25 julio 2009

Las cosas que aprende uno en el blog de Zagal

John Colgrane, My Favorite Things, 1961.
El blog de Zagal es una cosa muy rara. Por un lado están los posts de Zagal. Esos a veces son divertidos, a veces profundos, a veces chistosos, a veces demasiado simplones (y a veces medio largos... o excesivamente cortos). Tiene buena pluma y es divertido leerlo.
Pero ese blog tiene un lado oscuro: los anónimos. Son variopintos, algunos recurrentes, otros nuevos. A veces se adivina una sola pluma detrás de veinte personajes diferentes, o los personajes son usurpados y arrebatados.
No faltan (de hecho sobran) los léperos, los que odian al Opus Dei, los que defienden al Opus, los que odian la UP, los que aman la UP, los racistas, los pejistas, los que son de extrema izquierda, alguno de extrema derecha (y los extremos políticos son raros aquí), los anti todo, los anti-zagal... y mi personaje favorito: el junior de los mecos.
La única papafrita soy yo que siempre firma como la esponjita. Y soy la única papafrita porque de los que siempre firman con su nombre soy la única que me llevo con ellos. No digo que me lleve siempre bien: los guamazos a veces se ponen buenos. Pero nos llevamos.
Los anónimos del blog de Zagal son la otra y muy sustancial parte del blog (digo, si Tomás puede hacer de una sustancia parte de una forma... ¿por qué los anónimos no?). La exagerada desfachatez que permite el anonimato lo hace divertido hasta la exasperación. La necedad de no respetar las reglas y el ingenio para sobreponerse a las prohibiciones lo hacen un espacio de lo más divertido.
Últimamente hay una serie de anónimos que han puesto links a youtube de música. Los links son parte fundamental del blog: hay desde conferencias sobre Escrivá de Balaguer, pasando por videos cachondos, videos de kung-fu (o cosas parecidas), hasta verdaderas cátedras de melomanía. Y este video que posteo aquí lo conocí allá.

Los blogs son de quienes los comentan...

Pronto el papel de los blogues acabará siendo sustituido por el Feisbuk, el Tuiter y esas chivas inmediatistas. Su época de oro ha pasado. Los prodigios como Plaqueta fueron producto de una coyuntura internáutica. Pero quede el Blog de Zagal y la riquísima sección de sus anónimos como testimonio de la época de oro (mínima pero sustanciosa) del bloguismo...

La esponjita y sus cosas favoritas.

1 comentario:

Antonio Pardo, el principunk dijo...

Jajaja. Lo más chistoso es que las "cátedras de melomanía" del tal blog me las suelen atribuir o dirigir expresamente a mí. La neta que ese blog nomás lo visito por los comentarios.