Informe tercer semestre

1.- Bailé con un príncipe, anduve por los jardines de un palacio, cené en una larga mesa con muchos juegos de cubiertos, conversé con emisarios de lejanas tierras, departí con todos en un balcón, de noche, que daba hacia un jardín nocturno que olía al rocío. Y fui invitada a aquella cena.

2.- Quién me invitó a la cena, trajo, además, a un Príncipe Azul. Y este año lo tuve casi para mi sola, y resultó que la pequeña zapatilla de cristal que guardaba hace tiempo calzó perfectamente con mi diminuto pie. Y he calzado la zapatilla.

3.- El hado padrino que me invitó a la cena aquella y que se trajo al Príncipe me acaba de avisar que entre Mayo y Agosto sonarán las doce campanadas. Y entonces mi beca se convertirá en calabaza. Así que voy aprisa leyendo y tratando de hacer el dichoso índice.

Conclusión del Informe:

Justo antes de todo esto, un villano de mi villa me rechazó por dos veces. La primera alevosa e injustamente. La segunda con educación y por prudencia.

Mas fui expulsada de la pequeña aldea y del grupo de bufones. Y los bufones, alegres, ocuparon todas las habitaciones de palacio con sus panderos y sonajas, y uno que otro, entre burla y desprecio, me retiraron la palabra y la mirada. Sólo el bufón mayor, por la simpatía que alguna vez me tuvo, me devolvió el saludo.

Y aquello me dolió mucho, mucho. Y anduve, errabunda, por senderos oscuros y tenebrosos.

Pero vino el hado padrino y con su varita mágica me confeccionó un vestido, y me invitó al baile, y ahí conocí al Príncipe Azul.

Y sin embargo miro todavía a aquél que me rechazara. Y la alevosía con que lo hizo me hace pensar en el dudoso papel de Judas Iscariote: sin la traición, la humanidad jamás se hubiera salvado. Y si no me hubiese rechazado, jamás habría descubierto que soy princesa, ni habría conocido el palacio, ni al hado ni al príncipe.

Y, sin embargo, todavía, cuando lo miro andar con su pequeña cohorte de bufones, siento una pequeña punzada por no estar bailando junto con ellos.