14 septiembre 2009

¡Amén!

1.- Hoy leí un texto breve y gatuno, y no pude sino proferir ¡amén!
2.- Hoy quise comprar un libro y pedirle al autor que se lo dedicara a Esponjita. Pero creo que a la hora de la hora no me atreveré.
3.- Hoy quise dejar de fumar. Otra vez.
4.- Hoy quise festejar a una tesista y luego bajar a la taquería y hartarme de tacos de elefante tailandés.
5.- Hoy quise explicarle a la anónima que Google tiene imágenes maravillosas, basta poner la palabra correcta en el buscador. Y decirle que, en todo caso, agarrar norte para mí es ir directo hacia el Oriente (siempre he vivido hacia el Oriente).
6.- Hoy quise bailar con los bufones y tocar panderos y cantar sonoramente.
7.- Hoy quise regresar a saludarlo y no me atreví. Me bastó con ver sus largos dedos posados sobre el ratón para que el Auriga sufriera la contradicción del caballo negro y el caballo blanco. Y la cobardía del blanco hizo que el negro se revolcara sobre la tierra, y se raspara su lustrosa piel, y sangrara por la dureza del freno. Me hacen falta sus manos revoloteando detrás de pensamientos.
8.- Hoy quise que Conford hubiese entendido lo que yo al leer Timeo 53c6, pero para mi desilusión, ahí donde yo leí "el ángulo recto de la base del plano está compuesto por triángulos" el leyó algo menos confuso, pero también menos geométrico. Aunque ¿de dónde sacan "cara"? Mi descubrimiento, digno de ejemplo del Menón, según el cuál es ley eterna de los triángulos tener una línea perpendicular que corta su base, y que por eso todo ángulo recto está compuesto de dos triángulos, me pareció genial, pero era poco convincente para explicar una lectio que exigía que el sustantivo elidido y que calificaba a ὀρθή fuese un femenino ángulo.
9.- Hoy he tratado varias veces de dejar de fumar y de comenzar con el texto latino. Leer la introducción en francés dañó mi aparato latinístico.
10.- Hoy temí que el golpe de suerte que me ha acompañado todo este año, no pueda ser aprovechado por mi parca voluntad. Y temí, de nuevo, no dar el ancho.

11.- A "Hoy" le faltan aún quince minutos (y si el castellano tuviese casos oblicuos, como un dativo, por ejemplo, este post hubiese imitado cierta belleza que tiene, sólo perceptible en griego, los Elementos de Teología de Proclo. Al final la historia me condujo de nuevo al neoplatonismo. Y me llevó a la intuición de que la filosofía vive siempre tensa y angustiada por sus encuentros con la medicina. A Plotino le molestaban los descubrimientos médicos sobre los nervios. Y no los desechó: simplemente argumentó contra el hegemonikón. Y Avicena habla del cerebro y de sutilísimos humores (spiritus, ruhaniya, pneuma) que conducen las imágenes y las se vuelven capaces de transportar intenciones, y habla de la hendidura donde se halla la cogitativa. Y habla también de las procesiones de las inteligencias, y de la Causa de las causas, y del intelecto que ilumina, y se vale de las metáforas sobre la naturaleza de la luz para explicar la iluminación intelectual. Y eso se parece tanto a los filósofos contemporáneos que desesperan por encontrar una sola teoría capaz de dar cuenta de las Supercuerdas y los átomos y los significados... se parecen tanto... tanto...

la esponjita del día agitad0

4 comentarios:

Daniel G.G. dijo...

No se rinda: orthé gonía. A mi me convenció la eplicación del esclavo detrás de tanta jerigonza obscena, como la de Lisi

Diana dijo...

y ahora qué tan al oriente anda usté?

Esponjita dijo...

Por lo menos y por ahora, al oriente de Tlalpan (lo que es una barrera infranqueable cuando uno regresa de la universidad después de las 10 de la noche).

No me rendiré...

Moscuda dijo...

!sí, que te lo dedique, y ya luego me presumes! (con tu permiso, besos al Danilo por su cumple, ya que sólo hace apariciones virtuales, claro, para los que no sabemos griego ni latín)