11 octubre 2008

Tan / Nostalgia Dominguera



Tan triste como saber que ya murió Elis Regina (que tenia 36 años); que Jesús Igal nunca vendrá a México porque murió antes de ver publicadas las Enéadas.




Tan nostálgico, como cuando el corazón se llena de quién sabe que impulso cuando ve el cielo, azul azul... es que el cielo ya perdió la sana costumbre de vestirse de azul en la ciudad... y quisiera estar allá en el país muy muy lejano, donde a las seis de la tarde salen los grillos y las chicharras a escandalizar, y pasa el aire entre las piernas, cuando uno tiene siete años y va a comprar helados en la tarde en la paupérrima Cordemex, Mérida.




Tan sorprendente como una filósofa de nivel internacional y aguda inteligencia, que se ha dejado engañar por un tal John Perry quién, según ella entendió, es al primero que se le ocurre criticar el esceptisismo de Hume apelando a a) El yo no es una improta, y por tanto nunca se podrá ver. b)La capacidad de unir dos eventos depende de la causalidad que no es producto, sino antecedente de tal capacidad... je... y luego, cuando le pregunté qué diferencia había entre la propuesta de Perry y la de Kant, me contestó que Kant quería mucho a Hume porque lo despertó del sueño dogmático... (pero vayan ustedes a saber quién no le entendió a quién).




Tan terrorífico como saber que cuando sea depositada la beca del conacyt, ya va a llegar devaluada... que ese dinero ha sido mío desde Agosto, pero que cuando lo pueda sacar ya no alcanzará para todos los planes que le tenía. Porque el dinero imaginario tiene la virtud, descrita tantas veces por Monsiváis, de albergar infinitud de esperanzas, sin que unas se estorben a las otras. Una prueba fortísima en favor de que todo ente imaginario que sirva de sustrato potencial para actualizarlo todo, como el dinero imaginario, es receptivo pero impasible. Lástima grande que el dinero real sólo sea capaz de recibir limitada cantidad de formas... unos tenis y una apple, quizás...




Tan sobrecogedor como soñar que mi corazón (el órgano) era propiedad de una marca de galletas, y que, cada vez que una cámara de televisión pasaba por allí, incontrolablemente se me marcaba en el pecho una barra de chocolate. Desperté con antojo de galletas.




Tan revelador como haber soñado el cohábito con mi novio como si fuera un sueño imposible... o sea: uno tiene esos sueños con sus pecados, con sus maestros, con chicos con novia o esposa... pero ¿con el propio novio? Ahora entiendo por qué los filósofos altamente productivos eran abstemios de todo contacto carnal: esa cosa horrible le hace a uno la academia.




Tan evocador como entrar al cubículo de cierto asesor mío y encontrar un enorme dibujo a crayolas, con un pasto verde inmenso, enmarcado y colgado en la pared. Entonces me acordé del minúsculo cubículo de mi papá en el cuál ya no quedaba un huequito libre de todas las chivas que le regalamos durante años para el día del padre...




En fin. Tan-tas cosas me pasaron esta semana en la que lo único que hice fue estudiar... a según. Tengo que organziar todo para que no se me vayan de la vida, ni el azul del cielo, ni los hijos futuros, ni las profundas verdades de san Agustín, quién, sea dicho de paso, vio innumerables cielos azules, amó a su mujer, aprendió mucho de su Adeodato, y lloró su muerte, en silencio y casi sin hacer ningún gesto, cuando se limitió a citar las palabras de Cicerón quién dijo que "los hijos son los únicos de los cuales uno se alegra cuando lo superan a uno". A veces me pregunto si la ingente obra de Agustín no fue sino unas Consolaciones demasiado largas...




Yo los dejo, mis queridos, que mucho me falta para acabar...




La esponjita con saudade



___________________________________________________________________


Nostalgia Dominguera:

Tan nostálgico como soñar con la Yoya, mi hermana. Venía desde no sé que mundo y en algo me ayudaba. Mi memoria no me ayuda, solo recuerdo sus ojos y su cabello larguísimo y negro, y su infinita sabiduría dándome consejos.

