A medio camino, me encontré con demasiados obstáculos.
Mi pánico. ¿Alcanzaré a leer 1000 páginas para dentro de 15 días?
A ver, dejen me explico.
Los filósofos funcionamos así (sobre todo los que hacemos historia):
Primero leemos a nuestras fuentes (yo: el De Anima). Y uno 'observa' cuidadosamente lo que ocurre ahí. Uno se percata de algunos problemas dentro del texto (yo: la teoría del intelecto en D. An. III, 4-5 está incompleta).
Luego uno se tropieza con más fuentes: los comentadores. No: ellos no son todavía bibliografía secundaria. Son como la segunda parte de la fuente. Ahí uno encuentra hipótesis y soluciones. Pero también problemas nuevos y la necesidad de volver a nuevas fuentes (yo: Alejandro de Afrodisia, Avicena y los Analíticos Posteriores de Aristóteles)
(y, ahora que lo pienso, lo que acabó llevándome a los An. Post. fue la idea de que mis interpretaciones del intelecto eran demasiado neoplatónicas. Entonces yo todavía iba a hacer la tesis de Plotino -¡¡qué le pasa al Demiurgo!!... bueno, hasta el Demiurgo más estoico tiene sus ataques- y, decía, yo todavía iba a hacer la tesis de Plotino, pero me acordé (tómese esto como si recordara los datos de experimentos anteriores) que el Plotis tiene broncas para explicar la percepción, y que se supone que Aristóteles es muy empirista. Mi lectura lo hacía casi platónico. Dudé... ¿no estaba neoplatonizando demasiado a Aristóteles? ¿y dónde iba a encontrar la solución? La tesis original (bueno, después de que el Demiurgo me dijo que sólo me dirigiría algo de antiguos) era que la teoría de la relación entre el UNO y el Intelecto en Plotis tenía su origen en la división de los intelectos que hace Alejandro de Afrodisia (¡oh Alejandro! y es que lo conocí a través de Averroes... en la clase del tocayo). Pero ¿no era el Afrodisio un peripatético tan o más empirista que Aristóteles? ¿Qué papel jugaban entonces los intelectos? Me dí cuenta de que me estaba pasando por el arco del triunfo justamente el quid del Aristotelismo: la teoría de la abstracción. ¿Y dónde encontraría datos al respecto?
Mis intuiciones no estaban erradas: la teoría estaba en los Analíticos Posteriores... y ¡oh otra vez! en Analíticos Posteriores II, 19 justo trata Aristóteles de pegar la teoría del intelecto con la percepción. Pero, ¿lo consigue ahí?
La genial respuesta era: NO. Para ello habría que esperar a De Anima donde, ahora sí, y después de haber desarrollado la metafísica de la potencia-acto y, más importante, de la forma-materia como la relación acto-potencia del ente en cuanto ente, puede Aris crear la teoría de la abstracción. Pero ahí también hay huecos.
El primero está en la naturaleza fisiológica del Intelecto y su relación con el hombre. La segunda, la carencia de una infraestructura fisiológica para explicar el otro misterio del De Anima: las percepciones accidentales (¡Birondo tuvo la culpa!).
Y ¿cómo funciona la relación entre ambos 'misterios' aristotélicos?
En los Analíticos Posteriores la estructura del conocimiento es dibujada así: Percibimos 'sustancias'. Esto es: nadie percibe rojeces y luego las compone como manzanas. Siempre percibimos manzanas concretas. Y luego de percibir muchas manzanas obtenemos la idea de manzanidad, pero de manzanidad concreta: la memoria de lo que es una manzana. Pero luego, al llegar al Intelecto, comprendemos (inteligimos, entendemos) lo que es una manzana.
En De Anima dice que tenemos en la memoria la manzana. Y ésta está también en la fantasía (otro invento del De Anima). Una vez que el Intelecto ILUMINA (la metáfora es esencial para entender el bussines) la manzana concreta que tiene la fantasía, VE su forma, esto es, lo que la manzana es: su esencia, su definición, su relación con el mundo.
Digamos que toda esa información (el qué es una manzana) se encuentra, en potencia, en el fantasma de la manzanita concreta, pero hasta que se ILUMINA lo VEMOS: y eso es entender (inteligir).
Pero en De Anima Aristóteles también desarrolla su teoría de la percepción. Y se da cuenta de que la fisiología le exige "separar" la percepción de la manzana: los ojos ven el rojo, la lengua saborea lo dulce, la nariz huele el olor a manzana, la mano tienta su tesitura, etc. (¿cómo se oye una manzana? ¿plosh?). Luego: con todos los sentidos vemos que es UNA manzana, que es redonda, que se mueve, etc. Eso se llama sentido común, y hay toda una discusión de si ese "sentido" tiene un órgano según Aris (el corazón) o no.
Así rota la percepción... ¿a qué horas vemos "una manzana"?
Aristóteles sabe que no basta ver "bola roja dulce" para saber que eso es una manzana. No digo para saber lo que es una manzana o que esa bola dulce es una manzana, sino para poder atribuir a esa bola roja algo más que la pura percepción sensible. Si el caballo sólo viera bolas rojas no se despertaría su deseo por comerla. La ve como algo apetitoso. ¿Cómo se le pega la apetitosidad a la bola roja? ¿qué reconoce en la bola-roja el caballo? Y más aún: el hombre ve la bola roja, y sabe que eso es una fruta. ¿Cómo podemos pegar esas percepciones desnudas con deseos e intenciones hacia ella?
