30 julio 2009

Agotamiento

Unos se fueron a la playa.
(todos, suertudos, antes de que las olas crecieran como locas, porque ahora venimos a descubrir que las playas mexicanas son todas paradisiacas porque una corriente del Perú evita que las olas suban desmesuradas. Y así como la corriente del Golfo de México hace a Europa habitable, la corriente del Perú hace al pacífico mexicano rentable)
Bueno, salvo Ely quien fuese a Cuerna la Vaca, todos se fueron a la playa. Salvo los pobres que trabajan en la cierta universidad iztapalapeña, entre ellos incluídos mi amá.
Y yo tampoco fui a la playa. Por bruta.
Sufrí una especie de agotamiento. Pero no por hacer el trabajo de Tomás: hubiera sido eso y el trabajito me hubiera salido genial. Fue de otro orden.
Ya para cuando andaba haciendo el trabajo de la "parte" en Aristóteles (que no de Aristóteles, porque nadie sabe nada de su "parte" salvo que debió funcionarle bien porque tuvo dos hijos, uno supuestamente inmortalizado por la Ética a Nicómaco; aunque vayan ustedes a saber si de veras existió Nicómaco, si era su hijo y no le vieron la cara, o tan siquiera si Aristóteles no es un mito-alucinación colectiva de los filósofos)... decía, sobre la "parte" en las Categorías ¿qué les estaba diciendo?...
¡Ah sí! Que cuando estaba haciendo ese trabajo como que mi ánimo ya estaba agotado y no quería saber ya nada de nada. Antes de empezar el trabajo de Tomás debí haberme escapado a la playa (aunque sea a Veracruz, total: el chiste era ver agua, meterme al agua, comer bichos salidos del agua, y así). Pero no: traté de hacer el trabajo, y nada: mis neuronas ya no jalaban.

Al fin resultó que el trabajo no quedó tan mal, y ahorita nomás hay que "retocarlo" (aunque no sé si la sugerencia implicaba un "retoque" al nivel de los que se hizo Maicol Yácson). Y luego... ¡el Feisbuk cambió mi vida!... y eso me animó. Y luego ayer... bueno, antier vi al Demiurgo (que también se fue a la playa: nota mental: la playa es requisito indispensable para el buen funcionamiento neuronal) y todo parece estar en orden. Y ahora ya hasta leo a De Libera con gusto. Ya me desagoté.
La única secuela, de la que todavía no puedo liberarme, es del insomnio.
Por más que no he dormido en la mañana, ¡nada! nomás dan las doce de la noche y no puedo pegar el ojo. Tendré que seguir desmañanándome todas las mañanas (me prometo a mí misma desayunos pantagruélicos para tener un buen motivo para levantarme), andar como zombi las tardes para ver si el sueño me vence al fin.
Hoy estuve a punto. Pero entonces tuve un sueño terrorífico:
Un mosquito zumbaba en mi oreja y luego me picaba. Cada piquete me comunicaba algún secreto sobre Avicena. Al fin desperté porque el mosquito era real, y el Danilo y yo estuvimos persiguiéndolo hasta darle mate. Y recordé, cuando tuve su pequeño cuerpecito despanzurrado en mi mamo, y la manchita de mi propia sangre rodeando su bichoso cuerpecito, que en el sueño pensaba: ese es mi mosquito aviceniano. En fin.

Avicena es lindo: es un neoplatónico Procliano mezclado con Alejandro de Afrodisia... y eso suena muy afrodisiaco. Honestamente, honestísimamente, quisiera hacer la tesis de eso. Pero pues no se puede: no sé árabe (sé decir, Salam Aleikum, y aná min meksico, aná masihiíatun (sé decirlo aunque no sea verdad), y aná Baluma. No creo que alcance para hacer la tesis de Avicena); y apenas le estoy agarrando la onda a Aristóteles.
Además, hoy hice terrible descubrimiento. Por las confusas palabras de Beucheot, parece que de algún modo la semiótica de los estoicos (y sus famosos lektá) son el antecedente de la teoría de la intencionalidad en Avicena. Sí, seguro es un antecedente muy mediato, pero ahí está. Y el misterio misteriosísimo de la naturaleza ontológica de los lektá, según el artículo de Ovis timet Lupum (que por misteriosísima obra de la providencia y del Demiurgo llegó a mis manos, aunque estoy casi segura que fue inconsientemente y por puro accidente), escrito por el Albus Lupus, y causa casi directa de mis devaneos asesoriles (las percepciones accidentales, la intencionalidad, y esas cosas)... chale, ya me perdí... a ver, retomemos el hilo.
¡Ah sí! que en ese artículo me quedó claro que el estatus ontológico de los lektá sigue siendo un misterio todavía en la época de Santo Tomás.

En fin. Mejor regreso a De Libera, que me queda un móndrigo añito de maestría y beca, y si le sumo a la tesis, la cosa va a ser insostenible. Pero como sea: la mejor idea que pude tener jamás fue leer los Analytica Posteriora: al fin todo comienza a conectar con todo.... ya... ya me agoté... ya no quiero escribir más.

la esponja echa bolas

PD: antes de volver a clases iré a la Playa.

5 comentarios:

Emma Laura dijo...

Esponjita, andas muy blogera últimamente lo cal te agradezco ya que es una delicia leerte.
Definitivamente te faltan vacaciones, te diría que vinieras a Playa del Carmen pero ni yo me encuentro aún por acá, es bien raro ver todo con ojos de no vacación. Aún ando nostálgica de mi pasado. Tú disfruta que seguro irás a una playa cercana y pues despeja la mente que hace falta.

Un beso

Howe, Anderson, White, Squire, Downs dijo...

Lo mejor es irse a la playa de la llorona en Michoacán: bonita arena, amables olas y ningún cabrón alrededor. Ya que te gustó yes, te traigo un regalito (no toca Wakeman ni Bruford, pera la guitarra de Steve Howe suena impresionantemente).

Atte. Abrosio Cajinas.

Los mesmos dijo...

La segunda parte del video, pa que no digan.
Atte. Ambrosio de nuez

Bertín dijo...

Hola. Sólo escribo un comentario para saludar y decir que sigo tu blog. Asimismo quisiera saber cuál es el problema metafísico que Leibniz sentó las bases para su resolución y que Heidegger utilizó. Eso es todo.

Diana dijo...

Sí Esponjita, debes irte de vacaciones y no regresar a clases hasta que hayas descansado de verdad, De otro modo seguirás soñando con mosquitos filosóficos. Un abrazo playero.