18 junio 2009

Cumpleaños

Yoya

Ayer el Demiurgo cumplió años. Me enteré de su ser Géminis una tarde en que publicaron una lista de 'electores' y 'elegibles': junto al nombre, venía el RFC de cada uno. Y yo, todavía fiel creyente de la astrología pre-plutoniana, rauda y veloz quise averiguar qué destino le depararían las estrellas. Pero el exacto día en que nació quedó grabado fuertemente en mi mente porque, a día siguiente (o sea: hoy) es el cumpleaños de Aurora, mi hermana.

Cuando Aurora nació, a penas alcanzó dos kilos. Nació con Ictericia, porque para su mala suerte heredó la sangre AB+ de mi papá, y su sangre luchaba contra la O+ de mi mamá. Por un pelo no la cuenta: una mala administración de medicamentos le provocó un paro respiratorio. Pero salió victoriosa. Así que la muy traviesa acostumbraba festejar sus dos cumpleaños: el del día en que nació y el del día en que renació. 
A pesar de aquella primera suerte, no alcanzó a cumplir los veinte años. Un accidente que estuvo a punto de quitarme a la vida a mí también, consiguió llevársela a ella.
Ella estudiaba Historia en la facultad, y al mismo tiempo estudiaba Violoncello en la Escuela Superior de Música. Cuando leyó a Heródoto se enamoró de los griegos, y fueron sus libros con los que después yo comencé a estudiar griego, algunos años después. 
Por más intentos que hice, en todos los años que vivimos juntas jamás conseguí levantarme más temprano que ella. Su vida fue intensísima, y quedó registrada en sus diarios que escribía disciplinadamente. 
Era hermosa. Muchísimo más inteligente que yo. De carácter fuerte y toda una Géminis. Obraba prodigios, era fanática de los juegos de mesa, y mucho más de los juegos de video. Su placer era hacer entrar en loop a los personajes de los juegos. 
El día que cumplió un año aprendió a caminar. Era la adoración de mis padres y de todos quienes la conocimos.
A veces, cuando le cuento a mi mamá de lo trabajador y lo prodigioso del Demiurgo, a veces, termina diciéndome: era todo un Yoyo (porque a mi hermana le decíamos Yoya).

Hoy recibí muchos correos de mi papá donde festejaba su cumpleaños. Uno traía una foto de ella, como de cinco años, dormida en el hombro de mi papá. 
Mi mamá se tropezó ayer en la mañana y tiró el cuadro con la foto de mi abuelita. Al recogerlo, tiró otros libros. Los levantó y se dió cuenta de que entre ellos estaba uno de los diarios de mi hermana. Y cuando le recordé que hoy sería su cumpleaños, ella pensó: "seguro fue que me dijo: no te olvides de mi hoy".
Y es que un día se nos olvidó su cumpleaños. Y ella furiosa llegó esa tarde y no nos dirigió la palabra. Pero el sábado fuimos al Desierto de los Leones a festejarlo. Y ella amaba los patos, y los tótems del Desierto. El convento de los Carmelitas y sus secretos. 
Toda la semana soñé con ella. Y desperté con la sensación de su visita. 


2 comentarios:

Librería de Mujeres Canarias dijo...

Beso fuerte, admirada filósofa inteligentísima. Abrazote, también.

Patrulla dijo...

¡Qué belleza de post para la Yoya!