

Al final llegamos a la conclusión de que el homo heidelbergensis de Michael Fassbender –pues nació en Heidelberg aunque es de nacionalidad irlandesa– puede que sí sea más guapo que el holandés volador de Rutger Hauer. Yo no creo: me gusta más el holandés, aunque como actor Fassbender es mejor y más exitoso. Por eso la siguiente película será esa donde sale de Jung... y bueno, pos eso era todo. 

Y a propósito de las elecciones y para no joder más con Monterroso: los mexicanos estamos como en Alien, siempre parece que ya lo vencimos, pero siempre en la siguiente secuela descubrimos que lo tenemos adentro y no hay modo de librarse de él. Ya ni llorar es bueno. A ver qué ocurre, primero, de acá al 1º de diciembre. Y, después, de aquí al 2018... si el mundo no se acaba antes. 



Esponjita.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente Post Mujer cuideseme mucho y a manera de petición, si hagase esos chequeos...

La semana pasada vi Prometheus, como usted dice tiene huecos en el hilo de la historia que esperemos se medio resuelvan en las ediciones de director que "casi" no le gustan a Don Ridley.

Siempre he pensado que si conocieramos a nuestro "creador" seguramente alguien aguardaría para atentar en su contra y ocupar su sitio. A la parte de David 8 que me gustó fue cuando lo presentan oficialmente y su creador dice que: él apesar de considerarlo casi su hijo nunca podrá tener un alma y el personaje en realidad lamenta eso...

En mi opinión Giger no influyó tanto para la escenografía de interiores y eso si me desilucionó un poco, en especial la camará de navegación donde esta el asiento del spacejockey, en Aliens la forma tan orgánica que el diseñó era asombrosa

En otro escenarió simplemente pusieron de pared los contenedores acostados por lo que eso tambien habla que el presupuesto fue limitado... bueno igual y se lo quemaron los CG que están realmente asombrosos.

Creo que lo que me encanta de David 8 es que él al igual que el de Aliens 1 no cuenta con las leyes de la robotica. El protege a los humanos pero esto es por que hay un incentivo que va mas allá del tan noble auto sacrificio. Pienso que si le tiene cierto amor a su Padre, cuando le lava los pies uno no sabe si interpretarlo como una magdalena o como un judas al servicio del padre... Aparte conoce el sentido de la crueldad y lo usa sin desenfado

Por parte de mercadotecnia se habia manejado como precuela de Aliens, si tiene distintos elementos que podrían manejarla asi, solo que pienso (defendiendo un poco a Don Ridley) que eran demasiados elementos como para ponerlos todos juntos.

Creo que entiendo en parte al personaje de la Doctora Shaw y su personalidad no se me hizo tan alejada de como es generalmente el perfil de los antropologos.

En cuanto a los zombies que dice usted... aun no lo entiendo, creo que coincido con su amiga al respecto, claro es ficción pero una sustancia mutagénica que en segundos llegue a todas las celulas de un cuerpo solo para separar el ADN y recombinarlo con instrucciones especificas (que me gustaría conocer) es algo para irse de boca. (En que momento se detendría esa mutación en Aliens se estabilizó pero eso no implica que se haya parado Je! creo que ya me viajé)

Si pudiera existir algo así imagínese cuantas enfemedades de predisposición genética no desaparacerían, incluso se podría hacer un estandar de nuestra especie como lo hicieron los Ingenieros de la pelicila con su raza?

Saludines desde la Puerta de Tannhäuser


M.

Esponjita dijo...

¡Eres genial! ya hasta me sentí culpable de escribir sobre la peli, jaja, sin conocer tan bien el tema (btw: creo que ya me acordé quién me presentó a Giger).

Lo de los zombies lo decía por el geólogo que de repente se les presenta una mañana, muerto-viviente, y los ataca, jaja...

¡ay! ¡ya manifiéstate! ¡se te extraña muchamente!

p.