influenzas (o el desquite de los chinos)

1.- Esponjita salía de su seminario de De Caelo. Se sentía especialmente alterada. Supuso que Aristóteles era la causa eficiente y formal de tal intranquilidad. Pero, no bien habían llegado a un Toks el Danilo, la amá y la esponjis, cuando a ésta última de dieron terroríficos escalofríos. Esponjita, con dolor de panza, se lenvantó al baño. Mientras se lavaba las manos y se miraba en el espejo pensó "tengo fiebre: siento la garganta y la boca caliente caliente..." Pero no bien había llegado a la mesa, cuando tiritaba ya. Danilo le dijo exageras, hasta que vió su piel chinita chinita. Entonces la amá jaló de las greñas a la esponjita y la llevó al hospital. 

Ahí trataron de convencerla de dejarla internada, pero la esponjita tenía que ir a ver a Pepe... y, bueno, podría faltar a lo de Pepe... pero faltar a la clase con Alejandro T. significaba a) que la mitad del grupo se ausentara, b) después de haber suspendido casi medio semestre porque cada rato o el profe o la otra mitad del grupo se enferma, o esta mitad del grupo tiene un taller de filosofía antigua, o la otra mitad del grupo tiene que exponer en sus otras materias, o a la hija del profe le sacan las amígdalas... o sea: una clase donde le quorum son dos gatos, requiere compromisos extremos.

Así pues, la esponjita no dejó que la internaran (y no era para tanto: a base de puro paracetamol controló la fiebre... aunque lo bruta no se le quitó en la clase de la tarde... y ya en la noche le daban unos horripilantes calambres en la panza, que afortunadamente le permitieron hilar dos o tres argumentos para su tarea del jueves... a la que no fue, porque no pasaban cinco minutos sin que la cursienta esponjita tuviera que correr al baño... en fin, toda una tragedia).

Y llegó el jueves en la tarde. La esponja mejoró, y en el carro de la amá, el danilo, la amá y ella fueron a ver Gran Torino. (LA MEJOR PELÍCULA DEL SIGLO, DE LA DÉCADA, DE LO ANTIPOLÍTICAMENTE CORRECTO Y A LA VEZ PACIFISTA)... en fin. Y saliendo de ahí, recibí llamada de Ely para contarme que nada, pues que contingencia nacional por la influenza: fiebre súbita, diarrea... menos mal que nunca me dolió la garganta. Y, bueno, es que hoy se titulaba Chelo... pero el surrealista virus ha llegado de tal forma, que habrá pachanga y el examen ocurrirá después. (viéndolo bien, pues no es tan grave: lo bailado ¿quién nos lo quitará?)

El caso es que, mientras la ciudad enloquecía expoliando las existencias de tapabocas en las farmacias, recordé aquél famoso caso de un pobre ciudadano Chino que fue detenido en el aeropuerto de la chilanga capital por haber cometido el pecado de viajar de China a México en época de fiebre aviar. Sin más ni más, violando toda norma y etiquieta intenacional, lo dejaron encerrado... como pollo.

Ahora, pues, cuídense ciudadanos mexicanos que quieran ir a China o pasar por allá: este parece un buen momento para desquitarse... aunque las medidas del H. gobierno son dignas de país surrealista: se encierran chinos o se cierran las escuelas.

La esponja que está organizando un mercado negro de tapabocas... y de introducción a la lógica  de Irving M. Copi... no sea que sí desaparezca la filosofía... entonces podrá vender a altos precios lo único que quedará de ella.