01 febrero 2008

Oda a Nimrod


En algún lugar del De Trinitate, Agustín contesta a los orgullosos estoicos (palabras más, palabras menos), que buscar la felicidad, tal como los estoicos lo hacen, es decir, buscar cómo padecer al mundo lo menos posible, es una ridícula felicidad. Nadie es feliz -dice- si no consigue lo que quiere. Y lo único que el hombre quiere en verdad, lo único que desea su alma, es la inmortalidad.
En la parte más alta del frustrado proyecto de la torre de Babel, el Rey Nimrod mira como la distancia continúa siendo infinita. Ya se han dispersado y confundido los hombres por el orbe, confundido sus mentes y sus lenguas... pero llenos de esperanza miles de almas se lanzaron en el proyecto sexenal más ambicioso de todos: tocar, tan sólo ver lo que le fue negado a Moisés: el prometido rostro de Dios. Pero esparcidos por el mundo, los hombres llevan los brazos y los ojos llagados de desilusión, errabundos... la perversa Pandora los infectó a todos de esperanza, y ese primer fracaso no fue suficiente: tratarán de levantar otra vez la gran torre: Dios, si existe y es bueno -piensan- nos ha de estar esperando.Pero Nimrod ya comprendió la verdadera naturaleza de saltar hacia el infinito: esas cosas sólo se dan por la Gracia, y la esperanza implica paciencia... Nimrod decide dejarse morir en la cumbre de la torre, como Daniel el Estilita, esperando a ser arrebatado por el único dueño de la vida inmortal.
Una pulsión pica el bajo vientre. En serie de desperdigan por todo el cuerpo, desde la punta de cabellos hasta las uñas de los pies, pequeños destellos que se hincan sobre la deseosa carne. "¡La trampa de la naturaleza!" consignan las abuelas.De una pulsión del bajo vientre surgimos todos los hombres... pero no sólo nuestras carnes, sino todas nuestras obras. ¿Qué hace que todos los hombres nos levantemos en las mañanas? Es necesaria una razón ¿no? una pulsión en el bajo vientre disfrazada de etéreas razones, de justificaciones luminosas.Ir a santificar, ir a hacerse rico, ir a ver el amanecer, ir a averiguar, ir a contemplar, ir a ver a la prenda amada, ir a predicar el verbo... Se llama voluntad... ¿y qué tan diferente es el impulso que me obliga a levantarme en las mañanas del que inflama al bajo vientre? ¿no son los dos amor?... Dios es amor.
La fuerza que llevó a Nimrod a erigir tamaño monumento, unir piedra a piedra el fracaso gubernamental más sonado de la historia, era un ataque de insoportable soberbia... Soberbia de poder alcanzar a Dios, de tocar con la punta de los dedos la maravilla.¿y qué es la soberbia? ¿qué es la maldad que se hace por sí misma? ¿qué la travesura?
Un puberto insoportable se junta con otros de malvada calaña. Salen al amparo de la primera estrella a cometer sus tropelías. Llegan a un bonito huerto donde un peral se levanta. Suben el muro y roban unas peras. No por hambre, no por venganza, simplemente por hacer la maldad. Uno de ellos, más juicioso quizás, reflexiona. No sólo es la culpa lo que lo impulsa, sino el asombro ¿Qué en mí, criatura hecha por el amor, del amor y en el amor, qué en mí es malo para haber obrado así? LO ÚNICO QUE SIEMPRE HE DESEADO ES A DIOS, JAMÁS OTRA COSA, NADIE PUEDE DESEAR ALGO QUE NO SEA DIOS, lo que pasa es que el deseo nace ciego como los perritos, y necesita aprender a ver. Cuando de mí se apoderó la soberbia, sólo desee OMNIPOTENCIA... pero, ciego y errabundo, no sabía que deseaba sólo el poder infinito, la infinitud, la inmortalidad: hacerme uno con el inmortal.
Nimrod piensa -porque no tiene otra cosa qué hacer sobre las ruinas de la torre- y piensa y piensa... piensa que Dios es creador de TODO, incluso del destino de los hombres. Porque si creó también el tiempo, pues ya lo ha visto todo también ¿no? ya sabe que iba a haber torre y confusión y Nimrod... ya sabe quién se condenará y quién irá a la Gloria ¿no?.... Nimrod sigue masticando las últimas raíces mientras espera ser arrebatado...
El ladrón de peras, además de desear hacer travesuras, es azotado por la carne. Desea el cuerpo de su compañera y la sabiduría... ¡oh sí! ¡la sabiduría! Desea conocer el movimiento silencioso de los astros y la composición de la materia... Pero el ladronzuelo recapacita: ni aún renaciendo eternamente, ni aún reencarnando en chayote o en César Augusto alcanzaría la inmortalidad: ser inmortal es ser pleno, y todo el que desea, por desear está siempre a medias... Pero Dios lo hizo fecundo ¿no? y del deseo de su mujer nació Adeodato, y del deseo de sabiduría nació su santidad ¿no?
Nimrod ya se está cansando. Sin embargo, no ha perdido la esperanza... ya no tanto de que venga Dios y lo arrebate, sino de que algo pase. Porque, después de tantos siglos, ha llegado a la conclusión de que no tiene la menor idea de qué significa que venga Dios y lo arrebate. No ha perdido la esperanza... pero ya no sabe muy bien en qué.
Nimrod se pregunta ¿y si la inmortalidad es cuestión de receta? Todas las mañanas hace abluciones mirando hacia la Meca, todas las tardes se traspasa la piel con una espina de magüey, todas las noches ofrenda en el zahumerio un pedazo de carne y deseo... mientras Nimrod piensa en lo miserable de su castigo, mira la pequeñísima florecita amarilla de cinco pétalos. Mira absorto sus pistilos, sus petalitos... mira un grillo: magnánima ingeniería celestial. ¿Pero qué milagro estoy esperando si el milagro está aquí? extiende Nimrod su mano y ve como sus articulados dedos comenienzan a desdender de la torre... Él es la maravilla. Y dice Nimrod, casi hasta las lágrimas: "Al ver el cielo, obra de tus manos, la luna y la estrellas que has creado: ¿qué es el hombre para que pienses en él, el ser humano para que lo cuides?"
¿Queréis un milagro? ¿una prueba de que Él está aquí? no seas baturro -le dice el nuevo sabio Nimrod al pequeño discípulo- no esperes que la luna se vuelva verde, ni que el anciano rejuvenezca... mira la florecita nomás, mírala bien... ¿no es un milagro? ¿Queréis que te cuide de tu tragedia personal? no seas baturro, la providencia es la existencia del universo, su murmullo silencioso...
pero no se dejen engañar, porque Nimrod sigue esperando no sabe aún qué... Nimrod leyó que éramos imagen y semejanza. Hace tiempo que dejó de creer en los "pies de Dios"... busca lo más hermoso que ha encontrado en sí: piensa...


