Érase una vez un Kant.
Era una especie de Chino... nadie sabe porqué lo chinearon, porque en realidad era un alemán que vivía en Rusia (Königsber está en Rusia pero es territorio alemán ¿?)
El Chino de Königsberg estaba muy preocupado por demostrar que hay manera de probar que no somos cerebros en una cubeta... o por lo menos que hay un método racional capaz de demostrarlo... e inventó al Nóumeno.
Luego parió dos hijos intelectuales: Uno llamado Hegel... y otro llamado Frege.
El primero enloqueció al oler los efluvios de un viejo neoplatónico llamado Proclo, y de un Judío hereje llamado Spinoza.
El otro, más sano, estudió matemáticas y tuvo la sensatez de vivir en el siglo XX.
Hegel a su vez parió una cosa rarísima llamada Nietzsche... y luego se encontró con un viejo primo kantiano-cartesiano llamado Hüsserl... y salió un simpático bigotón llamado Heidegger...
Frege conoció a un Inglés hippie que estuvo a punto de suicidarse porque no pudo dar cuenta del Cero... y entre Russell, Frege y san Agustín, crearon un huevo del cual nació Wittgenstein.
Luego, en un remotísimo reino, medio marxista y medio tomista llamado México, el huevo wittgensteniano se estrelló en un sartén heideggeriano y salimos nosotros...
¿y qué somos?
Si se dieron cuenta, salvo el pobre inglés de Russell y el africano Agustín, todo el cuento ocurrión entre Alemanes...
he ahí el problema...
3 comentarios:
¡Por los clavos de Cristo! Qué erudición la vuestra. Megapregunta retórica resultado introspectivo de su post: ¿qué he estado haciendo todo ese tiempo que he dicho estar estudiando filosofía? En fin. Qué gusto que ande estrenando; que se lo ponga, que no le queda, que nos convide...
Pues yo no creo ser hijo del huevo frito ese; después de todo, así como mi sangre chilanga de cinco generaciones, puedo probar que en mi familia filosófica no se han dado esa clase de incestos entre los primos Nietzsche y Husserl.
Soy, como quien dice, hidalgo y cristiano viejo. Amén.
Trompetista: gracias por comentario a mi novísimo y muy parvo blog... jeje. Por otro lado, el secreto de la erudición está en la fermentación: si usté va en noveno semestre, yo estoy apunto de arribar al decimoséptimo.
Daniel g.g.: has de aceptar que si no eres hijo del huevo frito, por lo menos tu relación con Nietzsche y Heidegger es familiar: los amas como un Capuleto a un Montesco: y aún así hubo un Romeo y una Julieta. Pasa hasta en las mejores familias, diría Carmen Salinas.
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