22 febrero 2009

Obsesión

Padezco de obsesiones cíclicas. 
Cada cierto tiempo me da por un idioma, un asunto político, una religión, un icono del mundo del espectáculo, o, la más de las veces, un hombre.
Así, puedo leer el ruso, conozco extrañas triquiñuelas los gnósticos, me sé el nombre de varios emperadores romanos, puedo ganar cualquier trivia sobre el cuarteto de Liverpool e hice una tesis sobre San Agustín. 
La última obsesión que tuve me hizo escribir una larga serie de cuentos que terminaron en el fracasado intento de novela histórica que, los asiduos a este blog, conocen (sí, ni modo: la historia de Valerio tendrá que esperar hasta que descubra si su protagonista, en la vida real, es del Opus o no... lo siento, mi simpatía hacia los Jesuitas es demasiada como para usar de modelo literario a un opusino... pero nadie es perfecto... *sight*).
En realidad, mi frágil vida mental y académica depende por lo regular de que mis obsesiones se coordinen con mis necesidades vitales. El obispo de Hipona representó la más feliz de tales coincidencias. 
Pero ahora estoy en medio de una nueva obsesión. Verán ustedes, el asunto es el siguiente. Parece como si un día yo hubiera conseguido una especie de Catálogo de Deseos, lo hubiera visto a él y se lo hubiera pedido a Santaclós.
Como si hubiera dicho yo:
"Quiero encontrarme un tipo al que le interesen los mismos asuntos que a mí. Que además los estudie seriamente, que sea un académico de altos vuelos, pero que no sea mamón, más bien que sea ultra sencillo. Y además, que sea simpatiquísimo, inteligente, generoso con sus recursos y su tiempo. Y que tenga yo gran química con él para discutir y pensar, y, encima de todo, yo le caiga bien"  
Y luego, que me lo hubieran mandado, empaquetado desde el Virreinato de la Nueva Granada, listo para desenvolver, ¡¡¡y que encima de todo estuviera guapísimo y como quiere!!!   Aquí, para tranquilidad de todos, habría que agregar la famosa y consabida frase de mi madre... "y está como quiere su esposa"... 
¿De qué me quejo? Justamente eso es lo que vuelve la obsesión temporal... y que, al igual que con Valerio y que antes con la Ovis, pasará la fase enamorativa y en pocos meses (y con suerte en pocas semanas) todo vuelva a la normalidad y ya no me guste y entonces pueda seguir disfrutando aquello mandando a pedir al Catálogo de Entidades Maravillosas que uno debe agradecer a la Divina Fortuna por haberse encontrado en la vida.

la obsesionada esponja

PD: ¿Y si también resulta del Opus..?. ¡qué mas da! Algún día volverá la Ovis y podremos irnos caminando hacia donde muere el Sol, hablando de Inteligencias Angélicas mientras entonamos La Internacional...

PD2: Yo no puedo enamorarme de un seductor. Me dan demasiada desconfianza y un poco de asquito. De donde se sigue el siguiente Corolario: me he enamorado siempre de hombres que son agentes de seducción, no por propia voluntad, sino por ser bellos. De hombres que padecen a su capacidad de seducción (sepan qué hacer con ella o no). De donde se sigue el siguiente Corolario: ÉL (les dejo la tarea de saber quién) seducía, no con las palabras de su voz hertziana, sino por su modulación involuntaria.

PD3 (no hagan preguntas... ¿Qué no ven las granadas?)

8 comentarios:

Miriam Jerade dijo...

Mi querida Paloma, tus obsesiones son deliciosas, que nunca te fulmine un seductor y que tu pasión, con el Opus o sin él, siga intacta. Un abrazo (de alguien que está enamorada y correspondida por ese académico que describes)

Sergio Astorga dijo...

Esponjita, mas que pensamiento obsesivo, me gusta tu pensamiento cismático.
El deseo y la divinidad se mixturan con tu latinidad mexica.
Espero que encuentres en el acto la inefable revelación que te seduzca.
Un abrazo simpático.
Sergio Astorga

Librería de Mujeres Canarias dijo...

Esponjita obsesiva, me describes tan bien sin conocerme (y mira que tuve un pintor ruso pero no pasé del iá tibiá loblú)que sólo puedo acompañarte, pensarte, prepararte el chocolate calientito y decirte que, afortunadamente, estas cosas no se pasan con la edad. (Si es del Opus mejor no, porfi)
Un abrazo cómplice.
IZaskun

Esponjita dijo...

Miriam Sergio y Izaskún: adoro vuestros comentarios y su fidelidad para este bloguesito.
Aclaración: leo el alfabeto cirílico... pero no entiendo ni un pito qué estoy leyendo... era una licencia literaria eso de que leo en ruso. Un abrazo.

Itzel dijo...

Felices obsesiones.

Moscuda dijo...

Yo recomiendo los catalágos de deseos,sólo hasta la extrema exactitud porque cuando me ha dado por hacerlos resulta que se cumple todo...lo que escribí, pero se acompañan cosas que nunca escribí y se me olvidó especificar, aunque fuera de manera negativa: "diosito, que no sea jesuita".Abrazos

Lienzo dijo...

Esponjis:
Encontré este link y me acordeeee muuuuchooo de ti: jajajajajajaj

http://esto-noesvida.blogspot.com/2009/02/19-lilium-lili-lilium-lilo-lilo-lilium.html

muchos abrazos!!!

TuliPaN dijo...

Está muy interesante tu blog. Me gusta como escribes :d