ya vamos en el post 99 ¡ah jijos!


la esponja babélica

9 comentarios:

Alviseni dijo...

Ese ladrón de peras era San Agustín, en las Confesiones, si no mal recuerdo; chale, un pecadillo. Me acuerdo de Nietzsche ahora, pero no me meto con una filósofa profesional que domina el arte de la argumentación. Por cierto, qué significa "ut uta dixerim".

muchos saludos.

Juan Manuel Escamilla dijo...

¡Pero qué chulada! Agustín, Nimrod, Babel, la actitud de apertura a la sorpresa, al Misterio, ¡enhorabuena! Qué rico post, qué rico.

Francisco Palacios dijo...

En un cuento de Chesterton se narran las desventuras de Aladino, no el de la lámpara, sultán que no conforme con mandar construir una torre que llegara al cielo, mandó construir una torre que lo sobrepasara y eternamente creciera. Viendo esto Alá, castigo a Aladino haciendo un hoyo donde el sultan construyera su torre que llegara al centro de la tierra misma. Si no mal recuerdo el título del cuento es "El pozo sin fondo", no recuerdo en que obra está pero su post me hizo rememorar a Chesterton y creo que eso es bueno. Y ya.

quique ruiz dijo...

Me gusta este post.

Jorge Masta dijo...
Este blog ha sido eliminado por un administrador de blog.
Esponjita dijo...

¿qué onda Jorge Masta? Por lo menos póngame en contexto ¿no? ¿cual es el rollo?
Por lo de las mamadas pensé en borrar el comentario, pero creo que, puesto que ha dado la cara, habrá una explicación...
No se apure, no soy del opus ni de los legionarios, ni tampoco de los antiopus ni de los antilegionarios.
Y ¿quién es Zagal? chale...
Bueno. Espero saber de usted pronto.

A los demás:

Ut Ita Dixerim: por decirlo así. Sí, es Agustín. Y sí, obvio y porsupuesto que suena a Nietzsche: la cosa es que Agustín decía que sin inmortalidad la vida sería una verdadera tragedia, y sólo dios la da. Muerto dios, nietzsche optó por la tragedia... como obra de arte... luego platicamos más de eso, pero sí, tiene usted toda la razón.

´Sí , viva Chesterton

y a todos lo demás, gracias por las flores, que después de todo sirven a subir la moral de este apaleado Blog

Alviseni dijo...

esponjita: yo iré a filos el viernes a las 12:30 a encontrarme con un amigo. no sé si le parezca que le invite ese café que prometí. si es que está disponible.

de cualquier maner le mando saludos.

Juan Manuel Escamilla dijo...

Esponjita, ya queremos nuevo post!

Lienzo dijo...

más más queremos más más más queremos más!!!!!!