Ello me llevó a recordar que siempre me acompañaba a comprar los helados. ´

La paupérrima Cordemex era una colonia hecha exprofeso para los obreros de Cordemex, empresa dedicada a facturar cosas de henequén. Y cuando Aurora y yo íbamos a pasar las vacaciones con mi papá, nos quedábamos en la paupérrima casa que podía pagar un paupérrimo Físico en la paupérrima Mérida.

Pero, salvo las cucarachas voladoras, a nosotras la casa nos parecía bien y suficiente. Era maravillosa porque tenía eco en todos lados (nos tardamos años en razonar que aquello era por la falta de muebles).

Tenía un parque donde había una especie de pebetero olímpico de juguete, y jugábamos una y otra y otra vez a encender la antorcha olímpica.

Entonces mi papá nos hacía aviones con madera de balsa. Madera ligerísima, aviones con diseños supersónicos: no era raro que se quedaran atorados en las copas de árboles altos (bueno, tan altos como lo permite el suelo de Mérida).

Así que como a las seis de la tarde, Aurora y yo íbamos a comprar esos helados... ¿cómo se llamaba? la copa algo... no me acuerdo. Como todavía no había carragenina en el mercado, se ponían duros como piedras y rompían las cucharas de plástico.

Recuerdo que teníamos que ver a los dos lados de la calle, porque aquello más que avenida era autopista (una vez estuve a punto de quedar ahí por un pendejo que pasó sin luces)

Y recuerdo (y ese recuerdo es de los más intensos que tengo en la cabeza), que al acercarnos a la tienda sonaba la canciónd de Timbiriche "con todos menos conmigoooooooooo".


Ayer en el radio sonó Bach, la sonata número 40. Creo que Yoya anda por acá de paseo....

7 comentarios:

Daniel G.G. dijo...

Y yo acompaño tu tarde de nostalgia con un mate, apenas tocado con cedrón.

Hay tanta virtualidad (en el sentido latino), tantas cosas por eclosionar como huevitos... que quiero verlas a tu lado.

Eu tenho saudade do pai, da praia e as suas crêpes compridas, e das sextas-feiras de comunhão ;)

bandala dijo...

Me uno a su saudade impregnada de cielos azules que veo a través de sus ojos.
La saudade en pijama se percibe de otra forma.
Le mando un abrazo y un meme que deberá pasar a recoger a mi covacha, con copia de identificación oficial, en horas de oficina.
Saludines, espero café pronto pronto.

Daniel G.G. dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Daniel G.G. dijo...

Y más aun: I giorni dell'arcobaleno :

http://mx.youtube.com/watch?v=My4SbcWuGHo

Nota para la edición crítica: Haciendo colación con otras fuentes, además de algunas variantes menores existiría un verso que en el video está transformado por la censura televisiva:

Perché a sedici anni ti senti già grande] Perché a sedici anni hai già avuto un amante

Esto último, no sé por qué, me recordó los veranos en Yautepec :S

Itzel dijo...

De pronto, y gracias a sus recuerdos, viajé a una ciudad que nunca he conocido, probé un helado, recordé las nostalgias domingueras y las preocupaciones compartidas. Como siempre, ¡qué deleite leerla!

Svetlana dijo...

Yo solía tener amigos: ahora organizo congresos. Les prometo que es mi último aviso.
Ya etá disponible el programa para el SEXTO ENCUENTRO NACIONAL DE ESTUDIANTES DE LITERATURA Y LINGÜÍSTICA http://sextoenell.blogspot.com
"De eFectos Literarios"
Van a estar Monica Lavín, Gonzalo Celorio, Adolfo Castañón ademàs de muchas revistas y más de 100 ponencias de estudiantes.
Nos vemos En EL ENELL :D
http://sextoenell.blogspot.com

Miriam Jerade dijo...

Te abrazo en tu nostalgia dominguera.
Y Yoya, que en paz descanse - pero que no cese en sus visitas acompañadas de Bach.
Un abrazo