Entonces dice Aris: "eso rojo es una manzana". Y dice que eso es una percepción. Una PERCEPCIÓN ACCIDENTAL.
Si afirmáramos que la bola roja es lo único que entra por el aparato perceptivo, ¿cómo entraría su forma? es decir, con forma no digo su redondez (eso sería morfé, y por eso es una bronca traducir morfé por forma, porque acostumbramos traducir eidos por forma... claro: el latinismo correcto es specie: especie: lo que se ve -de ahí viene la palabra espejo: SPECulum); sino digo su "manzanidad".
Porque recuerden que en la fantasía lo que está es la manzanita concreta, no la bola-roja. En todo caso está la bola roja apetitosa. Pero lo apetitoso no es algo que venga de la manzana: es una intención nuestra hacia la manzana. O ¿acaso viene de la manzana?... pero si viene de ella, si ella nos incita por una propiedad intrínseca... ¿eso con qué lo percibimos?.
Aquí hay dos cosas entonces: lo apetitoso y la manzanidad. ¿Ambas son cosas aprendidas gracias a nuestra experiencia de las bolas rojas?
Momento: si es así, entonces necesitamos una facultad activa que 'construya' las múltiples aprensiones de las bolas rojas como una experiencia de la manzana apetitosa. Pero ¿y cómo pegamos la incitación apetitosa con la bola-roja? Quizás alguien podría decir que 'aprendemos' que esa bola roja es apetitosa. Pero ¿no viene entonces lo apetitoso de la bola roja? ¿cuál es la relación entre nuestro apetito y la manzana? ¿de dónde tal armonía?
Y no sólo eso, sino que la forma (specie) "manzanosa" está adosada a la manzana (según aris), no a una construcción posterior.
Muchos problemas.
Muchos, que en De Anima no contesta. Sólo dice: "eso rojo es una manzana" es una percepción accidental. Y podemos decir también que "eso rojo es una fruta" y que "eso rojo es una entidad viva" y todavía cosas más complejas "eso rojo es el alimento de los animales sensibles de la especie caballo".
¿Qué demonios son las percepciones accidentales? ¿contenidos intelectivos que se le pegan a una percepción? ¿contenidos proposicionales? ¿cómo puede una simple percepción sensible, siendo simple percepción, contener tanta información?
Y así tiene que entrar la percepción en el alma, esto es, en la fantasía: con todas esas capacidades.
Y he aquí el ejemplo famosísimo:
Todos sabemos que "El sol es más grande que el orbe habitado". Pero cuando vemos al Sol lo vemos como "si no midiera más que un estadio de diámetro". Y lo vemos así: con ese contenidos proposicional: no mide más que un estadio de diámetro, pero a la vez sabemos que mide más que el orbe habitado. Esto quiere decir que, realmente, percibimos contenidos proposicionales pero que éstos no son intelectuales porque no entran en conflicto con nuestras creencias.
Pero en De Anima no dice con qué órgano o mediante qué facultad construimos esos contenidos proposicionales no intelectuales.
Y es aquí donde me desbarranqué de Plotino a Avicena. Porque ESO es lo que explica Avicena (el alumno de Galeno, de Alejandro de Afrodisia, de Proclo... y obvio: de Aristóteles).
Es entonces cuando el filósofo hace su hipótesis:
Hipótesis: Aristóteles requiere de una teoría de la intencionalidad para sostener su teoría del conocimiento pero no ofrece una infraestructura gnoseológica par explicar su funcionamiento.
MÉTODO
Ahora hay que volver a leer las fuentes para ir por "datos experimentales". Esto es: leer de nuevo De Anima y los Analíticos Posteriores con estas preguntas en la cabeza; recolectar los datos, esto es, las citas donde Aristóteles diga lo que según yo dice. Interpretar los datos, darles coherencia (bueno, ok, eso es interpretar los datos). Y luego: diseñar la investigación, y el método de exposición.
PROBLEMA: tengo de aquí a Mayo para demostrar eso en Aristóteles, Avicena, y luego (cortesía de la casa Asesoril), que san Alberto Magno desarrolla hasta sus últimas consecuencias.
(¿cómo se metió Alberto Magno aquí? Alejandro le dió una ayudadita... y ahora no hablo del de Afrodisia)
La esponja que sigue el consejo de su amigo chileno, y está escribe y escribe...
1 comentario:
Sigo con la impresión de que para pasar por todas las etapas que mencionas, hasta la última, la de la intencionalidad y los intelectos, bastaría usar (o hablar de) relaciones de equivalencia.
Creo que la manzana tiene varios sonidos: cuando uno hinca los dientes a la manzana, suena suave, como si uno exprimiera algo; cuando uno separa el gajo en la boca del resto de la manzana, es como un crujido que hace eco en la boca. Me imagino que si uno oyera esos sonidos en la cayera, uno pensaría que en algún lado hay una manzana que está siendo comida, jajaja... No sé por qué me dio risa.
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